🎴 ፧ 𝗲𝗽𝗶́𝗹𝗼𝗴𝗼 • ✦⁾
✦ #ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ — sᴏᴜʟᴍᴀᴛᴇs
╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴
Varios días después...
La noticia corrió por todos los cielos, llegando incluso a todos aquellos que no solían estar atentos a todo lo que pasaba a sus alrededores.
La pérdida afectó a Jungwon más de lo que hubiese esperado. De todos los Yeomnas a los que ha servido, era Sunghoon a quien más cariño le tenía a pesar de su actitud fría y distante, probablemente debido a que él pudo conocerlo cuando buscaba a Sunoo desesperadamente.
Jamás podría olvidar el brillo en los ojos del peligris cada vez que este pensaba o hablaba de su amado. Con solo verlo se podía saber que estaba enamorado hasta los huesos, y eso a Jungwon le parecía muy tierno.
Cuando le quitaron esos importantes recuerdos a Sunghoon al borrarle la memoria, el pelinegro creyó que no volvería a verlo de esa forma, pero Sunoo apareció de nuevo en su vida y Jungwon no podía estar más feliz de ello.
Pensaba que desde ese momento Sunghoon volvería a ser el de antes, y en parte lo fue, por unos momentos pudo ver al viejo Sunghoon de vuelta y realmente esperaba seguir admirando en silencio cuán adorable eran esos dos juntos.
Por eso la noticia de que ambos murieron le cayó como un balde de agua fría en su espalda.
Se encontraba devastado por saber que nunca más los volvería a ver. Más cuando se había prometido ir a conocer mejor a Sunoo en sus ratos libres, y tal vez llegar a mantener una amistad con el tierno humano.
Se imaginaba muchas situaciones dónde él y Riki ocupaban el tiempo de Sunoo solamente para molestar a Sunghoon. Podía imaginar a la perfección el ceño fruncido de este mientras exigía que le devolvieran la atención de Sunoo. Realmente deseaba ver eso, incluso convertirlo en una divertida rutina de la que estaba seguro que jamás se cansaría.
Le dolía saber que ahora eso jamás iba a ocurrir.
Y luego tenemos a Riki, quien intentando hallar una explicación al porqué tanto Sunoo como Sunghoon murieron, investigó a fondo la vida de ambos para entender mejor lo que ocurrió, ya que no era muy consciente de la peculiar situación del humano. Y una vez se enteró de todo él mismo se encargó de correr la voz.
Ahora la tan respetada junta de deidades estaba siendo fuertemente criticada por sus actos que iban muy en contra de los ideales que ellos mismos establecieron. Tanto dioses que no pertenecían a esta y entidades celestiales que vivían por los cielos decían abiertamente su opinión negativa al respecto.
Fueron tantas las críticas que debido a la muy mala reputación que ganaron, la junta finalmente se disolvió, catalogando a todos los —ahora— ex-miembros como poco profesionales, siendo prácticamente la burla del reino de los cielos.
Ya no habría un grupo de dioses dominando todo, ahora cada dios se encargaba de gobernar su propio santuario, y cualquier decisión importante se llevaría a cabo de manera colectiva.
Volviendo a la actualidad, Riki llegó al santuario de Yeomna por quinta vez en el día, esta vez con varios libros e informes en mano.
Él tomó voluntariamente el puesto de Yeomna temporal hasta que encontrara a un sucesor, y por eso se pasaba mucho por allí.
—Buenos días, Jungwon —saludó con una voz un tanto apagada y ojeras bajo sus ojos.
Jungwon notó el cansado rostro del contrario junto a su perezoso andar—. Necesitas un descanso —dijo mientras recogía su escritorio, que estaba más vacío de lo normal.
—Pronto. El nuevo Yeomna que seleccioné es un joven que moriría dentro de poco, solo debo esperar, no voy a cagarla como hicieron con Sunghoon —informó acabando con un suspiro—. ¿Por qué estás recogiendo? ¿Te vas con otro dios?
Jungwon negó—. Me voy a retirar. Después de Hoon dudo poder servir a alguien más.
—Oh... Entiendo.... Tú también mereces un descanso así que disfruta~. ¿Irás a la ciudad sagrada?
