48. You & I
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You & I
Xavier
La vida puede ser una cagada al principio, pues no estamos acostumbrados a sobrellevar situaciones incómodas. Entonces tenemos la posibilidad de cambiar y ser más responsables con nosotros mismos. No me considero el mejor padre del mundo, porque eso no existe. La perfección es una metáfora y por supuesto cometemos muchísimos errores, fallamos demasiado y volvemos a fallar.
Estando en mis días de soledad trabajando en el hospital, me doy cuenta que uno se queja demasiado y no ve el lado positivo de nada. Creo que éste trabajo me ha demostrado ser una persona más humana y más completa, ver niños enfermos, ver gente enferma y gente a punto de morir te hace pensar muchas cosas o reflexionar. Hay padres que no se preocupan por sus hijos y los tienen en el hospital porque fastidian demasiado, hay quienes no quieren tener nada de responsabilidad porque creen que no sirven para eso. Otros porque no tienen dinero y abandonan a sus hijos sin importar las consecuencias de ellos.
Con mis hijos, juego a veces, no digo siempre, porque trabajo demasiado y cuando llego comparto con ellos. Pero al menos le doy cariño y amor, crean en mí una necesidad de confianza y me divierto escuchando sus ocurrencias. No los dejaría en ninguna parte aunque estuviera sin dinero. Jess y yo nos turnamos, puesto que ella no le gusta que sus padres lo cuiden, ya que piensa que ellos ya criaron y entonces no le gusta, a mí tampoco me gusta y pienso lo mismo que ella. De vez en cuando, lo dejamos con Summer y Donny, pues ellos encantados de la vida sin abusar de eso, porque tanto a Jess como a mí nos incomoda.
En los últimos días, hemos estado más tranquilos pues la mamarracha en prisión nos deja un poco aliviados y más concentrados en todo. Podemos vivir en paz, por ahora.
—Xav —dice una de las enfermeras—. ¿Que harás hoy?
¿Pero qué carajo les suceden a las mujeres? Es como si tuviera un letrero que diga "Disponible para tener sexo " sacarme a esta mujer de encima es una de mis tareas pendientes a realizar. No la soporto, no quiero nada con ella y solo deseo estar con Jess. Es la única mujer en el mundo que puede ponerme los pelos de punta y hacer que mi mundo gire en torno a ella. No más persona más hermosa que Jess y punto. Pero las tipas del hospital creen que me pueden convencer para estar con ellas.
—Voy a salir con mi esposa hermosa, ¿por qué? —ella arquea las cejas y me mira con desprecio. Luego hace un puchero y se va.
Bueno es la primera vez que digo " Esposa hermosa" no suelo ser muy romántico con esto y me cuesta decirlo frente a Jess. Yo le puedo decir muchas veces Te amo, pero cuando es algo muy serio me río a carcajadas y no aguanto la presión de su mirada. Pensando en ella, doy un leve suspiro y vuelvo a mi trabajo inicial.
— ¿Cómo estás, amigo? —saludo a uno de mis pacientes. El niño sufre de convulsiones leves y bueno aun no hemos podido controlar eso.
—Hoy jugué básquet con mi papá —comenta emocionado y me gusta verlo sonreír.
Es difícil cuando uno se hace muy amigo del paciente, pues verlo fallecer es la peor parte de la historia.
Al llegar a mi casa, noto que mi padre está un poco raro. Tiene la cabeza gacha y está pensativo. Eso es lo más extraño de todo, porque por más que mi padre sea serio es raro verlo sin decirme algo estúpido.
—Viejo —le hablo y levanta la mirada—, ¿qué tienes?
—Solo estoy pensando, Alexander —sí, mi padre ahora me llama por mi segundo nombre. Es ridículo—. ¿Cómo va el apartamento? Aún no se lo has dicho, ¿verdad?
Eso es confidencial. No se lo pienso decir hasta que todo esté listo. No quiero que Jess lo sepa antes de tiempo. Es un secreto a voces.
