Capítulo 32 El Segundo Beso
El último viernes de Agosto, Yessabell estaba en el club de coro, mientras Stephen la esperaba afuera del salón, después de su entrenamiento de baloncesto. Luego de que Stephen insistiera todo el mes, para que Yessabell aceptara salir, ella cedió ante sus suplicas y los detalles que tenía hacía ella.
Todos los días le había regalado una flor diferente, junto con algún pequeño detalle o una nota de buen día.
Yessabell seguía sintiéndose dolida después de su abrupta ruptura con Logan, pero ahora estaba segura de que no lo odiaba, aunque tampoco lo quería.
Ese día estaba terminando la clase de coro. La Srta. Price, seguía impartiendo la clase. Zac, Cara, Cristal, Emma, Elena, Edward, Peter y otras dos chicas de primer año, junto con ella conformaban el club.
-Ok chicos, eso es todo por hoy, la próxima clase decidiremos que
canciones cantaremos en el baile de invierno y comenzaremos con una pequeña coreografía –Anunció la Srta. Price, antes de que todos salieran.
Cuando todos salieron, Yessabell quedo al último, con Edward y Peter.
-¿Tienes planes para hoy? –Preguntó Edward demasiado cerca de ella.
-Sí –Contestó y comenzó a caminar a la puerta.
-Espera –Peter la sujeto del brazo y la obligo a voltear -¿Por qué no… salimos?
-Lo siento, pero ya hice planes, así que tal vez otro día, mis amigos y yo salimos cada fin de semana, tal vez pueda invitarlos alguna vez –Se soltó de su agarre y comenzó a salir.
-¿Por qué no hoy? –Insistió Peter mientras se paraba frente a ella, impidiéndole salir.
-Porque hoy no saldré con mis amigos, como ya dije tengo planes, así que me voy –Contestó lo más amable posible, pero en el fondo, tenía ganas de salir corriendo de ahí.
-¿Con quién? –Preguntó Edward detrás de ella, con una mirada de furia, pensando que todo era un invento para huir de ellos.
-Conmigo –Contestó Stephen sonriente, sin una gota de ironía o celos –Lo siento chicos, pero se nos hace tarde –Tomó la mano de Yessabell y la sacó del salón.
-Idiota –Susurró Peter mientras se alejaban.
-Tenía que ser el quarterback –Agregó un Edward molesto –Ya sabes, su ex era quarterback también, creo que era el hermano de ese.
-No me interesa, realmente me gusta la chica –Dijo Peter mientras los veía alejarse –Es mucho más hermosa que cualquier otra chica de por aquí, además de que es muy inteligente… me pregunto, sí me daría una oportunidad como a ese.
-Averigüemos a dónde frecuenta ir con sus amigos –Sugirió Edward –Podríamos caerles de sorpresa y seguro que la haces caer.
-Pues vamos.
******
Stephen y Yessabell caminaron hasta sus casas a dejar sus cosas y después fueron al centro comercial a ver una película, luego de eso regresaron a la pequeña plaza cerca de la feria. Yessabell no pudo evitar entrar a todas las tiendas, encontró una tienda vintage, para damas y caballeros y le pidió a Stephen que entraran.
La fachada de la tienda era como la casa de la abuela, paredes en color rosa palo, por dentro y por fuera, con una sección de hombres y otra de mujeres, varios estantes y percheros llenos de ropa de todo tipo, trajes, vestidos, jeans, sudaderas, sombreros, joyas, todo lo que se pudiera imaginar de una tienda vintage.
-Pruébate este –Yessabell le extendió un saco de gamuza color negro a Stephen, se veía impecable y justo de su talla.
-Ok, pero tú te pruebas este –Tomó el saco y le extendió un mini vestido negro, liso, sin mangas y con dos pequeños tirantes.
Yessabell negó sonriente y lo aceptó.
-Solo me lo probare –Le advirtió –Pero el saco viene con este –Le extendió un pantalón negro, que parecía más de esmoquin, pero que iba con el saco.
