🍷CINCO🍷

«Don't stop until you're proud.»

Eran las tres de la mañana. Todos los miembros del equipo se encontraban durmiendo tranquilamente, descansando de un largo día de trabajo. Bueno, todos no. A excepción de Richard y los gemelos, quiénes estaban aún en la Agencia y llevaban la dirección de la búsqueda digital más importante del caso: localizar el hotel de las Vegas en el que se hospedaban Máx y sus amigos. A pesar de que esto era algo súper difícil, ellos -con ayuda de algunos miembros del FBI- lograron avanzar lo suficiente como para tomarse un pequeño descanso.

Richard, estando sumamente agotado por el cansancio y sin energías después de pasar más de veinte horas despierto, se recostó a su silla, esforzándose para no cerrar sus ojos y caer en la inconciencia. A pesar de que ya tenía más de cuarenta años, se negaba a trabajar menos.

Scott se le acercó de repente, dándole un empujón en el hombro para despertarlo y comunicarle la gran noticia de que acababan de localizar a los tres sospechos, desvelándolo completamente. Richard corrió hacia la gran computadora y se sentó en la silla frente a esta, comprobando que lo que le habían dicho era cierto. Suspiró, sintiéndose aliviado. El mismo gemelo de antes se le acercó otra vez, permaneciendo parado a su lado.

-Necesito preguntarte algo -le confesó el de ojos bicolor.

-Dime, Scott.

-Tú... ¿Tú en realidad crees que tres niños como los que buscamos serían capaces de atracar un banco?

Richard le dedicó una mirada profunda, como si él mismo se hubiera hecho anteriormente esa pregunta. Tras haber pensando un poco, le respondió:

-La verdad no, pero Yildis no permitiría que nadie le dijera en cara que está haciéndolo todo mal. Es muy terca y orgullosa.

-Es cierto, la conozco. Entonces, ¿cómo encontraremos a los verdaderos criminales si prácticamente todo el equipo está buscando a tres inocentes?

Esa era una cuestión que tenían que analizar. El obeso se encogió de hombros, -No lo sé. De todos modos, es necesario encontrar a ese Máx para interrogarlo, quizás su testimonio nos sirva para la búsqueda siguiente. Lo que no podemos permitirnos es perder más tiempo, ya que lo más probable es que nuestros ladrones originales estén escapando del país.

Scott se quedó pensando, apoyando su barbilla en una de sus manos. Richard hizo lo mismo, tratando de encontrar "algo" que los pudiera ayudar. Este último propuso que ambos revisaran las pistas y pruebas halladas en este día, así que dedicaron casi una hora a examinar cada una de ellas. Después de inspeccionar hasta los más mínimos detalles, notaron la existencia de cierto collar con letras japonesas plasmadas en el centro. Aunque el gemelo no le iba a dar importancia, Richard prefirió hacer una investigación para ver si este accesorio tenía huellas dactilares en algún lugar, y más tarde traducir la palabra escrita en él. Tras Scott tomarlo en sus manos auxiliándose de una guantilla, hizo el examen.

Al estar listo, los dos comprobaron que el objeto no tenía huellas por ningún lado, dato sospechoso, pero también pudieron ver que el significado de la palabra japonesa en realidad era "Máx"... Que causalidad, ¿no?

Todas las pruebas indicaban que ese chico estaba involucrado en el delito, pero ahí había algo mal, algo que no podía ser.

¿Y si hay alguien más detrás de todo esto? «pensó Scott, observando detalladamente al collar.

Casi causándole un infarto, su idéntico hermano, Jack, apareció en la sala soltando una especie de chillido asustadiso y dándole un caderazo. Ante este extraño saludo de gemelos, Richard giró su cuello hacia el recién llegado con una pequeña sonrisa. Jack se puso serio por un momento y visualizó el accesorio sobre la mesita delante de ellos, dándose cuenta de que esa era una pista.

-¿Qué me perdí? -es lo que les pregunta, cruzándose de brazos.