—Bueno le faltan algunos toques, pero creo que estará listo para el mes entrante. No se lo he dicho, porque quiero que sea sorpresa. ¿Pero y por qué tienes esa cara? Pareces preocupado.
—A decir verdad no, Xavier. Pero quiero que sepas que no te voy a durar para siempre, tengo algo y bueno pensé que duraría un poco más y no fue así —dice aun con la cabeza gacha.
— ¿De qué hablas, papá? Me estas preocupando —me siento intrigado.
—Tu viejo no va a durar para siempre. Además estamos hablando y eso significa mucho para mí, Alexander. Sé que en el pasado no fui el mejor padre que pudiste tener, sin embargo sabes que te quiero y aprecio mucho que no hayas seguido mi ejemplo —eso me pone los pelos de punta.
—El problema era mamá. Tu nunca fuiste así conmigo, solo que seguías sus pasos. Sabes que te perdono, padre. Ahora necesito saber que puedo hacer por ti.
—Solo vive y disfruta cada momento de tu vida, Alexander. Disfruta a tus hijos, a Jess. Nadie es perfecto, sigue fallando y sigue cometiendo errores, así aprenderás. Solo quiero que te disculpes con tu madre y perdónala. Ella se sentirá mejor. Eso es lo que vas a hacer por mí y hazlo antes de que sea muy tarde —me aconseja.
Las palabras de mi padre me reconfortan muchísimo. Perdonar a mi madre es difícil, no suelo perdonar tan rápido y le tengo mucho rencor. Me hizo daño, me hirió profundamente y nunca fue la madre que quería. La palabra perdonar entra en mi mente y no se sale. Sé que es difícil, pero debo hacerlo solo por mi padre. No quiero que cuando muere, haya rencor y odio. Así que me levanto, enciendo el auto de mi padre y voy a donde está ella. Mis nervios no son normales.
Llego al lugar y estaciono en frente de la casa. Ahora mamá vive con un imbécil, se divorció de papá porque supuestamente me esta malcriando pero bueno, ni modo. Es una bastarda y debo perdonarlas así sea la peor persona del mundo, al final es mi madre y que carajo. Me crio a su antojo, hizo lo que sea conmigo y bueno no soy drogadicto ni mala persona, por lo menos hizo un trabajo bien. Toco la puerta dos veces y el imbécil me abre. Me deja pasar y me siento en uno del sofá. Mi madre aparece a los minutos con el ceño fruncido, le pido que tome asiento porque debo decirle algo importante.
Ella parece estar de buenas y accede.
—Madre, sé que no eres la mejor madre del mundo y que también puede que falle como hijo. Solo quiero decirte que no deseo odiarte más. Deseo que vivas tranquila, yo no te voy a visitar, no tampoco a llamar ni tampoco a verte como una madre por el resto de mis días. Para mi eres una persona normal, que hizo daño y sigue haciéndolo a pesar de todo. No quiero que veas a tus nietos, tampoco los intentes convencer. Ellos saben la clase de persona que eres y no los voy a envenenar con eso —unas lágrimas aparecen en sus mejillas y en las mías también. Mi voz es temblorosa y susurrada—. Te perdono, madre. Solo vine a decirte eso. No quiero que me abraces. Eso es todo lo que diré.
Ella se queda con las manos extendidas mientras me ve salir de su casa. Borrare todo de mi mente y sanare mi interior. No quiero verla más nunca. Ya hizo demasiado daño y en serio ya no puedo con tanto. Lo que quiere mi padre, está cumplido. No quiero que nadie me hable de ella, ni nadie me diga algo al respecto. Cuando llego de nuevo a mi casa, mi padre está en el mismo sitio. Parece cansado y lo acuesto en su cama para que descanse. Me quedo con él toda la noche. Está delirando, parece que se aproxima al más allá y no sé cuánto tiempo le quede en la tierra. Le limpio el rostro para que este serenar y sonríe. Seguramente mi celular tendrá millones de mensajes, pero no quiero responder ninguno. Solo deseo estar con mi padre en sus últimos minutos. Es un hombre que oculta cosas, pero que me apoya en todo. Es un hombre que a pesar de haberle seguido las estupideces a la mujer que me parió, es bueno y humilde. Ayudo mucho a Jess con las clases de guitarra, y también la apoyo como a nadie en el mundo. Disfruto a sus nietos como si fuesen sus hijos y por primera vez está en paz y tranquilidad consigo mismo.
