Capítulo 1

Los personajes no me pertenecen. Son idea y creación de James Dashner y su saga Maze Runner.

Lo que estás a punto de leer es una adaptación del libro de Scorch Trials, dando continuación al eje de mi primer fanfic: ¿Es Tarde para Admitirlo?, basado en el primer libro de la Saga.

Los suspiros inundaban el cálido ambiente que existía entre sus cuerpos. Sus labios se fundían el uno con el otro en suaves besos que no tenían principio ni fin.

Con los ojos completamente cerrados, el rubio finalmente se volvía a permitir derretirse lentamente en los brazos que le dominaban por aquel instante. Las manos de Thomas estaban firmemente ancladas a la piel de sus muslos, dejando que la parte posterior de sus rodillas descansara en los antebrazos del chico. Su cuerpo se mecía suavemente contra la fría superficie recubierta de mármol, terminando por lanzar pequeñas descargas de placer por toda su piel.

No le importaba la incomodidad de sus glúteos rozándose con insistencia contra aquella llana superficie, no le importaba la pequeña capa de sudor que ya perlaba las pieles de ambos, no le importaba estar liándose con Thomas en uno de los lavamanos que había usado horas atrás. Por primera vez estaba dejándose llevar, permitiéndose ser banal, ser un simple adolescente de diecisiete años que vivía la experiencia de su primera relación.

Cuando los labios de Thomas abandonaron su mortal tarea, no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás, disfrutando del pequeño y extendido camino de húmedos besos que el menor comenzó a depositar sobre la piel de su cuello.

Su cuerpo se impulsó suavemente hacia atrás al tiempo que las caderas del castaño le embistieron, terminando por arrancar un suave gemido que murió contra sus labios fieramente sellados. Por primera vez no habían penitentes, no habían sujetos extraños experimentando con ellos, solo eran Thomas y él: haciendo el amor. Su cuerpo vibró cuando el pensamiento le abordó inesperadamente, haciéndole sonreír muy bajito y terminando por capturar la atención del chico que aún continuaba mimando su piel.

—Esperaba que gimieras, no que te ríeras... —la voz del menor brotó en un suave murmuro, mismo que terminó por morir nuevamente contra la pronunciada manzana de Adán del mayor.

Newt no se permitió responder, no cuando su cuerpo volvió a ser impulsado hacia atrás, terminando por contraer sus facciones y reprimiendo el nuevo gemido que luchó por brotar de sus labios en aquel instante.

Un tenue color carmín se instaló en sus mejillas y casi tuvo que obligarse a morder su labio inferior. Thomas seguía embistiéndole lento, pausado, con fuerza, arrebatando cualquier pensamiento coherente que se hubiese querido instalar en su mente por aquel instante. Los dedos de su diestra se deslizaron lentamente hasta la mata de despeinados cabellos castaños, permitiéndose hundirlos en la suavidad de aquellos cortos mechones.

—C-Calla... —con un tono de voz que Newt no sabía siquiera que poseía, había terminado por pronunciar la única palabra medianamente estructurada que su nulo raciocinio le permitía—. V-Van... Van... —no pudo terminar la frase, no cuando aquel enorme pedazo de carne volvió a sumergirse en su interior, terminando por arrancarle un suave gemido que apenas y ocasionó un suave eco en la desolada habitación.

Solo Thomas lograba descolocarle de esa manera. Desde que había sido capaz de admitir toda la tormenta de sentimientos que el estúpido shank despertaba en él, se sentía como si estuviese montado en una fuca montaña rusa. Todo era hacia arriba de un momento a otro: besos, caricias, miradas. Después, todo se venía en picada: peleas, discusiones sin sentido. Sí, todo eso había sido producto de un maldito laberinto que siempre le tenía con la ansiedad y la duda desbordando de cada poro de su cuerpo, pero ahora, ahora tenía que ser distinto.

