🍷SEIS🍷
«Success is not final, failure is not fatal: It is the courage to continue that counts.»
Cuando Yildis estuvo sentada en su puesto de la sala, alzó la mirada hacia Richard, quien portaba el mismo aspecto soñoliento de los mellizos.
—Richard, cuéntanos, ¿lograste conseguir la ubicación de nuestros sospechosos?
Él asintió, —Sí, señorita.
—Entonces no hay tiempo que perder. Érick, ¿tienes licencia para conducir helicópteros?
El sexy peli negro soltó una carcajada, como si las palabras de Yildis le hubieran causado alguna gracia, —Claro que tengo, bebé. Puedo manejar en cielo, mar y tierra como todo un profesional.
Ella inhaló paciencia, rodó los ojos y pasó a observar a los gemelos, de los cuales Scott aún estaba despierto pero Jack terminó dormido, apoyado ligeramente en el hombro de su hermano.
Esa escena tan tierna le trajo recuerdos, sobre todo de cuando conoció a estos chicos. En ese entonces, ellos tenían diecinueve años y vivían en las calles más pobres de Los Ángeles; sin padres, sin hogar, con drogas transitando por sus venas y cigarrillos pudriendo sus pulmones. Algo curioso es que —a pesar de llevar vidas tan locas— la sed de justicia siempre estuvo presente. Así fue como llegaron hasta Yildis: ayudándola a resolver un caso. La castaña vio mucho potencial en ellos, por lo que sorprendentemente los invitó a trabajar en su Agencia —la cual en esos momentos no era tan poderosa.
Pero no sólo les hizo tal invitación, sino que también les ofreció dormir en su propia casa hasta que ganaran lo suficiente como para comprar la suya. Y luego de cinco duros años de trabajo, nos encontramos en el presente. Ahora Jack y Scott dejaron los vicios, se volvieron atractivos y fuertes, y viven en un cómodo apartamento, sin mencionar que ya alcanzaron los veinticuatro años de edad.
Por otro lado, la millonaria volvió a observar a Richard. Él fue el primero en entrar a su equipo de forenses, desde entonces nunca la ha abandonado y no ha parado de explotar su potencial. Aún visualiza mentalmente el lugar en el que se conocieron: nada más y nada menos que un cementerio.
La hermana menor de Richard había sido asesinada en un tiroteo la noche anterior, y ahora mismo se encontraban su funeral. Yildis llegó a conocer a esa chica, pero no sólo eso, sino que habían sido buenas amigas. Por eso ella también asistió al melancólico evento, pero al cruzar miradas con Richard, ambos conectaron en un pensamiento muy parecido a la venganza... La justicia.
En cuanto a Angeline, ella no era más que una presa en un mundo plagado de lobos. Y como ya saben, comenzó a trabajar con Yildis hace dos primaveras. Su pasado no fue como quizás piensan: familia perfecta, condiciones perfectas, y en fin, una vida perfecta.
No.
Ella experimentó violencia doméstica y una calidad de vida pésima, pero a pesar de eso, forjó un buen corazón y salió adelante. Tuvo que mudarse lejos de su familia para poder progresar en la vida, y lo hizo. Así terminó en los Ángeles, estudiando criminología y convirtiéndose en una grandiosa forense.
Y por último tenemos a Érick. Aún no sabemos nada de él, bueno, que es tremendo jodedor, sarcástico, tóxico y muy, muy guapo.
Regresando a la actualidad, ya todo el equipo de detectives se encontraba en la azotea de la Agencia, listos para subirse al helicóptero que los llevaría a Las Vegas. Érick se acomodó en el asiento del piloto mientras que Aiden hizo lo mismo pero en el del copiloto. Yildis, Angeline y los gemelos se ubicaron en los asientos traseros, abrocharon sus cinturones y la aeronave despegó en dirección vertical. Richard, por su parte, prefirió dirigir la investigación desde su "madriguera" en la Agencia para no tener que hacer ese viaje.
Tardaron una hora y veinticinco minutos en llegar gracias a que no hubo nubarrones en el trayecto. Érick —fijándose en un pequeño GPS— localizó el lugar en el que se encontraba el hermoso hotel al que se dirigían, tomando rumbo hacia este. Una vez que el transporte aterrizó en la azotea del hotel —en la cual obviamente había una pista de aterrizaje— apagaron los motores y todos se desmontaron.
Al ver las impresionantes vistas que les ofrecía este lugar a más de ciento treinta metros sobre el suelo, Jack se emocionó tanto que se le iluminaron los ojos y corrió hacia Angeline para compartir su emoción.
