18. Smells like teen spirit

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Smells like teen spirit


Quisiera revertir el tiempo y que nada de esto estuviera pasándome. Quizá estoy exagerando y seguro hay gente que está peor que yo. Pero ya me tiene harta todo el asunto con Xavier, su casamiento y mis estados de ánimo por estar embarazada.

El asunto de Xavier es cosa de él y sabrá cómo manejarlo ante sus padres, si quiere casarse de joven y estudiar en otra secundaria, pues es su vida y como bien le recalque, que siga adelante. Supuestamente me viene a visitar para dejar las cosas bien claras. Dudo que sea capaz de enfrentarme luego de todo lo que le dije la noche anterior. Todo me produce jaqueca, no puedo dormir bien, tengo pesadillas todo el tiempo.

Me levanto con mucho cuidado porque todo el cuerpo me duele a causa que dormí en una mala posición. Escojo una camisa ancha y un pantalón de licra, necesito estar cómoda sin que nada me apriete, además no tengo ganas de salir y menos lucir las ropas que Donny, Summer y mis padres me compraron.

Mi padre tiene que ir conmigo pues mi situación debe pasar por la dirección, dudo mucho que el director no me deje pasar ya que ha habido casos similares al mío. De todos modos no tengo malas calificaciones y mi reputación se mantiene al margen. Mi madre ha preparado mi desayuno: frutas, pan integral, agua, merienda saludable y me da varias indicaciones por si acaso me provoca alguna cosa y que si la consumo le puede causar daño al bebé.

Aprovecho de abordar a mi amigo si sabe algo respecto a Xavier y niega con la cabeza, Donny tampoco sabe. Todo es demasiado sospechoso y de verdad que odio los secretos, me ponen de mal humor.

En el colegio hay mucha gente en la entrada, quizá todos quieren verme, pero cuando me vean dudo que sospechen si estoy embarazada o no. Mi barriga sigue igual y no ha cambiado desde hace dos semanas y media. Así que Green puede apostar todo lo que quiera e igual va a perder. Todos se bajan de primero y yo de último.

Green alza su vista para visualizarme mejor, niega con la cabeza hacia sus amigas y se retiran del lugar. Es una perdedora, solo desea humillar a la gente y conmigo está perdida, porque nada ni nadie me hará sentir mal. Quizá es un pecado, pero tampoco para que me lleven a la horca y me asesinen, son errores que cometemos sin querer y tengo que vivir con esto por el resto de mis días.

Mis amigos se van hacia el salón, pues ellos tienen Repostería mientras yo tengo Biología. Mi papá y yo vamos primero hacia la dirección ya que es temprano y me da chance de hablar con el director y luego asistir a mis clases normales.

La dirección queda en planta baja, al lado de la secretaria del colegio. La oficina es más grande que las otras y por todos lados están los trofeos, medallas y premios que nos hemos ganado en los años anteriores.

Nos invita a sentarnos y me siento como si estuviese en la Casa Blanca, esto es demasiado lujo para mi gusto.

—Tu padre me habló del embarazo con el señor White, no podemos expulsarte por eso ya que no eres una alumna que atraiga muchos problemas. El asunto es delicado, pero haremos lo posible para que te gradúes con tu grupo —me dice en voz baja—. El nuevo entrenador te mandara deberes por escrito y te pones de acuerdo con él para entregárselos. Lo demás puedes hacerlo sin problema. Las vacaciones se adelantan un poco, por lo tanto tendrás tiempo para cuidar tu estado —explica el director y asiento—. Ahora ve a clases, y pásala bien.

Me retiro de la oficina y mi padre se queda para finiquitar un asunto con el director.

Veo la hora y aun faltan quince minutos para que inicie la clase, agarro el ascensor y voy directo a la clase de Biología.

—Pasa, Stone. Siéntate cómoda —me indica el profesor para sentarme en mi mesa completamente decaída.

Odio que me llamen por mi apellido, es como si lo hicieran a propósito para que uno se enfade. Que les cuesta llamarme por mi nombre. No es tan difícil después de todo.

La clase es aburrida, odio que nos expliquen tantas cosas científicas que mi cerebro capta la mitad de ellas. Básicamente es traumante. No soy científica ni tampoco deseo saber cómo los seres humanos hemos evolucionado.

—Profesor, ¿puedo pasar?

—Claro, White, pase adelante. Tenemos veinte minutos explicando los cromosomas.

No miente. Impresionante. Xavier White se sienta a mi lado y toma nota lo que el profesor coloca en la pizarra. No lo miro y él tampoco lo hace. Varios lo saludan y creen que será payaso como siempre, pero anda muy serio.

