56: "Una vida sin ti"
2 semanas después...
Saturno
La verdad es que aún no me creo que estemos discutiendo por esto. Desde que Luna...Falleció lo estamos conversando y creí que no habría mucho que discutir porque ella lo había dejado claro, pero veo que no.
Mercurio y Venus quieren hacerle un funeral. Marte y yo nos oponemos a la idea porque sabemos que Luna despertaría de la muerte solo para quemar ese ataúd y las estúpidas flores. Lo dejó en claro. No quería un funeral, pero Mercurio y Venus no lo comprenden.
Ya quiero terminar con esto. No quiero discutir sobre el posible funeral de mi mejor amiga, quiero recordarla de otra manera.
Como la chica que le encantaba leer, dibujar e insultar a desconocidos en la calle y siempre nos reuníamos para ver películas.
Desde que nos embriagamos en la fiesta de Plutón se ha convertido en mi mejor amiga, no puedo creer que estemos discutiendo por su funeral.
—Respeto la decisión de Luna, ¿sí? —nos dice Mercurio—. Pero debemos hacer algo en su honor. No podemos dejar su cadáver en la morgue como si su existencia para nosotros no fue nada. Fue mi mejor amiga, la de todos, no podemos seguir con nuestras vidas sin más.
—No estamos haciendo eso, Mercurio—le responde Marte—. Me lo ha dicho millones de veces. Nada de ceremonias por su muerte. Esta decisión de no hacer un funeral no se debe a querer seguir con nuestras vidas sin más, es por su respeto. Ya han pasado dos semanas, deberíamos dejar este tema atrás e intentar seguir adelante.
La más afectada en esta ronda es Marte. Perdió a su hermana. La persona que la acompañó toda su vida. Su única familia. Entiendo que ella quiera intentar seguir con su vida. Luna hubiera querido eso.
—Pero, ¿ni siquiera podemos hacer algo entre nosotros? —sugiere Venus.
—Ella no quería eso. Escuchen, si ustedes quieren hacerle un funeral o lo que sea háganlo, pero no pienso ser partícipe. Tampoco su amigo ese de pelo azul. Creo que se llama Leo. Dejó en claro que no está de acuerdo con la idea del funeral y que si lo hacemos no piensa asistir.
—¿Y Sol?
—Por favor no la metamos en esto.
Sol es la más ajena a esta discusión. La verdad es que ella ha estado muy ajena al mundo en general.
No durmió, comió, ni siquiera se levantó de la cama por una semana y media. A veces ni siquiera lloraba, solo se quedaba mirando en un punto fijo sin hacer nada. Su psiquiatra intentó ayudarla, no funcionó mucho. Ella no habla, parecía muerta.
Pero hace dos días empezó a levantarse de la cama. Empezó a comer y a hablar un poco más, aunque me da tanta tristeza porque no es Sol. No es la rubia que sonríe, ya no más. Se asemeja bastante a un zombi.
Su psiquiatra dijo que le costará mucho superar esta pérdida, si es que un día lo logra. Pero veo esfuerzos de parte de Sol para intentar seguir con su vida.
No opinó sobre el funeral. Se lo ha preguntado, solo negó con la cabeza y me dijo:
—Dejen las tonterías para otra situación, ¿quieren?
Por sus palabras deduzco que no discrepa con mi idea, pero tampoco lo dejó en claro.
—Escuchen—Marte se levanta de su asiento—. Me duele decirlo, pero Luna murió. Lo hizo hace dos semanas y ya no quiero seguir con esto. Entiendo que quieren homenajear su vida, sé que fue tan importante como lo fue para mí, pero por favor ya paren. Deberíamos intentar seguir con nuestra vida, hasta Sol lo está intentando. Recordémosla con el cariño que tenemos y dejemos las discusiones atrás.
—¿Dónde está Sol ahora? —pregunta Libra, admito que me olvidé de su presencia.
Ella tampoco opina. Está muy triste por esto, aunque intenta no demostrarlo. Solo con Mercurio se atreve a llorar y decirle lo que siente.
