I. Forks
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EL VIENTO golpeaba suavemente el cabello rebelde de Enid Swan que sacaba su cabeza fuera de la ventanilla del auto en el que iba. Después de unos meses en el campamento de verano, solo deseaba poder ver al fin a su hermanastra después de un largo tiempo y ahora que sabía que estaba en Forks, iba a aprovechar el momento.
Mientras admiraba el paisaje a medida que pasaba el carro, pudo divisar el cartel de bienvenida a Forks.
—¡Por fin! —bufó para devolver su cabeza dentro del auto, así sacando sus audífonos y empezar a relajarse con las canciones que estaban en su playlist.
Obvio que iba a extrañar sus amistades del campamento, pero ya quería estar con su padre como también con los chicos de la reserva. Recordaba las distintas situaciones graciosas con los chicos, supuso que ya estaban algo crecidos como lo estaba también ella.
De repente el golpe seco del automóvil la hizo volver al mundo real en el que se había desconectado por un momento, así captando que ya se encontraba en casa.
—Muchas gracias, Steve —agradeció. Bajo del auto enseguida, mientras él se ocupaba de abrir la maletera para sacar sus pertenencias.
—Fue un gusto, señorita Swan. Espero volverla ver. —Enid asintió para ir hacia la puerta de su casa y tocarla.
Pero nadie le abrió.
—Seguro no están... —suspiró aburrida para rebuscar por el jardín hasta encontrar una pequeña llave en un masetero que curiosamente la ocultó antes de irse al campamento—. Al menos mi ingenio siempre me salva.
Abrió la cerradura y entró. Vio el lugar poco a poco subiendo a su habitación que estaba al lado de su hermanastra. Empezó a desempacar sus cosas que había traído sin antes escuchar como alguien ingresó a su cuarto.
—¡Enid!
Volteó para así encontrarse a Bella Swan junto a una chica que parecía que la conocía.
—¡Bella! —sonrió y la abrazó fuerte dejando de lado sus cosas. Después de un rato se separaron y Enid vio a la chica de cabello corto—. ¿Y tú eres...?
—¡Un gusto Enid, soy Alice! —se presentó con un aura alegre abrazándola.
—Un rato... ¿cómo sabían que estaba aquí si recién llego? —preguntó Enid asimilando la situación.
Bella y Alice se miraron pensando en que excusa poner, no le iban a decir que Alice pudo ver como Enid se acercaba a Forks.
—Bueno... intuición —respondió Bella dudosa—. Además, ¿no recuerdas que le enviaste una carta a papá diciendo que faltaban tres semanas para que vuelvas?
—Oh, sí, ya recordé —dijo con una pizca de duda. Su vista se fijó en un anillo que posaba en el dedo anular de su hermanastra—. Bella... ¿estas casada o es mi imaginación?
—No, no...es una larga historia —mintió algo nerviosa mientras se sacaba el anillo del dedo—. Vamos a ir de campamento en las montañas, ¿no deseas venir?... Estarán algunos chicos de la reserva y los Cullen que te tengo que presentar.
—Veo que ya conociste a los de la reserva —dijo Enid—. Acabo de llegar de un campamento, pero nunca le niego a otro, acepto.
—Ella es mi hermanita menor —presentó Bella a los demás.
—Hola, mi nombre es Enid Swan, hermanastra de Bella —les sonrió a los Cullen sintiéndose algo intimidada por la belleza de ellos—. ¿Son así siempre de guapos?
—Si que tienes humor, pequeña —río suavemente un grandulón—. Mi nombre es Emmett.
Cada uno se presentó, le parecía algo extraño que sean tan pálidos y que tengan los ojos dorados, pero supuso que era porque compartían la misma sangre. Pero se frenó al ver a cierto chico pelinegro que se diría hacia ellos.
—¡Jacob! —gritó corriendo hacia el metamorfo.
Ambos se abrazaron con fuerza después de varios meses en el que estaban separados.
—Te extrañé, pequeña. —Besó su frente con cuidado.
—Imbécil, tenemos la misma edad —le codeó suavemente.
—Lo digo más por tu estatura, pero también... —Antes de que acabara lo golpeé otra vez sacando varias risas a los presentes—. Ya está bien... estarás con los chicos por esta noche.
—¿No estaré con Bella?
—Enid, lo que pasa es que estaré con Edward —interrumpió su hermanastra.
La pelirroja miró de pies a cabeza a Edward.
—Está bien —bufó no tan convencida.
Jacob le hizo una seña a su amiga para que lo siguiera, así emprendiendo un viaje corto hasta que vio unas carpas a lo lejos.
—¿Seth también está? La última vez que lo vi fue hace tiempo.
—Sí, él también está ahí.
La noche cayó de golpe en el pequeño campamento que habían hecho por los neófitos.
—¿Crees que fue buena idea traer a mi hermana sabiendo que al amanecer atacara Victoria con Riley? —preguntó Bella preocupada.