Todos sus músculos entraron en tensión casi de manera inmediata al tiempo que se mordía el labio con fuerza, en un vago intento de retener toda la sarta de tonterías que ya luchaban por brotar de su boca. Se sentía bien, se sentía demasiado bien. Era la primera vez que lo hacían de aquella manera, era la primera vez que se permitía complementarse con Thomas sin barrera alguna de por medio. Sabía que cuando aquello terminara no habrían peleas, no habría una despedida con sabor amargo, probablemente solo existirían besos y una estúpida frase que aún se guardaba para algún momento especial.

Fuego y gasolina mezclándose, ardiendo de manera inevitable hasta reducir todo a cenizas. Así eran ellos, destinados a ser opuestos y complementarios al mismo tiempo. No existía más, estaban hechos el uno para el otro y después de todo lo que habían pasado ya a ese punto, no le quedaban más dudas.

Dejando aquella línea de pensamientos de lado, el rubio terminó por anclar sus manos nuevamente a las escápulas del castaño, impulsándose suavemente hacia adelante. Un nuevo gemido brotó de los labios del menor, mismo que terminó de delatar lo perfecta que era aquella nueva posición. La boca del mayor acabó a escasos centímetros de una de los oídos del ex corredor, concediéndole la dicha de escuchar todos aquellos pequeños y apenas perceptibles sonidos que brotaban de los labios entreabiertos de Newt.

Con aquella dulce melodía inundando sus sentidos, Thomas no demoró más en hundir su rostro en la curvatura del cuello del rubio, comenzando a marcar la piel que de momento ya le era accesible debido a la posición.

—N... No pares... Tommy... T-Tommy... —con los ojos fieramente cerrados, el rubio finalmente había mandado al diablo el filtro de sus pensamientos, terminando por hundir sus uñas en la desnuda espalda del castaño. Las siguientes palabras no tuvieron ni un gramo de coherencia, al menos no cuando su cerebro ya se había desconectado, entregándole al deseo el completo control de su cuerpo.

—Bebé... ¿Qué quieres? —el aliento de Thomas terminó por impactarse suavemente contra la erizada piel del rubio, aquella misma que ya ostentaba las marcas rojizas de su boca; para poco después permitir que media sonrisa bailara en sus comisuras, producto de la inesperada pregunta que había soltado por aquel instante.

Pero Newt no respondió. El rubio simplemente se limitó a aferrarse al cuerpo del otro, terminando por apartar sus manos de la amplia espalda del chico, hasta llegar a posicionarlas sobre sus propios codos, nulificando la escasa distancia que en algún momento, se había alzado entre sus cuerpos. Su sexo complemente hinchado había quedado apresado entre ambos cuerpos, permitiendo que calidez de sus pieles comenzara a mermar la necesidad que ya inundaba su sistema por aquel instante.

—¿Quieres que pare, Newtie? —la voz de Thomas pendía entre la broma y la lujuria, mientras sus caderas habían disminuido lentamente el ritmo que llevaban, como si aquel fuera el castigo por el silencio que recibía por parte del rubio.

—N-No... —con la voz complemente cortada por el placer, el mayor apenas y se había permitido soltar una palabra sincera, al tiempo que sus caderas volvían a impulsarse hacia adelante en un vago intento de volver a empalarse en el sexo erguido de su castaño. Pero el castigo continuaba y Thomas había dejado de moverse segundos antes de aquello.

—¿Entonces? —añadiendo dulzura a su tono, el menor había terminado por apartar una de sus manos, permitiendo que la misma acabara por posicionarse en el pronunciado mentón del rubio. Con un suave movimiento, el castaño optó por apartar el rostro del mayor de su cuerpo, dejando completamente expuesta la expresión tintada en carmín que ya se instalaba en las facciones de este.

Podía beberse aquella imagen y morir sin remordimiento alguno. Era Newt con los labios ligeramente entreabiertos, con el rostro pintado de rojo y con la mirada visiblemente afectada por la lujuria del momento. Era un ángel que había caído en pecado, y él, el demonio que lo había tentado hasta ese punto. Pero daba igual, ambos disfrutaban un infierno del que probablemente no saldrían bien librados, y eso estaba perfecto para él.