-Como sea –Stephen le sonrió y tomo el pantalón –Siempre y cuando vea como te queda el vestido.
Yessabell río asintiendo con la cabeza y ambos entraron a los probadores.
El vestido estaba hecho a la medida, cada parte se amoldaba a las curvas de Yessabell, llegando por encima de sus rodillas, a pesar de que Yessabell era más del estilo formal y acostumbraba llevar vestidos, o faldas, no tenía ninguno como ese, tan ajustado y quedándole a la perfección haciéndola ver más madura.
-¿Terminaste? –Preguntó Stephen desde afuera, vistiendo su saco y pantalones, sobre su playera blanca, él era más de vestir informal; playera, jeans y tenis, por lo que el cambio se notaba.
-Ya –Abrió la puerta del probador y vio a Stephen de pies a cabeza, se veía preparado para salir a una cena, en un lujoso restaurante, tan impecable como modelo de revista.
Stephen se quedó sin palabras al ver a Yessabell, que no pudo resistir, entró con ella al probador y la tomó por la cintura.
-Te ves hermosa –Susurró a unos pocos centímetros de su boca.
-Tú te ves muy guapo –Aseguró con una sonrisa coqueta.
Aunque Yessabell no era del tipo de chica que coqueteaba, con Stephen era algo natural.
-Dios mío, no sabes cuánto amo verte sonreír, me encanta tu sonrisa –Pasó una mano por el mentón de Yessabell, rozando sus labios con su pulgar –Tus hermosos ojos azules, como el cielo estrellado, tu cabello –Pasó su mano por el cabello que caía sobre el pecho de Yessabell –Tus mejillas sonrosadas –Le dio un beso en la mejilla –Tu boca –Se acercó lentamente a los labios de Yessabell, esperando que ella no se retirara.
Ella quería escapar, pero era inevitable resistirse al aroma de la colonia varonil de Stephen, mezclada con su champú de menta, la hacían perder la razón y se dejó llevar por el momento.
La beso lentamente esperando su aprobación, cuando Yessabell abrió la boca, él supo que ella estaba de acuerdo. El beso comenzó tierno y lento para pasar a ser desesperadamente apasionado, como si el mundo fuese a acabar después de ello.
Stephen pasó sus manos por la cintura de Yessabell y después la subió a su cintura. Ella tenía los brazos cruzados por el cuello de él y sus piernas cruzadas en la cintura de él.
Stephen guió sus manos por los muslos de Yessabell y poco a poco levanto su vestido. Ella estaba contra la pared, perdida en la boca de él, sus lenguas se tocaban como si encajaran a la perfección, junto son sus cuerpos.
Yessabell recordó donde se encontraban y se apartó un poco de Stephen, ambos respiraban con dificultad y en aquel silencio hasta los desembocados latidos se escuchaban.
-Aquí no… –Logro decir Yessabell reprimiendo una risa.
Stephen pasó la vista por el pequeño cuarto, la puerta estaba cerrada pero sabía a lo que Yessabell se refería.
-Tienes razón –Soltó una carcajada y bajó a Yessabell –Compra el vestido.
-Y tu compra el traje –Le dio un beso rápido y ambos se cambiaron.
Después de ese segundo beso con Stephen, Yessabell supo que no podía desperdiciar el tiempo llorando por Logan y perder su oportunidad con Stephen, de alguna manera, después de ese tiempo lejos de Logan, podía apreciar con más cordura, que su relación no había sido tan maravillosa como la pintaba.
Cuando Stephen la dejo en su casa, ambos con varias bolsas después de comprar, acordaron su siguiente cita para el próximo viernes. Una cena en la casa de Yessabell, ya que su mamá saldría de viaje desde el jueves en la tarde y regresaría hasta el lunes en la tarde, lo que Yessabell no sabía era que Johann se inventó el viaje para dejarla disfrutar el fin de semana y reafirmar su relación con Stephen, pues comenzaba a ver a su hija feliz nuevamente.
