24. Wind of change

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Wind of change


Todos los meses debo ir al control prenatal, a veces voy sola y otras veces acompañada de uno de mis seres queridos. Tengo dos meses y pues estoy impactada con todo esto. Me siento extraña yendo a un lugar donde hay personas mayores en estado al igual que el mío y me miran como si el crimen de quedar embarazada a temprana edad es lo peor. Ni siquiera tengo barriga y ya me están mirando feo, pero claro la recepcionista pega el grito del cielo y todo el mundo se tiene que enterar.

Me llaman y voy enseguida. Siento que mi cuerpo no puede avanzar hacia el consultorio, tengo las manos temblorosas y mis pies no responden al caminar. Me indican que es en el segundo, a la derecha de administración. Un letrero gigante dice "Ginecología", eso me da ganas de vomitar y no sé por qué.

Mi ginecóloga me recibe con un abrazo simple y desgastado, está molesta conmigo y es muy claro, pues siempre se muestra cariñosa cuando me ve, ahora todo es diferente, soy yo la adorable. Pregunta por Xavier.

—Está en clases —le respondo entrecortado.

Ella asiente con la cabeza y sonríe. Parece estar tranquila, a pesar de no recibirme con mucha amabilidad. A su vez quiero aprovechar la oportunidad de preguntarle si la innombrable ha estado por aquí últimamente. Espero que me haga los exámenes respectivos primero y luego le pregunto.

—Muy bien, Jess. Vamos a ver a tu nene —dice contenta. Yo asiento con la cabeza y los nervios empiezan a emergen nuevamente.

— ¡Genial! —digo algo nerviosa. No dejo de pensar en Nicole y su embarazo.

Me coloca un gel en la barriga, es frio, huele a menta y me produce escalofríos en todo el cuerpo. Siento excitación cuando va pasando el aparato y empiezo a observar la pantalla. El bebé no esta formado del todo, pero está allí. Me pongo a llorar. Jamás pensé que sería madre tan joven y más aun cuando no se cómo lo voy a criar, ni como lo voy a educar. Eso me produce estrés y tristeza, la felicidad esta oculta en mi corazón, solo que no se ve a simple vista. Lástima que estoy sola en esto y mis padres están en una reunión quien sabe dónde, los necesito y no puedo seguir con esto. La doctora me trata de calmar, hago el ejercicio de la respiración y me relaja un poco.

Quiero expresar mis emociones, seguir llorando en el hombro de mi hermana y saber que no estoy sola en la vida.

Ella escribe las indicaciones y parece estar contenta quien sabe la razón. La barriga es apenas diminuta, no se me nota para nada, según la doctora se me empieza a notar más adelante, eso depende de cada persona. Me levanto y me quito todo el gel con un pañito húmedo.

Mi hermana llega justo a tiempo. Parece estar enfurecida y no me dice nada, creo que vio a su ex novio o sabe algo que yo no sé con el asunto de Nicole —yo aquí deduciendo los ojos rojos de Summer y su nariz roja.

—Jess, se que quieres preguntarme sobre el resultado de Nicole Donovan. Debo decirte que es correcto lo que está escrito. Yo misma le hice el examen de sangre para ver si está en estado o no. Quizá el señor White le puede explicar con más detenimiento lo que sucedió ese día. Él mismo me lo negó, pero tienes que preguntarle nuevamente, si tiene cámaras en su casa o si se acuerda de algo. Es importante, porque no quiero que te sientas mal por eso.

—No lo recuerda.

—Eso siempre pasa, querida.

—Es increíble que esa mocosa sea tan insoportable —comenta mi hermana frunciendo el ceño.

—Solo le doy un consejo: cuídese de esa niña, Jess. Puede hacer cosas para desestabilizar su estado de ánimo. Recuerda que debes tener tolerancia. Te avisare si yo sé algo más.

— ¿Lo confirma? ¿Cree que es cierto? —le pregunto para estar segura.

—Si, Jess. Xavier cree que también es verdad, pero debe recordarlo como dé lugar. Cuando nazca ese bebe se puede hacer una prueba de ADN de ambos.

Llorar hace bien, es como cuando te mojas bajo la lluvia, tu cuerpo esta débil y te dejas llevar por las gotas, así mismo me siento en este preciso instante. Si mi destino es sufrir, que me queme el diablo en el infierno.

Estoy muy mal y creo que las cosas están cada vez peor. Mi hermana me consuela y saca un pañito para borrar mis lágrimas. Es tan injusto que esa estúpida lo haga, en serio como la detesto. Quiero que se pudra en el infierno y que no exista más, ¿Por qué hay personas que son así? ¿Qué beneficios les traen en joder a las personas? ¿Cuál es su problema conmigo?





Al día siguiente


Estoy procesando la información en mi cabeza. No escucho a la profesora de Música. Creo que puedo morirme lentamente sin que nadie se entere. La situación me afecta muchísimo y no sé qué hacer. Todo es maravilloso cuando estamos juntos y de repente viene ella y lo arruina, no sé como lo hace y me encantaría tenerla al frente y escupirle el rostro.

