Capítulo 39 Madurando
Cuando Stephen sacó a Yessabell de aquel pleito, no podía creer lo que había pasado. Yessabell estaba llorando y tenía los puños rojos, el cabello alborotado y extrañamente su ropa no tenía ni una mancha de sangre, estaba en shock y Stephen la llevó al gimnasio, le pidió que lo esperará mientras se duchaba. Dejándola con Robert y Fanny.
-Tranquila Yessabell –Fanny la estaba abrazando, ya llevaban así casi diez minutos y Yessabell no podía calmarse.
-Yessabell, el director dijo que el problema no es de la escuela, así que no tendrás ninguna sanción, ya que ocurrió fuera del horario de clases –Aclaró Robert dándole una botella de agua y unos calmantes, que consiguió en la enfermería.
-Gracias Robert –Yessabell se tomó los tranquilizantes, aunque siguió llorando un poco, antes de poder hablar de nuevo –No sé qué me paso… yo solo quería alejarla de Stephen… no quería hacerle daño, yo no… –Dudó un momento –Tal vez sí, pero no así…
-Toma –Fanny le dio un pañuelo para que se limpiara las lágrimas y Yessabell por fin se calmó –Yessabell no importa lo que hayas echo, tal vez no fue la mejor forma de arreglar las cosas, pero estamos aquí para apoyarte. Vamos a la camioneta, los chicos nos alcanzaran en un rato.
Yessabell asintió y tomó la mano de Fanny, mientras salían del gimnasio. Robert fue a las duchas y les dijo que en cinco minutos las alcanzaba.
Cuando llegaron al estacionamiento, Stephen llegó corriendo para alcanzar a Yessabell, Fanny se adelantó a la camioneta y los dejo a solas.
-Lo siento, no sé qué me pasó… jamás había actuado así, no quería hacerle daño… yo solo quería quitarla de encima y es que, ha sido muy pesada y realmente estaba celosa… yo no debí actuar así, sobrereaccione –Explicó en cuanto Fanny los dejo solos. Aún con una voz triste, pero más tranquila y con los ojos un poco rojos por el llanto.
-Yessabell, entiendo que estabas celosa, pero yo no hice nada para que Kendra se me aventara encima y tú actuaste mal, con que la dejaras en el suelo y nos marcháramos era suficiente –Aseguró Stephen un poco decepcionado.
-¿La estas defendiendo? –Preguntó un poco molesta, cruzando los brazos
-¡No seas estúpida! –Abrió los ojos de par en par –Jamás lo haría y lo sabes, siempre estarás primero que nadie, solo digo que actuaste mal, no debiste comportarte así.
-¡No me digas estúpida! ¡Y no digas que actué mal, cuando ella era la que estaba sobre ti! –Estaba realmente molesta, la posición que Stephen estaba tomando, no era la correcta y él lo sabía –Cómo puedes….
-Lo siento, no quise decir eso –Corrigió en un tono un poco elevado –Admitió que ella no estuvo bien, pero tú tampoco lo estuviste.
-¡No te pongas de su lado! –Gritó sintiendo las lágrimas en sus ojos –No lo hagas... –Susurró.
-¡No estoy del lado de nadie! –Atacó Stephen molesto.
Los chicos en la camioneta no sabían si intervenir o dejarlos arreglar el problema solos, pues solo alcanzaban a ver los ademanes que ambos hacían, en lo que parecía una discusión.
-¡Dios mío, no puedo creer que volví a caer! –Se dio cuenta de lo que Stephen acababa de decir -¡Dijiste que siempre me defenderías y ahora dices que no estas de lado de nadie!
-¡Yessabell, eso no es lo que quise decir! –Exclamó un poco nervioso, cuando se dio cuenta de lo que dijo y cómo lo dijo –Tú sabes...
-¡Ya callate mentiroso! –Se tapó los oídos con las manos y se dio la vuelta -¡Callate, callate, callate! ¡Ya no quiero escuchar tus mentiras!
