Capítulo 30
Desde que regreso a la posada Wangshu, comenzó a reflexionar el reecuentro que tuvo con su hermana. Durante el mes y medio que no la vio, tuvo conflictos internos debido a qué quería visitarla, creía que dejar Liyue por unas horas sin su vigilancia causarían estragos, por ese motivo se negó a visitarla.
Hasta hoy.
Por una extraña razón, hoy Liyue se sentía más seguro de lo común. Tanto así que su mente le gritó que visitará la nación de la libertad para ir con su hermana, él no se negó. Cuando al día siguiente el sol se asomo a lo más alto del cielo, Xiao tomó su lanza y bajo hasta la cocina donde un delicioso plato de tofu de almendras lo esperaba. El sonriente Yanxiao miró satisfecho como su cliente más fiel devoraba su platillo.
- ¿Te sirvo otro plato? - preguntó el hombre fornido con amabilidad.
Xiao subió su vista para mirar al cocinero y negó con un gesto de cabeza, un gesto que fue suficiente para responderla a Yanxiao. Está vez no comería más de un plato, tenía que reservar un espacio para las gachas de arroz que su hermana le hizo una vez, porque tenía que admitir que aquel platillo era exquisito para su gusto.
- Gracias por la comida, Yanxiao chúshī.
- Por nada, que te vaya bien.
Después de despedirse del cocinero - y dejar unas cuantas Moras -, Xiao subió a la recepción para hablar con la dueña de la Posada Wangshu, quién en cuanto lo vió, no dudo en sonreírle con amabilidad.
- Adeptus Xiao.
- Lǎobǎn - la llamó, por unos segundos el chico dudo en abrir su boca para continuar con su conversación. Era raro cuando él conversaba con alguien, fuese larga o corta la conversación. Aún así, la dueña de la posada fue paciente y lo espero. Xiao carraspeó para luego continuar:- Visitaré la nación de la libertad, este...
- No se preocupe, Adeptus Xiao. Le pediré a algún aventurero que vigile los alrededores.
El Yaksha sólo pudo asentir cómo respuesta, pronto también se despidió de ella y desapareció dejando partículas Anemo en dónde antes estuvo parado. Era un tanto extraño que el Adeptus fuese a visitar Mondstdat, puesto que él nunca dejaba la posada a menos que fuese por un motivo importante. Pero Verr no era nadie para indagar en los asuntos de Xiao, sin embargo, esperaba que lo que sea y haya encontrado en la nación vecina le haga feliz.
Unos vigilantes ojos color ámbar, no podían evitar preguntarse porque el joven Adeptus de la Llanura Guili visitaba la nación de cierto Arconte borracho y vulgar. La primera vez que lo vio ir a Mondstdat, creyó que visitaría al Arconte de aquella nación pues cuando vio un garrón de vino en sus manos, no hubo más dudas. Esa duda se borró cuando notó que no había regresado a la Posada Wangshu durante unos días, pensó en ir a buscarlo.
Grande fue la sorpresa cuando una traviesa hada amante de las manzanas y vinos, le sonrió con burla y creó una barrera entre la frontera que separaba Liyue y Mondstadt. Fue hasta unos días después que vio al Guardián Yaksha regresar a su hogar, sin embargo, una pequeña sonrisa adornaba sus labios y un brillo que él reconocía como felicidad, cubría sus iris dorados.
¿Hace cuanto tiempo que no lo veía feliz? Desde que perdió a sus compañeros en la guerra de los Arcontes, sé respondió.
Frunció el ceño con ligereza, no lo había notado hasta ahora. Pero podía percibir una energía adeptica a la lejanía, no era de Xiao, eso estaba claro. Pertenecía a alguien más, esa energía comparada a la del joven Adeptus, era más débil. Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar entre sí y la respuesta que estuvo buscando llegó a él.
Hizo nota mental para ocuparse de ese asunto después de la prueba que le daría a su pueblo. Ahora que sabía de la llegada de un viajero, tenía la certeza que el contrato que daría fin a todos los contratos, le darían la respuesta que él tanto buscaba.