-Nada importante. Estábamos tratando de descubrir si Máx y sus amigos son los verdaderos culpables del robo, pero no hay nada que coopere con esa suposición.

-Explícame mejor.

Richard suspiró, levantándose de su asiento y dirigiéndose a la puerta, -Hazlo tú, Scott, yo iré a tomar un poco de aire fresco a ver si logro poner a trabajar mis neuronas -le pidió, alejándose por los pasillos.

Apenas los hermanos estuvieron solos, Scott le explicó a su gemelo todo lo que él y el gordo habían estado hablando. Al escuchar eso, Jack se detuvo a pensar otra vez, tratando de llegar en su mente a una conclusión aceptable. Un bombillo alumbró en su cabeza, transmitiéndole una idea que ni siquiera él mismo creería que es suya. Se puso de pie y tomó a su contario de la mano, empezando a sacarlo de la sala a la fuerza.

-¿A dónde vamos, imbécil?

-No me interrumpas y solo sígueme.

...

Con ese "sígueme" Scott jamás se imaginó que terminaría frente a la entrada de la casa de Máx, con su hermano tocando a la puerta y en plena madrugada. La puerta se abrió unos cuantos minutos después, mostrando el rostro de una señora adormecida y despeinada.

-Oh, detectives, ¿qué hacen aquí?

-No le tomaremos mucho tiempo, madame -le informó Jack, ignorando la interrogante de la señora y tomándole delicadamente la mano para depositar un beso en esta, empleando su actitud seductora-. Solo permítanos hacerle unas últimas preguntas antes de seguir con la investigación.

-Está bien, pasen -aceptó Sarah, echándose a un lado para que ellos pudieran pasar.

Los tres se sentaron los sillones de la sala de estar y, sin más preámbulos, Scott comenzó con el interrogatorio.

-Madame, necesitamos saber con qué personas su hijo tuvo contacto antes de irse de viaje, claro, a parte de Alex y Benjamín. Si le es posible, díganos todo.

Ella rebuscó en sus pensamientos un momento antes de responderle, tratando de que su memoria no fallara.

-En realidad, Máx no ha tenido mucho contacto con nadie más que sus mejores amigos. Con quienes más tuvo rose fue con mi hermana y sus hijos, los cuales nos hicieron una visita horas antes de que mi niño se fuera de viaje.

Scott suspiró, pasando la palma de su mano por su rostro y agobiándose poco a poco, -Repito, necesitamos más detalles.

La madre asintió, dejando escapar de su boca un gran bostezo, -Vale, pero... ¿Qué tipo de detalles?

-Nombres, edades, quizás el propósito de esa visita, lo que sucedió en esta, y así.

-Está bien... Mi hermana se llama Salet y es cinco años mayor que yo. Sus dos hijos son Brayan y Lucas, Brayan tiene veintisiete y Lucas quince. Supongo que los tres vinieron esa tarde para pasar el rato, ya saben, sin ningún motivo importante. Salet y yo conversamos sobre algunos rumores que se están esparciendo sobre una de mis vecinas, mientras que nuestros hijos subieron a la habitación de Máx. No sé exactamente qué pasó allá arriba, pero no fue nada malo; no hubieron discuciones ni nada por el estilo. Una horas después, mi niño y yo nos despedimos de esa familia.

Ambos gemelos se miraron a los ojos, estando de acuerdo en que había que preguntar más sobre esos primos de Máx.

-Entonces cuéntenos, madame, -se le dirigió esta vez Jack, con una sonrisa relajante dibujada en sus labios- ¿sus sobrinos tienen algún tipo de antecedentes?

Ella se quedó callada unos segundos, pensando. Hasta que les confesó en voz baja que Brayan sí tiene varios, y un poco graves, pero siempre se las arregla para escapar de la cárcel. No pasó por alto el dato de que ese chico tiene muchas deudas, ya que por eso mismo aún vive con su madre. Tampoco les ocultó que él y Máx han tenido sus diferencias, pero fingen llevarse mejor para no molestar a sus familias. Obviamente, Sarah se dio cuenta de eso desde el primer momento, ya que los conoce a los dos desde que eran bebés.

