Capítulo 7

La mirada de Newt estaba fija en algún punto de la nada. El extraño aparato se había llevado a Thomas apenas unas cuantas horas atrás, la noche seguía su curso y él siquiera había podido pegar el ojo. Escuchaba los murmuros a su alrededor, observaba unas cuantas figuras moverse sobre la arena. Algunos intentaban dormir, otros seguían partiéndose la cabeza sobre lo que había sucedido apenas poco tiempo atrás, y él, él solo estaba pensando en el idiota shank que le sacaba de sus casillas.

¿Cuánto tiempo más iban a soportar esas malditas pruebas? Estaba harto, probablemente, siquiera esa palabra alcanzaba a describir lo que sentía por aquel instante.

—La guardia le corresponde a Aris y a mí, tú deberías estar echándote una fuca siesta —Minho había terminado por sacarlo de sus pensamientos, tomando asiento a su lado al tiempo que movía una vara que quien sabe de dónde había sacado.

—Sí, bueno, intenta dormir con tantos malditos shanks que roncan al unísono. Te reto —el rubio rodó los ojos y terminó por estirar las piernas, echando la cabeza hacia atrás para cerrar los ojos por un instante.

—¿Estás de broma? Mataría por cambiarte el turno —los ojos del asiático se mantuvieron fijos durante un instante en la pequeña fogata frente a ellos, al tiempo que media sonrisa acababa por surcar sus destrozados labios.

—Entonces échate al piso y date por muerto. Yo vigilaré —el rubio simplemente había terminado por regresar la mirada al mayor, arqueando una de sus cejas al tiempo que le dedicaba una sonrisa.

Minho se quedó en silencio ante aquel pequeño y escaso gesto. Newt era Newt. Newt siempre tenía una sonrisa para él, para Thomas, para todos. Aunque sabía que algo no estaba bien con su rubio amigo, y bastaba con ver sus desganados ademanes para darse cuenta de ello. Pero el menor siempre era así: relajado, sonriente. Solo se había permitido el quebrarse en una ocasión y de aquello, ya había pasado demasiado tiempo.
En el desierto, probablemente no estaba permitido el flaquear, el dudar, pero entendía perfectamente que el garlopo de Thomas la estaba larchando con su mejor amigo. Apretó los dientes ante el pensamiento al tiempo que sus propias comisuras terminaron por descender.
Newt le observó en silencio, juntando sus cejas en un gesto que denotaba total confusión.

—Shank, no seas pescado, en serio.

—No digas mamadas, Minho —el tono que había usado Newt era neutro, no había aflicción, no habría reproche: no había nada—. ¿Qué no ibas a dormir? Échate al piso, Clarabella.

Los pardos de Newt volvieron a perderse en la pequeña fogata que ardía a unos cuantos pasos de ellos. Minho terminó por apretar los labios y siquiera fue capaz de notar el pequeño sonido gutural que surgió desde el fondo de su garganta. No supo probablemente, el momento exacto en que extendió la diestra, terminando por coger el mentón del rubio y logrando que en consecuencia, este le observara con los ojos totalmente abiertos.

Fue un impulso, una cosa de nada. Minho había terminado por inclinarse en la dirección que se hallaba su amigo, rozando sus labios, percibiendo el sabor que apenas y había logrado recoger con aquel simple gesto. La calidez de la piel del menor se instaló en sus dedos, su pensamiento se disparó en mil direcciones. Flaqueó, ladeó el rostro y estuvo a punto de concretar la tarea dejada a la mitad; pero fue el puño del rubio estrellándose contra su mejilla, lo que le hizo retroceder y salir de manera abrupta del letargo en el que había caído por aquel instante.

