Capítulo 10: Por un sueño

El lugar olía a flores de cerezo y jazmín. Eran las flores predilectas de su madre. Ambos chicos recordaban las largas horas que pasaban allí viéndola trabajar y cuidar de sus amadas plantas. Rei siempre fue una mujer sonriente y dulce, aunque no todo era color de rosa en su vida. La gente creía que era feliz, ¡nada más lejos de la realidad! Tanto Shoto como Touya sabían que un mafioso jamás podría ser completamente feliz. Los matrimonios concertados eran algo normal en su mundo, la unión política de varias familias poderosas. Una familia sólo era una moneda de cambio o un buen negocio.

Shoto cerró los ojos y se dejó llevar por el aroma de los cerezos. Touya, en cambio, miró la enredadera de jazmín que cubría los muros del patio y donde las avispas y abejas acudían con rapidez para buscar el preciado polen.

— ¿Cómo te encuentras? — preguntó Touya entonces hacia su hermanito.

— He tenido días mejores — fue la respuesta de Shoto en un susurro suave.

— Shoto, si no puedes trabajar ahora mismo, yo puedo...

— Estoy bien. Quizá no pueda moverme para ir a tramitar las cosas en el ayuntamiento, pero sigo pudiendo trabajar desde casa. Si tú te ocupas de ir al ayuntamiento, te sacaré toda la información que necesites.

— ¿Has encontrado algo de ese delegado del que te hablé?

— ¿Sus trapos sucios para la extorsión? Sí, claro, todos tienen algo. Sólo hay que saber dónde buscar. ¿Te ocuparás de que firme el contrato para la nueva urbanización?

— Claro que sí — sonrió Touya — dame todo lo que tengas de él y con un pequeño chantaje, nos dará todos los permisos de construcción. Será un buen negocio.

Del bolsillo interior de su kimono blanco, con la mano sana, Shoto sacó un pequeño pendrive que le ofreció a su hermano mayor. Touya sonrió al agarrarlo. Su hermano era el mejor con un ordenador. Era capaz de encontrar oro en la red profunda, toda la información que necesitaban para extorsionar o chantajear, Shoto daba con ella. Era el mejor hacker que conocía, sin duda alguna.

Quizá no fueran la familia más poderosa de toda la mafia, no se dedicaban al contrabando de armas ni drogas, tampoco a la trata de personas, no extorsionaban a los pequeños locales de la zona, sin embargo, sí lo hacían a las altas esferas que podían concederles todos los contratos de constructoras. Así es como su familia había montado su gran imperio de hoteles y casinos donde otras familias mafiosas podían blanquear sus capitales. Ante los ojos de la policía, sólo eran unos empresarios de éxito a los que no podían, hasta ahora, relacionar con los negocios turbios de la mafia.

Touya guardó el pendrive con toda la información que necesitaba para extorsionar al nuevo concejal de urbanismo y así, obtener el tan preciado terreno para su nuevo hotel. Nadie concedería jamás la construcción frente a la playa, pero... para eso estaba Shoto, para conseguir por medios poco éticos que ese hombre firmase lo que fuera.

Tras asegurar la información, Touya observó cómo su hermanito miraba de reojo a su nuevo guardaespaldas.

— Es atractivo — sonrió su hermano en voz baja evitando que nadie pudiera escucharles.

— No es lo que crees — desvió la mirada su hermano.

— ¿Quieres contármelo?

Shoto Todoroki no era de las personas que hablasen de sus sentimientos, Touya lo sabía bien, pero también sabía que su hermanito sólo se abría levemente con él. Cuando algo le preocupaba, era la única persona con quien hablaría del tema.

— ¿Recuerdas aquel... novio — bajo el tono aún más cuando pronunció la palabra "novio" — que tuve durante el instituto?

— Sí, claro, el gran secreto de Shoto Todoroki que sólo me contaste a mí — sonrió Touya dando énfasis a que él era su mejor confidente.

— Pues... era él.

