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Crazy

La práctica se extiende un poco más de lo pensado. Mi estomago me está rugiendo y necesita comer. Tengo hambre y además necesito bañarme, porque con este sudor horripilante no pienso irme así. El entrenador para la práctica y nos dice que estemos listos para el juego de la semana próxima.

Me voy con los chicos a las duchas, claro que yo tengo una especial pues soy la única mujer y no pienso verle sus cositas, ya tuve suficiente con Xavier y no quiero meterme en más rollos con nadie.

Coloco el agua hirviendo que me queme los poros y me baño con tranquilidad. Hay una conversación entre Xavier y Donny que se escucha claramente. Dios, porque me pasa esto precisamente a mí. Es el día en que Jess es sexy, cuando yo no soy sexy y no es que tenga un bajo autoestima, simplemente no me gusta que me digan así. Es horrendo y me produce ganas de vomitar.

—Así es amiguito. Ella y yo tuvimos una relación muy especial.

¿Relación especial? ¿De qué demonios habla Xavier?

— ¿Qué clase de relación es esa, amigo? —pregunta Donny.

No me imagino su rostro, debe estar enfadado. Maldición.

—Una relación, inútil. Ya tuvimos nuestro primer encuentro, así que relájate, brother.

Salgo de la ducha ya vestida con mi camisa manga larga y mis pantalones y por supuesto mi bolso de entrenamiento. Ambos se quedan congelados cuando me ven y paran la conversación.

—Me tengo que ir, chicos.

—No te puedes ir, Jess. Ambos tenemos que decirte algo muy importante.

¿Ahora que me dirán? Esto cada vez es más complicado. Se supone que somos amigos, es más, los mejores amigos. La ley de amigos es no enamorarse y seguir manteniendo la amistad como siempre. No cometer locuras.

Mi mamá se entera de esto y me entierra viva. Ella dice que uno no debe enamorarse tan joven y que debemos tener un futuro planificado, la paja loca y bla bla bla. Yo misma le dije que seré virgen hasta los treinta años y lo rompí, también le dije que el amor no existe para mí y aun sigo manteniendo esa filosofía. Lo de perder la virginidad es un asunto temporal. Xavier se le puede pasar el tema y nos concentramos en la banda, en vez de pensar en estupideces.

Ahora volviendo a la realidad, necesito saber que les pasa a estos dos. El secreteo no me gusta y muero por saber que piensan en sus cabezas. Odio cuando pasa esto, es tan predecible y puedo leerles la mente fácilmente, —no como los vampiros y seres mitológicos—, pero si como una amiga. Los conozco desde siempre y actúan igual. Me van a contar cada uno una anécdota que les paso o confesaran algo que no sé.

Lástima que Peter no está por aquí, últimamente se la pasa mucho con la don nadie. No lo culpo, el pobre necesita amor y allí lo tiene. Le enviaré un mensaje en la noche para que se acerque a hablar, me urge contarle la locura que cometí y el resto del día.

— ¿Entonces me van a decir o no? —pregunto con impaciencia.

—Claro, voy primero —dice Xavier con nerviosismo—. Yo quiero ir contigo al baile.

—Y yo también.

¿Los dos? ¿Es una broma de mal gusto? ¿Estoy soñando? Me muerdo el labio y no sé qué responder si esperan que lo haga. Ya dije que el tonto baile no me importa, tengo el compromiso con mi prima y no puedo fallarle.

—Jess, es solo un par de horas y luego nos vamos a la boda de tu prima —opina Xavier, creyendo que es la mejor idea que se le ha ocurrido en su vida. Xavier es malo opinando. Sus ideas apestan como sus calcetines.

—Lo lamento, pero no iré y es una decisión que ya tomé —concluyo este desastre. Ambos quedan trastornados y mudos.

—De acuerdo, igual me debes un baile.

—Y a mí también.

No quiero ser como Bella de Crepúsculo que tiene que elegir o está confundida. Si de repente digo que soy atractiva es otra cosa, solo que no quiero aceptarlo y ya. Es simple.

—Está bien. Vámonos, mi papá debe estar en la casa.

En todo el camino es incómodo hablar con ambos. Quieren mi atención y no sé qué hacer. Esto es espantoso. ¿De verdad están enamorados de mí o solo les gusto? Ojalá sea la segunda, no quiero ser como las demás chicas que tienen varios pretendientes de un solo golpe y salen con todos al mismo tiempo.

—Te apuesto a que soy mejor zombi que tú, Xavier —lo reta Donny. Ya van a empezar a apostar. Mis amigos volvieron a la realidad.