Terminó por llevarse la diestra al lugar en que la explosión de dolor había iniciado, logrando enfocar apenas la figura de Newt que ahora, yacía de pie a su lado. Los ojos pardos del menor le observaban confundidos, quizá hasta dolidos. No podía descifrarlo. Había convivido con él tantos años durante el laberinto y justo en aquel instante, no podía comprender lo que Newt estaba expresándole mudamente.
El silencio se interrumpió solamente cuando los pasos del rubio sobre la arena, así lo dictaron. Durante un instante, Minho deseó seguirlo, aclarar que aquello había sido una total broma, una garlopa cosa de momento, pero se mantuvo anclado al piso, sabiendo de antemano, que siquiera sería capaz de decir una cosa como aquella.

—Auch —la voz femenina se dejó escuchar no muy lejos de donde el asiático se encontraba, logrando que la atención de este, fuera a parar sobre la castaña que estaba observándole por aquel instante—. Eso debió doler —con las cejas ligeramente elevadas, Brenda estaba analizándole con un gesto completamente divertido—. Así que, ¿ustedes tienen esa clase de tendencias?

Minho simplemente gruñó ante ello, terminando por rodar los ojos y deseando que a la shank mujer se la tragara la maldita arena. Perfecto, de todas las personas que podían haber presenciado aquella garlopada, tenía que ser la chica la que estuviese en primera fila.

El calor del desierto era insoportable. A ese punto del día no podía descifrar si era la falta de sueño o el clima lo que le estaba volviendo loco.
Terminó por elevar la diestra hasta su rubia melena, rascando un poco el inicio de los mechones dorados. Soltó un suspiro al aire mientras mantenía los ojos fijos en el enorme aparato que se aproximaba hacia ellos con aquel estruendoso sonido.
En algún punto lejano a su posición, podía percibir la mirada de cierto asiático fulminándole en silencio. No, no se había permitido hablar con Minho desde lo que había sucedido entre ellos la noche anterior, desde su punto de vista, no tenía caso. ¿Para qué? Había sido un juego de niños, una cosa de nada. Sabía perfectamente que a su amigo le había caído un maldito rayo, y probablemente, aquello le había terminado de freír las pocas neuronas funcionales. No tenía caso seguirle dando vueltas al asunto. Había sido un error y punto. Suficiente tenía con Thomas como para tener que añadir algo más a la lista, además claro, de la fuca supervivencia en el desierto.

Volvió a centrar su atención en el Berg, en la camilla que había comenzado a descender de él. Notó la figura de Thomas en este, notó que estaba consciente, que sonreía. Quiso aproximarse, quiso asegurarse de que el castaño estaba con bien, pero el cúmulo de habitantes alrededor de este, le hizo la tarea imposible.
A ese punto se conformó con mantenerse cerca, con escuchar las preguntas que le soltaban. Thomas parecía relajado. Todo rastro del dolor que había percibido en él apenas unas noches atrás, había desaparecido. Ahora estaba renovado, en una pieza y caminando hacia la destartalada cabaña que apenas unas horas atrás, habían encontrado.
Todos los habitantes tomaron asiento en el piso de madera, al tiempo que el castaño les observaba y tomaba asiento justo al frente de ellos, como si de un viejo a punto de contar una historia se tratara. Thomas habló rápido, sin parar, soltando todo lo que sabía: candidatos, pruebas, C.R.U.E.L. La información le mareó más de lo que hubiese deseado. Durante un momento, imaginó un par de cosas de las que el menor había hablado, pero hasta ahí, no quiso pensar más. 

Newt terminó por ponerse de pie, por alejarse del montón. Necesitaba respirar, procesar un poco más de lo que había escuchado. ¿Thomas era especial? Bien, eso explicaría la razón por la que le habían salvado de aquella exótica manera.
Detuvo su andar cuando halló uno de los marcos de madera de la cabaña —la puerta había desaparecido— , terminando por apoyarse en este mientras observaba un punto inexacto de la nada. Cerró los ojos durante un instante, deseando poder desconectarse para poder echarse una larga y necesaria siesta, pero aquello, no sucedió.

—Newt ... —el aludido abrió los ojos abruptamente topándose con la figura del castaño casi al instante.

