Capítulo 30 Prisión
Al día siguiente Yessabell se levantó temprano, acomodó una maleta que sé llevaría a los Olímpicos, y se dispuso a hacer llamadas y cerrar sus asuntos pendientes, en tanto que Stephen se entretenía con la televisión, al tiempo que desayunaba.
Terminó de leer una serie de documentos que el padre de Fanny le había ayudado a arreglar, no se trataba precisamente de un testamento, pero ya había dejado claro cómo quería que quedarán sus cosas, si es que llegaba a faltar, aunque eso nadie lo sabía. Ni siquiera Stephen, quien se mantenía ajeno a todo en la habitación de ella.
Para el medio día se preparaba para resolver el último asunto antes de irse al gimnasio y encontrarse con su equipo.
Manejó su camioneta con Stephen a su lado, meditando que tanto podía comentar con Derek sobre sus planes, pues no recibía muchas visitas y tal vez cumpliría su palabra de no decirle nada a nadie, sobre la salud de Yessabell.
Sin embargo no sabía si podría resistir la noticia.
-¿Ya me vas a decir a dónde vamos? –Preguntó Stephen viendo la carretera a través de la ventana, interrumpiendo los pensamientos de ella.
-Vamos a la prisión –Contestó sin darle vueltas al asunto, sosteniendo el volante con más fuerza.
Él giró la cabeza rápidamente, más que sorprendido.
-¡¿Qué?!
-Stephen, no pongas esa cara –Pidió viéndolo de reojo.
-Perdoname... es solo que... –Regresó su vista a la carretera –No sabia... que seguías en contacto... con él...
-Pues lo hago... –Murmuró sin apartar la vista de la carretera –Solo su familia lo visita... sus... sus amigos ya no... ellos no...
-Me imagino que no ha sido fácil para nadie –Aceptó contemplando la situación –Yo pensé que tú no...
-Antes de que Derek entrará a prisión... arreglamos las cosas, no podía dejarlo ir con culpa, estuvimos hablando en el hospital y...
-¿El hospital? –Preguntó frunciendo el ceño.
-Amm... si... –Contestó torpemente al notar que estaba dando información que él desconocía –Ese accidente en su casa, antes de que lo arrestaran... yo fui a verlo...
-No sabía que había estado en el hospital –Confesó volteando a verla.
Llegaron a su destino y Yessabell estaba temblando de los nervios.
-Si... bueno... no muchos se enteraron de ello... los medios fueron algo reservados... –Apagó la camioneta y respiró profundamente –No puedo entrar acompañada, tiene las visitas limitadas –Explicó volteando a verlo.
-No te preocupes, te espero aquí, de cualquier forma... tal vez no hubiese podido verlo...
-Ok, no tardo –Salió sin esperar respuesta y atravesó la gran puerta de la entrada.
Caminó por un largo pasillo que conducía a diferentes oficinas, después de ahí cruzó por un gran jardín que llevaba a la oficina central donde se registraba y le otorgaban un pase de visita, con el cual podían nindicarle a Derek que podía salir a atender a su familiar.
Aunque sólo había ido un par de veces a visitar a Derek, cada una se sentía como la primera vez, estar en la prisión no era agradable para ninguna de las dos partes y aunque Yessabell intentaba mantenerse serena, la entrada y la salida del lugar eran estresantes, el solo hecho de pensar en las condiciones en que se encontraba Derek ahí adentro, hacían que se pusiera ansiosa y que no disfrutará las visitas.
Pero en esta ocasión, tenía que estar lo más tranquila posible, pues la noticia que estaba por darle, era importante y no podía dejar cabos sueltos, si sería la última vez que lo vería.
-Buenas tardes señorita –Una oficial la saludó y de inmediato la revisó de pies a cabeza con un detector de metales, para después entregarle su pase –Segunda puerta a la derecha –Indicó a Yessabell señalando con su mano.
-Gracias –Fue lo único que dijo y tomó el pase, colocandolo sobre su hombro derecho, a la vista de todos.
Caminó por el pequeño pasillo y entró a la segunda puerta como le indicó la policía. La ventaja de las visitas era que, podían estar en una pequeña sala con su respectivo familiar y un policía vigilando, otorgando más privacidad a los reos.
Tomó aire profundamente un par de veces antes de entrar.
Giró la perilla, dibujó una gran sonrisa en su rostro y entró dejando caer aquella sonrisa, en el instante en que sus ojos vieron a Derek.
Su mirada radiante se había apagado, había perdido bastante peso y sus músculos habían desaparecido bajo las grandes prendas que lo cubrían, su estado físico era deplorable y era evidente a simple vista.
La última vez que ella lo vio, aún era ese chico del que una vez estuvo enamorada, pero de ese chico ya no había rastro.
-Yessabell... –Susurró llamándola.
-Derek –Murmuró entrando de una vez y cerrando la puerta a sus espaldas, justo donde se encontraba el guardia.
-¿Qué te has hecho mujer? –Preguntó primero cuando Yessabell se sentó frente a él, colocando sus manos sobre la mesa que los separaba –Te ves más delgada que la última vez que te vi y mira que no hace mucho de eso.
Yessabell había olvidado que ella también se encontraba diferente físicamente y ahora, emocionalmente.
-Lo mismo te preguntaría –Atacó preocupada.
-Te contestaré, si tú me contestas con sinceridad –Propusó dispuesto a dejar las cosas claras.