La primera reacción de Touya fue quedarse atónito y la segunda, desviar su mirada hacia Bakugo, que se mantenía a la espalda velando por su seguridad. Con total seriedad y mucho disimulo, Touya movió su dedo índice oculto tras su pecho señalando hacia Bakugo.

— ¿Él? ¿Tu guardaespaldas? — preguntó para asegurarse de que hablaban de la misma persona.

— Sí.

— Joder, Shoto, es un ex-policía, y no uno normal de patrulla de calle, estamos hablando de uno del cuerpo de élite. Esos tíos son la élite de la élite, ¿qué narices hacías saliendo tú con alguien así? ¿Estás mal de la cabeza? Pudo pillarte.

— En aquel entonces sólo era un estudiante.

— ¿Y no sabías que quería ser policía?

— Claro que lo sabía — se quejó Shoto en susurros —. ¿Por qué crees que tuve que romper con él? ¿Crees que quería hacerlo? Pero papá sólo hacía que presionarme para que contrajera matrimonio con Nagisa y él iba a la academia de policía. Ya sabes que investigan a fondo a los nuevos reclutas. Podrían haber descubierto que salía conmigo y de ser así, me habrían investigado y quizá descubierto que no somos unos empresarios tan honrados como parecemos. Le habrían echado del cuerpo por mi culpa.

— Sí que te habrían investigado — susurró Touya antes de resoplar al ver la mirada de tristeza con la que su hermano contemplaba el árbol de cerezo frente a él —. ¿Aún le amas?

Shoto no respondió a la pregunta, pero por la ligera sonrisa que se formó en su rostro, Touya supo que era una afirmación rotunda. ¡No! La vida de un mafioso no era fácil. Su padre jamás habría permitido que su hijo saliera con quien él desease, sólo eran un negocio. Si hubiera descubierto que Shoto mantenía una relación con ese chico, incluso pudo ordenar asesinarle y quitarle de su camino. Shoto hizo bien rompiendo aquella relación para mantenerle a salvo, más si ese chico quería ser policía. Su dura decisión mantuvo con vida a Bakugo y además, le ayudó a cumplir sus sueños a costa del dolor y el sufrimiento.

— Da igual, él nunca me quiso — susurró Shoto llevando sus rodillas hacia el pecho y agarrándolas con su brazo sano. Los dedos de sus pies con los calcetines blancos se movían como jugando sobre la tarima de madera. Estaba tenso y desolado. Touya podía verlo.

— ¿Qué te hace pensar que ese chico no te quiso? — preguntó Touya.

— Él me lo confirmó — susurró — ayer en el velatorio, dijo que él no llegó a enamorarse de mí, que yo era malo para descifrar los sentimientos de las personas, que no era bueno socializando y, por lo tanto, lo entendí todo mal. Supongo que tiene razón en...

— Shoto, es cierto que no eres bueno cuando hablamos de ver los sentimientos humanos, quizá por eso eres el mejor hacker que conozco. Los ordenadores, las fórmulas, los códigos... eso es lo tuyo, pero tampoco creo que te confundieras. Estoy seguro de que ese chico te quiso.

— No sé, Touya... lo dijo con mucha seguridad...

— Ahí es donde eres realmente malo, Shoto — sonrió su hermano, llevando su mano hacia la barbilla de su hermanito para elevarle el rostro y que le observase — una cosa es lo que la gente diga y otra lo que siente. Voy a ponértelo de forma lógica para que puedas entenderlo. ¿Crees que yo estaría con una persona a la que no amo durante cuatro años si no fuera porque me obligan? — preguntó.

— Supongo que no.

— No, claro que no. ¿Crees que a él le obligaban a estar contigo?

— No — susurró.

— ¿Entonces?

— ¿Me quería?

— Claro que te quería, y quizá te quería tanto que, cuando rompiste con él, le destrozaste tanto el corazón que decir que no te quiso es su manera de defenderse de ese dolor. Parece un chico orgulloso, no le conozco, pero quizá no quiera reconocer que le hiciste daño. Aparentará ser fuerte.

Shoto miró hacia Bakugo en ese momento. La forma en que su hermano explicaba siempre las conductas humanas era fácil de entender para él. Ojalá todo el mundo hablase tan claro como él, pero sabía que no era así.