Esa es una de las opciones que tenía el pelinegro, convertirse en un ángel e ir a la ciudad sagrada y vivir tranquilamente en la casita que le asignaran, pasando eternamente rodeado de nubes y otras entidades que han tomado esa misma decisión. Aún teniéndola como opción, para Jungwon eso era muy aburrido, y estaba seguro de que algún día se cansaría de esa monótona vida.
—No, tengo una idea mejor —sonrió, aunque seguía viéndose algo abatido y con los ojos llorosos. Aún se le hacía surrealista, le costaba un poco asimilar lo que había pasado. Después de todo fue muy repentino, la última vez que vió a la parejita parecían estar muy cómodos con el otro.
Los ojos de Riki brillaron—. ¿Cuál, cuál, cuál, cuál? —preguntó de manera infantil.
—Lo sabrás más adelante~ —respondió guardando algo en la gaveta y empezó a caminar fuera del santuario, siendo seguido por Riki.
—¿Me vas a dejar con la intriga?
—Ajá.
—¡Eres cruel!
Jungwon rió. Le gustaba ver a Riki igual de animado que siempre, sin contar el cansancio que tiene al ocuparse de dos santuarios él solo.
Sabe que el rubio fue el más afectado con la muerte de los enamorados. Incluso lo vió llorar por ellos, algo que nunca esperaría ver del siempre-animado-Riki.
Pero por suerte Riki logró superar esa desagradable experiencia de perder a un amigo, o más bien dos.
Para Riki todo aquel que le agradara a Sunghoon automáticamente le caía bien, incluso si no lo conocía. El conseguir ablandar el corazón de piedra del fallecido peligris era suficiente para tenerle cariño, y algo digno de admiración. Empezó a apreciar a Sunoo desde que vió en primera fila como Sunghoon llevaba aquel infantil reloj rosa.
En ese momento pensó: "Sunghoon y el rosa es una combinación que nunca hubiera imaginado ver. Mis más sinceros respetos al mortal que logró esto".
Desde ese entonces, y al igual que Jungwon, Riki quería conocerlo mejor, e incluso casi lo despierta aquel día que se quedó cuidándolo, pero se aguantó las ganas para que Sunghoon no le pateara.
Él también imaginó todo tipo de situaciones dónde Sunoo se volvía su compañero de bromas o algo por el estilo. Ya que sabe que Sunghoon no se enfadaría con Sunoo, el humano sería el mejor de los aliados para hacer travesuras. O así es como Riki lo creía.
Tal vez tenían demasiada imaginación, o simplemente era la emoción de ambos por ver que alguien tan solitario como Sunghoon logró amar y ser amado, pero deseaban ver más de eso, querían conocer a Sunoo y presenciar en primera fila como esos tortolitos avanzaban su relación.
Obvio que les apenaba demasiado la pérdida, si estaban llenos de deseos que ahora eran imposibles de cumplir.
Un fuerte ronroneo hizo a ambos chicos voltear, encontrándose con un tigre medio fantasmal que se acercó a Jungwon y empezó a restregarse en sus piernas en busca de atención.
—No sabía que habías adoptado un gatito —soltó Riki divertido.
—No es mío, es el alma del gato que... Sunghoon nos había pedido cuidar junto a Sunoo aquella noche. Parecía tenerle algo de cariño así que solicité que lo transformaran en un animal espiritual —bajó un poco la cabeza para mirar tristemente al gran tigre antes de seguir—. Quería sorprenderle con la noticia de que el lindo minino era compatible para tal ascensión...
Riki intentó recordar el nombre del gato (que ya no es un gato). Está seguro que salía tanto en el libro de vida de Sunoo como en el de Sunghoon.
—¿Naeu? ¿Gaul? ¿Gaeul...? Sí, creo que era Gaeul —el tigre alzó la cabeza para mirar a Riki al escuchar su nombre y se lanzó encima de este para lamerle la cara. Por suerte Riki era lo suficientemente fuerte como para no caerse por el peso del animal, y empezó a darle unas alegres caricias en la cabecita—. El supuesto gatito creció, ¿uh? ¡Mira que grande estás!