—Fue a su centro de ayuda. Desde que lo abrió no pudo ir y quiere despejarse un poco, supongo. Deberíamos hacer lo mismo. Con funeral o no, Luna siempre estará con nosotros. Ya es hora de seguir.
La idea de seguir sin ella duele, pero es lo mejor para Marte, para Sol, Venus, Mercurio, Libra y cada persona que la amó.
Siempre estará conmigo. Siempre será mi mejor amiga y la persona con la que compartía todo. Jamás la olvidaré.
Marte se va a la terraza y los demás nos quedamos sentados en la ronda. Mercurio llora, Venus parece estar muy pensativo y yo no sé cómo sentirme.
Me levanto y voy a la terraza junto a Marte, quien llora mirando el paisaje que está ante nosotras.
Ella jamás se acostó a llorar y simplemente se dio un descanso. Siempre ha estado haciendo algo, sea lo sea.
—Si quieres te dejo sola—le digo.
—Está bien—se limpia la nariz—. Yo...No me gusta estar sola, así que quédate.
Me acerco más a ella y la abrazo fuertemente. Me responde de la misma manera junto con lágrimas, las mías no tardan en desaparecer.
—Quiero que ella esté aquí—me dice Marte—. No quiero discutir sobre su funeral o seguir adelante, quiero a mi hermana otra vez. No sé cómo seguiré sin ella, sin sus comentarios sarcásticos o sus insultos. Necesito a Luna, no puedo ser feliz si no está a mi lado.
Pego mi nariz con la suya, ambas lloramos sin parar y recordamos a Luna, intentando aceptar que se fue.
—Te entiendo, Marte. Yo también quiero que Luna esté con nosotros. No puedo darte palabras de aliento, decirte que todo estará bien o cosas así porque ahora mismo no veo una manera de estar bien sin ella.
—No debes de hacerlo.
Marte me abraza nuevamente hundiendo su cara en mi cuello. Por un momento cierro los ojos y me imagino a Luna.
Imagino que ella jamás se fue y que está aquí para insultar a alguna de mis ex's novias, para ver películas o hacer alguna tontería.
Imagino que mi mejor amiga no se fue.
Y por unos minutos es lindo volver a esos tiempos donde todos éramos felices y formar una sonrisa no costaba, pero cuando vuelves a la realidad y te encuentras con un baldazo de agua congelada respirar se vuelve tan difícil al igual que sonreír.
Limpio mis lágrimas separándome del abrazo.
—¿Atraparon a quien la asesinó? —pregunto en el intento de cambiar un poco de tema.
—Así es. Fue enviado por su abuela. Phoenix se encargó de todo eso. Incriminó aún más a su abuela y lograron meter a la cárcel a cada persona que estaba relacionada con ella. Se acabó, tuvo su merecido.
—Bueno, al menos no todo es tan malo—tomo un suspiro—. Debo de irme con Venus, prometimos ir a ver a sus amigos de la banda para saber cómo estaban. ¿Estás bien sola o quieres que me quede?
—Estoy bien. Mercurio y Libra están en la cocina, así que si tengo algún problema recurriré a ellos.
Sol
Mis Converse azules están tabaleándose en el aire, la silla que me elegí es bastante alta.
Todas estamos en una ronda. Estoy bastante perdida en mi mundo para enterarme sobre qué hablan, pero últimamente solo quiero encerrarme allí.
—Opino que si hacemos un mural llamaríamos más la atención. Además, será divertido—escucho la voz de una chica.
A Luna le encantaban los murales. Siempre que pasaba por al frente de uno se detenía a mirarlo y opinar sobre él. Yo jamás entendía de que hablaba, pero me encantaba escucharla.
—Levante la mano quien está de acuerdo con la idea.
De seguro a ella le encantaría ayudar en esto, amaba pintar. También se le ocurriría una buena frase para el mural y...
—Sol—levanto la cabeza hacia la chica que me habló—. ¿No estás de acuerdo?
—Disculpen, ¿de acuerdo con qué? Es que estoy un poco perdida y...Lo siento tanto—digo apenada.
—Está bien, no te preocupes—me dice simpáticamente una chica—. Estábamos diciendo si haremos un mural sobre prevención hacia la violencia contra la mujer. Queríamos saber si todas estábamos de acuerdo para empezar a trabajar en ello.