***
Cuando el sol tocó su punto más alto en el cielo, los gallos cantaron informando que era la hora de iniciar el día. Diluc y Aether fueron los primeros en levantarse, cada uno con su plan en mente para comenzar el día. Ambos salieron de sus habitaciones al mismo tiempo, al verse no dudaron en darse los buenos días y uno tras él otro bajaron las escaleras de madera.
Diluc comenzó con su rutina de trabajo de cada mañana; revisar papeles importantes, probar que el sabor de los vinos fuese el indicado - que por más que no le gustará, probar el sabor de los vinos forma parte de su trabajo-, entre más cosas. Mientras tanto Aether se encargaba de ayudar a Connor con la recolección de uvas para los vinos.
Con sus ojos soñolientos las recién levantadas bellas durmientes caminaron hacia las escaleras con la intención de bajar a la planta baja. Elzer subió su mirada a las invitadas de su amo, rio por lo bajo al ver el aspecto de ambas chicas, ambas con los cabellos hechos un desastre.
- Buenos días, mundo - saludó la fémina mayor tras soltar un bostezo, tapo su boca para evitar que su mal aliento saliese.
- Buenos días, señorita Agatha, pequeña Paimon. ¿Han dormido bien?.
Agatha levanto la mirada y busco al dueño de la voz, sus ojos empañados y soñolientos no le permitían ver bien sus alrededores, por fortuna había bajado las escaleras sin romperse un solo hueso. Sonrió con alegría cuando encontró al joven encantador de ojos esmeralda.
- Dormí muy bien, gracias - talló un poco sus ojos para aclarar su vista, luego busco con la mirada a su compañero y al dueño del viñedo. Elzer sonrió al tonar las intenciones de la mujer al mirar los alrededores de la sala.
- Si busca al amo Diluc, está en su oficina atendiendo unos papeles importantes y el viajero está ayudando a Connor con la recolección de uvas - le explicó. Agatha le sonrió agradecida, el albino pronto volvió a abrir la boca:- El desayuno estará listo en unos minutos, tienen tiempo para arreglarse mientras tanto.
Ella asintió y tomó a la pequeña hada para subir con ella las escaleras y llevarla a su habitación. Poco después de que Diluc aceptará a los viajeros en su viñedo, él presento a cada uno de sus trabajadores, así como también presento a sus invitados, los tres fueron recibidos con los brazos abiertos, nadie se mostró distante ni grosero.
Para el trío de viajeros fue una bendición el hospedaje que Diluc acepto darles, puesto que la comida, las habitaciones y la comodidad del lugar era lo suficiente para satisfacerlos. Aún así, hicieron un acuerdo para ayudar con las tareas del viñedo cómo agradecimiento.
Al principio Aether pensó en pagar el hospedaje, pero Agatha le dijo que no era buena idea.
Ella reconocía la buena intención del rubio, de la misma forma que reconocía la amabilidad de Diluc y sabía que la única forma de agradecer era ayudando en el viñedo. Bueno, su principal razón fue porque pensó que pagarle al pelirrojo, sería una ofensa para él. Siendo realistas, el señor de la noche es bastante rico gracias a su oficio, así que en parte terminaría rechazando su dinero.
El lado bueno, es que los trabajadores del Viñedo eran amables y les daban una recompensa por ayudarlos ya sea compartiendo sus alimentos o con unas cuantas Moras.
Pronto la hora del desayuno tocó las puertas del Viñedo del Amanecer. Todos los trabajadores fueron a sus casas para disfrutar de su desayuno, mientras que en el viñedo, Adelinde con ayuda de Elzer sirvieron el desayuno para el amo y sus invitados. Paimon bajo las escaleras a toda prisa, tras ella venía la Adeptus, ambas ya estaban mejor arregladas.
Aether entró al viñedo y saludó a sus compañeras. Diluc fue el último en llegar para desayunar, a pesar de que su mirada no expresaba mucho, podía notarse un poco el estrés. El rubio lo miró de reojo por unos segundos y pensó en las palabras que quería decirle.