Thomas le observaba con las cejas arrugadas, manteniendo apenas un par de pasos de distancia entre ambos. Era como si le estuviese pidiendo permiso para aproximarse, o incluso, hasta para hablar.

—De modo que sigues vivo —murmuró el mayor al tiempo que elevaba ambas comisuras en una sonrisa, logrando que Thomas correspondiera el gesto casi de manera instantánea.

—Necesitamos hablar, Newt —el gesto se mantenía ahí, como si ambos hubiesen olvidado todo lo que había acontecido hasta ese instante entre ellos.

—No es el momento ni el lugar, Tommy —el rubio hizo una pausa al tiempo que volvía a desviar la mirada, deseando que el menor comprendiese la muda súplica que hacía para que le permitiese estar solo.

—Necesitamos aclarar las cosas ¿no es así? No podemos continuar de esta manera —ignorando de manera olímpica las palabras del mayor, Thomas se había permitido dar un paso más en la dirección en que este se hallaba, logrando que Newt entrara en tensión casi de manera inmediata.

—¿Qué vamos a aclarar, Tommy? Shuck, no hay nada que aclarar —Newt rodó los ojos al tiempo que finalmente, terminaba por dirigir sus pardos hacia los mieles de Thomas. Ahí estaba de nuevo el gesto que lo desarmaba, que lo dejaba vulnerable.

Nosotros —una simple palabra que logró estallar los pensamientos de Newt. No, no, aquel no era ni el momento ni el lugar.

—Desde que salimos del laberinto desapareció el nosotros, Tommy ¿no lo comprendes? —Newt sonrió con ironía, mordiéndose el labio inferior al tiempo que elevaba la mirada y evitaba a toda costa el apreciar la expresión que por aquel segundo se pintaba en el rostro del otro—. Era cosa de esas mierteras paredes.

—Yo —hubo una pequeña pausa, como si el castaño estuviese pensando a mil por hora, tratando de acomodar las palabras en su cabeza—. No puedo explicarlo, Newt. No puedo dejar de pensar en ella. Solo... Necesito saber que está con bien, con vida. La necesito, Newt ¿puedes comprender eso, por favor?

El rubio le observó fijo, abrumado. No podía creer que el castaño le estuviese soltando aquella plopus como si fuese lo más normal del fuco planeta. ¿Qué garlopa cosa tenía en la cabeza?

—¿Puedes comprender que no quiero hablar del tema, Thomas? —había media sonrisa instalada en sus labios, a ese punto, el ex encargado quería terminar esa charla lo más pronto posible—. La elegiste a ella, lo he entendido completamente ¿qué más quieres aclarar? ¿Quieres que apadrine tu boda, es eso? Lo siento, no sé siquiera si salga vivo de este lugar. Pregúntale a Minho.

—Newt, no estamos...

—¡Shuck! No te atrevas a mencionarlo, Tommy, ni se te ocurra, cabrón —el rubio hizo una pausa, terminando por rodar los ojos antes de clavar una vez más la mirada en el menor.

—Bien, ¿es lo que quieres? —la comprensión se había esfumado del rostro del más bajo. Sus facciones habían terminado por contraerse ligeramente, al tiempo que daba un paso más en la dirección en que se hallaba el rubio—. La elijo a ella.

Newt se quedó quieto con los brazos aun cruzados a la altura del pecho. Las cartas estaban sobre la mesa, completamente visibles de una vez por todas. Contrario a lo que imaginó que iba a llegar a sentir o quizá a como pensó que podría actuar, se había limitado a asentir en silencio, a sonreír con desgana.
Caminó hacia Thomas, deteniéndose a su lado, estirando la diestra para palmearle un hombro con suavidad, pero aquello fue todo, no hubo más. Continuó su camino, atravesó la pequeña habitación vacía antes de llegar a la pieza principal. Esquivó un par de cuerpos echados al piso y continuó su camino hacia el exterior. La destartalada puerta crujió ante su paso, haciéndole ignorar el Shhh que sonó en el medio de los cuerpos en el piso.