Mis lágrimas rebosan en mi rostro, lloro silenciosamente cuando sus ojos se apagan. Me acuesto a su lado, como si estuviera abrazándolo. Es primera vez que abrazo a mi padre. Se siente muy bien y mi corazón lo sabe. Seguir llorando y llorando, sin darme cuenta que hora es ni en que fecha estamos. Me quedo dormido junto al cadáver de mi padre tan solo diez minutos contados. Me doy una ducha, me visto y llamo a una funeraria, un viejo amigo de mi padre. Entre lágrimas y lágrimas, no puedo hablar muy bien. Él señor me responde rápido y dice que van en camino. Después de eso llamo a Jess para explicarle lo sucedido en el día, pues odio no decirle nada, solo que cuando necesito estar solo, no me gusta molestar ni que nadie me acompañe. Ella no puede creerlo y en segundos llega a mi casa.
Me abraza. Necesito más de sus abrazos y es espectacular sentir como su tacto hace en mi magia interior. Me hace sentir mejor. Se llevan el cadáver de mi padre y debo ir con los papeles de él. Mis amigos me acompañan junto a mi esposa hermosa o bueno para no adelantar tanto esposa cercana.
Lleno mil papeles y saco no sé cuantas copias. Los señores de la funeraria me dicen que ya toda está pago. Mi padre, un hombre inteligente, hizo lo imposible para pagar su propio entierro. Ahorro cada centavo y lo depósito a mi nombre. Me dejo todo lo que tiene. La casa, el auto, algunos dólares en mi cuenta y también pago la universidad completa para estudiar Medicina. Le cancelo en una cuenta aparte para mis tres niños hermosos. Mi padre oculta cosas y estás son las cosas que oculta. Tiene una finca, unos caballos y varios ganados, todo eso me lo dejo a mi nombre. Firmo algunas cosas para que aceleren la construcción de mi próximo apartamento.
El estar con gente que lo conocía, es muy agradable. Nada mas decir que hablaba mucho de mí y de mi talento, es maravilloso. Mi padre cuadro su vida en base a mí, no de los caprichos de la mujer que me dio a luz. Por eso los contactos me llaman, por eso es que soy como soy, gracias a mi padre. Su mejor amigo es mi jefe y bueno él ayudo mucho en los conciertos de grandes artistas, había estudiado música en Julliard y tuvo una buena vida. También apostaba en carreras de caballo, conoció gente y emprendió su propio negocio de su sudor. Por otra parte, mi madre solo le gastaba el dinero en cosas sin importancia, y él sabía que clase de persona era. Por eso me dejo todo a mí y ella no puede decirme nada, porque ya esta hecho. Las cosas materiales no me sirven, detesto lo material, sirven mucho y no destruiré lo que mi padre construyo. Quiero empezar mi vida de nuevo y lo haré con las personas que más amo en este mundo. No venderé nada y dejare todo como esta. Seguiré el ejemplo de mi padre en dejar patrimonios a mis hijos y que ellos a futuro lo vayan a necesitar.
Estar en la urna con mi padre me hace entender muchas cosas:
1. Siempre decirle a los padres que lo aman, a pesar de no ser cariñosos. Nunca se sabe cuándo se van a ir.
2. Aprender de ellos.
3. Confiar en ellos.
4. Preocuparse por ellos.
5. Y darles mucho amor y perdón.
Un adiós a mi padre es fuerte para mí. Llorando en silencio en compañía de las personas que más amo en este mundo, me hacen llorar más.
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