Tiene días sin ir a la casa, quien sabe por qué. Espero que hayan conseguido casa, porque no me gustaría tenerla bajo el mismo techo arruinando mi vida y destruyendo mi felicidad. Más aun, cuando Xavier y yo estamos separados por sus padres. Vemos clases diferentes y no nos vemos tan seguido. Para mí el fin de semana es tan sagrado que no salgo de mi casa.

Cuando uno se acostumbra a una persona, es difícil lidiar con la rutina, porque te la cambia de un día a otro y ya no sabes que hacer, es mismo me esta ocurriendo. Xavier y yo somos muy unidos, nunca estuvimos separados ni un segundo y nos apoyamos el uno con el otro pase lo que pase. La soledad sigue estando vigente y no tiene fecha de vencimiento, esto sigue de largo y me afecta emocionalmente.

—Stone —habla la profesora y entro en la realidad. Me mira sintiendo lastima por mí. Creo que me comprende o cree que perdí la cabeza—. Cariño, tienes que recuperarte un poco. No puedes estar así. Créeme que no es bueno. Te sugiero que llames a tu padre para que venga a buscarte. Te sentirás mejor.

—Está bien, profesora.

Salgo de la clase para llamar a mi padre. No me contesta. Me está empezando a dar nauseas y tengo muchísimas ganas de vomitar. Le escribo a Summer que está a dos pisos de mí para que venga a auxiliarme. Quizá me puede llevar a casa y quedarme allí. Primero voy a la oficina del director y explico que me siento mal. Él dice que debo descansar, los profesores me mandaran las tareas por correo. Voy al baño, y no vomito nada. Summer no me contesta tampoco. Yo tengo las llaves del auto, pero es peligroso ir sola y quien sabe lo que pueda sucederme.

Me levanto del suelo y voy hacia la clase. Al parecer todo está tranquilo el día de hoy. No veo a nadie por los pasillos y voy directo al aula. La profesora de Música sigue dando la clase como siempre, entro como si nada y me siento con el libro abierto sin escuchar lo que dice. Después de varios minutos suena el timbre y me dirijo hacia el comedor, supuestamente la comida de hoy está mejor que ayer y hay que aprovechar cuando se ponen exquisitos.

En el comedor están los mismos de siempre. Mis amigos están sentados en una esquina casi escondidos. Me dirijo hacia allá con mi comida dietética.

— ¿Estás bien, Jess? —pregunta Peter.

—Sí. Todo está bien.

Quiero preguntar por Xavier. No me atrevo a hacerlo pues la gente es chismosa y pueden oír.

Donny parece estar distraído y pregunta a cada rato por mi hermana, justo cuando lo hace a la última, aparece ella con los ojos rojos llenos de lágrimas. ¿Qué sucede? No quiere decirnos y nos vamos. Ya más clase no tenemos. Summer anda muy extraña desde ayer y quiero hablar con ella para ver que le sucede.

También Xavier está extraño, juro mandarme mensajes a pesar de no vernos y tampoco se ha reportado mucho. Quizá sus padres lo obligaron a estudiar y le quitaron el teléfono. Lejos de eso, nos vamos a casa en el auto de Summer. Desde que estoy embarazada mi padre no quiere que utilice otro medio de transporte y me protege como sea. Le doy las llaves del otro auto para que Donny lo utilice mientras tanto.

Summer pone algo de música y empiezo a tararearla. Mis amigos están un poco cansados también, Donny por su parte debe ayudar a su madre con la casa y Peter tiene que arreglar el cuarto para poder salir a visitarme. Le seguimos hasta sus casas y nos despedimos de ambos.

Al llegar a mi casa, hay un ambiente lúgubre, personas que se encargan de poner el lugar patas a arriba. Nicole está presente, Xavier está a su derecha y sus padres al frente de ambos. ¿Qué clase de imagen es la que estoy viendo en vivo? Parece una pesadilla en vez de ser real.

Xavier no me saluda y yo tampoco lo hago. Quiero dormir y descansar, despejar un poco mi mente. No quiero saber más nada de nadie. Apenas me acuesto, Summer aparece en mi habitación y quiere hablar conmigo.

—Todo es tan difícil, Jess.

— ¿Por qué lo dices? No estás bien con mi amigo.

—Donny me trata bien, hoy saldré con él.

— ¿Entonces qué sucede?

—Desde que apareció la gorda, me he sentido mal. Ella abarca la atención de todos y mis padres no son los mismos.

—Tienes razón. Lo noto mucho.

—Antes pensé que eras asquerosa e insoportable, pero eres una gran hermana, Jess. Al menos sabes lo que se siente ser ignorada.

—Sí. Xavier esta con la gorda y bueno no se que pueda pasar más adelante. No es que me guste ser ignorada, pero las cosas se dan justo en el momento y la verdad se conocerá.

