Se sentía estúpido por lo que estaba a punto de hacer pero debía obedecer a su Daddy.

Tocaron nuevamente la puerta pero esta vez fue un poco más fuerte que las tres veces anteriores. Su Daddy  estaba perdiendo la paciencia pero el se sentía raro de salir así.

— ¿Vas a salir sí o no? — preguntó una ronca voz que se encontraba detrás de la puerta.

— Me siento raro, no creo que pueda salir así— un paso cerca de la puerta, sus mejillas estaban rojas como su cabello.

— Sal por las buenas porque si yo te saco no te convendrá — ordenó ya cansado de esperar.

— Está bien Daddy Bakugou— responde para tomar la perilla de la puerta para finalmente abrir.

Bakugou se aleja un poco de puerta, lo  primero que ve son  unas lindas mayas blancas, después le sigue una linda falda color rosa bajo transparente que deja a la vista una preciosas bragas blancas para finalmente poder ver una pequeña camisa blanca transparente que deja ver  unos delicados botones rosas en ese bello pecho.

— ¿N-n-no le gusta Daddy?— pregunta el chico de cabello rojo apretando la tela de su falda.

Joder eso lo excitaba aún más, el rostro del chico no tenía maquillaje o al menos no mucho. Los labios de su Baby estaban adornados con un poco de brillo labial color rojo, se acercó a él con tranquilidad para acariciar lentamente una de sus mejillas; le encantan esas mejillas.

Besa esos labios que desde la primera vez que los probó fueron su adicción. Saben Demasiado delicioso.

Lo cargo y lo apoyo en la pared aún besándolo, la saliva se compartía. Kirishima deja escapar pequeños gemidos al momento de enrollar sus piernas en las caderas de su Daddy. Se separan por la falta de aire pero eso no evita que Bakugou manoseé el trasero de Kirishima mientras éste acerca su boca al oído del rubio.

— Por favor Daddy llene me con su leche — lo dice en un tono tan dulce e inocente—. ¿Si Daddy?

Le daría toda la leche que su pequeño peli-rojo quisiera. Su Baby quería su lechita.