—¡Barbie, mira! —le dijo a la rubia mientras señalaba los inmensos rascacielos que los rodeaban.
Ella solo pudo reír para sus adentros ante el acto tan dulce del muchacho; a veces Jack podía ser más infantil que ella misma.
—¡AVANCEN! —les ordena Yildis a ambos furiosamente. Gran parte de su mal humor se debía al agotador viaje en aquel helicóptero, el cual despeinó su cabello y le caducó la paciencia.
No les quedó más remedio que hacerle caso, así que todo el equipo caminó hacia las escaleras que conducían al interior del hotel. Los recibieron guardias de seguridad prohibiéndoles el paso, claro, hasta que los detectives les mostraron sus placas, dejando a los agentes callados.
Para no parecer tan sospechosos, Yildis decidió que volvieran a dividirse. De esta manera podrían encontrar encontrar a Máx y a sus amigos más rápido, teniendo en cuenta que es un lugar enorme.
—Jack irá con Angeline, Scott acompañará a Érick, y Aiden vendrá conmigo —informó ella, acomodando un poco su delasiñado cabello. Los demás estuvieron de acuerdo, así que cada cual se acercó a su compañero y tomaron diferentes caminos.
Aiden y Yildis preguntaron a una de las mujeres del personal de limpieza en dónde se encontraba el bufete, esta les respondió con un par de indicaciones y los hermanos se dirigieron hacia allí. Ese restaurante —tan bien diseñado y estructurado— estaba plagado de muchisimas personas ya que era hora del desayuno. Encontrar a sus sospechosos no sería sencillo, y más envueltos en tales condiciones.
Pero sin siquiera pensar en rendirse, Yildis tomó del brazo al pelirrojo y se puso a buscar por todo el lugar alguna señal de Máx con la excusa de "encontrar una mesa libre". Gracias a la gran capacidad de ambos para disimular, lograron examinar el rostro cada uno los presentes con la mirada, empezando a descartar las suposiciones de que los muchachos que buscaban se encontraran allí.
Entre tanto, Érick y Scott habían descendido más de treinta pisos en un ascensor para llegar a la zona más tropical y refrescante del hotel: la piscina. Cuando aún permanecían en ese ascensor, Érick le sacó conversación a su nuevo compañero para no quedarse aburrido. La charla prosiguió con temas normales hasta que el peli negro le preguntó por Yildis.
—No hay mucho que decir —admitió Scott, encogiéndose de hombros—. ¿Qué quieres saber?
—Más de ella.
Al de ojos bicolor se le escapó una carcajada y negó con la cabeza, aún entre risas, —Vaya, vaya. Cuanta curiosidad.
—¿Me vas a decir o no?
—Que sí —rodó los ojos. Se perdió en sus pensamientos por un momento, tratando de recordar algún detalle de su jefa que a Érick le interesara. Al tenerlo en mente, volvió a la realidad—. Estuvo casada.
Un silencio de cinco segundos se hizo presente, ya que esa información el peli negro no se la esperaba.
—¿Qué más? —preguntó Érick otra vez.
—Como dije, estuvo casada, pero ese matrimonio no llegó a durar un año. Sé que su ex-marido, que se llamaba Matthew, le arrebató muchísimo dinero, sin mencionar que fue él quien la dejó.
—¿Por qué se separaron?
—Porque Yildis es estéril, y eso no le gustó nada Matthew ni a su familia. Ya sabes, a los ricos les importa mucho la transcendencia de su apellido y eso —rodó los ojos—. Pero ella salió adelante, trabajó duro y ganó el triple del dinero que ese tipo le robó.
—Wow...
Érick terminó quedándose sin palabras tras escuchar esa dura pero impresionante anécdota de esa mujer que decía ser su jefa. Había pensado que su vida solo se describía en tres palabras: trabajo, sexo y dinero, pero no era así.
Y eso que no sabe ni la mitad de las batallas que ha tenido que afrontar Yildis.
La charla concluyó cuando Érick y Scott llegaron a la piscina del hotel, lugar en el que prácticamente todos estaban desnudos. Y sí, intentaron no distraerse con las "buenas vistas" que les ofrecían las mujeres en bikini, pero digamos que los ojos los traicionaron.
Dentro del bufete, Yildis y Aiden aún no coincidían con los tres sospechosos. Como tenían que disimular, se sirvieron algunos bocadillos que les ofrecía el restaurante y se sentaron a comer.