El sol estaba en su cenit. La piel le ardió al instante. Continuó su camino y se detuvo cuando dio de lleno contra una enorme piedra, que al menos, hacía la sombra suficiente sobre la arena debajo de ella. Apoyó la espalda sobre la inestable superficie y simplemente, se dejó caer.
No había lágrimas, no había dolor. En su interior simplemente existía un enorme vacío, que había comenzado a escalar sus entrañas, amenazándole de una muda manera que hasta ese punto, ya no podía ser capaz de dimensionar. 

[ ... ]

El asiático se había quedado quieto, apoyado aún contra la pared de madera detrás de él. Observó a Newt salir del lugar en silencio, sin siquiera ser capaz de mirar hacia atrás. Bastaron unos momentos antes de que Thomas hiciera acto de presencia en el lugar, buscando un espacio libre, tratando de acomodarse contra el piso.
Se mantuvo en su posición durante unos minutos más, poco antes de finalmente optar por ponerse de pie, caminando hacia la casi destruida puerta de la cabaña.

El calor del desierto le recibió al instante. Soltó un agudo suspiro al aire poco antes de llevarse la diestra a los ojos, tratando de hacer un poco de sombra para observar a su alrededor. Detuvo su mirada en la figura de su rubio amigo, aquel que descansaba a la sombra de una maldita roca no muy lejana a la casi destruida edificación.
Dio dos pasos en su dirección un momento antes de detenerse, de analizar la escena en completa quietud. Percibió el segundo exacto en que el rubio ladeó el rostro y le observó en silencio. No hizo falta más. Recordó esa mirada, recordó ese porte. Newt pareció ignorar el intento que hizo Minho por ir una vez más en su dirección, terminando por alzar una ceja, por volver a girar la cabeza y fingirse durmiendo de nueva cuenta.

Bastó aquello para que el asiático regresara sobre sus pasos, terminando por abrir la puerta del lugar en consecuencia. Sus botas sonaron sobre la vieja madera, más de uno de los habitantes terminó por desperezarse en aquel instante. Minho ignoró las miradas, las palabras a su alrededor, a ese punto simplemente había caminado hasta donde estaba Thomas, inclinándose en su dirección, tomándole de la ropa limpia que C.R.U.E.L. le había otorgado durante su estadía con ellos.
El castaño le miró confundido, adormilado aún. Bastó un empujón, y la espalda del menor había terminado por estrellarse de lleno contra la madera de una de las paredes. Aquello había logrado que el resto del grupo reaccionara, que se pusiera de pie en un instante.

—Minho ¿qué demon... ? —las palabras quedaron al aire al segundo exacto en que el puño del asiático dio de lleno contra el mentón del chico.

Aunque Sartén y Aris ya se habían aproximado para detener a Minho por aquel instante, este no había hecho siquiera un segundo intento por golpear al menor, simplemente había optado por soltar a Thomas, dedicándole una última mirada que acabó por borrar todo rastro de confusión en el rostro de este.

Faltaban tan solo un par de días para que el plazo se cumpliera. Cuando la noche había arribado llevándose consigo el asfixiante calor del día, los habitantes habían emprendido la marcha una vez más.
Minho lideraba el grupo de nuevo, seguido por Aris, Sartén y Newt. Thomas había terminado por quedarse al final, acompañando a los últimos habitantes, haciéndole plática a Brenda muy de vez en cuando.
Desde la escena que se había vivido por aquella mañana, las cosas habían estado en silencio. Nadie se había pronunciado contra el líder, nadie se había atrevido a comentar algo. Las cosas habían seguido su curso natural, como si aquello simplemente, no hubiese ocurrido.

Las montañas se veían a cada instante más cerca. A ese punto, Minho sabía que cumplirían con el plazo que C.R.U.E.L. les había dado y quizá, hasta con tiempo de sobra. Si bien habían hecho un par de escalas para descansar y comer, estas no habían pasado más allá de unos cuantos minutos. Necesitaban aprovechar la noche, el frío y el cobijo de las estrellas para poder completar su objetivo.