—Oh, sí. Claro. Me fascina la idea—respondo.
—¡Genial! Todas estamos de acuerdo. Puedo ir a hablar con la municipalidad para que nos den un espacio y luego resolveremos el tema de la pintura y diseño. Creo que es todo por hoy.
Muchas se levantan despidiéndose, soy la única que no se levanta del asiento, solo quedo mirando al suelo con la mirada perdida.
Es la segunda vez desde que abrí el centro que vengo. Creí que sería bueno intentar vivir mi vida como antes, pero ahora mismo me doy cuenta que ya nada será como antes.
No paro de pensar en ella. En su sonrisa o en cada te amo. Las lágrimas atentan con salir, pero no las dejo. Llorar no solucionará nada y Luna odiaba que llore.
Siento una mano en mi hombro, dirijo mi mirada hacia arriba y veo a una chica ofreciéndome un vaso de agua.
—¿Quieres? —no le respondo con palabras, asiento y ella me lo alcanza al mismo tiempo que se sienta a mi lado—. Me alegra que hayas decidido venir hoy.
Conozco a la chica, la conocí cuando estaba repartiendo boletos sobre el centro. Fue muy agradable la primera vez que hablamos.
—Sí, lamento no haber venido antes. Es que...
—No tienes que explicarme, sabemos lo que pasó—me dice apenada—. Lamento mucho tú pérdida, sé cuánto puede doler que una persona a la cual amas se vaya.
La palabra amar simplemente no alcanzaba, quedaba demasiado corta para expresar lo que yo sentía por Luna. Lo que más se asemeja es poder decir que por ella hubiera dado hasta mi último aliento.
—¿Te sentiste bien al haber venido? —me pregunta.
—Eso creo. No he salido mucho desde lo que pasó, creo que es la primera vez y es horrible. Pero no la pasé mal.
Mentira, jamás la pasé peor.
—Sol, si necesitas nuestra ayuda para lo que sea aquí estamos. Tu creaste este lugar para eso, para poder ayudarnos. No dudes que nosotras no haremos lo mismo por ti.
—Gracias por tus palabras.
La chica me da un apretón de manos y se despide agarrando su bolso. En seguida que sale veo como Andrómeda se acerca con una caja rosada.
Desde que nos reconciliamos está conmigo apoyándome y ayudándome. Si no fuera gracias a ella yo no hubiera salido de mi cama, me ha ayudado mucho junto con Perseo.
—Te traje donas—me dice alzando la caja—. La mayoría son de glaseado rosa como te gusta. ¿Todo bien por aquí?
—Sí, las chicas son asombrosas.
—Eso me alegra—me pasa la caja, yo la sujeto torpemente—. ¿Tú estás bien?
Solo muevo un poco la cabeza como contestación. Antes de que me dé más palabras de aliento cambio de tema.
—¿Y Perseo?
—Terminando de rendir unos exámenes, luego de eso tendrá vacaciones y nos iremos con mi familia. Estaba pensando que podríamos cenar juntos uno de estos días, antes de que nos vayamos.
—Mmm, sí, claro. Como tu gustes.
Tengo ganas de que Andrómeda se vaya así me quedo sola. Lamentablemente se queda hablando un rato, hasta que yo le digo que se vaya. Al principio no quiere, pero luego acepta y se despide sin antes decirme que si tengo un problema que la llame.
Ahora sí, una vez sola, suelto todas las lágrimas que me vine aguantando desde que empezó la reunión.
Dije que ya no lloraría, pero a veces no aguanto y me rompo aún más de lo que estaba.
No sé si podré vivir sin ella, simplemente no puedo hacerlo.
Necesito escribirle y molestarla. Decirle que la amo, besarla y oler su perfume como siempre. La necesito para poder ser feliz, no creo poder lograrlo sin Luna a mi lado.
No quiero vivir en un mundo donde no esté ella.
Abro la caja de donas y me meto una a la boca. Dejo que las lágrimas caigan sin detenerlas mientras doy un mordisco tras otro. Y cuando termino agarro una dona nueva. Y luego otra. Así hasta que la caja se termina y yo me siento llena, hasta que me siento vacía nuevamente y empiezo a largar todo.
