4. Party in the park

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Party in the park


Terminamos la clase de Computación. Recogemos nuestras cosas y nos vamos al fin. ¡Dios, qué eterno!, no es que la odie, pero de verdad que es fastidioso la lentitud del profesor. Lo único que me divierte son las estupideces de Xavier. Al menos tiene sentido del humor y hace la clase graciosa.

Nos vamos a la entrada donde Donny y Peter nos esperan para irnos a mi casa.

— ¿Besaste a alguien? —me pregunta. Niego con la cabeza.

—Tranquila, princesa que yo te beso en cualquier momento.

No le respondo. A veces es mejor así, porque si lo hago empieza con el fastidio una y otra vez y sinceramente no estoy tan divertida por ese asunto del beso. Pienso que no estoy preparada físicamente para besar a una persona que no me gusté.

—Ella me besara, Donny —dice Xavier. Si, es un comentario sarcástico de su parte y bueno al menos me hace reír. Donny hace una mueca de fastidio, pero no opina nada al respecto.

Nos vamos en el autobús. Esta vez no hay ningún problema porque Green la vino a buscar su papi en su Hummer H1, mejor así para que no fastidie a mi amigo. Igual no me hace la competencia luciendo el auto, ella sabe que yo tengo más estilo con el auto de papá, lástima que está en el taller y que aún no lo ha buscado porque al tipo le falta arreglarle el motor. No entiendo a los mecánicos: «En un mes estará como nuevo, señor Stone» y se tardan más de dos meses en arreglar un puto motor que no tiene ciencia. Hasta yo misma lo puedo arreglar.

Nos deja al frente de mi casa, y no veo el auto de mamá. Me parece extraño que no me haya avisado, generalmente me envía un mensaje dándome instrucciones. De todos modos, abro la puerta de la casa, las luces prendidas, olor a fiesta, bochinche, gente popular ridícula. ¿Fiesta de día? ¿Pero qué carajos? ¿Mi hermana fue a clases el día de hoy? Yo creo que se quedó con sus amigos ridículos.

—Me huele a fiesta —comenta Donny cerrando la puerta—. Por cierto, le dije a Natacha que no voy al baile con ella, creo que se molestó y todo.

Dejamos los morrales en el sofá y nos vamos a la cocina a ver qué hay de comida. Tengo mucha hambre y necesito satisfacer mi estomago para que deje de sonar. Solamente hay una carne con aspecto horripilante, no digo que no sepa bien ya que mamá cocina rico, pero no me apetece en este momento. En la mesa hay pan y tampoco quiero. Necesito comer con urgencia, porque quiero estar bien para poder ensayar con tranquilidad sin que mi estómago ruja a cada minuto.

Llamo a mi madre y me dice que está comprando algunas cosas y llega en veinte minutos. Me da el permiso de comer cereal mientras ella llega y prepara el almuerzo como debe ser. Me despido de ella y dejo el celular en la mesa de la cocina. Preparamos los platos repletos y nos sentamos en el sofá para ver la Copa Mundial de la FIFA y después seguir con el partido de Miami Heat con San Antonio.

A Donny le encanta abrazarme cuando necesita mi perdón, no me molesta, pero tampoco quiero darle la razón y que nos reconciliemos cuando peleamos por algo tan estúpido como eso. Somos amigos y quiero que entienda eso, que no lo vea como algo obligatorio o lo vea como algo más. Odio eso.

— ¡Últimamente la gente come más carne que pollo! —comenta y me quedo ¿Qué le pasa? ¿Le pagan por decir eso? ¿A quién carajos le interesa uno si la gente come mas carne que pollo? ¡Qué idiotez!

— ¡Uruguay le está ganando uno a cero a Inglaterra! ¡Un saque de banda para Inglaterra!

—Pobre Rooney —grito desesperada. Le pegan durísimo y el maldito árbitro no hace nada.

— ¡Ah, Henderson! —gritan Peter y Xavier con desespero.

¡Dios mío, pido al mundo que Inglaterra meta gol! Es emocionante cuando están empatados, creo que pone al juego más emocionante. No voy por ninguno de los dos. Me gustan varios equipos, Holanda es excelente, Alemania también y por su puesto EE.UU.

Pobre él de Uruguay que se dio durísimo con el inglés, eso es horrible. No lo hizo a propósito, espero que bueno no le pasa casi nada.

— ¡Corta Jiménez!

—Vamos —grita Donny.

— ¡Rooney mete gol!

— ¡GOLLLLLLLLLL! —gritamos todos emocionados y casi que el refresco se cae a la alfombra. Menos mal que Xavier lo agarra a tiempo, sino la cagada. Mi madre me asesina si su alfombra se mancha.

¡Qué bueno está este partido! ¡Dios mío!

Y enseguida el otro equipo mete gol.


— ¡Quedan pocos minutos y ambos equipos van con todo! Cornet para Inglaterra, puede ser la oportunidad para que metan gol, pero fallan. Continúa y dan cinco minutos adicionales e Inglaterra aún tiene chance para empatar el partido, pero nada no pueden meter gol. ¡Ese arquero uruguayo la atajo!

— ¡Jess, llegué! —exclama mi madre—. El almuerzo estará listo en veinte minutos, ¿Qué harán hoy?

—Vamos a ensayar.

—Les aviso para que vengan a comer cuando este lista.  

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