Se despidieron y Yessabell entró directo al cuarto de su mamá, a contarle todo lo sucedido, claro que omitiendo ciertos detalles.
-¡Wow! –Exclamó Johann cuando Yessabell terminó –Si te soy sincera no me sorprende mucho, que al final hayas decidido quedarte con Stephen.
-¿Por qué? –Preguntó desconcertada.
-Desde la primera vez que me hablaste de él, creí que era con él con quien saldrías. Cuando ustedes dos se hicieron muy buenos amigos, pensé que dejarías a Logan por él… –Se detuvo al notar que había mencionado a Logan, pero continuó al ver que Yessabell, se mantenía en la conversación –No lo sé, simplemente es más como tú.
-¿Cómo? –Preguntó con media sonrisa -¿A qué te refieres?
-Es alegre y divertido, es muuuuy relajado, muy a tu estilo, aunque dicen eso de que polos opuestos se atraen, sé que ustedes son muy parecidos y eso es lo que los mantiene juntos –Johann suspiró con alegría –Cuando tu padre era joven, era como Stephen, alegre, un poco alocado y coqueto, no sabes a cuantas chicas tenia haciendo fila –Confesó riendo -Tal vez ahora que lo conoces mejor, te está gustando porque congenian mucho.
-¿Eso significa que puedo invitarlo a cenar el viernes? –Preguntó con las manos juntas y un brillo especial en los ojos.
-Claro que si cariño, si quieres que se quede a dormir puede hacerlo, solo recuerda, solo dormir –Advirtió Johann con el dedo índice.
-Gracias mamá, me encanta poder hablar contigo de todo –La envolvió en un abrazo y después le entrego una pequeña bolsa –Te lo compre mientras estaba afuera.
-¿Qué es? –Abrió la bolsa y sacó una blusa beige, estilo hippie, con el cuello en v, mangas largas y algunos pequeños adornos de flores de varios colores –Es hermosa Yessabell, muchas gracias.
-De nada mami –Comenzó a salir –Voy a guardar esto y a buscar una receta, para una cena especial.
Yessabell corrió a su habitación y guardo las cosas que compró, después se sentó frente a la computadora y buscó la receta perfecta, para la cena perfecta de la noche perfecta. Todo tendría que salir bien, ya que sabía, que ese día sería especial y que probablemente, ese día perdería su virginidad con Stephen.
Aunque no eran novios oficialmente, pero eso cambiaría pronto.
El lunes en el almuerzo, Yessabell le pidió a Frida y Fanny que la acompañaran a tomar el almuerzo afuera. Muchos estudiantes acostumbraban salir y sentarse en las bancas cerca del campo, en las gradas o bajo la sombra de algún árbol.
Salieron con sus respectivos almuerzos y fueron a sentarse bajo la sombra de un árbol, sobre una manta que Yessabell sacó de su bolso.
-Bien ¿Cuál es el misterio? –Preguntó Frida mientras sacaba un sándwich de su bolsa.
-Es algo muy personal e importante, así que no lo pueden contar a nadie –Advirtió Yessabell antes de soltar la bomba.
-Ok, confía en nosotras, no diremos nada –Aseguró Fanny antes de morder su perro caliente.
-Bien, esta es la cosa –Yessabell sacó un pequeño recipiente, donde tenía dos rebanadas de pizza, tomó una y le dio un mordisco, decidió que era bueno, tener algo en el estómago antes de hablar –Después de mi primera cita con Stephen y nuestro beso en el probador. Decidimos tener una segunda cita.
-Wow, eso suena a que este asunto ya se coció –Dijo Frida con total felicidad.
Yessabell confiaba en Frida y Fanny totalmente, las había tomado como verdaderas amigas y entre las tres se contaban todo, así que eran las personas perfectas para compartirles sus sentimientos y su posible relación con Stephen.