—¿Qué quieres? —la pregunta brotó de sus labios con media sonrisa adornando los mismos. A ese punto solo quería quebrar el orgullo del rubio, hacerlo pedir por él y arrancar de sus labios la súplica que tanto necesitaba escuchar por aquel instante.

—Maldito shank... Voy a matarte... Voy... —un suspiro, un ahogado jadeo y Newt había terminado por bajar la mirada completamente ajeno al espectáculo que resultaba ser por aquel instante —. Muévete... Tommy, hazlo...

—¿Hacer qué? —Thomas claramente podía sentir como los tensos músculos del rubio se contraían en torno a su erecta anatomía, anunciando que el otro hasta ya se encontraba al límite del acto y aún así, parecía negarse ante la simple petición que brotaba de sus labios.

—Tommy... Por favor...

No bastó más que aquella frase estructurada a medias. Thomas sabía de antemano que el rubio no iba a ceder, al menos no hasta ese punto, pero daba igual, daba completamente igual. Sus caderas comenzaron a embestir nuevamente el cuerpo del mayor, terminando por volver a llevar sus manos hasta los delgados muslos de este. El sonido de sus cuerpos golpéandose fue el que lentamente comenzó a hacerle eco al sonido de las pequeñas gotas de agua que se fugaban de una de las regaderas mal cerradas.

El cuerpo del mayor entró en tensión inmediata al tiempo que sus labios acabaron por ser completamente devastados por una nueva ronda de besos. Fue un choque dientes, lenguas y suspiros desatinados que morían en el medio de torpes movimientos. Con los cuerpos totalmente tensionados y bañados en una fina capa de sudor, ambos estaban al borde de su clímax.

Dejando que su sexo se deslizara casi completamente fuera del tenso anillo de músculos del rubio, Thomas se permitió disfrutar de los espasmos que ya habían comenzado a recorrer los esfínteres del otro, apresando la punta su erección tan firmemente, que su sistema lo catapultó casi de manera automática hacia su tan ansiado clímax. Se dejó ir una última vez dentro de aquel estrecho pasaje, poco antes de sentir como finalmente su erguida anatomía acababa por derramarse con pausados espasmos dentro de aquel cálido interior.

Fue el suave gemido que brotó de los labios de Newt él que le hizo bajar la mirada, notando como el apresado sexo de su chico acababa por secundarlo, causando un completo desastre en el medio de los cuerpos de ambos.

Con un suave suspiro, Thomas apenas y se permitió continuar moviendo sus caderas, disfrutando de la placentera sensación posterior al orgasmo, sabiendo que su sistema estaba a nada de entrar en un proceso de aletargamiento.

Una vez, dos, quizá hasta tres, pero solo se movió hasta que el último gramo de fuerza abandonó su sistema, dejándole completamente saciado y exhausto en el medio de las largas piernas del rubio ex encargado.

Tenían que volver a la cama, fingir que habían dormido toda la noche y dejar de lado el hecho que se habían terminado por escapar para follar en el baño, que por cierto, era el común para la habitación. Si alguno de los shanks en las literas terminaba por levantarse con ganas de mear a mitad de la noche, probablemente acabarían metidos en la situación más incómoda de sus vidas. Pero bastaba con escuchar los horribles ronquidos que apenas y eran audibles hasta aquel recóndito lugar, para saber que al menos por aquel instante, estaban completamente a salvo.

No hubo palabras, ni aun cuando los pensamientos de Thomas se habían disparado en mil direcciones. Newt solo se había terminado por aferrar al cuerpo del chico, al tiempo que permitía que su sistema volviese a recuperar paulatinamente su ritmo normal. Naturalmente, el menor había terminado por corresponder el gesto, devolviendo el abrazo con fuerza tal, que por un segundo olvidó la posición tan incómoda en la que había dejado al rubio. Pero Newt no se quejó. Era como si el mayor finalmente le respondiera de aquella muda manera, un lenguaje que él apenas y comenzaba a ser capaz de descubrir en las acciones del chico.

