Capítulo 32 Colapso

-¡SI! –Gritaron todas aplaudiendo.

Era su momento, sus sueños se estaban cumpliendo y faltaba poco para llegar a la víctoria.

Al día siguiente las chicas tuvieron su encuentro contra Alemania, la victoria tenía que ser suya si querían ir a la semifinal y con un marcador arrasador, las chicas lograron el pase a la semifinal, después de largos días de encuentros, que parecieron meses.

La semifinal era contra el equipo de Brasil, uno de los mejores en la competencia.

-¿Estás nerviosa Yessabell? –Preguntó Dana cuando llegaron a la cancha del encuentro.

-Un poco –Confesó frotando sus manos para calmar la ansiedad –Pero no me iré de esta cancha sin dar guerra –Aseguró con firmeza.

-¡Esa es la actitud chica! –Aplaudió la entrenadora detrás de ellas –¡Venga chicas, vamos a la final! –Grito entusiasmada.

Las chicas tomaron su posición en la cancha y los gritos y porras de los familiares y amigos, hacían eco por todo el lugar, sin duda se trataba de uno de los encuentros más esperados, pues el equipo ganador iría a la gran final contra la República Popular de China, el gran rival a vencer de la temporada.

El árbitro hizo sonar el silbato y el encuentro dio inició.

-¡Vamos!¡Vamos! –Gritaba la entrenadora a la orilla de la cancha, ejerciendo presión para que las chicas dieran su mejor esfuerzo.

Yessabell ocupaba la posición del centro en la parte trasera y estaba dejando el alma en la cancha, salvando el balón cada vez que podía.

-¡Venga chicas que nos están ganando! –Gritó desesperada.

-¡Tranquila Lovato! –Gritó de vuelta la chica delante de ella, volteando ligeramente sobre su hombro.

-¡Puedes hacerlo mejor Carla! –Atacó Dana al lado derecho de Yessabell –¡Venga chicas, a darlo todo! –Dio un par de aplausos y el último tanto dio inicio.

Brasil llevaba 20 puntos y el equipo de Yessabell estaba a un punto de alcanzarlas, fue entonces cuando una de las chicas dio un golpe duro al balón, sacando de balance a las
brasileñas, logrando colocarse dos puntos arriba, pero el equipo rival no se daría por vencido y en un movimiento rápido y sin pensarlo, dejaron ir el balón nuevamente, haciendo que el equipo de Yessabell subiera dos puntos más.

El marcador indicaba 23 puntos para E.U. Y 20 puntos para Brasil, dando el triunfo a las chicas.

-El equipo que pasa a la final, es el de E.U. –Anunció el maestro de ceremonias y los presentes se desvivieron en aplausos.

-¡Siiii! –Gritaban las chicas abrazandose –¡Lo logramos! ¡Vamos a la final! –Se tomaron de los hombros formando un círculo y brincando sin parar, incluyeron a la entrenadora.

-¡Estoy tan orgullosa niñas! –La entrenadora estaba al borde del llanto.

-Señorita Coleman, guarde las lágrimas para mañana –Pidió Dana y las chicas rieron.

-Ese oro será nuestro –Afirmó Yessabell y todas juntaron las manos al centro.

-¡Vamos por el oro! –Gritaron y después corrieron a encontrarse con sus familiares.

Después de una buena ducha y un merecido descanso, las chicas fueron sorprendidas por una pequeña cena que ofreció el comité de los juegos, para ellas y sus acompañantes.

-Te has lucido bastante Yessabell –Ana le sonreía con nostalgia mientras esperaban por el postre.

-Nos has cerrado la boca a muchos con tu excelente rendimiento –Aceptó Philip con orgullo.

-Lamentamos no haber creído en ti desde el principio –Se disculpó Ana viéndola a los ojos –Nos has sorprendido y has demostrado ser más fuerte de lo que pensábamos.