— Papá nunca permitirá que esté con él.

— ¿Con un ex-policía de élite? Jamás — sonrió Touya.

— De todas formas, supongo que ya da igual. Sea como sea, él no querría nada conmigo y supongo que no me queda otro remedio que intentar mantener lo que siento por él bien oculto. Si papá se enterase de esto...

— Lo primero es que le despediría — sentenció Touya — papá no permitirá que un ex-novio esté rondando cerca de ti y, además, que haya sido policía no le ayuda en absoluto. Ya sabes cómo funciona esto, Shoto, lo metería en un coche y le pegaría un tiro en el muelle.

Shoto dejó caer su cuerpo hacia la tarima para quedar tumbado. Una mueca de dolor se mostró en su rostro por culpa de su costilla fracturada y su hombro herido, pero permaneció en esa posición con la vista perdida en las nubes.

— ¿Por qué nosotros no podemos ser felices? — preguntó Shoto.

— Sabes la respuesta muy bien.

— Habría dado lo que fuera por estar con él.

— Lo sé, pero las cosas no funcionan así.

— Hubo un tiempo en que pensé en dejarlo todo atrás. ¿Sabes?, escaparme con él, contarle la verdad sobre mi familia y... esperar que él lo entendiera, pero... tuve miedo de que él jamás hubiera renunciado a su sueño de ser policía por mí, por escapar conmigo.

— ¿Escapar? — sonrió Touya —. ¿Cuántos lo han intentado, Shoto? ¿Cuántos cadáveres han aparecido? No cometas una locura. Nadie puede escapar de esto con vida y lo sabes. Eres el hijo pequeño de un importante mafioso, siempre estarías en peligro, incluso otras familias te perseguirían para chantajear a nuestro padre con tu vida, tú nunca estarías a salvo fueras donde fueras.

— Lo sé. Romper con él fue la única solución que encontré para mantenerle a salvo, pero... duele. Duele mucho.

— Te entiendo. Más de lo que crees.

— ¿También te enamoraste de alguien?

— Sí, claro. Él... quería ser médico, supongo que ahora ya lo será. Pero tengo familia, una buena esposa, un hijo... el amor no es algo que pueda existir en mi vida y seguramente, tampoco en la tuya. Olvídate de él y aléjate todo lo posible, Shoto. Mantenle a salvo, es lo único que puedes hacer por él si de verdad te importa y, sobre todo, no vuelvas a hablar de este tema, si papá se entera...

— A veces, me cuesta estar cerca de él y no querer besarle. Tengo miedo de que descubra que aún le amo.

— Sé que odias hacer esto, Shoto, pero miente si es necesario. Debes pensar que es por su bien. Sé que duele, pero estamos hablando de que su vida depende de que nadie descubra jamás lo que sientes por él o acabará con un tiro en la sien. Te aseguro que no querrás vivir el resto de tu vida sabiendo que fuiste el responsable de la muerte de la persona que más te importaba.

— Lo sé. Gracias, Touya, por estar siempre ahí para mí.

— Para algo están los hermanos. Vamos, tienes invitados a los que atender y no quiero ser el culpable de que no pases tiempo con tu mejor amigo.

Desde la distancia, Bakugo observaba a ambos hermanos hablar de algo que parecía serio. Había visto a Shoto pasarle un pendrive a su hermano, seguramente algo relacionado a esos negocios de los que él prefería no saber nada. Siempre era mejor no inmiscuirse demasiado en temas de la mafia, sin embargo, ver cómo Shoto se había tumbado en la tarima, reposando su espalda en ella y miraba el cielo provocó que su corazón latiera con fuerza.

Seguía igual de atractivo que siempre, quizá más ahora que se había vuelto más maduro que en el instituto, pero no podía caer de nuevo en sus encantos. Era difícil estar a su lado y no querer volver a sentir su cálida piel o sus sensuales labios, pero debía hacerlo. Shoto Todoroki sólo era un trabajo más ahora. Un cliente que necesitaba protección.

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