- ¿Necesitas ayuda, Maestro Diluc? - preguntó el viajero con voz amable. Los iris rojizos miraron los dorados con intensidad, una diminuta sonrisa se dibujo en sus labios, sonrisa que se vio interrumpida por unos toques en la puerta del viñedo.
Los viajeros se vieron entre ellos con extrañeza, Paimon fue la única que no presto atención a los sonidos y se puso a comer. Diluc optó por levantarse e ir abrir la puerta del viñedo para recibir al invitado no invitado. Frunció su ceño cuando vió a su hermano adoptivo frente suyo, Kaeya le sonrió con incomodidad.
- Pasa - más que una indicación, fue una orden lo que recibió, el moreno no se lo pensó y entro antes de que su hermano cambiará de opinión. Su mirada paró en el trío de viajeros sentados en la mesa, que sin dudarlo se acercó a ellos con una sonrisa en sus labios.
- Veo que el viento me guía siempre hacia ustedes - habló el moreno al llegar a la mesa. Por instinto, Agatha se sentó en el segundo haciendo del lado izquierdo para dejárselo a Kaeya, este no dudo en tomar el lugar.
-Buenos días, Kaeya- saludó el viajero el viajero.
- Buenos días - contestó mientras notaba como su hermano se sentaba en el asiento del centro. Adelinde le sirvió a Kaeya y Elzer le sirvió vino, el moreno sonrió como un niño al ser consentido con lo que más le gustaba, al resto se les sirvió jugo de uva.
El viajero y la adeptus se miraron con una sonrisa divertida. Esa escena la veían cada día en cada desayuno, no hace mucho que el moreno había comenzado a ir a desayunar o comer al viñedo del amanecer. Todo inicio cuando Agatha tuvo la idea de mejorar la relación de los hermanos, el viajero no creyó que esa idea fuese buena, en parte no lo era.
La relación entre el héroe oscuro y el capitán de Favonius era bastante complicada, pero ella no estaba dispuesta a rendirse y dejar las cosas así. Por lo que cuando el plan de arreglar su relación se puso en marcha, le pidió permiso a Diluc para invitar a Kaeya a desayunar o comer al viñedo.
Pronto el moreno se volvió su cómplice junto al viajero y la costumbre de ir en cada desayuno y en cada comida, se volvió parte de su rutina.
- ¿Ya están listos para viajar a Liyue? - preguntó el moreno dirigiéndose a los viajeros.
- Sí, pero antes tenemos una última misión aquí en Mondstdat - respondió el viajero mirando a sus compañeras, luego continuo:- Jean nos dijo que un de los Once estaría visitando Mondstdat, así que nos pidió vigilar las zonas.
- Es verdad, también escuché que vendría uno de los Once, creo que su nombre era ¿Scaramouche?.
Agatha detuvo su mano a medio camino cuando estaba por comer, puso más atención en la conversación.
- ¿A qué viene? - intervino Diluc mirando a su hermano con el ceño fruncido.
- Mm.. ¿Recuerdas que el Gran Hotel Goth es reservado por el 9no de los Once? - el pelirrojo asintió y espero paciente a qué su hermano terminará de explicar:- Tal parece que encontraron un espía y el sexto viene hacerse cargo de él.
Un chasquido de lengua sonó en la sala.
- ¿Venir a Mondstdat solo para eso? Es una estupidez - se quejó el pelirrojo, luego miro a los viajeros -. En todo caso, tengan cuidado si se topan con él.
El rubio y la adeptus asintieron, está última miró el peluche en su cintura y sonrió.
Otro capítulo más..!
Parece ser que muchas cositas vienen antes de que los viajeros vayan a Liyue.
Que hablando de esta nación, parece que han descubierto a Agatha de nuevo. No es de sorprender, dado que los adeptus guardan una conexión muy fuerte con Liyue, así que pienso que rastrearlos es fácil.
Y ¿Scara de visita en Mondstdat? Parece que quiso llegar antes de lo que incluso yo tenía planeado.
En fin, disfruten del capítulo y gracias por leer.
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Chúshī: Significa cocinero en Chino, use este termino en base a la cultura china para dirigirse a alguien.
Lǎobǎn: Significa "jefa/jefe" en chino.
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