—No creo que esos chicos estén aquí —confesó el pelirrojo, suspirando antes de llevar una cucharada de pastel a su boca.
No pasaron ni dos segundos cuando repentinamente se escucharon sonidos de copas rompiéndose al impactar sobre el suelo, provocando que todos los presentes lanzaran miradas fugaces al lugar de su proveniencia. Un chico alto, delgado, de cabello anaranjado y tez pálida parecía ser el causante de todo esto. Él, que yacía parado frente a los vidrios rotos observando con ojos grandes lo que acababa de hacer, fue rodeado por dos agentes de seguridad antes que pudiera pensar en escapar.
Es idéntico a Álex, uno de los amigos de Máx «sospechó Yildis desde su lugar en la mesa, formulando un plan que claramente iba a intentar.
Ella se levantó de su silla y caminó en pasos veloces —pero precisos— hacia el encuentro de que aquel jovencito, se puso de acuerdo con los agentes para que lo dejaran en paz y tomó al peli naranja por la muñeca, apartándolo de allí.
—¿Quién eres? ¿Y por qué me ayudas? —cuestionó el chico, arrugando el entrecejo y examinando con la mirada el agarre de Yildis.
Ella lo ignoró y siguió con su camino hasta que los dos salieron del restaurante. Una sonrisa tierna —pero falsa— se dibujó en los labios de la detective cuando estuvieron de frente, sus manos aún sin soltarse.
—Cielo, solo quería ayudarte —expresó, con una calma que parecía real—. Por cierto, me encanta tu cabello. ¿Es natural?
Tras permanecer dudoso un momento, el muchacho solo se atrevió a asentir levemente con la cabeza, demostrando una timidez típica de su edad.
Yildis, muy metida en su papel de mentirosa, rió por lo bajo y, con la mano que no sostenía la del chico, tocó ese cabello anaranjado que le sobresaltaba tanto. Pero para hacerlo tuvo que ponerse de puntitas, ya que su portador era demasiado alto en comparación con su metro sesenta y cinco.
Desde esa posición ella podía observar sus facciones mejor; mejillas colmadas de pecas, uno que otro lunar insignificante, pequeñas cicatrices, y seis piercings: uno en su ceja derecha, otro adornando su labio inferior y los restantes en sus orejas. Lo curioso es que en la foto que la mamá de Máx le había mostrado él no llevaba esos accesorios, quizás se los había quitado, ¿no?
—¿Cómo te llamas? —le pregunta Yildis, esperando escuchar de su boca el nombre que necesitaba, Alex.
—Eso debería preguntarte yo a tí, tú eres la que me ayudó de la nada.
—Pero yo pregunté primero. Además, a mí sí me interesa "conocerte" —soltó la millonaria, lo último en un tono ciertamente sensual.
Él tragó saliva, poniéndose nervioso por las supuestas intenciones de la mujer que tenía en frente. Se armó de valor y confesó su nombre, —A-Alex.
Lo sabía «festejó Yildis en su mente.
—¿Quieres dar un paseo conmigo, querido Alex?
El peli naranja aceptó con un movimiento de cabeza y ambos empezaron a caminar por los pasillos al aire libre.
Aiden, por su parte, seguía de lejos a su hermana y al sospechoso. Aprovechó para informarles a los demás en un mensaje de texto que ya habían encontrado al primero. Angeline fue la primera en responder, le avisó que ella y Jack mantenían la búsqueda en el interior del hotel, muy cerca de las habitaciones y los ascensores, pero que todavía no veían señales de los otros dos sospechosos. Aiden le escribió que, si en algunos minutos seguían sin progresar allí, podían trasladar su búsqueda a otra parte de la instalación.
Pero por andar de informante, terminó perdiendo de vista a Yildis.
—Mierda —murmulló.
En la piscina, Érick y Scott notaron la llegada de su jefa a la zona, pero no estaba sola. Muy pegado a ella, un pelirrojo le intercambiaba conversación.
—¿Ese no es Alex? —preguntó Scott.
—Creo que sí —admitió Érick.
Nota de la autora:
Hola!!!!!! Si ya sé, tardé demasiado en actualizar. Diversos factores interfirieron en esto, pero los principales fueron la ausencia de ideas y el tiempo. Actualmente están pasando cosas fuertes en mi vida, como la separación mía y de mi novio. Así que no prometo subir el próximo cap pronto, pero si prometo no demorar DOS MESES jajajajaja.
Besitos y cuídense mucho🍷
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