El silencio comenzó a aterrizar suavemente en la habitación, mientras el abrazo prevalecía entre ambos. El constante goteo del agua había terminado por pasar a un segundo plano, al tiempo que el suave latir de sus corazones se alineaba, permitiendo que aquel fuese el único sonido audible para ambos.

Los gritos a su alrededor fueron los que finalmente consiguieron mermar su sueño. Se removió contra la suavidad de la almohada sobre la que aun descansaba su cabeza, tratando de ignorar el ruido que cada vez se acrecentaba a su alrededor, pero la idea terminó por morir al tiempo que sintió como alguien le arrebataba la sábana que yacía torpemente acomodada sobre su cuerpo. 

Se desperezó en menos de un instante para terminar por incorporarse de un salto, trastabillando solamente cuando fue capaz de sentir la incomodidad en sus caderas, el único rastro que quedaba aquella mañana de todo lo que había hecho con Thomas apenas unas horas atrás.

Se llevó las manos a los ojos aún adormilados poco antes de tirarse al vacío de la litera, encontrándose casi de inmediato con la mirada de un Minho completamente confundido. Parpadeó en una rápida sucesión de movimientos antes de encontrar el lugar hacia el que apuntaba el asiático, notando como una extraña criatura se las había apañado para romper el cristal de la ventana y de momento, se retorcía contra los barrotes de esta. Tenía horribles cortadas en el rostro, como si se las hubiese hecho al romper el vidrio con la cabeza... Con la cabeza.

Tuvo que controlar las arcadas que le abordaron por aquel instante, antes de terminar por girar sobre sus talones, dirigiendo su atención a la figura que aún yacía debajo de un montón de mantas blancas en la cama inferior de la litera.

Las manos del rubio se permitieron aferrarse a las delgadas telas, repitiendo la acción que Minho había tenido con él minutos atrás, pero antes de que incluso fuese capaz de descubrir el cuerpo del menor, este ya se había incorporado en menos de un segundo sobre la desarreglada cama.

Los ojos completamente confundidos de Thomas se dispararon en todas direcciones antes de anclarse a la figura que yacía de pie justo a un lado de su cama.

—¿Qué? —. Bastaba ver la tristeza que reflejaba la mirada del antiguo encargado de los corredores para adivinar que la pregunta siquiera tenía sentido.

—Están por todos lados —Minho rompió el silencio que se había instaurado entre los tres, como si hubiese sido capaz de leer la confusión que se pintaba en las caras de sus amigos.

Newt se permitió echar una rápida mirada al castaño quien, en menos de un segundo, ya había terminado por colocarse de pie, justo a su lado. Bastaba con ese sútil gesto para que el rubio entendiese que el menor estaba suplicando por una explicación, pero lo cierto era que ni él mismo sabía que estaba sucediendo. La calma que les había envuelto la noche anterior parecía haberse esfumado apenas los primeros rayos del sol hicieron acto de presencia, deslizándose hacia la oscuridad de la cual no podrían a recuperarla.

Si debía agradecer algo, probablemente solo era a los estúpidos barrotes que tenían las ventanas, esos que impedían que los cranks se los hubiesen desayunado mientras aún dormían.

—Shuck, tenemos que encontrar otra habitación y hacer una asamblea, ese ruido me está matando —. Llevándose las manos a los oídos, Newt finalmente se había permitido avanzar hacia la única puerta que era visible en la habitación, esa horrible entrada de color verde en la cual, los demás habitantes ya habían estado merodeando incluso antes de que ellos se acercaran.