-¡Yessabell, por favor! –Gritó sobre los gritos de Yessabell, pero ella no hizo caso y comenzó a caminar -¡Escuchame Yessabell, no seas infantil! –La jaló del brazo y la obligó a voltear.
-¡No soy infantil! –Atacó furiosa, forcejeando para que Stephen la soltara -¡Suéltame mentiroso! ¡Eres igual que ella, se merecen el uno al otro! ¡Alejate de mí!
-¡Ya callate y dejame hablar!
-¡Callate tú! –La tolerancia de Yessabell había llegado a su límite.
-¡Qué te calles!
-¡Dejame en paz! –Estaba llorando y empujó a Stephen, para que la soltara.
-¡Tenemos que hablar!
-¡Que te calles! ¡No quiero hablar contigo!
-¡Dejame hablar!
-¡Dejame ya!
-¡Yessabell, quiero hablar!
-¡Dejame en paz! ¡Que te…! –Yessabell no terminó de hablar, gracias a que Stephen le propinó una bofetada.
Ambos se quedaron en silencio, mientras se daban cuenta de lo que acababa de suceder. Stephen tenía los ojos muy abiertos y Yessabell se dio la vuelta.
Comenzó a caminar, escuchó a Stephen decir su nombre, pero no volteó, caminó tan rápido como sus pies se lo permitieron, hasta que llego a su casa.
Johann estaba en su habitación y cuando escuchó a Yessabell, subir las escaleras de prisa, corrió a buscarla.
La encontró en su cama, hundida en un mar de llanto, por primera vez no quiso dejar las cosas así, ya que jamás la había visto llorar tanto, ni siquiera cuando Logan la dejo.
-¿Qué paso cariño? ¿Qué te hicieron? –Johann se sentó en la cama de Yessabell y acaricio su cabello -¿Tuviste una pelea con Stephen?
Yessabell intentó calmarse para poder hablar, negó con la cabeza y suspiro.
-No mamá… terminamos… se acabó… tienes que aceptar… tu ascenso… tenemos que irnos… –Logró decir entre sollozos –No quiero… volver a verlo… no puedo.
Yessabell se soltó a llorar otra vez y Johann, solo pudo acariciarla reprimiendo las lágrimas.
-Sí crees que es lo mejor, aceptaré el ascenso, pero por favor calmate, no quiero verte así –Aseguró notando la rojez en las manos de su hija, Yessabell solo asintió y siguió llorando hasta la madrugada, cuando por fin se quedó dormida.
Johann tenía el fin de semana libre de trabajo por lo que podría quedarse a cuidar de Yessabell, en cuanto amaneció llamó a su jefe y le dijo que aceptaba su ascenso, el jefe la felicito y Johann, supo que sus vidas cambiarían.
Aceptar el ascenso, implicaba mudarse de casa, a una zona residencial, a quince minutos de la compañía donde Johann iba a trabajar, pues el puesto era en una de las diversas sucursales de la empresa. Además de eso, Yessabell tendría que dejar la escuela y cambiarse el Bachillerato Casa Blanca, que resultaba ser una de las escuelas más prestigiosas del país, por lo que Johann no había tomado la decisión, pensando en que su hija tendría que dejar su vida, su escuela y sus amigos, pero con el incidente de anoche, todo había cambiado.
Yessabell se despertó cerca de las nueve, con un fuerte dolor de cabeza y los ojos hinchados de tanto llorar.
Su celular tenía varias llamadas perdidas de Stephen y algunos mensajes, donde le pedía que lo llamara o le contestara, todos durante el proceso de madrugada y el día.
Se levantó ignorando la llamada entrante de Stephen y fue a tomar un baño de una hora, hasta que se sintió más descansada, con ayuda de una toalla húmeda, intento disminuir la hinchazón en sus ojos.
Más tarde, Johann fue a buscarla y le llevó el desayuno/almuerzo y le dijo que Stephen había pasado a las ocho, las nueve y las diez, buscándola, pero le dijo que estaba dormida.
