Capítulo 16
Sus sentidos despertaron antes de que una varita de incienso terminará. No abrió sus ojos, ni se movió, por la simple razón de que sintió un ambiente nuevo a su alrededor. Con su sentido auditivo, busco movimientos, voces o sonidos, logrando sólo escuchar el canto de los pájaros y una cascada a la lejanía.
Intentó abrir sus ojos, pero una oscuridad le impedía mirar lo que había a su alrededor. Pronto, pudo sentir humedad en aquella oscuridad y se sintió confundido. Intentó mover su cuerpo, pero cuando intentó mover su mano, algo lo tenía apresado y vertía en el un aire caliente. Frunció el ceño confundido, pensó en usar su poder Anemo para quitar aquella cosa que lo apresaba, fue hasta que una voz infantil y un movimiento en su brazo, se dio cuenta que era una persona.
- No huyas de Paimon, pececito...
Xiao sintió un líquido mojar su brazo. No hacía falta que alguien le dijera de que se trataba. Lo soportó por un rato mientras buscaba en su mente los últimos recuerdos del día. Recordaba que sintió la deuda karmica en la nación de la libertad, junto a una energía Adeptica. Recordaba que se había encontrado con el Arconte Anemo en la frontera que separaba Liyue y Mondstad. Recordaba haber ido a un bosque donde habitan lobos porque Barbatos le dijo que las respuestas a sus dudas estarían ahí. Recuerda que vio a una chica con una máscara Yaksha de dos rostros. Recuerda haberla llamado por su nombre después de salvarla del señor de los lobos y por último, recordaba pedirle respuestas antes de desmayarse.
Era verdad, aquella chica era Bonanus, su hermana menor. Una de los cinco Yaksha que se consideraba muerta desde hace ciclos, una de las personas por las que el sufrió y aún recordaba con cariño. Pero, ¿Cómo es que estaba viva? ¿Acaso el Arconte Anemo sabía que no estaba muerta y la trajo a su nación? No, eso podría ser imposible.
Sabe que después de la muerte nadie regresa a la vida. No podían decirle que no era ella porque él sabía que es ella, su rostro era tal y como lo recordaba, su cabello -el único cambio que tuvo-, ya no era negro con la otra mitad de este azul, si no, que en lugar del negro, ahora era café. Y sus ojos, aquel par de ojos como el mar, era imposible no reconocerlos.
Bonanus, vivía. Su hermana vivía.
Su corazón se sintió feliz por aquel pensamiento. Las ganas de abrazarla causaron que sus mejillas se tiñeran de un color rojizo por la vergüenza. Se sintió nervioso y ansioso, quería verla de nuevo y hablar con ella. Quería contarle todo lo que había hecho en todos estos años.
- ¿Descansaste? - una voz risueña sonó a su lado derecho. Hizo el intento de hablar, pero una resequedad en su garganta se lo impidió, haciéndolo toser. Una mano intrusa se coló por su rostro y retiró el paño que cubría sus ojos, pronto pudo ver a la persona que tenía en sus pensamientos. Agatha lo ayudo a sentarse para luego ofrecerle un vaso de agua tibia. Xiao no lo rechazo, bebió el agua y le dio el vaso vacío a su hermana.
- ¿Qué ha sucedido? - preguntó.
- Al parecer la deuda karmica se acumuló y provocó que te desmayaras. Te trajimos a la casa de un amigo y Ven... Barbatos uso su Lira para calmar tu malestar. Le pedimos a Paimon que te cuidara, pero termino durmiéndose - escucho con atención la explicación de la chica. Al verla reírse, un enorme alivio lo invadió, bajo su mirada a la pequeña niña que dormía a su lado mientras tomaba uno de sus dedos.
- ¿Por qué tenía un paño frío? - de nuevo pregunto. Agatha miró con ternura como el Yaksha cobijaba a la pequeña hada teniendo cuidado de no despertarla, así mismo, retiró la pequeña mano que sujetaba su dedo.
- Ah, ¿Eso?, Jaja. Cuando te toque tu frente, me di cuenta que sudabas mucho y te quejabas, por eso pensé que tenías temperatura y te lo puse - dijo avergonzada-. Resultó que solo tenías calor.
- Ya veo...gracias.
