Capítulo 20.
CUANDO VIOLET DESPERTÓ ESA MAÑANA DE NOCHEBUENA LO PRIMERO QUE OYÓ FUE UNA SUAVE MELODÍA DE UN PIANO, Y SU CORAZÓN CASI SE PARÓ. Su mente fue a parar a los recuerdos que tenía de su difunto amado tocando aquel instrumento en su casa (a la cual llevaba sin ir ya tres semanas). Como regalo de bodas los padres de ambos le regalaron una casa en un barrio de magos, donde vivieron durante meses antes de que Regulus desapareciera y nunca apareciera por haber traicionado al Señor Tenebroso. Después no volvió a vivir en esa casa, demasiados recuerdos y emociones que quería olvidar, pero daba igual os años que pasaran ya que el dolor y las ganas de llorar seguían en ella cada vez que pisaba la casa.
Cuando consiguió la custodia de sus sobrinos dejó todo intacto en la casa y se mudó a un piso lo suficientemente grande para los tres. Ulises con 8 años comenzó a interesarse por los instrumentos y cuando ella le preguntó qué instrumento quería aprender a tocar él no dudo en decir el piano, como su difunto tío. Era poco lo que Violet contaba de Regulus a ambos muchachos, pero les acabó contando su historia cuando su sobrino envió en su primer año una carta explicando que se habían metido con Idylla unos alumnos de Gryffindor diciendo que su familia estaba llena de mortífagos asesinos ( y sí, fue a hablar con Dumbledore montando una escena para que tomara cartas en el asunto y de paso visitó a sus pequeños ).
Los meses sola en el piso habían sido bastante solitarios pero se alegraba de estar junto a los amores de su vida, la luz de su vida, y tener una razón para celebrar las fiestas navideñas. Se preparó para el día y salió de su cuarto después de hacer su cama con un movimiento de varita. Para su sorpresa el desayuno ya estaba hecho sobre la mesa, Idylla estaba terminando de decorar el árbol de Navidad que estaba en la esquina del salón y Ulises tocaba las teclas del piano ( que fue obsequiado por Walburga pocos días después de que muriera Orión ).
―Guau... Buenos días chicos, ¿qué hacéis levantados a estas horas?
―Queríamos darte una sorpresa, como siempre estás trabajando para que vivamos bien se nos ocurrió prepararte un desayuno y decorar la sala para dar ambiente navideño. Además, hoy es domingo por lo que no trabajas así que vamos a aprovechar el día para hacer algo los tres juntos.
―Sí tía Violet, queríamos tener un detalle contigo. Y que conste que he cocinado yo, si Ulises se hubiera encargado lo más probable es que te hubieran despertado los bomberos al sacarte del piso en llamas.
Eso le sacó una sonrisa a la mujer viendo lo atentos que eran sus sobrinos, y sobre todo al notar que Idylla había bromeado. Desde que salió del tren la notó distinta, un poco más abierta con ella y Ulises. Incluso la joven le había comentado la noche anterior que quería comenzar a ir a terapia con la psicóloga de Hogwarts, ambas sabían que era un gran paso, sobre todo al ser por propia iniciativa. Y estaba más que orgullosa de ella.
―Muchas gracias mis niños. Ahora, si no os importa voy a probar esas deliciosas crepes, me muero de hambre y ¡nos espera un día ajetreado! Tengo que ir a hacer la compra y me gustaría llevaros a un par de lugares si queréis.
Se sentaron a desayunar tranquilamente mientras la mayor comentaba alguna que otra cosa mientras los otros dos escuchaban atentamente. Cuando terminaron entre todos recogieron los cubiertos, vasos y platos que utilizaron para limpiarlos. Violet fue a lavarse los dientes y echarse unas gotas de perfume mientras esperaba a que los adolescentes se terminaran de preparar ya que estaban en pijama cuando los encontró. Violet se miró en el espejo y se dio cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Vestía un vestido de manga larga negro que pasaba de sus rodillas conjuntado con unas medias y botines del mismo color. Su abrigo también era negro y su cabello pelirrojo estaba recogido en un moño trenzado ( que aprendió gracias a Demeter, la elfa libre que ahora ayudaba por voluntad propia a su padre en las tareas que ya no puede como limpiar lugares altos o muy bajos ya que su cuerpo no se lo permitía ). Y aportando color se había puesto alrededor de su cuello una bufanda color lila.
Minutos más tarde ya se encontraban de camino a un supermercado para comprar todo lo que llevaba Violet en una lista y una hora más tarde ( después de reducir todas las bolsas de compra de tela para que entraran en el bolso de la mujer sin pesar tanto en un callejón sin llamar la atención de los muggles ) aparecieron delante de una casa de dos pisos pintada de color blanco por fuera con un pequeño jardín.