Un suave suspiro se fugó de sus labios antes de permitirse girar ligeramente el cuerpo, notando como había sido el castaño quien terminó rezagado de la situación. Entrecerró los ojos y dejó que su mirada le fulminara por un instante, pero siquiera ante aquella acción Thomas había reaccionado, era como estuviese pensando, como si estuviese... Hablando con ella.
Apretó los labios en una fina línea y se permitió dejar de lado sus inseguridades. Estaban en el medio de una situación totalmente precaria, los sujetos que los habían rescatado la noche anterior no se habían aparecido y por si fuera poco, habían unas extrañas criaturas horrendas acechándoles por las ventanas. Definitivamente sus preocupaciones a ese punto debían ser otras.

Aunque la puerta estaba cerrada de buenas a primeras, habían terminado por abrirla gracias a la ayuda de un extintor, un detalle del cual siquiera recordaba haber notado la noche anterior. Bueno, en realidad poco había sido capaz de grabarse cuando llegaron a aquel lugar, y eso le quedaba totalmente claro tan solo de ver la habitación a oscuras que de momento se alzaba frente a ellos. No, algo no estaba bien y aunque odiaba admitirlo, la ansiedad iba subiendo a vertiginosa velocidad por su sistema, obligándose a morder su labio inferior para no tirar alguna garlopada que jodiera aún más la situación en la que se hallaban.

Le dedicó otra mirada a Thomas, quien en algún punto de todo aquello había terminado por colocarse a su lado, como si esperara escuchar alguna palabra de su parte, algo que le brindase la tranquilidad que ambos necesitaban de manera urgente por aquel momento: nada. Newt estaba tan en blanco como él, y eso lo corroboraba solo de ver como el asiático se abría paso hacia la masa negra que se alzaba delante de ellos, armándose del valor que tan bien había memorizado ver en él desde que lo había conocido en el laberinto.

Un corto suspiro brotó de los labios del rubio poco antes de atreverse a dar el primer paso en la misma dirección que había tomado Minho, deteniéndose solamente para echar una última mirada en la dirección que se hallaba Thomas, pero este se había quedado quieto, como si estuviese esperando a que él se perdiera primero en la habitación a oscuras. Volvió a tensar la mandíbula y apartó aquella imagen mental, terminando por dar torpes pasos al interior de aquel lugar, no demorando en estrellarse contra una de las jodidas mesas sobre las que la noche anterior, habían cenado.

Lanzó un insultó al aire antes de terminar por buscar la pared que apenas y podía ubicar por los fugaces recuerdos de las horas previas, tratando de ignorar aquellas cosas que se habían atravesado en su camino y que acabaron golpeándose contra su rostro en más de una ocasión. Extendió la diestra y no demoró demasiado en palpar la fría construcción de concreto, obligándose a deslizar sus dedos a tientas antes de finalmente, terminar por dar con los curiosos apagadores.

Un click y la habitación había quedado completamente iluminada. El silencio reinó entre los tres ahí presentes. No supo ni en qué segundo su cuerpo se echó contra la pared donde descansaban los apagadores, mientras sus pardos se negaron a apartar la mirada de las piñatas humanas que colgaban del techo y que le indicaban una sola cosa segura a ese punto: que ya no estaban a salvo.

Sus ojos se movieron de manera frenética, como si estuviese tratando de encontrar una explicación lógica a lo que estaba contemplando por aquel instante; pero solamente se encontró con un Thomas echado contra la pared y un Minho completamente asqueado. El aire le hizo falta por unos instantes, sabiendo que la esperanza que había albergado la noche anterior se terminaba por deslizar entre sus dedos, como si de agua se tratase. Cerró los ojos y trató de unir los cabos sueltos, como si algo de ellos tuviese un inicio, una explicación, lo que fuera. Pero por más que se devanara los sesos, no existía ni el asomo de una idea en su cabeza. Y aunque deseó pensar en algo más, fue inevitable abrir los ojos y volver a enfocar su mirada hacia el techo.

