34: "¡Las manos arriba!"
Luna
Quise comprobar si Phoenix decía la verdad sobre mi abuela. Y por supuesto que tenía razón.
Ingresé esos números en mi computadora y allí vi una lista de personas desaparecidas. Había nombres que ya había escuchado porque fueron desapariciones muy habladas.
Se me escapa un lágrima mientras lo veo. Hay niñas de tan solo 3 años aquí y chicas de mi edad. Aquí está todo para incriminar a mi abuela.
Sé que es lo correcto, pero no sé si me atrevo a hacerlo.
Dejo la computadora a un lado y voy a la universidad. Es una buena distracción para todo este lío. Al único que le conté sobre esto fue a Leo y él me ayudó mucho por suerte.
No he hablado con Phoenix desde que me enteré y no quiero verlo. Ni a él ni a mi abuela, creo que tengo mucho que procesar aun porque no me creo que esa mujer haya matado a mi padre y que trafique personas. Todo es muy loco.
—Te traje un café—me dice Leo alcanzándome un café.
Él ha estado cuidándome desde que se lo conté, está siempre que quiero hablar y me abraza cuando lo necesito. Es muy buen amigo.
—Gracias ¿Qué no deberías estar en el negocio?
—No, le prometí a Canis que lo ayudaría con una presentación que tiene que dar hoy, así que aquí estoy—me cuenta mientras caminamos a un salón de clases—. ¿Tú cómo estás?
—Estoy bien, creo.
—Oye, si necesitas dejar de trabajar o algo por el estilo puedes decirme y yo me encargaré.
—Trabajar me ayuda a distraerme, así que creo que no quiero dejarlo. Seguiré viviendo mi vida normal y luego pensaré que hacer con todo esto.
Acerco el café a mi boca, pero un ruido fuerte hace que me asuste y lo alejo rápidamente. Luego ese ruido se escucha 3 veces más junto con personas gritando.
—¿Eso fue un tiro?—le pregunto a Leo.
Veo como personas vienen corriendo y se escuchan más tiros.
Leo me agarra de la mano y me lleva corriendo al cuarto del conserje donde cierra la puerta con una silla que encontró.
Estamos en medio de un tiroteo.
—Dios santo—dice Leo agarrándose la cabeza y caminando de un lado al otro.
El cuarto es muy chico y a nuestro alrededor hay productos de limpiezas y muchas escobas.
Apago la luz del lugar y quedamos en la semi oscuridad, apenas puedo ver a Leo, pero un reflejo de luz que entra por debajo de la puerta hace que vea la sombra de la gente corriendo desesperada. También escucho sus gritos.
—Hay que mantener la calma ¿okey?—le digo.
En ese momento se escuchan 4 tiros y salto del susto mientras me tapo los oídos. La gente pidiendo ayuda y el ruido de sus zapatos corriendo no son una buena combinación. Hace que esta situación me aterre más.
—Escucha—me susurra Leo—. Saca tu celular y pide ayuda ¿sí? Llama a la policía y yo lo publicaré en algún lado para que la gente se entere.
Le hago caso a Leo y le escribo a la policía mientras él llama a no sé quién pidiendo ayuda. Mientras hacemos eso se escucha como alguien golpea la puerta fuertemente y yo me espanto.
Leo me agarra del brazo y me pega a él abrazándome fuertemente y tapándome la boca.
—No hagas ningún ruido—susurra.
La persona que está del otro lado golpea la puerta con agresividad e intenta abrirla. Las lágrimas invaden mis ojos al igual que a Leo y lo único que hago es rogar por ayuda.
Luego de unos minutos aquella persona deja de golpear la puerta y siento como el aire llena mis pulmones de vuelta, pero a medias.
Agarro mi celular que se cayó al piso y le escribo con lágrimas en los ojos a Marte.
-te amo.
También le escribo a Sol.
-Ridícula, te amo tanto.
Vuelvo a escuchar pasos acompañados de gritos rogando por ayuda.
—¡Por favor! No me mate. Tengo hijos. Por favor, se lo ruego.
Luego de eso se escuchan dos tiros y puro silencio.
Abrazo a Leo mientras lloro y él me susurra al oído que vamos a estar bien. Vamos a salir de esta.
Estoy unos minutos aferrada a Leo hasta que él me suelta.
—Ay, por dios, Canis—dice—. Está en el salón de conferencia, tengo que ir a buscarlo.
—¡¿Qué?! No, tú te quedas aquí.
—¡Es mi mejor amigo no puedo dejarlo solo!
—¡Me dejarás sola a mí!
—¡Aquí estás segura! No puedo dejarlo solo, Luna, tengo que estar con él. Tengo que saber si está vivo.