―¿Dónde estamos tía Violet? ¿A quién visitamos?
Pero ella no respondió al instante, en cambio se quedó observando los escalones que daban a la puerta principal de la casa. Ambos muchachos se extrañaron pero cuando Idylla movió su vista al buzón y leyó el nombre de los residentes lo comprendió.
―Podemos irnos si no estás lista, entendemos que esto sea duro para ti...
Ulises ya había comprendido que esa era la casa y posó su mano en el hombro de su tía, sabiendo que a pesar de no mostrarlo, ella seguía dolida por lo sucedido años atrás. Recordaba haber oído de pequeño los lloros de la mujer desde su cuarto por las noches, y cuando le preguntaba solo respondía que había tenido un sueño malo. Ahora entendía por lo que pasaba y que una herida en el corazón tan grande tardaba mucho tiempo en sanar.
―Estamos contigo, siempre.
Ante eso Violet respiró hondo y levantó la vista.
―Estoy bien, solo necesitaba un momento. No me crié en esta casa pero durante un tiempo sentí que este era mi hogar. Ahora mi hogar es donde estéis vosotros.
Con la mano un poco temblorosa sacó la llave de la casa y la introdujo en la puerta para después adentrarse en el pasillo.
―Podéis explorar lo que queráis, mientras voy a encantar los utensilios de limpieza para dar una pasada a los suelos y muebles, hace bastante tiempo que no vengo.
Y así lo hicieron, los tres se separaron en distintas direcciones recorriendo las distintas salas de la casa. En la planta baja se encontraba la cocina, un estudio y la sala de estar. Esta última era la más amplia, con paredes blancas, un amplio sofá y dos butacas de un tono gris claro. El parqué del suelo era de un color parecido y había una gran alfombra blanca que estaba impoluta, Ulises no pudo detectar ni una sola mancha. Pero lo que le llamó la atención fue los marcos de fotos que había en una estantería.
Había algunas fotografías en blanco y negro de un niño y una niña pequeños. Sabía de la mala relación que su tía tuvo durante su infancia y parte de adolescencia con Regulus, y le daba gracia la cara que tenía en una imagen con los mofletes inflados y los brazos cruzados al lado de un niño con una cara que mostraba confusión. Con el paso de las fotografías las dos figuras iban creciendo y llegó a la fotografía del día de su boda. El joven nunca olvidaría de su mente la sonrisa y mirada llena de felicidad que tenían.
Idylla por su parte había subido las escaleras encontrando varias puertas de lo que supuso que eran habitaciones y dos baños ( que pudo identificar a partir de los pequeños carteles de madera que tenían las puertas ). Todas las habitaciones que veía solamente tenían una cama sin sábanas, un armario y una mesilla. Otra estaba totalmente vacía con una pared pintada a medias como un cielo estrellado. Y llegó a la única que parecía haber sido habitada.
Las paredes, como en prácticamente toda la casa, eran blancas. La gran cama de matrimonio tenía una colcha mullida negra en la que podía notarse las motas de polvo. Sobre una mesilla había un libro que pudo identificar como Las Metamorfosis de Ovidio. Y en la del otro lado de la cama se situaba una lámpara y una taza de té vacía sobre lo que parecía una carta doblada.
El armario doble solamente tenía una parte con ropa perfectamente doblada que supuso que sería de su difunto tío. El balcón tapado por una cortina gris tenía su ventana cerrada y las vistas daban al pequeño jardín que tenía un balancín para dos, un farolillo y algunas macetas sin flores. Y sin querer entrometerse más salió del antiguo cuarto de sus tíos para regresar junto a su hermano.
Violet había recorrido toda la casa con nostalgia, constantemente imaginaba qué habría pasado si Regulus no hubiera muerto, si tal vez ella no hubiera discutido con él o si no lo hubiera dejado salir de su hogar en vez de dormir esperando arreglar las cosas al día siguiente. Pero nunca lo sabría, porque estaba muerto y el único consuelo que le quedaba era visitar su tumba sin restos y hablar con la nada esperando que la escuchara estuviera donde estuviera.
Sí, el tiempo pasaba como las olas del mar que iban y venían, pero los recuerdos cuales piedras incrustadas podían esconderse entre la arena, pero nunca desaparecían. Nunca.
Espero no haberos aburrido mucho con este capítulo que no ha tenido mucha acción, pero hacerme caso, se aproxima una tormenta y viene para quedarse durante mucho tiempo.
Me he querido centrar sobre todo en los sentimientos y emociones de Violet, mostrar que tiene momentos mejores y peores. Además, tanta pérdida de joven es difícil de superar, más aún intentar olvidar. Y quería enseñar un poco cómo es la relación tía-sobrinos, que por cierto es súper adorable. ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top