Recuerdos pasajeros

La residencia del clan Sarutobi se mantenía silenciosa, y en realidad durante el día solo estaba la servidumbre y la matriarca cuando no salía al hospital de la aldea, en la sala principal de la casa del líder de la aldea se puede ver a una mujer pelicastaña pasando un paño húmedo en el piso, esa era una de sus tantas funciones que tenía en el recinto de clan Sarutobi, este era su quinto año en ese lugar, era una civil sin ninguna habilidad especial como era el caso de las familias ninja, era la mejor fuente de ingresos a la que podía postular, y finalmente era madre soltera, Akina Yamamoto suspiró, y retiró el sudor que aparecia en su frente, miró al exterior y sonrió, su hijo,  nunca pensó ser madre a los 18 años, menos como lo fue ella, pero no se arrepentía, su pequeño era su todo, no eran ricos, pero eran felices con lo que tenían, aunque le preocupaba dejar a su hijo solo con apenas 5 años en su pequeño departamento, pero el era obediente, además en el horario de almuerzo podría ir a verlo para que se alimente.
-"Akina, puedes venir por favor"- a la distancia se escuchó la voz de la señora de la casa, Akina recogió todo rápidamente y se encaminó desde donde le llamaban.

-"Buenos días Biwako sama, dígame, en qué puedo ser útil?"- pregunto en tono gentil, Biwako se encontraba bebiendo té con los ojos cerrados, bebió un sorbo y miró en dirección de la muchacha.

-"Buenos días Akina, te pedí que vinieras ya que me acabo de enterar que tienes un hijo y que este se encuentra solo la mayor parte del día mientras tu trabajas, eso es cierto?"- Akina mantenía el gesto de sospresa en su rostro, al parecer una de sus compañeras andaba de chismosa, debía de mantener la calma y no pensar en malas posibilidades.

-"Así es, soy madre de un niño de 5 años, que por mi trabajo lo dejo durante la mañana y en la tarde solo pero tomo todos los reguardos posibles para que no esté en peligro"- comentó Akina, Biwako asintió.

-"Ya veo, y no tienes a nadie que te pueda ayudar a cuidarlo? tu pareja, tus padres o los padres de tu pareja? mal que mal es solo un niño"- Akina solo negó.

-"Soy madre soltera señora, además soy huerfana por lo que no tengo muchas opciones al momento de pedir ayuda, así que dejo a mi hijo lo más comodo y seguro posible antes de salir a trabajar, le voy a dar su comida durante el medio día y ya después nos vemos en la tarde cuando termina mi turno, se que no son las condiciones para mi pequeño pero así nos la arreglamos"- terminó Akina esperando algún otro comentario de la señora de la casa, pero esta solo bebió otro sorbo de té.

-"Es una situación complicada la que vives, y si te permitiera traer a tu hijo a esta casa? la verdad es que me preocupa su situación"- Akina le miró contrariada.

-"No es necesario Biwako sama, no quiero generar molestias, ya suficiente me ha ayudado dándome trabajo estos 5 años, pero agradesco su propuesta"- agradeció la pelicastaña, Biwako solo suspiró, la verdad es que ella sabía más del niño de lo que su criada creía, y como no, si ella lo vió nacer, ella lo recibió antes que todo fuera destrucción, ella entendía la situación por la que pasaba la muchacha de apenas 23 años, no en su totalidad pero su intención era ayudarle en lo que pudiera.

-"No es ninguna molestia, al contrario, esta casa requiere de más vida, y a mi edad aún no soy abuela, una de mis nueras está embarazada pero le quedan mesea por dar a luz y unos 3 años antes de que el bebé comience a correr por el recinto"- Akina, sentía que esto más que una propuesta era una prueba, pero al mismo tiempo quería poder estar más presente en la vida de su pequeño.

-"Está bien Biwako sama, mañana traeré a mi hijo, y trataré de que su presencia no se note tanto en la casa, muchas gracias por esta oportunidad, con su permiso, debo terminar de limpiar el piso"- Biwako asintió  la muchacha hizo una reverencia y se retiro.

-"Me pregunto como habrá crecido ese pequeño, según recuerdo tenía mucha energía"- Biwako comenzó a recordar, una pareja, dos bebés, un enmascarado interrumpiendo el trabajo de parto, destrucción de Konoha, y de entre el humo y las llamas un gran zorro rugiendo con todas sus fuerzas, Biwako abrió los ojos -"Me pregunto que motivó a esos jovenes a  abandonar a su hijo"- su esposo no dijo nada, pero algo cambió en el trato con los padres del niño, que hasta el día de hoy no les dirige la palabra si no es estrictamente necesario.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top