En ningún momento dejo de llorar, menos cuando estoy tirada al lado del inodoro odiándome por lo que hice.
Recuerdo que Luna jamás me criticaba por hacerlo, es más, siempre me sujetaba el cabello y me recordaba que todo estaría bien, pero ya no está y nada estará bien.
Cuando logro que mi respiración se tranquilice y mis manos dejen de temblar me acerco al lavamanos para mojarme la cara, las manos y un poco el cabello. También tomo agua e intento dejar de llorar.
Me dirijo nuevamente al salón y abro una ventana para tomar aire. Necesitaba un poco para refrescarme.
Escucho pasos y como alguien cierra la puerta detrás de mí, estoy unos segundos para darme vuelta para atenderla, primero me limpio la cara.
—Lo siento, pero la reunión ya terminó. ¿O quieres hacer una consulta sobre...?
Luna está en la puerta.
Su cabello azul por los hombros, su piel pálida junto a sus pecas grises y sus ojos de color azul están frente a mí. Tiene un semblante de alegría, pero a la vez conmocionado.
¿Y yo? Yo empiezo a reírme histéricamente.
—Lo último que me faltaba. Ahora empecé a alucinar. De seguro me meterán de vuelta al psiquiátrico, o tal vez al manicomio.
—Sol—me dice, en serio se escucha como si fuera real.
—Mi mente en serio me odia trayéndome esta imagen. Parece que no le alcanza con lo rota que estoy ya.
—Sol, no es ninguna imagen. Soy real. Estoy aquí.
Rio nuevamente, un poco más fuerte esta vez.
—Sí, y lo unicornios existen.
Luna frunce un poco el ceño, o debería decir la alucinación de Luna.
—Por superpuesto que sí. Ellos solos se ocultan de nosotros porque son seres tan maravillosos que nos explotaría la cabeza al verlos y quieren protegernos.
—Una tontería.
—Yo diría que es mi favorita.
Miro a Luna. En serio parece que en verdad está aquí, pero más que lo desee, por más de que me ponga a rezar a todos los dioses que conozca, ella no regresará.
—Sol, no sabes cuánto te extrañé. Yo...Sé que esto es confuso y extraño, pero hay una explicación.
—Claro que la hay. Ya me volví loca de remate—me agarro la cabeza cerrando los ojos. Me golpeo en ella y agarro mi cabello—. Por favor, no me hagas esto. No me hagas sufrir más. No me traigas falsas ilusiones. Ella se fue para siempre, por favor ya no me tortures más.
Siento un tacto cálido sobre mis manos, guiándolas hasta mis mejillas, es cuando abro los ojos y veo a la persona que más quiero delante de mí mirándome con pena.
Sus manos les ofrecen calor a las mías y su perfume me invade causándome buenos recuerdos. Se siente bien volver a sentirlo.
—Esto no es una ilusión de tu cabeza—me dice lentamente—. Estoy aquí, Sol.
—Es imposible—niego con la cabeza—. Tú moriste.
Luna suelta una risita.
—¿Cuál es mi dicho, Sol?
Estoy un rato pensándolo, porque Luna me dice muchos, pero solo uno encaja con la situación.
—Si no ves el cadáver, significa que hay un 20% de posibilidades de que el personaje siga vivo.
—Yo soy ese 20%. Estoy viva, Sol. Jamás morí.
Sigo creyendo que ya caí en la locura, que mi mente está jugando conmigo y está engañándome para que enloquezca al fin.
Pero su tacto, su perfume, sus ojos, todo me dice que ella en verdad está aquí, que no solo es un producto de mi mente herida.
Escucho más pasos, pronto entra Phoenix al lugar y ve la escena. Tal vez me ve solo a mí agarrándome la cara como idiota, estoy casi convencida de eso, aun así, le pregunto.
—¿También la ves?
Me regala una pequeña sonrisa antes de contestar.
—Sí, la veo. Te dije que todo estaría bien.
Está vez las ganas de llorar son más fuertes.