-De acuerdo –Accedió ella sin pensarlo, pues al final eso era a lo que iba.
-Después de los exámenes que me practicaron la primera vez... me dieron la noticia de que tengo cáncer de hígado...
-¡¿QUÉ?! –Preguntó sorprendida casi cayéndose de su silla –¿Por qué no me lo dijiste cuando vine a verte o en tus cartas? ¿Por qué lo ocultaste? –Preguntó desesperada sintiendo su respiración agitarse.
-No lo oculte y no iba a decírtelo en una carta, por esto... –Contestó señalandola –Mira cómo te has puesto...
-¡¿Y cómo querías que reaccionará?! –Preguntó levantándose con brusquedad e intentando calmar su agitado corazón.
-Tranquila por favor –Derek se puso de pie, pero no podía hacer más, pues tenia prohibido moverse de su lugar –Respira profundo...
El guardia se limitó a ver la escena, preparando su radio por si necesitaba llamar a los paramedicos en cualquier momento.
-Esto no... –Se cubrió los ojos con las palmas y se pegó a la pared –No es posible... –Murmuró inhalando y exhalando profundamente.
-Por favor calmate Yessabell –Pidió Derek desesperado al no poder hacer nada.
-Derek... –Corrió a sus brazos y ambos se fundieron en un abrazó que parecía eterno –Tú no... –Lloraba sin soltarlo.
El guardia estuvo a punto de reportar lo que sucedía, pero prefirió quedarse callado, pues había conocido bien a Derek y sabía de lo mucho que esté, apreciaba a Yessabell.
-Tranquila hermosa... –Pidió acariciando su cabello sobre su nuca –Todo va a estar bien...
-No es así... –Susurró ella abrazandolo con más fuerza y dudando si darle o no, la noticia que la llevó ahí desde un principio –Derek... las cosas están mal...
-Tranquila manzanita –Tomó su rostro entre sus manos y la vio a los ojos –Sé que es una noticia difícil y creeme, me lo pensé mucho antes de decidirme a decírtelo, pero... mi familia me convenció de que era lo mejor que podía hacer, después de todo has sido parte importante en mi vida y...
-¿Qué cosa? –Preguntó ella sin dejar de llorar –¿Qué pasa? –Insistió al no tener una respuesta.
-No tengo mucho tiempo...
-¿Qué? –Cuestionó sorprendida bajando la mirada –¿No hay tratamientos? –Volvió a cuestionar viéndolo nuevamente.
-Hay un tratamiento qué podría seguir...
-¿Y ya lo estás tomando? –Interrogó esperanzada.
-No –Respondió soltandola.
-Pero... –Pasó la mirada por todo el lugar –¿Por qué no? ¿Es muy costoso? –Cuestionó contemplando la posibilidad de pagarlo –Porque si es así...
-No Yessabell –La interrumpió de golpe –Es que sólo me daría un parde años más... mi caso no tiene muchas esperanzas y de cualquier forma... moriré aquí...
-No digas eso... –Suplicó regresando a su asiento y Derek hizo lo mismo –Derek no... no me puedes hacer esto... –Recostó su frente sobre la mesa, dejando que las lágrimas brotaran –No puedes...
-Bonita no pienses más en eso –Pidió intentando calmarla, pues tanto él como su familia, ya se habían resignado a la noticia y al hecho de que ya no había vuelta atrás.
-¿Cómo no voy a pensar en eso? –Preguntó levantando la cabeza y recordando el motivo de su visita.
-Mejor contesta mi pregunta, que no me olvido de eso –Pidió conteniendo las lágrimas –Y no me vayas a salir con que has bajado de peso por los entrenamientos para los Olímpicos, porque de una vez te digo que no te lo creo...
-Ojala fuese eso... –Interrumpió sacando un pañuelo del bolsillo de su pantalón.
-Entonces espero tu explicación –Se cruzó de brazos sonriendole para calmarla.
-Es... debido al último tratamiento que me dieron... –Se limpió los ojos con el pañuelo y después limpió su nariz.
-¿Es muy fuerte? –Preguntó bajando los brazos y regresando a su postura inicial.
-Es parte de los efectos secundarios –Respondió respirando profundamente, antes de soltar la bomba –El medicamento hace que me sienta cansada, con sueño y ha hecho que baje de peso...
-¿Y no lo pueden cambiar? –Cuestionó con seriedad –Es decir... Yessabell de verdad que no creo que sea el adecuado, perder más peso te podría hacer daño...
-Es mi última opción –Interrumpió viéndolo a los ojos.
-¿Cómo? –Sus ojos se cristalizaron –Yessabell eso... quiere decir...
-No hay nada más que hacer Derek –Algunas lágrimas rodaron por sus mejillas –Yo... estoy en lista de espera... para un trasplante de corazón... –Mucitó sacando el botón rojo que le entregó el médico en su último ingreso al hospital, este encenderia en color rojo al encontrar un donante compatible –Cuando se encienda... tendré que ingresar de inmediato al hospital...
-Yessabell... –No pudo contener el llanto y se dejó llevar –¿Y así vas a ir a los Olímpicos? –Preguntó incrédulo limpiando sus mejillas con el dorso de su mano.
-Sé que es una misión suicida... –Susurró bajando la mirada un momento para después encontrarse con los ojos avellana, que la contemplaban con una pequeña sonrisa.
-Cumple tus sueños bonita... –Se puso de pie y ella se levantó a abrazarlo –Desde aquí estaré dándote mi apoyo.
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