—Si continuamos así, te aseguro que solo la mitad de nosotros va a lograrlo —la voz de Newt había brotado de la nada, logrando que Minho disminuyera su paso, terminando por igualar el del rubio que a ese punto, ya iba rengueando a uno de sus costados.

—Shuck ¿te estás rindiendo, Newt? —con una ceja brevemente elevada, el asiático había terminado por impactar con suavidad uno de sus codos en las costillas del menor—. Si te cansas, tendré que llevarte de los huevos.

—Los necesito, así que no, paso —el rubio simplemente rodó los ojos, terminando por ladear ligeramente el rostro para poder observar al resto de los habitantes que iban no muy atrás de donde ellos se hallaban por aquel instante.

—No planeaba hacerlo de todos modos. Pensaba usarte como carnada para crank si es que nos sale alguno en la base de las montañas —Newt rió al instante. Minho simplemente le observó atento, tratando de descifrar la nula sinceridad que el gesto llevaba en consecuencia.

—A este punto no sé si odio más a los penitentes o a los cranks —alzando ambos hombros, Newt había terminado por acelerar su paso, como si buscara establecer distancia entre ambos de nueva cuenta.

No tenía que ser un genio para saber que el desliz de un día atrás, aún estaba rondando en la mente de su amigo. Fingir que ese casi beso no había sucedido, había terminado por ser una tarea titánica. Probablemente era por ello que casi le había roto la nariz a su corredor estrella apenas unas horas atrás. No, no quería pensar. Esas cosas no se meditaban y menos aún, cuando estabas en el medio de un desierto luchando por tu vida.
Hasta donde él podía recordar, le encantaban las shanks. Le gustaba Brenda, incluso Teresa se le hacía bonita. No existía nada más atractivo que las curvas del cuerpo de una mujer. Eso era todo, fin. Lo sucedido con Newt era producto de la empatía que sentía por su amigo, nada más.

Minho terminó por apretar los labios, por rodar los ojos, por ignorar que Newt se había alejado de él cuando se perdió en el medio de sus pensamientos. Volvió a aminorar su paso, permitiendo que esta vez, fuese el rubio quien guiase de manera momentánea el grupo.
Se sumió en sus pensamientos poco antes de cerrar los ojos un par de instantes, abriéndolos de manera abrupta al preciso segundo en que sintió una mano posándose en su hombro: Thomas.

—¿Vienes por otro golpe, shank? —la broma se dejó ir, el enojo había desaparecido y el extraño cúmulo de sensaciones con él. No odiaba a Thomas, pero sabía que se merecía ese golpe, y probablemente muchos más.

—Minho...

—No le des vueltas al asunto. Te lo merecías, Thomas. Sabes la razón. Dejémoslo hasta ahí —al final, Thomas también era un amigo, uno de sus mejores amigos. No estaba para ponerse contra él ¿cierto? No era quien para meterse en el medio de la turbulenta relación que había establecido con Newt—. ¿Se te acomodaron las neuronas? Espero que sí. Las necesito funcionando para cuando lleguemos a las montañas.

—¿Es por Brenda? Shuck, Minho de verdad que yo no he hecho nada —Thomas alzó ambas manos a modo de gesto defensivo. El asiático simplemente rodó los ojos, tratando de zanjar el asunto de una vez por todas.

—¿A mí por qué me vas a explicar tus enredos con la shank? Es a Teresa a quien le debes una explicación —le observó fijo, atento, percibiendo el segundo exacto en que Thomas apretó los labios y desvió la mirada.

—Teresa no es mi novia —murmuró quizá para sí mismo, pero lo suficientemente audible para que el asiático pudiese escuchar sus palabras.

—¿Ah no? Bueno, entonces espero que exista una buena explicación para justificar tus garlopadas con él —Minho rodó los ojos y soltó una pequeña risa al instante—. Shuck, no estoy de humor para platicar estas mamadas, Thomas. Intenta con Aris, él tiene más experiencia con las larchas.