-Bueno eso espero… el caso es que, el viernes le prepararé una cena especial, mi mamá no estará el fin de semana y me permitió dejar a Stephen pasar la noche, así que…
-¿Crees que van a tener relaciones? –Preguntó Fanny interrumpiendo a Yessabell, mientras tomaba un sorbo de agua.
-No lo sé, tal vez, cualquier cosa puede suceder pero lo que quería decirles, además de eso, es que yo… -No sabía cómo hacerle la pregunta a Frida, ya que la consideraba la más experimentada de las tres, en cuestiones del amor.
-¿Tienes miedo? ¿Estás nerviosa? –Preguntó Frida un poco preocupada.
-Sí y… sí –Contestó terminando su rebanada de pizza –Si les soy honesta, es mi primera vez y estoy muy nerviosa, no sé cómo reaccionar, qué hacer, tengo un poco de miedo, con mi primer novio no pasó de un beso y con Logan casi pasa, pero nada.
-Bueno Yessabell, es normal tener nervios incluso miedo la primera vez –Aseguró Frida después de meditarlo por unos segundos –Verán, yo no soy una experta y también sigo siendo virgen, aunque no lo crean, con ningún novio lo he hecho, pero saben que estoy con Matthew ahora y probablemente pronto lo hagamos, pero tengo una prima que es mayor. Ella me contó cuando tuvo su primera vez, es la única referencia que tengo.
-¿Es doloroso como dicen? –Preguntó Fanny con una mirada de miedo.
-Al principio sí, la primera vez lo es, porque tu cuerpo no conoce la sensación y sumando a eso los nervios, el cuerpo esta tenso. Pero ella dice que después de ello, la sensación es más de placer, que de dolor y solo debes dejar que la situación fluya –Contestó Frida muy tranquila, para calmarlas.
-Ok, ahora estoy un poco más tranquila, pero ¿Qué pasa con la protección? ¿Creen que debería ir a ver un ginecólogo o algo así? –Preguntó Yessabell consternada.
-Yo puedo recomendarte a la mía, es la misma que visito mi prima y
a quien acudimos por cosas de chicas, además es mujer y eso te dará más confianza creeme –Frida sacó una hoja y un bolígrafo de su bolsa y anoto el número de la ginecóloga –Su consultorio esta en las afueras del pueblo, llamala y has la cita, si quieres podemos acompañarte.
-Muchas gracias Frida –Dijo Yessabell tomando el papel –La llamare hoy mismo para que me dé cita de inmediato y después les aviso a qué hora hay que ir –Tomó aire profundamente –Ahora si estoy más tranquila, gracias por su apoyo chicas, aunque mi mamá lo sabrá tarde o temprano, quería a alguien de más confianza para hablar.
-No tienes que agradecer Yessabell, somos tus amigas y te apoyaremos en las malas, las buenas y las románticas –Aseguró Fanny con una sonrisa sincera.
-Yo también estoy para ustedes, cuando lo necesiten –Yessabell las abrazó y felizmente terminaron su almuerzo.
Cuando Yessabell llegó a su casa, llamo a la ginecóloga y logró conseguir una cita para el miércoles en la tarde. Llamó a Fanny y Frida para avisarles, así que Frida llegó ese día con el chofer y las llevó al consultorio. Después del sermón de la ginecóloga, recordándole a Yessabell lo joven que era, terminó dándole unas pastillas anticonceptivas y una receta, para poder comprar más en el futuro, después le entrego una caja de preservativos y las tres salieron del lugar.
Después de que Frida dejará a Fanny y Yessabell en sus casas.
Yessabell llamó a su madre y le comento lo del ginecólogo. Johann se molestó un poco, diciendo que Yessabell era muy joven para estar pensando en tener relaciones, pero por otro lado, pensó que hizo bien en contarle y haber consultado a una experta.
Después de eso, Yessabell esperó con ansias a que el viernes llegará.
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