9: "Todo bien (por el momento)"

Luna

Me harté de ser simpática con la gente, en especial con este señor que no para de preguntarme cosas totalmente innecesarias.

—¿Cuántas cuerdas tiene una guitarra?

¿Para qué mierda quiere saber eso? Además, con solo verla te das cuenta.

—Esa que está viendo tiene 6—le contesto de mala gana y no le digo otra cosa solo porque me estoy conteniendo.

Solo trabajo aquí hace un mes, aun no puedo tratar mal a los clientes sin que me despidan.

—¿Y cuál es la diferencia con el Ukelele?

Aaaah, alguien que me regale paciencia por favor.

—El ukelele tiene 4 cuerdas y se afina de diferente manera—le informo con la misma cara de culo que tengo desde que me preguntó porque la guitarras se desafina—. Y antes de que pregunte, el ukelele es más fácil de tocar, pero le conviene tocar primero la guitarra así a la hora de tocar el ukelele no se le dificulta tanto.

—Que interesante—se acaricia la barbilla pensando mientras yo repiqueteo mis dedos en la mesa causando un sonido bastante molesto—. Quiero llevar la guitarra rosada, es para mi hijita.

¿Y a mí que me importa para quién es?

Sacando el hecho de que no me importa para quién es, me parece muy tierno el gesto.

—Okey—digo parándome en un banco para agarrar la guitarra—. ¿Paga en efectivo o tarjeta?

—Tarjeta, y que sea para regalo.

—Bueno, sígame.

El señor me sigue hasta la caja donde está Leo jugando con un chicle mientras mira una revista y tiene los pies sobre la mesa.

—Paga con tarjeta y es para regalo—le infomo apoyanfo la guitarra en la mesa—. Todo tuyo—finalizo con una sonrisa de boca cerrada.

—Una pregunta...—dice el señor y yo me voy a atender a otro cliente, ahora que lo soporte Leo.

Me gusta este trabajo, es divertido y no es tan pesado, a no ser que vengan personas con preguntas estúpidas, pero eso no es tan seguido. Además, puedo tocar la guitarra cuando quiero y tengo tiempo para la universidad y toda la cosa.

Leo no es tan malo, suele ser un fastidio, pero un fastidio divertido

—Bienvenidos a SongTime—le digo a una mujer junto a su hijo—. ¿En qué puedo ayudarlos?

—Hola, quería preguntar si venden guitarras para niños de 6 años, mi chiquitín quiere empezar a tocar—me dice la mujer con una pisca de emoción en su voz.

—Sí, claro, tenemos guitarras para niños de varios colores y algunos tienen dibujos, sígame.

Me dirijo donde está Leo para preguntarle donde están las guitarras y veo que el señor sigue preguntándole cosas y él lo mira cansado.

—Leo, ¿dónde están las guitarras para niños?

—En el fondo al lado derecho, Growing. —cuando termina de decir aquello me dirijo al lugar con al señora siguiendo me atrás.

Cuando llego al lugar me paro nuevamente en el banco para alcanzar las guitarras, pero la señora me interrumpe con una curiosa pregunta.

—Disculpe, ¿tú apellido es Growing?

—Así es.

—¿Te llamas Luna Growing?—quedo casi helada por esa pregunta, porque la verdad es que no me la esperaba.

¿Cómo mierda sabe mi nombre?

Si estuviera en el pueblo en donde vivía no sería tan extraña esa pregunta, pero estoy en New York, vivo aquí hace un mes y nadie me conoce.

—Mm, sí. —confirmo—¿Cómo lo sabe?

—Fui amiga de tus padre—me dice ella con una sonrisa y yo quedo impactada.

No sé qué decir, jamás conocí a alguien que conociera a mis padres o algo por el estilo.

—¿Ah, sí?

—Así es. Tu padre era un gran hombre y muy atractivo, todas las mujeres estaban detrás de él, pero para él la única mujer siempre fue tu madre. No sé cómo no me di cuenta antes, el cabello, tus ojos, eres la mezcla de ellos dos.

A mí me están dando ganas de llorar e inténtenlo contenerme.

No me gusta admitirlo, pero el tema de mis padres aún es un poco delicado para mí.

—¿Cómo los conoces? Ellos vivían en un pueblo.

