-Cuatro-
Demonios, ese dolor de cabeza parecía ir en aumento, pero ¿por qué debía alguien llamar a esa hora del día? Sus parpados pesaban en demasía, y a duras penas logro abrirlos por completo para recibir los terribles rayos de luz solar en la cara y volver a cerrarlos por aquel deslumbro tan repentino, chasqueo la lengua quejándose por lo espantoso que había sido aquello.
Y allí escucho de nuevo ese maldito teléfono, debió hacer caso a Yoongi cuando le menciono que era una mejor idea apagarlo en los días en que tuvieran resaca por celebrar algo, pero lamentablemente no era una resaca de una fiesta, Jimin se la había pasado bebiendo hace un par de días, sin siquiera ir al trabajo, sus ánimos estaban por los suelos, ni siquiera el más grandioso de los comediantes sería capaz de devolverle una sonrisa en esos momentos.
Parpadeo un par de veces más para que así sus ojos lograsen acostumbrarse a la luz del día, ¿qué hora sería? ¿las nueve? ¿Las diez? ¿La una de la tarde? ¡¿A quién demonios le importa?! El teléfono seguía sonando.
Se incorporo lentamente sintiendo como su cabeza palpitaba, definitivamente no volvería a tomar una sola bebida en estás horas, no si tendría un tremendo dolor como ese, gruño fastidiado del maldito sonido del teléfono y por fin se incorporo, paso sus manos por su rostro sintiendo la barba de ya tres días acumulada y carraspeo la garganta para evitar que su voz saliese ronca, no quería que la persona fastidiosa del otro lado de la línea se enterase de que aún seguía durmiendo.
Siguió su camino hasta que por fin dio con el bendito teléfono, descolgó la bocina y por fin con apenas un tono de voz estable, contesto.
- ¿Sí? -Jimin en verdad se sentía de la mierda, ¿así se sentirían las personas que saben que el amor de su vida ha muerto? No quiere saber más experiencias.
- ¿Jimin? -una voz femenina se escucho del otro lado de la línea, y así pudo sentir que parte del sueño se le iba de por medio, es la madre de Yoongi, lamentablemente el dolor de cabeza seguía allí presente-. ¿Jimin, si estás allí?
- Lo siento... -volvió a carraspear la garganta-, estaba ocupado, ¿qué sucede señora Min?
- Es bueno que contestes, me hablo uno de tus vecinos, pensaban que te había pasado algo, no haz salido en estos días y...
- Estoy bien -susurro Jimin, esos fastidiosos vecinos-, no debe de preocuparse -hubo una pausa, Jimin se imaginaba que seguramente la señora Min estaría negando con la cabeza mientras apretaba los labios, una forma de desaprobar su conducta, igual que cuando Yoongi lo hacía.
- Al menos ve a que te dé un poco de aire, no deberías permanecer encerrado todo el tiempo en aquel departamento tuyo -como le encantaría que no solo fuera suyo, si no que también fuese de Yoongi... de nuevo-, ¿Jimin?
- Lo siento, señora Min -debía dejar los pensamientos sobre Yoongi de lado, últimamente todo le recuerda a él y duele-, solo...
- Lo extrañas -completo la madre de Yoongi-, sé que lo haces, aquí también lo hacemos, todo el tiempo.
Jimin solo sentía que el pesar de la muerte de Yoongi solo le estaba ocurriendo a él, que todo el peso de la culpa recaía en él, pues sabe que es solo él quien ha tenido la total culpa de lo que Yoongi había hecho.
- Jimin -volvió a escuchar la voz de la señora Min, olvidando solo por unos intentas a Yoongi-, sé que tal vez no quieras venir aquí, a Daegu... pero me gustaría que lo hicieses -no dijo nada, indicándole a la señora Min que continuará-, el hermano de Yoongi ha guardado algunas cosas de él, y hay unas que... que nos gustaría que conservases, sé que a él le hubiera gustado que las tuvieras.
Paso su mano libre por sus cabellos cerrando los ojos y tragando grueso, el simple hecho de haber escuchado tal cosa hacía que se sintiese demasiado mal, Yoongi a veces le pedía que fuesen a Daegu, y había ido con él un par de veces, pero después ni siquiera lo había hecho, otra cosa por la que podía sentirse de la mierda.
- Sí señora Min, iré...
- Gracias, y en verdad siento lo que paso, Jimin.
- Créame, yo lo hago más...
Y en verdad lo hace.
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