-No quiero verlo –Confesó Yessabell mientras terminaba su sándwich –Me veo fatal y la verdad no sé qué decirle... no tengo palabras.
-¿Qué pasó anoche Yessabell? –Preguntó preocupada.
-Te lo diré, pero no me juzgues y deja que termine la historia antes de preguntar cualquier cosa –Pidió Yessabell confiando en que podría contarle a su mamá la mayor parte de lo que sucedió, omitiendo el final doloroso.
-Ok, soy toda oídos –Se acomodó en la cama y esperó a que Yessabell pasara su bocado, para poder hablar.
-Cuando terminó el partido, el equipo de la escuela gano, todos se alegraron y obviamente querían felicitar al equipo, así que todos en las gradas bajaron corriendo. Fanny y yo fuimos a buscar a Robert y Stephen, cuando encontramos a Robert, me separé de ellos y fui a buscar a Stephen, lo encontré en un pequeño círculo de gente –Suspiró y continuó –Eran unos chicos del equipo, estaban animando a Kendra la chica nueva. Ella estaba encima de Stephen intentando besarlo, él se puso el casco para evitarlo pero ella no se bajó de su cintura.
Yessabell tomó un sorbo de jugo y continúo:
-Los celos se apoderaron de mí y corrí hasta la chica, la jale del cabello y la tire al suelo, la golpee hasta dejarle la nariz sangrando y le arranque un puño de cabello, luego Stephen me separó de ella. Fanny y Robert me acompañaron al gimnasio y después en el estacionamiento, Stephen y yo discutimos por eso, me dijo que había sobreactuado, yo le grite que no la defendiera y él dijo que no lo hacía, pero estaba muy celosa y después de discutir, lo deje ahí. Así que terminamos, por más que queríamos arreglarlo.
Johann la vio con expresión de querer hablar y Yessabell asintió.
-Ok, tal vez sí actuaste mal, pero no te juzgo Yessabell, yo más que nadie te conozco bien, entiendo que después de Logan y ese chico de la secundaria, Stephen es tu tercer novio, no tienes mucha experiencia en ello y sé que los celos pueden ser malos a veces –Le acarició la mejilla –Pero no dejes que un malentendido los separe, ustedes pueden seguir siendo novios a pesar de la distancia, el lugar a donde vamos queda a cuatro horas de aquí, aún pueden intentarlo.
-El problema es que… no sé si después de eso, pueda hacerlo, jamás había estado tan celosa y es evidente que necesito ayuda ¿Recuerdas que te mencione que Logan pasaba por algo similar? Pues ahora lo entiendo –Suspiró y fijó su mirada en el celular que estaba a unos centímetros de ella.
-Habla con él hija, busquen las posibilidades de solucionar el problema y salvar su relación, pero te advierto que… la decisión del ascenso, ya está tomada, nos vamos el 26 en cuanto las clases se den por terminadas. Ahora ve a mi cuarto y busca una crema para tus ojitos, voy a la sala, llamaré a Amanda para buscar el teléfono de los padres de esa chica y ver cómo está –Johann le dio un beso en la frente y se fue.
Yessabell fue a buscar la crema para sus ojos, milagrosamente en una hora, ya no estaban tan hinchados y decidió llamar a Stephen, probablemente ya no serían novios, pero quería arreglar las cosas antes de irse.
Se puso unos jeans negros, una blusa rosa palo, su saco azul rey y unas botas azul rey a juego. Dejó su cabello suelto y tomó su celular, metió sus llaves en la bolsa de su pantalón y fue a la casa de Stephen más nerviosa que nunca, repasando una y otra vez qué le diría.
Antes de llegar a la puerta Stephen salió corriendo de la casa, rodeándola en un enorme abrazo. Yessabell tuvo que aguantarse para no llorar.
Cuando Stephen la soltó, ninguno dijo nada.
-Lo siento –Dijo después de unos segundos, la tomó de la mano y se sentaron en las escaleras de la entrada.
