prólogo


Prólogo

España, Barcelona 2004
Hospital Parc Taulí

Laura miró a su abuela que la miraba sonriente, aún sabiendo su estado de salud. Postrada en una cama en una habitación con olor a medicinas pero con una vista espectacular. Su padre se estaba gastando varios fajos de billetes metiendo a su abuela en el Hospital Parc Taulí pero a nadie de la familia le importaba eso, solo la salud de la única abuela que tenían en vida.

-Abuela.- los ojos grises de su abuela la miraron con preocupación.- ¿Por qué te vas, los ángeles quieren que te vayas, pero por qué?.- la señora Alemany y dejó su rostro preocupado por una gran sonrisa que animaba a la pequeña Laura.

-Es mi hora Laura, ya hecho todo lo que quería hacer, hasta tener una pequeña y hermosa nieta.- acarició la mejilla de su nieta.- Además, ya hay otro ángel que te está buscando.- Laura agrandó sus ojos asustada.

-¿Me va a matar?.- la abuela negó.

-Lo ángeles nunca hacen daño.- hizo una pausa, le estaba costando respirar, demasiado.- Un día llegará un ángel para ayudarte, será de carne y hueso y lo amarás más que a tu vida.

-Abuela no te entiendo.

-Lo sé, sólo te doy pistas para tu futuro.- el electrocardiógrafo empezó a hacer ruidos constantes un "pii pii pii" inundaba la sala de hospital. Cada vez más constante. Laura sabía lo que significaba eso así que corriendo en un intento de coger el teléfono tropezó con la mano de su abuela.

Se la agarró dándole todo el apoyo suficiente para que no fuera a coger el teléfono de emergencias.

-No.- sentenció su abuela con los ojos cerrados.- Esto es mi final Laura.- la pequeña negó con la cabeza.

-¡No, no, ayuda mi abuela se muere!.- gritó.

-Laura, me siento más viva que nunca.- se le cayó una lágrima.- Tranquila corazón, otro ángel vendrá a por ti pronto.

-A-Abuela no te entiendo.- la voz le salía entrecortada, las lágrimas ayudaban poco.

-Déjame marchar, et vull la meva petita doneta.- susurró.

El electrocardiógrafo dejó sonar, su corazón y el de su abuela se pararon. Pero el de Laura solo por unos segundos, el de su abuela para siempre.

En pocos segundos la sala se llenó de médicos y de los padres de Laura que la sacaban llorando a mares.

-El ángel llegará pronto a buscarme.- susurró Laura dejando atrás la sala donde intentaban salvar inútilmente a una mujer que no quería ser salvada.

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