—Así es, pero antes vivían aquí en New York. Conocí a tu padre en la escuela, éramos amigos cercanos, íbamos a fiestas juntos y compartíamos las mismas clases, él era increíble. A tu madre la conocí, pero no tenía tan cercanía con ella, tenía más relación con tu padre, pero aun así éramos amigas. Luego tu padre me dijo que se mudarían a un pueblo donde tu madre intentaría salir de su adicción, meses después me enteré que estaba embaraza y luego que murió, lo siento mucho ella era una gran persona. ¿Cómo está tu padre?—me pregunta.

Bajo tierra.

—¿No se enteró? A mi padre lo mataron meses después de que naciera—informo bajando una guitarra.

Ella cambia su semblante totalmente, hasta me atrevo a decir que hasta se puso pálida. Traga en seco y yo la miro con curiosidad.

Toda esta situación es muy extraña, eso está demás decir, pero si era amiga muy cercana de mi padre ¿cómo no se enteró que murió?

—Ay, por Dios—me dice ella con un nudo en la garganta—. Lo lamento tanto.

—Yo también.

—¿Sabes quién lo mató?

¿Te importa por qué...?

—No, solo sé que debía dinero o algo así. ¿Por qué pregunta?

Me da curiosidad por qué ella me pregunta eso, no lo sé uno normalmente no pregunta esas cosas o mínimo lo hace con delicadeza y a alguien de confianza.

—Por nada—su tono es de nerviosismo y noto como se empieza a frotar las manos—. ¿Tú estás aquí por tu abuela?

¿Por mi qué? ¿Mi abuela? Aunque, esto se puso mucho mas raro e interesante.

—¿Qué? ¿Mi abuela vive aquí? ¿Tengo abuela?—pregunto impactada y ella me mira un rato, como si estuviera pensando que decir.

—¿Qué? Mm, no lo sé, es decir, supongo que la tienes.

—¿Ella vive aquí?— ella solo me mira con nerviosismo y yo espero ansiosa su contestación.

—No lo sé—me responde finalmente—. Yo, mmm, ¿puedes mostrarme las guitarras? Es que estoy apurada.

Me quedo un rato pensando.

Mi abuela, jamás me había puesto a pensar sobre mis demás parientes, la verdad es que nunca quise saber mucho sobre mis orígenes, pero el saber que tengo abuela y que puede ser que esté en la misma cuidad que yo hace que mi opinión cambie un poco, porque en el fondo si quiero conocer toda mi historia y mi familia, es algo que me aterra en parte, pero no deja de causarme curiosidad.

—Eeh, mm, ahora vuelvo.

Me voy a paso rápido de allí y con lágrimas atentando a salir, odio ser tan sensible con este tema.

Cuando veo a Leo le digo:

—¿Puedes atender a esa señora por mí?

—Claro, ¿pasó algo?

—No, solo es que me siento un poco mal—me excuso—. Iré al baño.

Sol

—Necesito que me acompañes a un lugar. — le digo a Saturno quien está comiendo cereal mientras ve la televisión.

Para fastidiarla me paro al frente del mismo con una sonrisa y las manos en la cintura, ella me mira ceñuda mientras se mete un puñado de cereal a la boca.

—¿Por qué no le dices a Mercurio o a Libra?

—Porque tú no estás haciendo nada, ellos deben de estar haciendo sus cosas—le respondo sentandome a su lado.

—No ¿sabes el por qué? Porque estoy sola, no tengo pareja así que estoy disponible para todo. Estoy sola. —la miro confundida por lo que acaba de decir.

—¿Sigues con eso? Ya te dije que no estás sola me tienes a mí—le digo en el intento de animarla—. Somos Súper Rulitos y Súper Rubia, mientras estemos juntas jamás estaremos solas.

Antes jugabamos a los superhéroes y esos eran nuestros nombres claves y lema, se me hicieron muy útiles para está ocasión, porque Saturno está triste por no tener pareja. Aunque no sé si la palabra "triste" sea la correcta para esa oración.

—Sí, pero todos están muy ocupados con sus parejas y yo estoy aquí, sola, mientras miro los "Simpsons"

—Los Simpsons son muy buena compañía. Y no digas eso yo estoy igual, Luna está en New York así que no tengo mucho que hacer. No te sientan mal por no tener pareja eso está bien. ¿Y sabes por qué no se lo digo a Mercurio o a Libra? Porque desde que viven solos no paran de tener sexo por toda la casa, así que no quiero interrumpirlos ya lo hice una vez y no me fue bien—le digo a Saturno y ella se ríe.

