Capítulo 18
El viento sopla con suavidad, las hojas bailan y caen al agua, no se ahogan, el agua las deja flotar sobre el. El sonido de los peces nadar llaman su atención, peces que él desconoce se acercan como si no sintieran miedo de su presencia. Sin embargo, cuando intenta acercar su dedo, los peces huyen en las profundidades del agua donde nadie los puede ver. Él solo suelta una risa burlesca.
Ve su reflejo en el agua, una expresión fría esconde lo que su corazón siente. Sus ojos sin vida no reflejan felicidad, tristeza o amor, él no tiene corazón con el que pueda sentir algo. Voces lejanas logra escuchar, detrás de unos árboles se esconde para no llamar la atención, frunce el ceño cuando siente dos energías oscuras, sin que ellos lo noten, él se limita a escucharlos.
- Comienzo a pensar que estos encargos son irónicos - escucha una voz femenina.
- ¡Paimon cree lo mismo! - exclama una voz infantil -. Pero pagan muy bien por ellas y necesitamos moras para comer.
- Sólo tú puedes decir eso, Paimon - dice aquella fémina con desinterés -. Pero debemos cuidar las moras, cuando vayamos a Liyue necesitaremos demasiadas.
- ¡Tienes razón, Agatha! Debemos cuidar las moras.
- Sí, por eso debemos dejar de comprar muchos platillos en el restaurante de Sara - sonríe de lado mientras mira de reojo a la pequeña hada.
- Sí, debemos dejar de com... ¡Oye!
El sonido armonioso de una risa risueña sonó a todo volumen en aquella área. Los dos chicos que caminaban más atrás de ellas, miraron en su dirección confusos. Mientras él miro la enorme sonrisa de aquella chica, una sonrisa viva y alegre. Agatha abrazo su estómago sin dejar de reírse, lágrimas provocadas por aquella risa, salieron de sus ojos.
- Por cierto, Agatha - la fémina hizo un sonido con su boca y puso atención a su pequeña compañera -. ¿Qué planes tienes con ese peluche?
Aquel chico de expresión fría, bajo su mirada hacia el dichoso peluche que mencionaba la hada. No sabía porqué la mención de un simple peluche llamaba su atención, pero no pudo evitarlo y miró. Sin embargo, lo que sus ojos encontraron fue algo que no esperaba ver más en sus largos años de vida, un peluche que creyó se había quemado ese día.
Aquellos ojos amatista sin brillo alguno, brillaron con tristeza a causa de aquel recuerdo que él enterró en lo más profundo de su ser. ¿Por qué ese peluche estaba en manos de una humana? No, ni siquiera aquellas dos eran humanas, podía sentir la divinidad en una de ellas.
¿Un dios? No, no lo era.
- Planeo cuidarlo, además me gusta, ¿No es un diseño bonito? - preguntó con una preciosa sonrisa. Paimon llevo sus manos a ambos lados de su cintura y sacudió su pequeña cabecita.
- Deberías lavarlo si planeas cuidarlo.
- Tienes razón, también voy a coserle ropa - murmuró mirando el pequeño peluche con cariño -. ¡Ya se! Cuando vayamos a Liyue pediré que le hagan ropa - exclamó emocionada.
- Agatha ya no eres una niña para jugar con muñecas - dijo Paimon, la fémina golpeo con suavidad la frente de la hada.
- Se le llama valorar, pequeña renacuaja.
- ¡Paimon no es un renacuajo! - grito molesta la hada -Pero, ¿Cuál será su nombre?
Agatha ríe entre dientes.
- ¿La renacuaja quiere saber que nombre tendrá mi bebé? - alzó una de sus cejas, Paimon cerro sus pequeñas manos en puños, la fémina sonrió victoriosa -. En realidad aún no se que nombre darle, mientras tanto lo llamaré 'Mao' será su apodo.
¿Mao? ¿Gato?, el chico frunció su ceño con molestia.
- ¿Por qué Mao?
- Su tío se llama Xiao, que significa 'pequeño'. No puedo ponerle el mismo nombre, además Mao es un bonito nombre si lo combinas con Xiao - Agatha comenzó a murmurar - Xiao Mao es como decir 'pequeño gato'
Y el creador de este peluche parece un gato, obviamente no puedo decirle eso. Pensó ella con pequeñas gotas de sudor en su frente.
- ¡Mejor Paimon pensará en otro nombre!
El par de amatistas dejaron de mirar a las dos féminas. Giro sobre sus talones para retomar su camino hacia su destino, dándole el permiso a su mente para que se llenará de ideas banales. Agatha miró en aquella dirección que por un rato miro, pero no había nada que no fuera un vacío.
Actualidad
Una escalera, dos escaleras, cuatro escaleras, hasta llegar a la última, Agatha no dejo de contarlas mientras bajaba. Aether y Xiao venían detrás de ella mirándola bajar por las escaleras como una niña de cinco años. Para Aether, era divertido verla comportarse de esa manera, para Xiao era como cambiar de papeles con su fallecido hermano Menogias - quien siempre regañaba a la chica por aquel comportamiento tan infantil -, por lo que fue inevitable el llevar su mano a su rostro mientras sacudía su cabeza.