Estoy convencida que la gorda no va a reinar tanto como ella espera, puede desestabilizar mi sentido del humor, puede hacer lo que quiera, pero jamás le voy a dar un brazo a torcer. Cada vez que tenga el chance, le hare saber quién manda en esta casa y es ella quien debe irse.

Summer va a su habitación y yo me quedo en la mía. Tomo la guitarra acústica, la única que me queda, y sigo la melodía que hay en mi cabeza sin expresarla en voz alta.

Guardo la guitarra en el armario con llave, candado, contraseña y toda mierda para que la gorda pendeja no me la quite. Tengo demasiada hambre y el sueño se me quita de repente. En la cocina están Xavier y mis padres. Tarareo varias canciones y no le prestó atención a nadie. Me pongo a bailar y busco mis frutas en el refrigerador. Las coloco en un plato y voy por mis galletas con mermelada. Mi madre me indica que el microondas hay pollo y ensalada rusa. Lo pongo a calentar y me siento a esperar degustando las frutas.

Xavier me mira pues está al frente de mí y no dice una sola palabra.

—Quiero hablar contigo, Jess —dice con voz normal. Asiento con la cabeza—. Las cosas pueden cambiar mucho en estos días, tengo que estudiar y no tengo casi tiempo. Debemos cuadrar cuando te toca cita y yo poder ahorrar. Es una locura lo que está pasando.

—Si quieres decirme otra cosa, estaré en mi habitación. Ya viene la gorda no quiero interrumpir sus momentos románticos. Con permiso.

Cada plato es liviano, pero con bandeja todo se resuelve. Él piensa que hacerles caso a sus padres puede ser feliz. Xavier jamás estudia. Jamás. Siempre saca un perfecto 10 y no necesita estudiar. Es excelente escuchando y puede hacer muchas cosas a la vez. Los 4 somos así, yo lo único que hago es leer los libros que nos asignan porque se requiere hacerlo.

En mi habitación, él aparece con lágrimas en los ojos. La gorda lo rechazo o se dio cuenta de mi sarcasmo absurdo.

— ¿Qué te hace pensar que soy feliz?

—No lo sé. Te vi feliz cuando estas con ella, pero conmigo todo es sufrimiento y dolor.

—No soy feliz con ella. Es un estorbo total.

— ¿Entonces?

—Jess, jamás quise esto.

— ¡Vaya! Tú mismo me dijiste que querías tener sexo para acostarte con Amanda, me lo dijiste. Quieres tener experiencia, pues ya cumpliste tu deseo de estar con ella. Te queda Amanda.

—Eso fue hace muchísimo tiempo, Jess y lo sabes. Pero todo ocurre muy rápido y ahora estoy enamorado de ti.

— ¿Te enamoraste de mi? ¿Qué tiene que ver el enamoramiento con el embarazo? No sé si siento exactamente lo mismo por ti, no sé que es amar ni tampoco sé que es enamorarse. Yo tampoco quería embarazarme, pero estoy siendo responsable con esto, y sola. Mis padres están pendientes de la gorda, y el único apoyo incondicional que tengo es de Summer y mis amigos. Ellos vienen todos los días a verme, estudiamos juntos, hacemos la tarea juntos y Summer se los une. Tus estás en tu casa muy tranquilo y sin preocuparte por nada, porque le haces caso a ellos.

Soy muy sensible cuando exploto. Es el momento de enseriarse, todas las cosas con calma, pero en vez de ello, me pongo a llorar como estúpida.

—Yo no me arrepiento. Amo estar contigo desde hace muchísimo tiempo atrás, y siempre estoy pendiente. Hoy fui a donde tu ginecóloga, me dijo que debo hacerme unos exámenes y me los hice. Vi a nuestro pequeño en la ecografía. No te he podido ver porque mis padres están conmigo a cada rato y si estuviera solo ya hubiese escapado. Tuve que mentirles, diciéndole que olvide mi ropa en tu casa, solo para verte. Si, debo estar contigo todo el tiempo posible y es difícil.

—Claro. Todo es tan difícil que apenas te llama y vienes.

—Ella no me llama, nena. Tampoco voy corriendo a sus asquerosos brazos llenos de sudor y quien sabe de qué. Tú eres mi novia, Jess y no va a cambiar jamás. Lo que pasa es que te da celos, te mueres por mí —y se empieza a reír—. Mi nena está celosa, está celosa, está celosa. Sabes que te ves linda cuando estas toda molesta y pones ese puchero de lamento.

—Muero de la risa. —Odio cuando es gracioso porque me contagia la risa.

—Hablando ya en serio. Soy tuyo, nena y no estés celosa, siempre te voy a amar. Ahora deja la lloradera y cámbiate. Mi sorpresa aun espera.

Tengo los ojos tapados y me estoy poniendo nerviosa. ¿A dónde me va a llevar Xavier y qué trama? 

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