—Cierto que le viste las pelotas a Mercurio— dice ella con una sonrisa—. Okey, te acompañaré a dónde sea que quieras ir.

—No es muy lejos, solo iremos al departamento más alto de este edificio.

—¿Es por lo de tu centro de ayuda?

—Así es, así que cámbiate y vamos.

Espero a que Saturno se cambie, mientras tanto juego con Rocky, la gatita de Saturno.

Estoy emocionada con esto, en serio quiero ayudar a las chicas que pasaron lo mismo que yo y por fin después de tanto tiempo lo podré hacer.

—¿Cómo crees que debería de llamarlo? No me gusta el nombre "Centro de ayuda para las personas que vivieron violencia de género" Queda mal y da pereza pronunciarlo.

—Mmm, que tal "Centro de VG", sería como la abreviación—me dice Saturno.

—No me convence.

Con Saturno vamos a buscar las llaves del lugar y luego subimos las escaleras, ya que están reparando el ascensor.

—Justo hoy tiene que estar en reparación el ascensor.—se queja Saturno viendo las escaleras.

—No es para tanto, solo son un par de escaleras.

Nos dirigimos donde están las escaleras y me quedo parada al frente de ellas. En seguida me invade el recuerdo.

Yo cayendo por las escaleras. El dolor en mi espalda. Los insultos de Júpiter.

No quiero subirlas. No quiero. Tengo miedo.

—Qué tal si vamos otro día—le digo a Saturno con un tono nerviso—. Cuando reparen el ascensor, así no caminamos tanto.

—¿No era que son pocas escaleras?

—Sí, pero, mm...no quiero subirlas, yo...

—Okey, tranquila—me dice Saturno notando que respiro agitadamente—. Está bien, si quieres podemos esperar a que reparen los ascensores.

Eso hacemos, esperamos en recepción mientras reparan bendito el ascensor.

Saturno se acerca a mí con una bolsa de papas fritas y se sienta a mi lado.

—¿Quieres hablar de lo que pasó en las escaleras? No soy una experta, pero estuviste apunto de tener un ataque de pánico. –me dice Saturno.

—Mm, nada importante, solo me llegó un mal recuerdo y no quise subirlas.

—¿Sobre Júpiter?

—Sí—le digo—.¿Luna te contó algo?

—Me dijo que has tenido pesadillas, y por más de que no me lo dijera me di cuenta hace un par de días cuando te despertantes gritando.

—Cierto, no te preocupes, no es nada grabe.

—Tal vez no lo sea, pero estoy aquí para lo que necesites ¿sí? No dudes en decirme si te sientes mal y quieres compañía.

Yo le sonrío y luego la abrazo.

—Eres la mejor amiga ¿lo sabías?—le digo y ella se ríe.

—Tú también lo eres.

Estamos esperando un largo rato ahí, hasta nos tomamos un café. Luego de cuatro horas el ascensor ya está listo para poder usar.

—Ya está listo el ascensor—nos informa el señor—. Si se para a mitad de camino aprieten ese botón rojo.

—Muchas gracias—le decimos nosotras y nos subimos al ascensor.

Una vez que subimos veo que en este piso el único departamento que hay es el que yo quiero alquilar.

—¿Nerviosa?—me pregunta Saturno.

—Emocionada—le corrijo y ella me sonríe.

Abro la puerta del lugar y veo un enorme espacio con pisos de maderas y con una vista a todo Milán.

Es hermoso. Eso es lo único que pasa por mi cabeza.

—Wow—es lo único que sale de mi boca mientras lo miro con fascinación.

El lugar es enorme, hasta hay eco, y toda la luz del atardecer cae aquí. Es del tipo de lugar en donde te sientes segura y es eso lo que quiero, un lugar donde puedan encontrar paz.

—Es muy lindo, podríamos adornarlo un poco y pintar las paredes y quedaría hermoso ¿Tú qué opinas?

—Opino que debería empezar a pagarlo.

.・✫・゜・。.


Por favor no me lastimes—suplico llorando.

Si te lastimo es porque tú te lo buscas, si te comportaras cómo deberías no estarías en esta situación.