—¿Puedes quedártelo? No creo que lo dejen ir conmigo a donde voy, y es lo único que queda de... —no pudo terminar la frase, pero no le hizo falta para que el rubio entendiera.
—Lo cuidaré muy bien, no te preocupes —respondió Riki con una linda sonrisa cuando el tigre finalmente bajó.
Jungwon sonrió contagiado por Riki, pero su sonrisa se eliminó al pensar en algo.
Quería hablar del tema ahora que ya no lloraban a mares por la simple mención de lo ocurrido—. ¿Crees que... se pudo haber evitado de alguna forma? —preguntó refiriéndose al final de la tierna pareja.
Riki tardó unos segundos en responder por quedarse pensativo—. Mmmmhh, bueno, ya sabes la historia. Por lo menos lo de Sunoo era inevitable. Pero hay algo que no le he contado a nadie con respecto a mi investigación.
—¿El qué?
—Miré todos los documentos de Heeseung —Jungwon volteó a verle con asombro. Estaba terminantemente prohibido revisar todo lo que Heeseung había dejado—. No me mires así y déjame terminar —se quejó el rubio con un puchero.
—Lo siento, sigue.
—Heeseung había estudiado mucho para saber a quién le podía cambiar el destino y a quién no. Al parecer si el destino de alguien involucra a otra persona, puede afectar mucho a ambos si se cambia. Creo que por eso no se pudo hacer nada al respecto, estaban condenados desde el momento en el que Sunghoon fue arrebatado de la vida de Sunoo.
Jungwon bajó la cabeza—...Me alegra que al menos pasaron tiempo juntos antes de.... eso, pero es triste que tuvieran que acabar así... —murmuró.
—Si te sirve de consuelo, no desaparecieron por completo —ante la expresión confundida de Jungwon, Riki siguió hablando—. Aquel día había buscado el libro de vida de Park Sunghoon por curiosidad, ¿y sabes cuál era su destino? —Jungwon negó—. Estar con Kim Sunoo. ¡Eran almas gemelas, nacieron para estar juntos! Creo que es un milagro que ambos pudieran sobrevivir tanto tiempo sin el otro. ¿Sabías que las almas gemelas son menos comunes de lo que parece? La mayoría de veces, cuando el destino de alguien es estar al lado de otro, suele ser unilateral.
—¿En serio?
Riki asintió—. ¡Es muy raro que ambas partes estén destinados al otro, pero esos dos lo estaban! Fui muy emocionado a contarle a Sunghoon pero... llegué un poco tarde... no lo suficiente como para que desaparecieran por completo, pero sí fue tarde —Y aunque hubiera llegado pronto, solo Sunghoon se podría haber salvado… pensó.
De repente Jungwon se sintió esperanzado y confundido por las últimas frases que había dicho Riki—. No... entiendo, ¿qué fue lo que hiciste?
Ya estando fuera, Riki miró al lindo cielo estrellado, sonriendo al ver esas dos brillantes estrellas juntas que destacaban bastante entre las demás—. Digamos que la fatídica historia entre esos dos será siempre recordada como una prueba de que el amor verdadero existe, y eso es algo que ni los siglos ni la pérdida de memoria puede cambiar~. Además, no iba a dejar que algo tan sorprendente como dos almas gemelas desaparecieran así como así~
Jungwon miró al cielo, viendo las mismas estrellas que Riki, y sus ojos empezaron a cristalizarse de nuevo.
Ellos no habían desaparecido, seguían vivos, aunque no físicamente, pero lo importante es que ahí estaban, juntos en el tranquilo cielo nocturno, iluminando como ninguna otra estrella. Era mil veces mejor el digno final de quedar como estrellas que inmortalicen el recuerdo de sus vidas a desaparecer por completo de una manera que en los cielos se considera humillante.
—Aaww, ¿Jungwonnie va a llorar?
—No... —negó, aunque las lágrimas ya caían por sus mejillas.
Riki le pasó un pañuelo—. También hice que se creara una leyenda sobre ellos en el mundo mortal. Solo espero que los humanos no se atrevan a modificarlo para que la historia sea entre un chico y una chica, como hicieron con las demás. ¿Qué necesidad hay de cambiar los géneros? —se quejó.