—Teresa... —la voz de Thomas logró recapturar la atención de Newt, quien en menos de un segundo ya había apartado su mirada de los cuerpos hinchados, enfocándose en el pálido castaño que luchaba fieramente por recuperar el aliento —. Tenemos que encontrar a Teresa.

Newt estuvo a punto de responder aquello, quizá a nada de tratar de tranquilizar a Thomas, pero ni siquiera se permitió soltar una sola palabra fuera de sus labios, no cuando el chico había desaparecido de su campo de visión de manera tan rápida, que apenas y había logrado divisar una mancha de color marrón.
Aunque probablemente quería preguntarle por la extraña y súbita preocupación por la chica, le bastaba con alzar la mirada para dejar de lado las dudas que abordaban su mente por aquel instante. Probablemente lo único bueno que le podía ver al asunto, era que la pelingera no se miraba ahí arriba, por lo que probablemente, ella seguía viva... En algún lugar, algo que terminó por corroborar al segundo que los gritos de Thomas inundaron la habitación.

Sus ojos volvieron a clavarse en la figura de su shank favorito, justo al momento en que este se posicionaba detrás de una horrible puerta de color amarillo donde había una pequeña tarjeta con letras grandes y claras: Teresa Agnes. Grupo A, Recluta A1. La traidora.

Un pequeño vértigo invadió su sistema cuando se aproximó hasta el lugar, como si aquello revolviera más de mil pensamientos en su interior al mismo tiempo. La traidora. La palabra bailó en su mente antes de regresar a la realidad en el preciso segundo que Thomas hizo ceder la cerradura gracias al extinguidor.
Su diestra se extendió casi de manera instintiva, como si su sistema hubiese lanzado una señal de advertencia para impedir que el menor se internara de manera solitaria en aquella habitación, pero sus dedos quedaron aferrando al vacío cuando Thomas se perdió en el medio del reducido lugar.
Algo no iba bien, casi podía palpar la desesperación del castaño por encontrar a la chica, algo que no había sido capaz siquiera de percibir alguna de las veces anteriores. Era como si apenas hubiesen abierto los ojos aquella mañana, Teresa hubiese pasado a ser lo primordial en los pensamientos del ex corredor.

Aunque su estómago se revolvió ante la idea, optó por ignorar tan banal pensamiento. Era obvio que Thomas se preocupaba por la chica con la que mantenía una conexión mental, y dentro de un fuco lugar como aquel, era normal que se desesperara por saber si la chica estaba bien.

—¡Teresa! —de nuevo la voz manchada de exasperación de Thomas había terminado por inundar el lugar, al tiempo que el suave sonido del agua llegaba justo de detrás de la pequeña puerta del baño, indicándole a los ahí presentes, que la larcha seguía viva, seguía con bien ahí, entre ellos.

—Hey... —la voz del rubio brotó en un hilo cuando fue capaz de notar como Thomas se abría paso en el reducido pasillo, con la notoria intención de ir hasta el baño y de descubrir a la chica aún en el medio de lo que sea que estuviese haciendo—. Tommy —sujetándole al menos de uno de los hombros, el rubio había terminado por impedir que el castaño continuase con su alocada carrera hacia el pequeño baño—. No creo que sea muy educado entrar de golpe a un baño de damas.

Thomas le observó desconcertado. Como si de un momento a otro hubiese notado que Newt estaba ahí, a su lado. Un suave suspiro brotó de sus labios mientras la pena se tintaba ligeramente en sus facciones, permitiéndole bajar la cabeza y mermar lentamente la desesperación que ya había comenzado a esfumarse desde segundos atrás.

—Solo quiero saber si está bien... —como si Thomas hubiese terminado por leer los pensamientos de Newt, soltó aquella frase al aire.