—Eso lo veremos. $ 100, ¿Qué dices?

—Acepto. —Estrechan sus manos como pacto.

Llegamos a la casa y todo parece estar tranquilo. Mi madre anda en la cocina con la cabeza baja y se limpia la cara con la manga de su camisa. La mesa está puesta y huele muy bien, capaz y preparo lasaña. Tengo mucha hambre. Ayudo a colocar los platos y cubiertos, los chicos van a mi cuarto a cambiarse de ropa, están un poco desarreglados para la ocasión. Peter llega a los minutos y parece estar feliz.

Me cuenta que ya es novio de don nadie y sus padres aceptaron a la freaky. Por mi está bien, al menos tiene algo que hacer y me alegro por él.

**

— ¿Xavier y Donny locos por ti? —pregunta Peter en susurro.

Resumiendo todo, Peter está un poco desconcertado. No es para menos, a mí me hubiese pasado exactamente lo mismo.

—Sí. Es una locura, estoy que me mudo de país o tal vez de planeta.

—Hija, vigila el postre que acabo de meter en el horno —me dice mi madre. ¿Ahora qué le pasa y por qué está llorando?

Peter me dice que lo hace por mí y corro hacia la recamara de mi madre. Ella habla desesperadamente, no entiendo que está diciendo, su voz no es normal. Incluso Summer se une para chismosear. Donny y Xavier salen de mi cuarto y también se unen.

Veinte minutos de tensión y mi corazón está paralizado. Mi madre dice que entremos mi hermana y yo y eso hacemos.

Sus lágrimas están a flor de piel y no entiendo nada. Algo malo está ocurriendo, ¿de qué se tratará esta vez?

Ambas asentimos sin decir nada.

—Su padre...—se le va la voz.

¿Mi padre? ¿Qué le paso? No se supone que ya está en camino. Debió de llegar hace horas.

— ¿Qué pasa, mamá? Termina de hablar —presiona Summer con los labios temblándoles.

Ahora si está asustada, así la quiero ver. Siendo al menos ella misma y no aparentando cosas que no tiene.

—Tu padre esta.... —Tanta tensión me asusta. ¿Esta qué? —. Está en coma en el hospital. No reacciona, supuestamente perdió el equilibrio y lo llevaron al hospital.

¿En coma? Hay que ir. No me puedo quedar sentada, no puedo. Tengo que ver a mi papá con urgencia.

Salgo de la habitación corriendo como loca y buscando un suéter. Mi madre me dice que no puedo entrar al hospital por ser menor de edad, no es justo.

—Mamá, no puedo quedarme aquí —digo llorando—. Tengo que verlo, por favor.

Xavier me abraza y trata de controlarme.

—No, hija. Quédate aquí con los muchachos. Vamos, Summer.

¿Por qué tengo que ser menor? Necesito a mi papá, lo necesito. No puedo vivir sin él, y peor que no puedo verlo y decirle lo mucho que lo quiero. También decirle que se quede conmigo y no me abandone.

¿Qué otra cosa puede pasar en mi vida que me ponga triste? Mi corazón sigue acelerado y nadie puede detenerlo. Mi papá tiene que respirar, ser fuerte y pensar en no dejarnos tan rápido.

Es vital que siga viviendo para mostrarle que soy capaz de hacer lo imposible. Mi mundo está desmoronándose lentamente y mi llanto no cesa. Necesito a mi papá más que a nadie en este miserable mundo. ¿Es justo que este así? No, es un hombre fuerte y sé que levantarse es sencillo.

La maldita realidad me pega en el pecho, los minutos, segundos, horas y mi celular no suena. Xavier parece estar triste también y no se despega de mí ni un segundo, Donny y Peter caminan de un lado a otro.

No necesito caricias de nadie, necesito las caricias de mi padre. Las frases alentadoras y su motivación para continuar viviendo. No puede dejarme sin alma.

La voz dentro de mí, susurra: «Tranquila» pero mi mente trabaja de otra manera: El llanto. Las lágrimas sobre la ropa de Xavier, y mi temblor en los pies y manos. Mi teléfono debe estar ahogado porque no lo suelto de mis manos.

—Jess —la voz de Xavier me hace entrar en tierra—. Nena —me besa en la mejilla—, tu papá está recuperándose, ya vienen en camino. Te quedaste dormida encima de mis piernas, decías «Oh, Xavier si quiero ser tu novia» y yo respondí que sí.

—Que tonto eres—sonrió un poco.

—Ves, así me gusta verte.