Vandalismo con refresco de cereza.

Capítulo 1











Lunes por la mañana, el momento más caótico de todas las malditas semanas.
Darte cuenta de tu humor de perros porque te quedaste despierto hasta tarde viendo ese programa porque, sí, todo lo bueno pasa los domingos por la noche.
En fin, te levantas con ganas de seguir durmiendo a sabiendas que no puedes porque no debes decepcionar a tus padres ya que ellos pagan la colegiatura y debes ser agradecido con ellos. Tomas una ducha en la que reflexionas sobre tu vida, sales, te secas y te cambias con la molesta sensación de que todo se te pega por no haber pasado correctamente la toalla.
Desayunas y vas a la escuela, esa cárcel tan normalizada.

— ¡Ohhhhhhhhh, pobre Kokona!— gritó Yugyeom, el compañero de clases que peor le caía a Taehyung. El rubio medio desteñido arrugó la nariz, sintiendo su cabeza punzar por los escandalosos gritos de ese tipo.

Pensar cuán molesto puede ser un lunes por las primeras horas le dañó el coco. Y lo jodió aún más escuchar a más de la mitad de su grupo gritando por un juego.

Juego que olvidarían dentro de dos semanas, cuando el hype se esfume. Jimin masajeó los tensos hombros de su amigo.

— Ya, ya. Cálmate, bebito— cantó como si quisiese protegerlo de todo mal. Taehyung bufó y a regañadientes respiró a tiempos, igual que el hombre feliz que daba clases de yoga matutina los sábados por el canal 6.

Se sentía ridículo. Quería llorar sólo por no haber dormido sus ocho horas diarias y eso era muy patético.
Alejó las manos de Jimin, no quería que nadie lo tocase. Sólo quería dormir.

— ¡Taedormilón!

Alzó la cabeza rápidamente, como un cachorro cuando escucha las llaves de su amo tintinear. Sintió sus mejillas calientes y apostó que sus ojos se cubrieron con pequeñas estrellas destellantes.

Su malhumor se fue. Es más, ¿por qué había estado molesto?

— H-Hola, ¿hiciste tu tarea?— preguntó estúpidamente, embobado por la hermosura ajena.

Vió a Jungkook por primera vez cuando fue a dejarle unas hojas de arroz a Sana hasta su club. Jeon Jungkook, el único chico que pisaba la losa rosa del club de cocina. Llevaba un gracioso delantal de rey cangrejo y las mejillas manchadas con lo que parecía ser aguacate. Los ojitos de Jungkook fueron lo más hermoso del mundo en se momento, ojos de un bambi centellante.

Después de eso, Sana los presentó. Se hicieron amigos con mucha dificultad debido a la timidez ajena... Con el tiempo ambos notaron que no querían ser solo amigos.

Y velos ahí, Jungkook apretandole las mejillas y Tae quejándose cual niño pequeño.

— Eh, Kook. Mejor que no lo pellizques mucho, tiene un humor de perros que uf— advirtió Jimin. Jungkook le miró confundido y después regresó la vista a Taehyung, el rubio que si bien parecía disfrutar de su presencia, también arrugaba la nariz con evidente molestia contenida.

— El sábado que nos vimos estabas bien... ¿Qué sucede, TaeTae?— preguntó Kook.

— Nada— respondió Kim enfurruñado.

— Se quedó hasta tarde viendo una serie y no durmió sus ocho horas. Quiere matar a todos porque gritan mucho y duele la cabeza— resumió Jimin, revolviendo el cabello de su mejor amigo. Jungkook pareció entender la situación y masajeó las sienes de su "quedante" con suavidad.

Tae se relajó evidentemente y Jimin quiso burlarse de lo ridículos que se veían haciendo esas cosas tan cursis. ¿En serio? ¿Masaje de sienes? Pff.

Aunque cabe admitir que Taehyung no pudo encontrar a un mejor pretendiente. Jungkook es un trozo de pan, incapaz de matar a un mosquito en temporada de calor. Romántico, detallista y tan leal que parece irreal. El hombre perfecto sin duda.

