V. Respuestas

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SUSPIRÓ POR CUARTA vez muriendo de aburrimiento.

Miro otra vez el lugar en donde se encontraba, la habitación de Alec Volturi.

No había cama, solo un par de muebles y un lindo escritorio, no se quejó del color del cuarto, le gustaba el azul marino en las paredes con retoques de dorado por los bordes.

Pero no se sentía en casa.

—¿Qué hago? —se preguntó hablando en voz alta, no quería desempacar porque no sabía donde poner su ropa—. Maldito vampiro.

Rápidamente, una chispa se prendió en su mente, recordando lo que le dejó su hermanastra.

Saco un pequeño sobre de su bolsillo y lo abrió con cuidado.

Sonrió al ver la letra de Bella impregnada en el papel.

Enid, se que desde los últimos años hemos estado algo separadas, nunca pensé que en el momento en el que nos encontráramos terminaría de esta manera.

Alice estará de vez en cuando atenta a tus movimientos, solo llámanos si sucede algo.
Edward leyó los pensamientos de Jane antes de que se vayan, ten cuidado con ella, no la hagas enojar.

La pelirroja río por lo último.

Te visitaré dentro de un mes para poder verte y estar más tranquila, se que también quisieras que venga Seth, pero ya sabrás el asunto de los lobos y vampiros.

No te olvides de escribirle a nuestros padres y a mí, Emmet insiste que también le escribas.

Con cariño, Bella Swan.

Dos pequeños golpes en la puerta hizo que Enid tirará la carta a un lado escondiéndose debajo de un mueble.

—Pase —dijo para acomodarse.

Un hombre entró por la puerta, la pelirroja no se acordaba mucho de su nombre... Marco... Matheus...

—Mi nombre es Marcus —se presentó delante de ella.

—¿Cómo...?

—Bueno, me estabas mirando raro, creo que tratabas de acordarte de mi nombre.

La humana asintió—. Soy Enid Swan, aunque eso ya sabias.

—Verás, no todos los días uno encuentra a su pareja y a la vez un lazo paterno.

—Entiendo... un aspecto raro —declaró no tan convencida.

—Te preguntarás donde está tu compañero, ¿no?

—En realidad no, pero si me lo preguntas es porque lo sabes.

—Eres directa, eso me agrada —le sonrió suavemente—. Alec se está alimentando, seguro que dentro de un rato viene para aclarar algunas de tus dudas.

La pelirroja ni se tomó la molestia de preguntar si se alimentaban de humanos.

—Bien...no es por ser grosera ni nada de eso —habló Enid tratando de no sonar tan brusca—. Pero... ¿por qué estás aquí?

Marcus la vio por un momento para luego sentarse en un sillón y darle el pase a que la pelirroja también lo haga.

Ambos ya sentados, el rey decidió responder—. Quería conocerte un poco más, si me lo permites.

—Bueno... juguemos algo —le propuso—. Hagamos una ronda de preguntas, cada vez que responda dos preguntas, tu también lo harás.

—Me parece justo —afirmó—. Yo comienzo, ¿qué edad tienes?

—Solo 16.

—¿Cumpleaños?

—20 de junio de 1989.

—Ahora me toca a mí— habló Enid—. ¿Tu edad?

—Más de tres mil años.

La pelirroja abrió los ojos sorprendiéndose.

—¿Conociste a Jesús y a sus discípulos? —bromeó.

Marcus sonrió por su comentario sintiendo por fin algo de felicidad.

—Tal vez.

—Voy a suponer que si —dijo para continuar—. ¿Tú también tienes a una compañera?

La pequeña sonrisa que tenía Marcus decayó haciendo que Enid entendiera rápidamente queriendo hablar, pero él la interrumpió.

—Fue hace mucho, se llamaba Didyme, la amé hasta el último momento.

La pelirroja se sintió mal.

Pero antes de que ella pueda responder, el sonido de la puerta abriéndose hizo que volteara para así ver a Alec.

—Maestro —habló el gemelo dándole una reverencia pequeña.

—Alec, que bueno es verte por aquí, tu compañera te ha estado esperando, yo ya me tengo que retirar —dijo para dirigirse a Enid—. Fue un gusto poder hablar un rato contigo, en otro momento me gustaría seguir con las preguntas.

—Igualmente, señor Marcus —respondió.

—Querida, solo dime Marcus.—Enid asintió para luego ver cómo se iba.

Ambos compañeros ahora eran los únicos en la habitación, creándose un pequeño silencio incómodo.