Thomas le observó en silencio, como si se tratara de un niño al que le acaban de señalar sus errores más obvios. Sabía que algo no iba a bien, sabía que las cosas habían cambiado, pero sabía que tenía que estar con Teresa, con ella y con nadie más. La había escuchado en la cabaña y aquello era suficiente para saber que tenía que continuar adelante hasta dar con su paradero.
Cuando estaba cerca de Newt, aún podía percibir el breve temblor en su cuerpo, el cosquilleo en sus palmas; pero había algo que le impedía llegar más ahí, de pensar más atrás, de recordar el laberinto. A ese punto, sus recuerdos estaban sumidos en una bruma en la que solo podía percibir el aroma a vainilla que desprendía el cabello de Teresa. No podía explicarlo, probablemente ni a él mismo. Cuando encontrara de nuevo a la chica, las dudas desaparecerían, tenían que hacerlo. Solo eso, debía encontrarla y todo se solucionaría, de alguna mágica manera, todo se acomodaría de nueva cuenta a donde pertenecía.

Era un pensamiento infantil y aunque de vez en cuando cayera en cuenta de ello, parecía que su cerebro se forzara a olvidarlo para retomar la línea principal. Era como si simplemente, se hubiese rendido y tirado a pensar en una sola persona. Era ilógico de donde lo viera.

Se detuvo un momento, terminando por alzar la mirada, por enfocar al rubio que yacía a la cabeza del grupo: Newt sonreía, platicaba con Sartén de algo que desde donde estaba, no era capaz de escuchar. Las hebras rubias se mecían y se enredaban. Los ojos pardos no lo miraban a él y sin embargo, podía percibir el cúmulo de sentimientos que albergaban detrás de aquella frágil barrera.
El Nexo. Newt había sido denominado el Nexo. Durante un momento deseó estar a su lado, recordar la calidez de la piel del rubio contra la propia. Un vago sabor a café y chocolate invadió su sistema. Recordó el suave tacto de los besos de Newt, su cálido aliento contra la piel de su cuello. Recordó sus mejillas inundadas en carmín, su nombre brotando a pedazos. Recordó a Newt en sus brazos. Parpadeó confundido, deseando poder llegar más atrás, recuperar el pasado que se hallaba sellado detrás de un nombre que no tenía sentido.

Él deseaba estar con Newt. Durante un momento tuvo la necesidad de correr, de acortar la distancia entre ambos, de decirle cuanto se arrepentía de la fuca actitud que se había cargado por aquel instante. Sus piernas se movieron antes de que los pensamientos se concretaran en su cabeza: Newt, tenía que hablar con Newt.
Fue como si el velo delante de sus ojos desapareciera durante un instante, como si de nueva cuenta, fuese el dueño de su voluntad y pensamientos. 

Los primeros rayos del sol en el horizonte le cegaron, le hicieron elevar la mano y cubrir sus ojos durante unos momentos, deteniendo su paso. Para cuando volvió a alzar la mirada, fue capaz de percibir la figura de una chica que caminaba directamente hacia ellos: se trataba de Teresa. 

Notas finales:  Me gusta mucho escribir desde la perspectiva de Newt, pero después del rechazo oficial de Thomas, creo que resultaría en extremo depresivo el seguir narrando desde su perspectiva, así que decidí tomar un poquito la de Minho y  la de Thomas. 
Hablando de Minho... Decidí que estuviese confundido con respecto a Newt. Me ví una imagen en IG donde él siempre está atento a la salud y bienestar de Newt, mientras Newt, siempre anda atento a Thomas. Así que aún no sé si lo voy a poner oficialmente como Minewt, pero sí, todo tiene tintes de ese ship. Es obvio que este fic es Newtmas, pero nada más quiero aclarar que probablemente, entre como tercero en discordia. ¿?
En fin, me voy. Nos leemos pronto. 

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