-Está bien… creo que solo… nos dejamos llevar… -Logró decir Yessabell en un Susurró.
-No Yessabell, no está bien, te pegué y eso jamás me lo perdonare, no sabes cuantas veces mi padre nos dijo a mí y a mis hermanos, que jamás, jamás tocáramos a una mujer de esa manera –Stephen tenía la mirada perdida en sus pies –Se lo dije a mis padres, obviamente mi papá me pegó, pero tranquila estoy bien, no fue tan duro como verte así –Agregó al sentir la tensión de Yessabell.
-Yo no le dije a mi mamá, le conté todo menos eso, si ella se enterará, no estaría aquí –Suspiró y fijo su mirada en el anillo que Stephen le dio –Ya no puedo Stephen.
-¿Qué? –Volteó a verla, con desconcierto en la mirada.
-Ya no puedo estar contigo, no puedo –Repitió viéndolo a los ojos, a punto de llorar.
-Yessabell, si es porque te pegue, realmente lo siento, no volverá a pasar, te juro…
-No Stephen, no… no es eso –No pudo apartar su mirada, tenía que ser sincera –Te amo, jamás dejaré de amarte, y te perdono por lo que paso, creeme que me arrepiento por haber discutido contigo, y lo que hice, realmente lo hecho a perder todo, no debí actuar así. Stephen, no quiero hacerte daño.
-Yessabell no importa, entiendo que actuaste por celos y créeme, después de eso me sentí alagado y estúpido, por no haberlo entendido antes. Nunca me harías daño –Se acercó a ella y quiso besarla, pero Yessabell se alejó.
-No puedo Stephen… yo… -Se levantó, no quería decirle a Stephen lo que acabaría rompiendo el corazón de ambos, pero tenía que ser sincera –Mi mamá recibió su ascenso, será vicepresidenta.
-¡Esa es una buena noticia Yessabell! –Exclamó poniéndose de pie –Puedo… -Abrió los brazos y Yessabell lo abrazo.
-No es bueno Stephen… -Las lágrimas llegaron, sin poder evitarlas –Es un cambio grande… tendremos que irnos de aquí.
Stephen se apartó un poco y la vio a los ojos.
-Pero podemos seguir juntos…
-No Stephen, jamás funcionaría, creeme, esto… es lo mismo que paso con Logan… no funcionará –Se acercó y le dio un beso.
-Podemos intentarlo Yessabell –Tomó su rostro en sus manos y acercó su frente a la de ella –Puede funcionar, por favor no nos hagas esto –Suplicó soltando algunas lágrimas.
-Stephen, solo disfrutemos el momento, lo que nos queda. No sé hasta dónde podemos llegar, pero el próximo viernes lo sabremos –Lo abrazó y esperó a que jamás pudieran separarse.
-¿No pueden hacer algo para arreglarlo? Puedes quedarte en mi casa –Sugirió con esperanza –Mis padres te adoran, no sería un problema para ellos.
Yessabell se apartó de él .
-Me tengo que ir, mi mamá y yo vamos a ver a los padres de Kendra, luego con mis tíos, tal vez te vea mañana o hasta el lunes en la escuela -Comenzó a apartarse –Te llamo después.
-No tienes que ir Yessabell –Aseguró intentando retenerla.
-Es lo correcto Stephen, Kendra está en el hospital, no es grave pero tenemos que ir –Explicó en la acera.
-Yessabell, ella solo quiere verte sufrir, por favor no caigas en sus juegos, no te dejes llevar –Suplicó Stephen llorando.
-Estaré bien, mi mamá, estará ahí –Regresó la vista a la calle por si algún coche venia, para poder cruzar la calle –Nos vemos luego.
-No vayas Yessabell –Pidió por última vez.
-Voy a ir Stephen, tengo que madurar y afrontar las consecuencias de mis actos.
Yessabell cruzó la calle y entró el garaje, donde su mamá ponía la camioneta en marcha.
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