Pero yo no hice nada malo—lágrimas caen por mis mejillas y mis labios tiemblan al igual que mi voz a la hora de hablar—. Yo solo... solo quiero salir con mis amigos ¿sí? Solo eso.

Claro ¿crees que soy estúpido? Uno no va a ver a sus amigos con ese escote—reclama Júpiter.

Pero es lo que yo uso siempre, no tiene nada malo.

Mi corazón late a mil. Júpiter me tiene acorralada contra la pared y tengo miedo de que en cualquier momento me pegue una golpiza.

Te prometo que no voy a ver a nadie—él se queda mirándome, pensando lo que acabo de decir—. Lo juro.

Él saca sus manos de mis costados y yo estoy intentando adivinar qué hará ahora. ¿Me golpeará? ¿Me dejará ir?

Por supuesto que no irás a ver a nadie—me dice él—¿Quién quisiera ver a alguien tan horrible cómo tú? Con esos kilos de más, esas mejillas de ardillas. Eres horrible.

.・✫・゜・。.

El tono de llamada de mi computadora me despierta y yo no entiendo nada.

¿Me quedé dormida otra vez? Mierda.

Desde que tengo esas pesadillas no puedo dormir nada, así que en el día me ando durmiendo en todas partes y vuelvo a tener el mismo sueño. Cada vez que cierro los ojos escucho la voz y los insultos de Júpiter.

¿Qué estaba por hacer? Ah, atender la llamada.

—Hola, Lunii—digo refregándome los ojos.

—Hola ¿te desperté? No sabía que era de madrugada en Milán—me dice ella.

—¿Qué? No, no, solo soy yo que me quedé dormida, ni siquiera sé qué hora es— veo el reloj y son las 3:00 a.m—, o bueno, puede ser que si sea de madruga.

Mierda ¿a qué hora me dormí?

—¿Qué estás haciendo?—le pregunto a Luna entre bostezos.

—Acabo de volver del trabajo, hoy me dejaron salir antes.

—Qué bien ¿cómo te fue?

—Mm, extraño la verdad—me dice ella—. Te cuento mientras cocino.

—Okey, yo también debería de cocinarme algo, no comí nada.

Luna me cuenta lo que pasó mientras me hago un huevo revuelto.

La verdad jamás sé que opinar sobre los padres de Luna, es un tema delicado que no entiendo del todo y creo que Luna tampoco lo entiende.

—Así que, en resumen, te encontraste a una vieja amiga de tus padres y puede ser que tu abuela y otros familiares tuyos estén en New York.

—Así es—me dice Luna—, y ahora no sé qué hacer al respecto.

—Es un poco complicado, pero si lo haces podrías ir a cenar los domingos a la casa de tu abuela—le digo y ella se ríe.

—Sí, no suena mal, pero no sé si quiero conocerlos. Cómo dijiste, es muy complicado.

—Supongo que con el tiempo te darás cuenta de que prefieres, ahora creo que tienes bastante por asimilar—noto con Rocky y Chispi empiezan a rasguñarse entre sí mientras que Irina duerme en mi f falda, una pregunta me llega a la mente—. ¿Tu abuela tendrá el pelo azul?

—Tal vez, o puede ser gris—me dice Luna—. Depende de qué lado sea mi abuela. Cambiemos de tema ¿cómo te fue en tú día?

—Pues no hice casi nada, solo fui a la universidad, fui a ver el departamento para mi centro y luego me quedé dormida, y ahora aquí estoy—le cuento.

—Si quieres puedes ir a dormir, Sol.

—No, quiero hablar contigo.

La verdad no tengo ganas de tener otra pesadilla, así que me quedaré despierta.

Con Luna hablamos toda la noche, hasta que ella decide ir se a dormir y yo me hago el desayuno.

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🦋Nota de la autora🦋

Hello, gente linda 😊🤍

Hoy tuvismos en capítulo interesante jeje.

Al parecer Luna tiene una abuela, luego veremos ese tema más adelante.

Y Sol está ocupada con su centro de ayuda 💫☀

Me identifico con Saturno, yo también estoy sola 🥺🪐

En fin, !!!aguante la soltería!!!

Está vez no habrá preguntas porque tengo que publicar esto rápido , jeje.

Los veo el viernes 💫💙

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