- ¿Tu amigo ya se siente mejor? - una voz desconocida llamo la atención de Xiao, quien al no dudarlo subió su mirada para ver al pelirrojo frente a ellos. La voz de aquel humano iba dirigida a su hermana menor.
- S-sí, muchas gracias por dejarnos dormir en su casa, Sr. Diluc - su hermana intentaba no mirar los ojos de aquel humano, como si estuviera nerviosa, y eso fue suficiente para hacerlo fruncir su ceño. Diluc miro al Yaksha con una mirada serena, cruzo sus brazos cuando el dorado y el rojo se toparon. Ambas miradas se oscurecieron y solo Aether fue testigo de ello.
- Sr. Diluc, él es hermano de Agatha, su nombre es Xiao ¿Verdad? - presento y a su vez pregunto dudoso el nombre del Yaksha. Tenía la intención de aliviar la tensión entre ambos chicos, pero había fallado un poco al no saber el nombre del chico Anemo.
- ¿Su hermano? - de nuevo ambos se miraron -. ¿Es un Adeptus también?
Esa pregunta llamo la atención del Yaksha, más precisamente el 'también'. Su mirada dorada bajo al par oceanico de su hermana menor, quien nerviosa, rasco una de sus mejillas con su dedo índice. Xiao confirmo que el origen de su hermana ya era sabido.
- Así es - respondió el rubio.
- Últimamente he estado viendo Adeptus en Mondstdat - exclamó mirando a la única fémina del grupo -. No importa, tomen asiento y desayunemos, tendremos un día ocupado el día de hoy.
Agatha tomo el brazo de su hermano y lo arrastró a la mesa, aunque le termino costando un poco, ya que este no se movía de su lugar y se negaba a sentarse en la mesa. Xiao termino por sentarte en una de las sillas frente al compañero rubio de su hermana y al lado izquierdo de anfitrión.
- ¡Oigan no se atravan a comer sin Paimon!
La pequeña hada bajo las escaleras flotando y con rapidez se sentó al lado de Aether. La fémina mayor rio entre dientes, el plan de molestarla llegó a ella, sin embargo, pronto recordó que Xiao no acostumbraba a comer sin palillos.
- ¡Ah! ¡Espérame aquí, Xiao!
Agatha se esfumó y salió de la mansión, siendo vista por cuatro pares de ojos que la vieron confundida. Aether volteo para llevar su mirada al Yaksha y pedir una explicación, pero cuando vio como este miraba pensativo los cubiertos, entendió el motivo. Quiso reírse por la ternura que le causaba la reacción de ambos hermanos, se notaba lo mucho que se cuidaban.
Ya comprendía el sentimiento de Agatha al no querer ser su hermano, desde que Xiao apareció y vio la preocupación en ella, supo que ambos eran familia. No fue difícil darse cuenta de ello, solo bastaba con la mirada que ella le dió al Yaksha para adivinarlo, después de todo, él también se la solía dar a su gemela.
- Creo que Agatha se volvió loca - murmuró la hada mientras comía. Xiao subió su mirada y la miró con seriedad, pronto sacudió su cabeza.
- En Liyue la mayoría de los mortales comen con palillos y no con cubiertos, supongo que se dió cuenta de eso y fue a buscar algo - dijo el Yaksha bajando su mirada al platillo humano. Diluc presto más atención a la conversación y se unió a ella.
Que sincero, pensó el rubio con una rosilla interna.
- Ya veo, me disculpo por no prestar atención a estos detalles - Xiao miró al pelirrojo con una mirada neutral, pronto sacudió su cabeza en negación.
- Está bien.
El trío de chicos y la pequeña hada que aún seguía comiendo, esperaron a la fémina en silencio. Bueno, Aether que no acostumbraba a estar en ese ambiente tan tenso, pedía a quien sea que escuchara que la chica ya regresará. Al escuchar el sonido de la puerta abrirse y la voz de la fémina, suspiró aliviado.
- ¡Aquí tienes! Tuve que cortar una ramita delgada de un arbol para poder hacerlos, no son la gran cosa, pero te servirán por el momento.
La fémina tendió el par de palillos hechos a mano hacia el Yaksha. Xiao los acepto en silencio, más lo que llamo su atención fue algunas cortadas qué vio en las manos de la Yaksha y supo entonces que ella se había esforzado en hacerlos, aunque aquellos palillos eran hechos a mano, su forma era la correcta, además tenía unos cuantos detalles.
- Cuando ya no los necesites, puedes tirarlos - dijo ella. El cazador se negó, no planeaba tirar aquellos palillos.
- Los llevaré a Liyue conmigo - exclamó decidió y ella sonrió.
- Está bien.
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