Tras prestar suma atención a la confesión de esta mujer, los atractivos detectives deciden abandonar esa casa para irse a su departamento a descansar un poco, ya que las fuerzas se les habían agotado demasiado.

...

-Tenemos que decirle a Yildis lo que descubrimos -dijo Jack una vez que llegaron a su dulce hogar, cerrando la puerta detrás de él para luego adentrarse más en el lugar.

-Claro que no. A quien tenemos que decirle es a Richard, él se encargará de contarle a la jefa cuando sea apropiado.

-¿Y cuándo será apropiado? Recuerda que ya sabemos ubicación de ese Máx, por lo que apenas Yildis se aparezca en la Agencia nos va a mandar a todos a las Vegas para detenerlo. Y eso sucederá exactamente a las seis y media de la mañana, y son -le dedica una mirada rápida a su reloj de mano- las cinco.

Scott se encoge de hombros, ya frente a la entrada de su habitación, -¿Y qué? Todavía tenemos que atrapar a los falsos sospechosos allí, en Las Vegas.

Los dos peli castaños se acostaron boca arriba en sus respectivas camas, las cuales estaban en el mismo cuarto.

-Pero si perdemos el tiempo en esos chicos será demasiado tarde para encontrar a los verdaderos culpables -continuó Jack-. En el mundo policíaco cada segundo perdido puede ser fatal, y ya han pasado tres días desde que sucedió el robo, tiempo más que suficiente para que esos delincuentes salgan del país.

Scott suspiró, girando sobre su colchón y dándole la espalda, -¿Sabes qué? Solo tenemos una hora para cerrar los ojos y olvidarnos del mundo, así que duérmete de una vez.

...

Un rato después, la alarma de la hermosa Yildis la despertó a causa de su insoportable pitido. Luego de haber dormido cómodamente las pasadas cinco horas, ella se levantó con las fuerzas renovadas y lista para hacer justicia.

A pesar de que esta no era una vivienda para una sola persona, la propia Yildis se encargaba de mantenerla siempre limpia y ordenada. No era exageradamente grande, así que la tarea no resultaba tan difícil.

Ella sacó una gran aspiradora y se dedicó a pulir primero el suelo de la sala lo más rápido posible, para no perder tiempo. Luego pasó a aspirar el polvo de los pasillos, terminando en su habitación, y acabando sorprendentemente con la labor. Sin muchas pautas, aceó su curvilíneo cuerpo, siguió su rutina de skincare mañanera y bajó a desayunar. Su casa -o, mejor dicho, casota- estaba rodeada de una preciosa vegetación compuesta por pinos y rosas, súper lindas a la vista de cualquiera.

Yildis preparó su desayuno, se sentó a comérselo con calma y delicadeza, y colocó las vasijas sucias en el lavaplatos. Subió a su cuarto para alistarse. Cuando lo estuvo, se montó a su BMW, encendió el motor y el carísimo auto arrancó, con el fin de llegar a la Agencia.

Sinceramente, ser una mujer independiente es todo un desafío, en el cual cargas con todas tus necesidades y aún así tienes que seguir manteniendo un aspecto aceptable. Pero esa es la vida que esta detective escogió; prefirió sacrificarse para lograr hasta sus más grandes deseos antes que vivir esclavizada a una sociedad tan asquerosa como todas.

Aunque... Detrás mil metas y esperanzas siempre hay un pasado ruin que te obligó a crearlas, como si ellas fueran una especie de curitas para las heridas que aún no cierran.

Volviendo con la llegada de Yildis a la Agencia, ella se sorprendió al ver que su equipo completo ya estaba en la sala de reuniones, sentados alrededor de la rectangular mesa. No esperó más y se dirigió a su puesto, el más alto, para dedicarles miradas fugaces a todos menos a ciertos gemelos con unas ojeras que llamaron su atención.

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