— Tengo que irme. La profesora de Biología no da tiempo de tolerancia— anunció el pelinegro de dentadura conejil. Revolvió los cabellos de Taehyung y posteriormente salió del aula a paso veloz.

Jimin silbó, avergonzando al rubio que cubría su rostro cuál enamorado. Sip, Tae ya estaba renovado y contento. Ahora sí podría atender a sus clases sin la necesidad de tirarle su lapicero al profe que siempre se quejaba de su ex-esposa.

💌🧸


— ¿Ustedes también lo jugaron?— preguntó Sana, picoteando esa sopa alienigena que le sirvió la cocinera.

— Es un balance entre lo adorable y lo grotesco. Muy bueno. 10 estrellas — rebatió Jimin.

— Tiene muchos bugs, jaja— comentó Nayeon—. Traté de aventar a Osana desde la azotea pero su cuerpo se atoró y quedó bailando en la baranda— comentó con una gracia que logró hacer reír un poquis a Taehyung.

— No es la versión oficial, así que está bien. El creador dijo que cada semana se implementaría una nueva rival, ahora mismo el juego tiene 2 rivales y se dice que faltan muchas más— agregó Sana, recordando la nota de autor que había en la página cuando recién lo descargó—. Me pregunto... ¿Qué clase de persona será el creador? Un Máster ya es pero... ¿Habrá tenido una novia yandere?

— A todo esto, ¿qué es yandere? Sana me explicó pero no entendí muy bien— preguntó Taehyung a su mejor amiga japonesa que parecía entender el termino mejor que nadie.

Sana pensó un poco una nueva respuesta, buscando las palabras más exactas para explicarle a su tozudo amigo.

— Chicas que matan por amor. Es decir, son capaces de acabar con cualquiera que quiera entrometerse con su senpai.

— Oh... Demonios, qué loco— arrugó la nariz con disgusto, dándole un gran sorbo a su refresco de cereza que consiguió a tan sólo 1000 wones en la maquina expendedora.

Todos sus amigos asintieron en medio acuerdo. A fin de cuentas era un juego con un tema demasiado delicado, no debían romantizarlo por más adorable que fuese hacer trocitos a Osana Najimi en aquel juego.

Poco después, llegó Jungkook. Y se sentó al lado de su lindo rubio enfurruñado. Todos en la mesa corearon un "owww" por la extra adorabilidad que desprendía el chico de dientes de conejito.

— J-Jungkookie...

— TaeTae~

— ¿Me extrañaste, Kookie?

— Mucho, mucho.

— ¿Cuánto? Sé más específico~

— Mmm— lo pensó un poco, aunque la respuesta era obvia, quería que Taehyung se desesperara un poco—. Te extraño lo mismo que las directioner a 1D.

— ¡Ohhhhh, eso es mucho! En fin, a nadie le importa.

Ambos jovenes arrugaron la nariz cuando un tercero en discordia se les unió a su lindo momento zen. Hoseok se enganchó del cuello de ambos y se sentó en medio de los dos alegando que "si caben dos, entran 3", moviendolos bruscamente y sacándole un chillido a Taehyung porque le quedaba medio culo fuera de la banca.

— O-Oye, estamos en algo importante— gruñó Jungkook, quitando el brazo del pelirrojo tanto de sus hombros como de los de Taehyung.

— Saber cuánto se extrañaron el domingo no es importante. Y se vieron a primera hora hoy— solucionó echándole su brazo por los hombros a Taehyung, de nuevo.

La pareja de polluelos enamorados suspiró con pesar, Hoseok era como un chicle en el cabello y sería muy difícil que se les separara ahora que los encontró. No es como si les gustase esconderse de los demás para decirse sus cosas cursis... Pero Hoseokie... Era Hoseokie.

Muy pegoste, muy empalagoso, muy buena gente y muy increíblemente molesto si se lo proponía.

— U-Uy, creo que se me olvidó sacar las fotocopias que me encargó el profe Sung— anunció un incómodo Tae y, como pudo, se apartó de Hobi para caminar lejos de ese par.

Jungkook miró feo a su amigo y le dio una fuerte colleja. El pelirrojo se sobó su piel mallugada.