Ya han pasado más de media hora y no se digna ni a decirme algo. Hace sus ejercicios como si estuviera solo. Esto me duele y mucho. ¿Para qué me dice que hablemos si no me para pelotas?

— ¿Profesor, puedo ir al baño? —pregunto acercándome a su escritorio. El profesor asiente y salgo corriendo hacia el baño con las lágrimas en el rostro. Esto apesta y demasiado. Ando sensible últimamente y lloro por cualquier tontería, me lavo la cara y me la seco rápidamente.

Nuevamente en el salón, todos me observan y nadie comenta sobre mis ojos hinchados y rojos.

Xavier se queda en su puesto sin mirarme. ¿Qué es lo que está sucediendo?

—Deben hacer un ensayo sobre los cromosomas masculinos y femeninos. No es una copia de internet —dice el profesor en voz alta—. Háganme el favor de investigar.

Recojo mis cosas y voy a desayunar sin pararle mucho al Señor Tenebroso. Peter y Donny alzan los brazos para que los vea.

— ¿Cómo estuvo la clase de hoy? —me pregunta Donny comiéndose un pudin de limón.

—No sé porque tome Biología en el segundo lapso, es asqueroso—respondo con desgano y comiéndome el sándwich integral que mi madre preparo para mí. Es sumamente delicioso y sano.

—Xavier incomodándote no es fácil —murmura Peter.

— ¿Cómo lo saben? —pregunto en voz baja.

—Pues lo vimos. Se había equivocado de aula, se quedo un buen rato y después se retiro —contesta Peter.

—Nena, ¿puedo hablar contigo a solas? —pregunta Xavier incorporándose con nosotros.

—Nosotros ya nos íbamos. Jess, te vemos en Literatura. —Donny y Peter me guiñan el ojo al mismo tiempo. Son imbéciles los dos.

Xavier me dice que nos vayamos a otro sitio más lejano, para que nadie escuche. Estupendo. Las gradas son solitarias en estos momentos y es buen lugar para charlar. Meto la manzana y el resto del pan en mi bolso. Al parecer la gente no está de humor para burlarse de mí y me parece estupendo que todo siga tranquilo en esta mañana.

Las gradas son frías y me coloco el suéter para abrigarme.

—Jess, no ha sido fácil todo esto. Puedes odiarme si quieres o también puedes no escucharme si lo deseas —comienza a hablar en voz baja—. No me fui porque quise, mis padres suelen tener un ataque repentino y en realidad no lo comprendo. Cuando le dije que iba a ser padre, me dijeron que teníamos que irnos porque no soportaban que su único hijo estuviese haciendo locuras en vez de estudiar —dice mirándome fijamente a los ojos—. Les dije que soy buen estudiante, no les causo ningún tipo de problemas, que si ellos ya no querían tener un hijo que me mandaran a un orfanato. Mi mama se molesto mucho conmigo y no me dejo salir hasta que me escape de ellos. Me encontraron en el aeropuerto y se pusieron a discutir sobre mi posición, les dije que iba a ser responsable, pero resaltaron que no les interesaba si yo estaba contigo, sino mas bien su reputación hacia sus amigos, después me dieron un poco de razón cuando les explique que estábamos a mitad de semestre y que podía perder la oportunidad de irme a una buena universidad por faltar a clases.

Me quedo en silencio sin opinar nada. No tengo que decir mucho. Pero sabe muy bien que sus padres no se quedaran tranquilos con el asunto. Seguirán echándole leña al fuego y seré yo la victima de sus palabras.

—Me gusta ser responsable y lo sabes. Si queremos que sea serio, no quiero que seas mi mejor amiga, sino mi novia. Solo quiero que seas mi novia, Jess.

— ¿Cómo para qué? ¿Para que te vayas de nuevo y me dejes sola? No te necesito, Xavier y puedo cuidarme sola.

—Me necesitas, Jess. Yo te necesito y sea lo que sea, voy a luchar por ti. Solo dime que si, y todo estará bien.

—No te creo. Eres un mentiroso.

—Si fuera mentiroso no estuviera aquí contigo, Jess. Deja el orgullo y dime que también sientes lo mismo.

—No quiero decirlo.

—Te amo, Jess. Solo dime que si, por favor.

—No lo sé. Apareces de repente y no sé que pensar. Tus padres no me dejaran tranquila.

—No me importa. Luchare por ti, como los espartanos lucharon por sus tierras. Te amo, Jess. Sé mi novia, por favor.

—Nos harán la vida cuadritos.

—No me importa. Solo deseo que seas mi novia.

—Está bien. Pero no me digas novia delante de nadie. Esto queda entre nosotros. Si lo comentas seremos criminales toda la vida y tendremos que huir del país, de tus padres y de todo. 

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