—Sí, si fue buena idea. Desde el último encuentro con Victoria ella había dicho su nombre, es mejor si los lobos la protegen.
—Creo que sí... solo espero que ella esté bien y que todo salga a la perfección mañana —dijo para acurrucarse en el pecho de Edward tratando de calmar el frío que sentía.
Minutos después, Jacob entró a la carpa de la pareja encontrándolos abrazados.
—Jake, ¿mi hermana?
—Está con Seth, le anda cuidando y dando calor —interrumpió Edward leyendo la mente del lobo.
—Me sentiría más cómodo si dejaras de estar entrando en mi mente, chupa sangre.
—Enid ya despiértate... ¡Enid!
—Carajo, ya te oí Seth —dijo la pelirroja enojada sobándose los ojos—. ¿No se les ocurrió acampar en un lugar más cálido?
—Pero es divertido estar aquí.
—Sí, aja —rodó los ojos fastidiada. Se levantó rápidamente del lado de Seth y salió a tomar aire seguido de él.
La vista era simplemente hermosa, la nieve acoplada en el camino y en los arbustos era lo que más le gustaba admirar.
—Tengo hambre.
Seth se limitó a reír un poco por el comentario de su amiga, le alegraba como también le asustaba que este presente por las situaciones que iban a ocurrir.
—¡Hey, tortolos! —llamó alguien haciendo que la pareja se voltee.
—¿Qué quieres Sam? —dijo Enid acercándose a él.
—Necesito a Seth, recuerda lo que hablamos ayer, pelirroja.
—Sí, sí, que me quede aquí hasta que alguno de ustedes venga.
—Bien... Si sucede algo, solo grita por el intercomunicador, con lo escandalosa que eres sabremos que eres tú.
—Gracias por el cumplido —suspiró viendo el walkie talkie para luego ver cómo se iban dejándola sola, por lo que se metió a la carpa y trató de descansar.
Aunque tratara de dormir no funcionaba, hacía mucho frío como para pegar un ojo. Ni ella sabía el porque aceptó, tal vez porque quería pasar tiempo con Bella o quería distraerse. Ella mismo decidió ya regresar a Forks así que no se podía quejar.
Se había empezado a cansar de como su vida en el campamento se había vuelto rutinaria. Odiaba cuando pasaba eso, cada acción era casi siempre lo mismo, ella quería enfocarse en experiencias y retos nuevos cada día, pero en ese lugar solo se estancaba más.
—Será mejor si salgo un momento, después de todo... ¿qué podría pasar? —pensó irónicamente mientras guardaba su walkie talkie en su bolsillo antes de salir.
Empezó a caminar de poco a poco, tan poco era tan tonta como para irse tan lejos de la carpa.
Le gustaba como al caminar se marcaban sus pasos en la nieve, así que se tiró directo al suelo e hizo un ángel con su cuerpo hasta que escuchó un ruido provenir de los arbustos, asustándola.
—Mierda... —dijo para levantarse y agarrar el intercomunicador—. ¿Hola? —preguntó mientras caminaba hacia atrás lentamente.
—Hola —le respondió un chico no tan mayor que ella, salió de un arbusto para acercarse.
—¿Quién eres? —le cuestionó la pelirroja aún caminando hacia atrás con cuidado. Sabía que algo no estaba bien con ese chico gracias a que vio sus ojos completamente rojos—. O... ¿qué eres?
—Lo descubrirás pronto—dijo para intentar abalanzarse contra ella. Pero Enid fue más rápida y lo esquivó con suerte.
—¡Carajo!— insultó en español asustada mientras corría sin mirar atrás sacando su walkie talkie—. ¡Sam, ayuda! ¡Estúpido musculoso! —gritó fuerte tratando de escapar—. ¡Parece que un intento de Drácula fallido me persigue!
Pero no había señal de que alguien contestara, así que tiro el walkie talkie en dirección al vampiro así dándole en la cara.
—¡Es lo único para lo que sirvió, gracias Sam! —gritó sarcástica.
Enid seguía corriendo lo más rápido que podía, ni ella podía creerse de cuan rápido lo estaba haciendo hasta que vio a lo lejos a los Cullen y a un grupo de personas con capa.
No desperdició la oportunidad y gritó lo más fuerte que pudo.
—¡Malditos lobos, ayúdenme! —Volvió a gritar con desesperación sin antes tropezarse gracias a unas rocas que estaban escondidas por la nieve.
Así que no se levantó pensando que ya era su fin para esperar que el vampiro le atacará, pero eso nunca sucedió.
Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que les este gustando la historia, recuerden votar y comentar para apoyar el capítulo.
Ayudita en corrección gramatical y ortográfico xElsyLight
Créditos al separador y la firma de gif TheWalkyrie hace un increíble trabajo.
With love, Blythenewt.
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