- Está bien, me alegra que ya te encuentres mejor, estaba preocupada - susurró confesando lo que su corazón tenía escondido. Realmente ya no quería pasar por el mismo susto que paso hoy, aún recordaba como se había puesto a llorar cuál niña de cinco años cuando vio a Xiao desmayado. Gracias a Venti que apareció pronto, pudieron ayudar al Yaksha Anemo. Desde entonces, decidió no apartarse del chico hasta que se despertara.
Xiao la miro en silencio antes de extender su mano hacia su cabello para darle un par de palmaditas. Agatha sintió como su corazón comenzó a latir con rapidez cuando sintió aquellos toques cálidos sobre su cabello. Hacia mucho tiempo que nadie le daba ese tipo de afecto, se sentía extraño que alguien que no fuera ella, le diera ese afecto. Luego recuerdo las palabras de hace algunas horas que Xiao le había dicho y suspiro pesadamente.
- Yo... - comenzó a hablar, el Yaksha aparto su mano para ponerle atención -. Soy la encarnación de Bonanus, Xiao.
- ¿Que?
La Yaksha apretó sus labios con fuerza. Antes de continuar, inhaló para tomar aire y después lo soltó. Luego miro los ojos dorados del Yaksha Anemo.
[Alerta de violación contra las normas del sistema]
- Vengo de otro mundo en el que las visiones y la magia no existen - explicó - Llegué a este mundo por medio de una conexión de entre mi mundo y este. Mi verdadero nombre es Agatha, pero cuando llegue aquí, me convertí en la encarnación de Bonanus - Xiao abrió sus ojos impresionado por las palabras que ella decía, Agatha movió sus pulgares con nerviosismo -. Es decir, soy Bonanus pero no la que tú recuerdas.
Tras terminar de decir, el silencio reinó entre los dos. Xiao miró las cobijas sobre la cama mientras reflexionaba las palabras dichas por la fémina. Aunque no podía creer lo que había escuchado, tenía lógica para explicar cómo es que estaba viva. Las encarnaciones no son comunes en Teyvat, era extraño ver una de hecho, pero no eran extrañas.
- ¿Conservas tus recuerdos del pasado? - Agatha se sorprendió que no le hablara como una desconocida, su mirada a pesar de ser sería, mostraba cariño hacia ella. Por supuesto, para Xiao Agatha no era una desconocida, que fuese una encarnación no significa que para el sería una extraña, aún si tiene otro nombre, sabe que es Bonanus.
- Si, bueno, todo menos mis poderes - explicó con una sonrisa nerviosa, el Yaksha asintió cómo respuesta. Entonces él recordó al chico rubio que acompañaba a su hermana, pudo sentir una pulsada en su pecho al recordarlo.
- ¿Son tus compañeros? - pregunta en voz baja. Agatha lo miro, dándose cuenta que la miraba con tristeza y soledad. Notó como este apretó la sabana blanca entre sus puños.
- Me ayudaron cuando llegue. Cómo agradecimiento, le ofrecí mi ayuda al chico rubio que viste, para buscar a su hermana- comento. Xiao asintió en silencio, no estaba muy convencido. La fémina, por otro lado, se sintió incómoda por el ambiente, no sabía que podría decirle para que ese pensamiento cuál sea que tuviera, no le afectará. Rascó su mejilla con su dedo índice - Este, se que no eres mucho de abrazos, pero... ¿Puedo abrazarte?
Xiao miró en silencio las mejillas rojizas de su hermana. Ella lo miro de reojo, notando aquella mirada que para ella, parecía decirle que no.
- ¡Si no quieres está...!
Sin embargo, aquellas palabras fueron calladas cuando unos brazos la rodearon por completo. Xiao había actuado por el mismo y la abrazo con calidez. Agatha rodeo sus brazos alrededor de Yaksha, oliendo aquel aroma a almendras que ella siempre imaginaba en él. Pronto su hombro se sintió húmedo y ella no pudo evitar soltar algunas lágrimas de alegría para acompañar el sollozar de Alatus.
Xiao no se contuvo, dejo que todo lo que tenía aguardado en su corazón, saliera junto a sus lágrimas. Los gritos de dolor pronto hicieron presencia, Agatha solo lo abrazo con mas fuerza mientras ella también lloraba y acariciaba la espalda de su hermano. Deseo ya no volver a separarse de su hermano mayor.
- Estoy aquí, Alatus - susurro al pegar sus frentes una con la otra y con ambos pulgares limpio las lágrimas del cazador -. Ya no me iré.
[El castigo por violar las normas del sistema se aplicará en 24 horas]
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