— Te voy a matar.

— ¿Eh? ¿Por qué? Taehyung es tan mono que me dan celos— Hobi pestañeó encantadoramente, sacando aún más de quicio a Jungkook.

Inhala, exhala.

Inhala, exhala.

Inhala paz. Exhala amor.

— Eres tan tonto que no te puedo insultar— medio rió Kook.

Las clases siguieron su curso después de ese incidente. Y Taehyung entregó las copias sanas y salvas.

Cuando regresó a la habitación compartida con Sana, y asegurándose que ella se quedaría en su club, tomó prestado el ordenador y se dispuso a jugar el dichoso programa.

La curiosidad mató al gato.

— Oh, pues el menú es muy mono-¡AY QUÉ ES ESO!

Tae llevó una mano a su pecho, asustandose por el brusco cambio en el menú de inicio. Bien, daba mal rollo pero no tanto... Sólo lo pilló con la guardia baja. Chasqueó la lengua y le dio a new game.

Después de una intro que explicaba qué tan loquita estaba la protagonista y la conversación de info-chan que deseba mucho dolor en la pobre Osana Najimi. Sin duda, es un juego muy loquito.

Estuvo familiarizandose con los controles y los distintos puntos accesibles en el juego. Panties, cómics, un altar extraño, cosas que sólo podía usar en la noche y un sótano muy tenebroso.

Suspiró y fue al punto de la escuela, automáticamente saltandole un diálogo entre el senpai y Osana.

— Pero es que me da pena matarle—puchereó Tae, corriendo en círculos porque no le entendía a las teclas que tenía que usar.

Dio un recorrido por el campus, chocando de vez en cuando con las miembros del comité estudiantil.

Cuando no supo qué hacer, buscó en su celular un foro donde explicaban las posibles formas de deshacerse de la primer rival.

— No puedo hacerle eso, es adorable y le gustan los gatitos— frunció el ceño cuando leyó la forma de "envenenarle el bento". Siguió buscando más opciones y encontró la más complicada pero factible pa' no matarla— Porque, osea, no la quiero matar pero si es su mejor amiga igual le podría seguir quitando tiempo después, ¿no?

Resopló, eligiendo hacer que la expulsen.

El primer día era fácil. Inculparla por tomar fotos por debajo de la falda de las chicas.

El que fue realmente complicado fue el cuarto día, cuando tocó tomarle la foto pateando la máquina expendedora.

— Mi pregunta es, ¿por qué te daría tanta sed comer papitas?— medio rió, leyendo los diálogos de Osana.

Hizo todo el proceso y no pudo evitar fruncir el ceño cuando llevó las pruebas a la señora de gafas.

— ¿No sería sospechoso también que siempre la yandere-chan vaya a acusar a la Osana?— suspiró— Enfin, son juegos.

El último día fue gratificante, Osana había sido expulsada exitosamente por haber robado las respuestas del examen. Levantó los puños, cuando la escena final del senpai apareció.

Indicando una nueva rival pero demasiado perezoso como para sabotearla.

— Así que, jugando sin mi, eh— reclamó Sana detrás suyo.

Tae pegó un brinquito y llevó su mano al pecho por segunda vez en el día.

— Casi me infarto, zanahoria.

— ¡Oh, pudiste deshacerte de Osana!— exclamó impresionada Sana, mirando el logro que salía en el menú de inicio— Yo no pude, siempre me pillaba la de colitas.

El rubio se alzó de hombros— Entré a una de esas páginas de ayuda en juegos y me salió el proceso completo.

— Y yo aquí perdiendo el tiempo...






bien, ndea con la imagen del principio del cap
la hice de a rápido porque me dio amnsiedad hacer las fichas como en el cap anterior

gracias, luego la cambio pero quedó kiut apoco no

Enfin, vayan preparando su ataud porque este fic los matará de dulzura claro que sí

Siganme en inkspired y métanse a mi grupito de whats pa chatear como doñas

Los tekueme, tomen awa y feliz año nuevo💖

No se olviden de desearle hapi verdei al taetae porfa

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