-Sinceramente no sabemos por qué Lorena y Saúl no querían que vinieras –Agregó Ana pensativa –Entendemos que no has estado muy bien emocionalmente...

-Pero eso no era impedimento para cumplir tu gran sueño –Interrumpió Philip sin siquiera sospechar de la verdadera razón por la cual, Saúl y Lorena no apoyaban del todo a
Yessabell.

-Gracias chicos, pero apenas y lo estoy logrando –Confesó en un susurro –Mejor vamos a hablar a otro lado –Sugirió y ambos asintieron.

Después del postre y un pequeño brindis, todos se dispersaron y Yessabell fue a hablar con sus amigos a una sala privada que llevaba a las habitaciones de las chicas.

-¿Te sientes bien?–Cuestionó Philip en cuanto los tres tomaron asiento.

-¿O por qué dijiste eso? –Preguntó Ana recargandose en el respaldo del sillón.

Yessabell lo pensó un momento antes de responder, había pensando seriamente en confesarles la verdad, pero a esas alturas no lo veía prudente, pues eran capaces de llevársela de vuelta a casa, amarrada si era necesario.

El timbre de una llamada entrante en su móvil, la Interrumpió, se trataba de su madre.

-Lo siento chicos, es mamá –Se disculpó levantándose del sofá para tomar la llamada –¡Mamá! –Fue lo primero que dijo al contestar.

-¡Mi Yessabell! –Grito Johann al otro lado de la línea –¡Mi niña lo estás haciendo increíble! –Exclamó emocionada y al fondo se escuchó la voz de Joey que le mandaba saludos.

-Gracias mami –No pudo contener más las lágrimas –Quisiera que estuvieses aquí –Confesó murmurando.

-Tranquila mi niña –Pidió intentando calmarla –Físicamente no pudimos acompañarte, pero sabes que siempre estás en mis pensamientos y en los de Joey –Aseguró con ese amor maternal que la caracterizaba –En cuanto regreses a casa, iremos a verte.

-Te amo mucho mami –Pronunció más tranquila, pues sabía que si no se calmaba, Johann intentaría averiguar qué le sucedía y no era el momento para preocupaciones –Los estaré esperando en casa –Aseguró pidiendo al cielo para regresar con bien.

-Yo también te amo mi niña, Joey te manda saludos –Informó riendo –¿Estás bien corazón? –Preguntó más seria.

-Sí mamá –Aseguró de inmediato –Debe ser la emoción, todo ha pasado tan rápido, que apenas y me la creo –Mucito con calma, para sonar convincente.

-Lo sé mi niña, parece que fue ayer cuando nos decías que te ibas a los Olímpicos y mirate ahora, haciendo historia, quién lo diría... –Hizo una pequeña pausa antes de seguir –Sabes que... tu padre estaría muy orgulloso de ti...

-Lo sé... –Interrumpió dejando correr algunas lágrimas –Lo que él más quería, era verme cumplir mis sueños...

-Y lo estás haciendo mi niña, esta muy orgulloso de ti, como lo estoy yo –Confirmó con alegría –No te pongas sentimental ahora Yessabell, no quiero que pierdas la concentración.

-No te preocupes mamá, estoy bien –Aseguró limpiandose las lágrimas con la palma de la mano.

-Bueno aquí es de día, pero supongo que allá no y no quiero robarte horas de sueño.

-Te llamo después mamá, es hora de ira descansar –Confirmó más tranquila.

-Claro mi niña, te espera un gran día –Aceptó suspirando –Hasta pronto mi Yessabell.

-Hasta pronto mami –Colgó y regresó con sus amigos.

-Será mejor que vayas a dormir Yessabell –Sugirió Ana –De verdad que lo estás haciendo bien –Aseguró para calmarla.

-No te preocupes por nada, nosotros te estaremos apoyando hasta el final –Agregó Philip sonriente.

-Claro que si... creo que solo necesitaba esas palabras de aliento de mi madre, para poder seguir.