—Alec —llamó la pelirroja captando toda la atención del gemelo—. ¿Dónde pongo mi ropa?... pero lo más importante, ¿dónde está la cama?

El pelinegro la miro confundió por lo último.

—Nosotros, los humanos, necesitamos dormir —dijo Enid cansada del comportamiento de Alec.

—Como estarás en mi habitación, escoge cualquier cajón libre y ahí puedes poner tu ropa, dentro de unas horas vendrá tu nueva cama —le informó—. Si quieres cambiar algo solo dime.

—No, así está bien, gracias —le respondió, no sabía que más decirle, nunca había estado en esta situación, lo que ella no sabía es que su compañero también.

—¿Segura que no quieres cambiar algo? —preguntó—. ¿El color de las paredes? ¿El escritorio ¿Las pinturas?

Ahora Enid era la confundida—. No es necesario, así está bien—repitió. 

—Entonces...

—¿Por qué soy tu compañera?... ¿Eso se elige?

El gemelo negó—. No se elige, solamente pasa.

—Oh... está bien —contestó la pelirroja mirando sus zapatos.

—Lamento si no es la respuesta que querías —dijo Alec mirándola—. No sé si sea de ayuda, pero te he estado esperando por más de mil años, Enid.

La nombrada se encontraba sorprendida—. Eso si es mucho tiempo... —Enid se le complicó contestar, no era alguien que sabía que decir en momentos algo serios.

Alec asintió.

—Tal vez...

Pero el pelinegro quiso interrumpirla—. Espero que tu hermana no te haya dado una mal impresión sobre nosotros.

La humana solo miró a otro lado.

—Hace unos meses no le dimos una impresión correcta, pero era algo que se tuvo que hacer.

—¿Hablas de las normas que se deben de seguir?

—Correcto —dijo—. Los Cullen habían roto una.

En ese momento quiso saber cuál era, pero esta vez alguien los interrumpió.

—Hermano, te estaba buscando.

Enid alzó su mirada para ver a la gemela bruja, no le agradaba, pero todavía no la conocía muy bien.

—Estoy con mi compañera, Jane.

La nombrada miró con molestia a la pareja de su hermano.

—El maestro Caius necesita de tu presencia.

Alec la miro no tan convencido, pero si su maestro lo buscaba, no podía hacerlo esperar, así que se fue sin antes susurrarle algo a su hermana.

—Jane, por favor, tenle paciencia. —Un aspecto que le molesto a la rubia. ¿Cómo lo iba a tener paciencia si la humana era el problema y no ella?

—Si no te importa, estaré desempacando —le informó Enid abriendo sus maletas.

Jane no se tomó la molestia en responderle, miraba sus movimientos tratando de analizar su aspecto. Era bonita, eso no le quedaba en duda, su cabello pelirrojo le hacía resaltar.

Su mirada se posó en un pequeño sobre que vio medio salido de un mueble. Y sin que Enid se diera cuenta, lo tomó.

En cambio, la humana estaba distraída mientras tarareaba algunas canciones, todavía no se había dado cuenta lo que estaba pasando.

Empezó a leerlo, le entro la curiosidad si Enid era hermana de sangre de Bella, no tenían ni un parecido alguno. Al leer la parte en la que Bella le advierte de ella misma solo sonrió de lado, pero su media sonrisa se borró al leer sobre los lobos y más sobre un tal Seth.

—¿Quién es Seth?

Aquella pregunta hizo que Enid se volteara a verla de golpe viendo que Jane tenía en sus manos la carta de su hermana.

Así que dejó de desempacar y dispuso a levantarse.

—¿Qué haces con eso? —le preguntó la pelirroja enojada.

—No respondiste a mi pregunta. ¿Acaso ya tenías a alguien antes de mi hermano?

Enid lo negó—. No, claro que no, solo es mi amigo.

—Así que colaborando con el enemigo.

—Yo ni tenía idea de que él era un lobo ni sobre ustedes antes de llegar a Forks, él es mi amigo ya desde antes —intentó explicarle, pero no le estaba sirviendo de ayuda porque parece que a Jane no le importaba—. ¿Acaso estás celosa de que Alec tenga una compañera?

Le preguntó enojada.

—Claro que no, mi molestia es que seas tú.

La rubia estaba por usar su don sobre la humana, pero antes de que ella lo hiciera, una mano en su brazo la detuvo.

—Jane, es suficiente.

Espero que les este gustando, recuerden que también tengo más historias en mi perfil.

Créditos por  la firma gif a TheWalkyrie

With love, Blythenewt.




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