Veo los ojos de Luna, estos están cristalizados y son reales. Ella está aquí.
—No sabes cuánto te extrañé, ridícula.
Confirmo que esto es cierto cuando junta sus labios con los míos y siento su aliento a cigarrillo. Siento nuevamente todo su amor cada vez que los mueve y me lleva a lugar inimaginables.
Mis piernas empiezan a fallar y mis pensamientos desparecen.
Al separarnos me ve a los ojos con una sonrisa y allí se vuelve todo oscuro.
.・✫・゜・。.
Estoy acostada en mi cama con Irina y Chispi en mis pies.
Recuerdo el sueño, agradezco que solo haya sido eso porque no quiero perder la cabeza.
Aunque fue uno muy lindo. Besar a Luna se sintió real y tocarla también, pero no fue nada más que un sueño muy hermoso.
Intento cerrar los ojos y retomar el sueño, de pequeña lo hacia siempre, jamás lograba hacerlo, pero aun así lo intentaba, como ahora.
Escucho como alguien apoya un vaso de agua en mi mesa de luz y me doy vuelta a ver a Mercurio, quien está parado a mi lado.
—Hola—le digo.
—Ya despertaste—se sienta a mi lado—. ¿Estás bien?
—Eso creo. Solo me duele un poco la cabeza, pero nada grave—suelta una risita—. No sabes, soñé que Luna se aparecía en el centro y que jamás se había muerto.
—Sí, Sol...
—Ojalá los sueños se hagan realidad. ¿Te imaginas que eso en realidad pase? Sería la persona más feliz del universo.
—Ese es el tema. Eso sí pasó.
Me lo quedo viendo, intentando entender lo que acaba de decirme.
¿Dijo que sí pasó? ¿Qué mi sueño es la realidad?
Es imposible, simplemente no puede ser posible que Luna esté viva. Los doctores dijeron que estaba muerta, nunca vi un cadáver, pero porque me mentirían y...
En la puerta aparece una figura con cabello azul.
Aparece mi Luna.
Está allí. Parada frente a mí con una bolsa de gomitas y una sonrisa en el rostro.
—Qué bien. Ya despertaste—me dice.
Es su voz. Es ella.
Miro a Mercurio, él me regala una pequeña sonrisa mientras asiente con la cabeza.
—Está viva, Sol—me confirma—. No sé cómo, pero está aquí y nos debe muchas explicaciones—se da vuelta para mirar a Luna.
—Y pienso dárselas. ¿Puedes dejarme sola con ella?
Mercurio asiente y se para. Al pasar por al lado de Luna le dirige una mirada juzgadora, luego se escucha el ruido de la puerta cerrándose.
Me levanto de la cama y miro a Luna con precaución. Ella está en una punta de la habitación y yo en otra. Quiero acercarme, pero una parte de mí tiene miedo de hacerlo.
—Lamento que te hayas desmayado. No creí que reaccionarías así, lo siento. Te compré las gomitas de tiburoncitos que te gustan y un par de chocolates.
La miro unos segundos. Tiempo que utilizo para analizarla, para llegar a la conclusión de que esto no es una fantasía, esto es real y ella está aquí.
No murió. Está viva y compró mis gomitas favoritas.
—¿En serio estás aquí? —le pregunto con un nudo en la garganta.
Antes de responderme me regala una pequeña sonrisa.
—Sí, así es.
No lo dudo otra vez, corro hacia ella y la abrazo lo más fuerte que puedo y aun así no me parece suficiente.
Me siento a salvo. Me siento bien en sus brazos.
Poder unir nuestros cuerpos otra vez es simplemente grandioso, que ella esté aquí lo es. Sentir su perfume otra vez lo es y estar a su lado es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Ahogo llantos en su cuello mientras me acaricia y me dice cuanto me extrañó. Que siente todo esto y demás cosas que ni escucho, estoy muy ocupada abrazando cada parte de ella.
Me separo juntando nuestras narices, corro dos mechones de su pelo detrás de su oreja y la miro con una sonrisa en el rostro.
Creo que jamás fui tan feliz en la vida, pero tengo un huracán de emociones.
Confusión, alegría, enojo, amor.