-Sabes que siempre estaremos para ti –Ana los jaló y los tres se abrazaron.

-Gracias por todo chicos, los quiero mucho.

Despedida o no, Yessabell sintió que todo estaba donde debería, su familia, sus amigos y gente cercana, todo quedaría en paz.

Al día siguiente, las chicas estaban comiéndose las uñas de los nervios, ambos equipos ya se encontraban en el gran gimnasio que sería testigo del encuentro.

Las gradas estaban repletas de gente apoyando, ni un alfiler más cabía, los técnicos preparaban todo para televisar el último y gran encuentro de los juegos olímpicos en la categoría de vóleibol.

-Esta es la última prueba chicas –Anunció a las chicas, quienes formaron un círculo a la orilla de la cancha –El nombre de nuestra nación está en sus manos.

-Tenga por seguro que no la defraudaremos –Aseguró Dana viendo a las chicas a su alrededor.

-¡Estados Unidos! –Gritaron todas juntando las manos al centro del círculo –¡Estados Unidos! –Gritaron una vez más y caminaron a la cancha para tomar sus posiciones.

-Va por ti papá –Susurró Yessabell cerrando los ojos, levantó la mirada al cielo y al regresarla al frente, se encontró con una mirada penetrante.

Estaba ahí.

Después de sus súplicas para darle espacio, parecía que él no entendía.

Aquel chico de hermosos ojos grises, la miraba con adoración desde las gradas. Yessabell volteó a ver a Philip y Ana a un lado de Stephen, aplaudiendo con emoción y gritando su nombre sin parar.

Observó todas las cámaras a su alrededor, respiró profundo y eliminó de su alcance todo el ruido, para concentrarse solamente en el balón que ya giraba en el aire.

Después del primer tanto, las chicas solo llevaban 12 puntos y el equipo rival estaba cuatro puntos arriba.

Yessabell pidió un pequeño descanso antes del último tanto y una chica suplente tomó su lugar.

-Toma Lovato –La entrenadora le acercó una botella de agua –Te necesitamos entera para el último tiempo.

-Claro –Bebió casi toda la botella de un trago, estaba muy cansada y su corazón comenzaba a agitarse, solo esperaba poder terminar el encuentro sin despertar sospechas.

El último tanto llegó y Yessabell retomó su lugar. El equipo rival se había rezagado y ahora E.U. Llevaba las de ganar con 22 puntos sobre 18.

Sin dudar ni un segundo, Yessabell lo entregó todo en la cancha, logrando colocar a su equipo a 25 puntos, dándole la víctoria.

Las chicas no lo podían creer, después de tantos entrenamientos y tanto esfuerzo en la cancha, por fin lo habían conseguido, habían hecho historia y el mundo entero lo sabía.

-¡Lo hicimos! –Gritaban entre sollozos.

-¡Mis niñas! –La entrenadora corrió a su encuentro y las envolvió en un cálido abrazo.

El público se desvivia en aplausos mientras las chicas subían al estrado a recibir sus medallas de oro y la copa que las coronaba como ganadoras.

Yessabell como capitana, dio un pequeño discurso.

-Este oro es a nombre de nuestra nación, nos propusimos poner su nombre en alto y lo conseguimos –Sonrió volteando a ver a todos los presentes y a su equipo, sintiendo su corazón palpitar con rapidez –A nombre de mi equipo y mi entrenadora... –Regresó su vista al frente –Queremos agradecerles el apoyo, a nuestros familiares, amigos y a todas las personas que creyeron en nosotras... –Sentía que el aire le faltaba y levantando la copa, dio las últimas palabras –Lo logramos.

Sonriendo ampliamente y recibiendo los aplausos del público, dio un paso atrás y entonces sucedió.

El colapso.

Su vista se nubló y como pluma en el viento, se dejó caer, solo escuchó a sus compañeras gritando su nombre.

-¡Yessabell! ¡Yessabell!

-¡Traigan a los paramedicos!

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