Luego de haberse limpiado las lágrimas, Jungwon recordó algunos datos que sabía de los mortales—. Creo que muchos ven mal la relación entre los del mismo sexo.
—Pues les dará un paro cardíaco como se enteren de que aquí es irrelevante lo que alguien tenga entre las piernas.
—Siento interrumpir, señorito Mireuk, pero ya murió el mortal que ha seleccionado, dejamos su alma en el despacho —informó una entidad celestial que apareció delante de ellos.
Riki aplaudió animado—. ¡Ya está aquí el nuevo Yeomna!
Jungwon le dió unas palmaditas en el hombro para despedirse—. Yo me marcho ya.
—Espera, espera —Riki sacó uno de los libros más finos que traía y se lo dió a Jungwon—. Quiero que te quedes esto.
El pelinegro lo tomó con cuidado y se percató de que era el libro de vida de Riki. Abrió los ojos sorprendido recordando como este había dicho que no quería leer sobre su propia vida.
Riki suspiró al ver su reacción—. Nop, no lo leí, pero estuve a punto. Por eso quiero que lo tengas tú. Escóndelo, quémalo, rómpelo, haz lo que quieras, solo no me dejes leerlo, por favor.
—...Está bien, lo guardaré donde nunca lo puedas encontrar.
—Perfecto. Ahora debo irme, que un muchachito me espera~
Jungwon sonrió—. Que te vaya bien, Riki.
—Tu también, mucha suerte con lo que sea que tengas planeado hacer. ¡Más te vale decírmelo para la próxima!
—Sí, sí —soltó divertido—. Hasta otra —dijo antes de irse.
Riki corrió hacia el despacho siendo seguido por Gaeul, y antes de abrir la puerta se peinó para intentar verse cool ante el que sería el nuevo Yeomna. Ya que él ahora es una especie de superior, la primera impresión es importante si quería que lo respetara. Debía ser un buen hyung.
Luego de prepararse, abrió la puerta, encontrándose con el alma pura en medio del despacho.
—Bienvenido, Choi Beomgyu —saludó con una gran sonrisa, y rápidamente le pasó los poderes de Yeomna, haciendo que el alma volviera a tener el cuerpo del joven castaño de adorable apariencia.
—¿D-dónde estoy? —preguntó inocente y confundido.
—Te explicaré todo, no temas. Pero antes déjame comentarte la historia del que antes ocupaba tu lugar —avisó manteniendo su sonrisa, a lo que el pelinegro asintió. Estaba muy orgulloso de cómo Sunghoon había logrado amar después de todo, y con su historia quiere que Beomgyu supiera que aún siendo un dios también tiene derecho a enamorarse, y nada ni nadie debería impedirle eso—. Todo empezó hace muuucho tiempo...
❝Cuenta la leyenda que un dios y un mortal se amaban con locura.
Este adorable amor empezó hace mucho más tiempo del que parece, y aunque fueron forzados a separarse, persistió durante todo este tiempo aún con ambas partes habiendo olvidado al otro por culpa de la negligencia de otros dioses.
Pero cuando finalmente se reencontraron, no hizo falta recordar para volver a dedicarse lindas palabras entre tiernas caricias bajo la luz de la luna.
Se amaban, y eso es algo que absolutamente nada ni nadie podía cambiar. Solo la misma muerte que, desgraciadamente, se llevó al pobre humano más pronto de lo que esperaba.
El dios, frustrado porque le volvieron a arrebatar lo que más quería en el mundo, estaba dispuesto acompañarlo en ese tranquilo viaje hacia la muerte, falleciendo así felizmente junto a su amado.
Y aunque estos hayan muerto, permanecerán eternamente entre nosotros recordándonos que el tiempo siempre vuelve a unir a dos almas destinadas, por muchos acontecimientos que se den de por medio❞
Añadido improvisado escrito por Riki ૮꒰⸝⸝> ̫ <⸝⸝꒱ა jeje.
¡Inmortalizar el bonito SungSun!: hecho ✓
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top