Los ojos pardos del rubio pasearon de la puerta del baño hacia el castaño que yacía de pie a pocos pasos de donde se hallaba, sintiendo la terrible necesidad de estirar la otra mano y palmear la espalda del chico. Pero se quedó quieto al preciso segundo que notó como la ilusión se instalaba en el rostro de Thomas al tiempo que este volvía a mirar hacia la puerta, donde se suponía, se hallaba la chica.
Sintió un vacío escalando por su sistema y se obligó a mantenerse quieto, anclado a su lugar, ignorando el segundo en que Minho soltó que iría por los demás para preparar una asamblea ahí, en aquella habitación que parecía muchísimo más agradable que el resto del complejo. Si bueno, ahí no habían criaturas gritando en el medio de barrotes y ventanas rotas, de hecho, ahí no habían ventanas. Curioso detalle.

Bajó el rostro por unos segundos, terminando por tomar asiento en una de las camas vacías. El sonido de la puerta abriéndose fue el que terminó por hacer que todos los ahí presentes posaran su atención en ello, incluso Thomas, quien prácticamente había corrido unos cuantos metros para acabar por detenerse abruptamente cuando un chico fue el que terminó por asomar del baño.

—¿Quién eres? —la pregunta de Thomas volvió a romper el mutismo que se instaló en la habitación. Los ojos de Newt volvieron a clavarse en el porte del menor, quien estaba escrutando en silencio al chico totalmente confundido que acababa de abandonar el baño hacía unos cuantos segundos atrás.

—¿Quién soy? ¿Quiénes son ustedes? —los ojos del otro chico vagaron por toda la habitación. La confusión era suficientemente visible en su porte.

—No estás en posición de hacer preguntas, shank. Somos más y tú estás solo. Responde —. Aunque a Newt le hubiese gustado sonar un poco más accesible, lo cierto era que su frustración había salido a relucir en el momento menos indicado, terminando por descargar los sentimientos encontrados que ya guardaba recelosamente en su sistema producto de la extraña actitud que Thomas se cargaba.

—Muy bien: Me llamo Aris. ¿Qué más quieren saber? —cruzándose de brazos, el chico de piel aceitunada paseó su mirada en los ahí presentes, como si la confianza hubiese abordado su sistema en menos de un segundo. Aunque Newt estuvo a punto de continuar con su discurso, Thomas fue quien tomó de nueva cuenta la palabra.

—La chica ¿Dónde está la chica que durmió aquí? —desesperación. No había que ser un genio para saber que a Thomas no le estaba yendo nada bien por aquel instante. Newt volvió a apretar los labios, tumbándose de nueva cuenta sobre la cama en la que había estado sentado minutos atrás— ¿Dónde está Teresa?

Teresa. Estaba seguro que, si volvía a escuchar el nombre de la chica, acabaría por soltarle una sarta de insultos a Thomas y ni siquiera iba a ser capaz de decirle la razón.

—Güey, no sé de qué me estás hablando. Anoche dormí aquí, en esa cama. Desperté hace cinco minutos y fui a hacer pipí. En mi vida había escuchado el nombre de Teresa, lo siento —. La cara que Thomas puso por aquel instante fue suficiente para lograr que Newt decidiera no mirarle por un largo rato. Era como si Thomas necesitara saber que la chica estaba bien.
Bajó la mirada y dejó que la conversación siguiera su curso, aunque ciertamente, dejó de prestar mucha atención a partir de ese momento.

Notas finales: ¡Si! Habemus continuación. Estoy muy feliz de ya estar publicando la siguiente parte de mi proyecto. La idea anduvo en mi cabeza todos estos días hasta que finalmente fui capaz de plasmarla. Como siempre, hay que recordar que aunque está basado en el canon del libro, he cambiado muchas cosas para poder hilar una historia Newtmas. 

Quiero plasmar la imagen que Thomas adquiere en el libro, pero claro, voy a fundamentar a mi modo de ver, las razones por las que todo eso ocurrió. 

Este fic tiene dedicación a @Lau_Head, quien estuvo leyendo el libro anterior de mi proyecto. Sigo muy agradecida por sus palabras :'D es gracias a ti que estoy subiendo la segunda parte aquí. 

Espero estar actualizando pronto. Saluditos.

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