Leo se acerca a la puerta y yo le agarro de la mano deteniéndolo.
—Volveré, te lo prometo. No te dejaré sola aquí. Escríbeme si tienes miedo ¿sí? En seguida vuelvo.
A pesar de mis súplicas él me ignora y se va a buscar a Canis.
Me quedo sola en el oscuro y pequeño cuarto. Lo único que se escucha es mi respiración agitada y mi corazón latiendo a mil.
Agarro mi celular y veo los mensajes de Sol.
Ridícula: JAJA.
Ridícula: ¿quieres algo?
Ridícula: yo también te amo, gruñonsito. Eres lo mejor que me pasó en la vida y estoy emocionada de verte otra vez.
-Lee la carta número 3.500.
-Por favor.
Ridícula: me quedan como 1.000 cartas antes de llegar a esa, pero me las saltearé.
Las lágrimas caen sin cesar cada vez que escucho un tiro y pienso que tal vez es Leo o Canis. Suerte que Lyra hoy tenía una competencia de atletismo y Aquila asiste a otra universidad.
Cuando escucho gritos y más tiro no lo pienso dos veces y le escribo a Leo.
-Leo.
- ¿Ya vienes?
- ¿Sigues vivos?
-Prometiste que volverías. Vuelve por favor.
-Leo.
Mis manos tiemblan mientras escribo y cuando escucho un tiro más fuerte de lo normal me asusto y mi celular cae detrás de unos estantes. Intento alcanzarlo, pero no llego y me lastimo la mano.
No tengo comunicación con Leo.
¿Y si no vuelve? ¿Y si lo mataron? ¿Qué le diré a Urano si encuentran a su sobrino con un tiro en la cabeza?
Casi no lo pienso. Salgo de la habitación en busca de Leo y me detengo en seco cuando veo a mi profesor de narrativa tirado en el suelo en un charco de sangre y un punto rojo en la cabeza.
Cierro los ojos rápidamente ante la escena e intento respirar.
Era mi profesor favorito. Siempre en sus clases nos contaba sobre lo mucho que ama a sus dos hijas de 6 años y a su esposa.
Me alejo de su cadáver intentando no verlo y corro por los pasillos.
¿Dónde dijo que estaría Leo? ¿En el salón de química o el de conferencia?
Mierda ¿Cuál era? Tendría sentido que Canis estuviera en el de química, él estudia eso, pero ¿no daba una presentación hoy? No lo recuerdo.
Me toco la cabeza intentando recordar lo que me dijo Leo, pero no puedo. Siento como mi corazón late rápido y no puedo sacarme de la cabeza la imagen de mi profesor muerto.
Escucho como cargan un arma detrás de mí y luego de eso una voz grabe me dice:
—De rodillas.
Me doy vuelta y veo a un chico con un pasamontaña y una pistola más grande de lo normal. Está apuntándome y mi miedo aumenta.
—Por favor...
—¡De rodillas!
Acato su orden y las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas rápidamente.
No quiero morir.
El chico se acerca a mí y apoya la punta de su arma en mi frente. Tengo mis manos levantadas a la altura de mi cabeza mientras tiemblan.
—¿Qué estudias?—me pregunta y demoro en responder.
—Literatura.
—Oh, ¿quieres ser escritora? ¿No tiene mucha salida laboral o sí?—yo no le contesto, solo miro para abajo—. ¿Cómo te llamas? Tu nombre y apellido.
—Luna Growing.
—Que hermoso nombre ¿Te gusta esta universidad, Luna?
—Yo... no lo sé. La verdad no me gusta ni me encanta.
Tengo miedo de responder algo mal. Siento que en cualquier momento apretará ese gatillo.
—¿Y qué opinas de los profesores?
—Algunos son buenos, creo. No hablo con ellos.
—Yo tuve una relación amorosa con una profesora de aquí. Suerte que esa perra ya se fue al infierno.
Tal vez no me matará, ¿o sí?
—¿Me matarás?—me atrevo a preguntarle.
—No lo sé, ¿quieres que te mate?
—No—digo con un nudo en la garganta—. Tengo una novia a la cual quiero ver y una hermana que quiero abrazar. También tengo una gatita a la cual cuidar y amigos que ansio ver. No quiero morir, aun no estoy lista.
No quiero dejar sola a Sol. Quiero agradecerle a Marte por todo lo que ha hecho por mí y ver a Julieth otra vez. Ir a trabajar con Leo todos los días y tocar con la banda en la competencia. Fastidiar a Aquila y reírme con Lyra de Canis. Quiero fumar con Libra una vez más y pelear con Mercurio sobre quien cocina mejor. Tener otra charla profunda con Saturno y reírme de la desgracia de Venus.