—Me alegra verte otra vez—me dice sobre mis labios.
—¿Tú...qué mierda pasó? —le pregunto.
—Sé que esto es muy raro, tuve que fingir mi muerte. Sí, es muy de novela mal escrita por una cría de dieciséis años, pero me vi obligada hacerlo para deshacerme de mi abuela. Te contaré cada cosa, lo juro.
Me alejo un poco para verla bien a la cara. Sus mejillas están rojas y húmedas.
Estoy feliz de que todo esto esté pasando, pero una parte de mí está enojada con ella.
Fingió su muerte. ¿No pudo decirme? Me hubiera ahorrado todo el llanto, sufriendo. ¡Me hubiera ahorrado dos semanas de mierda mientras ella se divertía haciendo toda esta tontería!
Le doy un cachetazo haciendo que su cabeza se mueva en esa dirección. Me ve con la boca abierta, pero no le doy tiempo de decir nada. Ignoro el ardor en mi mano, es mi último problema.
—¿Sabes lo que fueron estás semanas para mí? ¡Para todo el puto mundo! ¡¿Cómo mierda vas a hacer eso y no nos vas a decir?! ¡Luna, nos hiciste pasar dos semanas de mierda!
—Lo sé, yo...
—¡No, no lo sabes! ¡No sabes lo que fue para mí perderte! No sabes el dolor que fue pensar que ya no vería nunca más a mí persona favorita en este planeta ¡No lo sabes y no lo vas a saber nunca porque no fui yo la que fingió su muerte! Y ahora te apareces así de la nada luego de fingir que estabas muertas ¡¿En qué mierda estabas pensando?!
—Sol...
—¡¿Cómo pudiste hacer algo así?! ¡¿Cómo pudiste abandonarme y dejarme pensar que no te volverías?! Todo lo que sentía por tu perdida, el dolor en el pecho que tenía cada vez que pensaba en ti. ¡Todo lo que lloré! ¡No me podía levantar de la cama! ¡No quería vivir una vida sin ti, me hiciste creer que tendría que vivir esa vida! ¡¿Cómo mierda pudiste hacerme eso?!
Mi vista está totalmente nublada mientras le pego cachetazos, en algunas veces ni le atino.
Luna me agarra las muñecas y me abraza pegándome a su pecho, donde ahogo gritos, lágrimas y la abrazo más lo más fuerte que puedo.
—¿Cómo pudiste hacerme eso? —lloro.
—Lo siento. Lo siento. Yo no quería. Jamás fue mi intención hacerte esto, hacerle eso a todos.
Me abraza tan fuerte que apenas puedo respirar, o tal vez sea porque no puedo parar de llorar.
—Sol—agarra mi cara y me hace mirarla—. Intenta respirar. Vamos. Sé que puedes, solo sigue mi respiración e intentar estar tranquila.
Le hago caso. Intento seguir su respiración, me cuesta, pero al cabo de unos minutos pude lograr dejar de llorar.
Estoy acostada. Abrazada a su pecho, no quiero soltarla, siento que si lo hago se irá de nuevo y no quiero que se vaya nunca más.
—Tienes que explicarme todo lo que pasó—le digo.
—Lo haré. Juro que lo haré.
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🌙 Nota de la autora 🌙
Se cancela la depresión ¡Luna está vivaaaaa!
Lamento haberles arruinado la estabilidad emocional por unos días, je.
Solo una persona (hasta donde yo sé) pensó en la idea de que ella había fingido su muerte para deshacerse de su abuela. Aplausos para esa persona 👏👏
Aunque, en noticias no tan buenas, solo faltan dos capítulos para llegar al final de su historia 😭
Para los que no recuerdan, va a ver tercer libro, peero, dejaremos un poco de lado a Luna y a Sol y nos enfocaremos en otras dos personitas, jeje.
Instagram: dell_h16
Tik tok: dell_h1
🌙 ¿Felices de que Luna esté bien? 🌙
🎧 ¿De qué pareja creen que se tratará el tercer libro? 🎧
💫 ¿Cuál sería su final ideal para esta historia? 💫
Los veo el viernes con el ante-último capítulo. Voy a llorar 😭
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