Quiero ser una escritora famosa y quiero ver como Sol se convierte en una famosa diseñadora de modas. Quiero vivir, no quiero morir.
Escucho como le saca el seguro a la pistola y cierro los ojos pensando en todas las personas que amo.
Espero el disparo, pero en vez de eso escucho un golpe y cuando levanto la cabeza veo a Leo con una roca y al chico que me estaba apuntando inconsciente.
Detrás de Leo está Canis, quien se me acerca.
—Dios santo ¿estás bien?—me pregunta agarrando mi rostro.
Lloro en sus manos y él intenta tranquilizarme.
—Vamos—dice Leo.
Canis me agarra de la mano y sigue a Leo hasta un cuarto donde entramos y apagamos las luces rápidamente.
—¡Luna, te dije que te quedaras!—me dice Leo, enojado.
—¡Estaba asustada y preocupaba. Pensaba que estabas muerto y perdí mi celular!—le digo llorando.
—¡Leo, compórtate. No es momento para enojarse!—interviene Canis.
Los tres estamos gritando mientras susurramos, jamás creí que eso se podía.
—¡No estoy enojado, estoy preocupado! ¡Casi te pegan un tiro a ti y a ella y juro que si alguno de los dos se muere dejo de vivir yo ¿okey?!—Leo se me acerca y me abraza—. ¿Estás bien?
—Eso creo—me alejo un poco de él y acerco a Canis a nuestro abrazo.
Los tres nos abrazamos mientras lloramos, hasta que pasan unos 30 minutos y un oficial nos encuentra.
Él nos lleva afuera a los tres y cuando siento el viento fresco agradezco que esto por fin terminó y que las personas que amo están bien.
Voy agarrada de la mano de Leo y la de Canis mientras veo a mi alrededor. Hay muchas patrullas de policías y ambulancias. También hay mucha gente llorando y reencontrándose con las personas que estaban adentro. También hay bolsas negras con cadáveres, ante esa escena alejo la mirada y veo el piso.
—¡Leo!—escucho el grito de Urano.
Leo me suelta de la mano y va corriendo donde está su tío. Ambos se abrazan fuertemente mientras lloran. Canis y yo vemos la escena.
—Creí que te perdería, hijo—le dice Urano mientras llora—. ¿Estás bien? ¿no te hicieron nada?
—Estoy bien—le responde.
Detrás de Urano veo a Lyra. Ella corre hacia nosotros. Canis la recibe en sus brazos y se abrazan mientras lloran. Lyra le deja besos en la mejilla a Canis.
—Creí que te morirías—le dice Lyra con lágrimas.
—Yo también me asuste pensando que no te vería nunca más—le responde él y la vuelve abrazar.
Luego Urano se me acerca y al igual que a Leo me recibe en sus brazos fuertemente.
—Mis niños, creí que los perdería—dice Urano mientras nos abraza a Leo y a mí.
Luego Lyra me abraza y me pregunta si estoy bien.
—¡Luna!—escucho la voz de Marte.
La busco con la mirada y corro hacia ella empujando a la gente hasta que la alcanzo. Creí que jamás la vería de vuelta.
—Estás bien. Estás viva, creí que te perdería—me dice mientras llora.
—Aún estoy aquí para fastidiarte. Tenía muchas ganas de abrazarte. Te amo.
—Yo también te amo, estúpida—ella choca su nariz con la mía y nos agarramos las manos.
—¿Dónde está Venus?
—Fue a buscarte en la carpa de policías.
Corro hasta la carpa de policías buscando a él peli naranja, hasta que lo veo y salto sobre él.
—Ay, por dios, Luna. Estás bien.
—Te extrañé.
—No vuelvas a asustarme así, loca—me dice él y yo me rio.
Luego se nos une Marte al abrazo y nos quedamos así un rato.
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⭐ Nota de la autora ⭐
Este capítulo me rompió el corazón.
El ver como Luna y los demás personajes pensaban que no iban a ver nunca más a sus seres queridos 💔💔
Por suerte ellos están bien ❤
Les dije que este capítulo iba a ser fuerte. Quize tratar este tema porque siempre se me hizo algo muy importante. En donde vivo no pasa, pero lamentablemente pasa en otras partes del mundo.
Para que no todo sea tan triste mañana publicaré la parte dos del extra navideño 🎄❤
Instagram: dell_h16
Tik tok: dell_h1
🎄 ¿Les gustó el extra que publiqué? 🎄
🐞 ¿Su personaje fav?🐞
☀ ¿Cómo creen que reaccione Sol cuando se entere de lo que pasó? ☀
Nos vemos mañana con el especial 🎄
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