7: Hasta entonces

Una semana de faltas para Choi Yeonjun.

Los profesores estaban realmente preocupados por el chico excelencia, pues esa era la semana de entrega del trabajo final de tesis para los de su carrera.

Cuando no se presentó el día viernes,  los profesores, con mucho pesar, tuvieron que reprobarlo.

Lo que significaba que tendría que repetir el año, pues ese era un trabajo por el cual los alumnos habían trabajado dos semestres completos.

Sumadas a sus malas notas de medio año, no habrían segundas oportunidades esta vez.

El viernes en la tarde, la lista de alumnos que lograron aprobar el semestre satisfactoriamente, fue publicada.

Soobin se paró a lo lejos a ver a esa horda de estudiantes desesperados por buscar su nombre en la lista.

"Yeonjun siempre era uno de esos" pensó con una sonrisa ladina.

Se acercó una vez la gran mayoría se fue.

Para su sorpresa su propio nombre sí estaba.

A quien engañaba, claro que estaría. La profesora Lee era la encargada de recopilar las notas y realizar la publicación.

También se topó con el nombre de los miembros de su grupito ahora desbandado.

Todos estaban en él, menos uno.

Choi Yeonjun, quien solía estar entre los primeros nombres, simplemente ya no figuraba en la lista.

Soobin apretó los puños a su costado sintiendo impotencia, porque él sabía lo mucho que Yeonjun se había estado esforzando para la entrega final; horas de horas en la biblioteca, de estudio, de análisis.

Todo para nada.

Desde el día sábado fue como si nadie se conociera. Como si todos fueran alumnos nuevos y desentendidos del sistema universitario.

Estar con gente, para Soobin era muy solitario.

Por más que estuviera rodeado de amigos, él se sentía más solo que nunca.

Beomgyu se había ido. Todavía le costaba procesarlo.

Le costaba procesar todo lo ocurrido el día sábado, a todos de hecho.

La salud mental de todos fue alterada en cierto modo, y por ello mismo prefirieron alejarse complemente antes que intentar hablar las cosas y arreglarlo.

¿Para qué? Estábamos viviendo una mentira de todos modos.

Pero yo extraño esa mentira.

Soobin ya había llorado mucho en los últimos días, tal vez ya no le quedaba más sal a su cuerpo.

Sonrió para sus adentros porque sabía que se lo merecía. Estaba completamente merecido.

Él nunca pensó las cosas bien, o tal vez sí lo hizo, pero como le asustaba la respuesta, prefirió no hacerlo.

Era más fácil así, lo era antes de que su perfecta burbuja explotara.

Se preguntaba como estaría Yeonjun, se preguntaba si la estaba pasando mejor que él, se preguntaba si había comido, si había dormido bien, si había sido capaz de aceptar las cosas, porque él todavía no podía hacerlo.

Guardó sus manos en los bolsillos de su chaqueta y fue rumbo a casa, solo y culpable, como debió ser en un inicio.

•+×+•

Esa misma noche, una vez Yeonjun terminó de soltarlo todo a través de pequeñas gotitas saladas, decidió ir a dormir, pues la cabeza le reventaba y sólo quería dejar de pensar en los sucesos de horas atrás por un momento; en el hecho que, la persona que más le importaba en el mundo no haya hesitado en mentirle, ocultarle cosas, dañarlo...

Pensar en las manos de SinB tocando a Soobin.

A Soobin...

No, ¿qué carajos estás pensando? Debería ser al revés.

Debería ser lo contrario lo que lo esté volviendo loco.

Yeonjun se enfundó en sus sabanas oscuras y apenas la almohada tocó su rostro, se adentró en un sueño profundo facilitado por el dolor.

Yiren estaba en el comedor junto a su madre, ambas discutiendo que hacer.

Yeonjun había sido claro; él quería irse de ese lugar. HyeSun también quería mudarse desde hace tiempo. Sería una buena oportunidad para ellos.

Yiren no le dio muchas vueltas antes de acceder. Siempre la familia es primero, y por más que extrañaría a sus amigos, ella entendía que iba a ser para mejor.

Ver a su hermano de esa forma, fue algo que jamás creyó la afectaría tanto.

Él solía ser el fuerte de la familia, el hombre después del fallecimiento de su padre, el que daba paz a otros, el que oía a los demás, pero cuando él se quebrara... ¿Quién estaría ahí para él?

Cuando su padre murió, él fue quien las abrazó madrugadas enteras calmando sus sollozos, a ella y a su madre. Él fue quien cocinaba, pues su madre estaba demasiado deprimida como para levantarse de la cama. Él era quien estudiaba y trabajaba para sacarlos adelante, él era quien la arropaba cuando papá ya no estaba para hacerlo. Él era fuerte.

O por lo menos eso pensaba ella. Tal vez su hermano llegó a tocar fondo, o tal vez siempre fingió una envidiable fortaleza y se cansó de hacerlo; porque todos tenemos un límite, sin importar lo duros, estoicos y fríos que seamos, somos humanos, y todos tenemos un punto en el que decimos: Ya no, basta.

Lo habían decidido.

Minutos después se escucharon golpes en la puerta.

Yiren se levantó de su asiento para abrirla y cuando lo hizo, empezó a entender varias cosas.

Era SinB, la novia de su hermano.

Ella no la conocía tan bien, pero sí había intercambiado un par de diálogos con ella en aquellas oportunidades que Yeonjun la había traído a la casa como amiga antes, y ahora como novia.

Era una chica agradable en lo que la concernía.

El problema era que, estaba con el rostro y ojos hinchados, rastros de lágrimas en sus mejillas, nariz roja, ojos achinados y una expresión lamentable.

Yiren empezó a unir hilos, y sintió una oleada de rabia por ver a la posible culpable del llanto de su hermano.

——H-Hola ——saludó sinB ansiosa, su voz se oía ahogada debido al llanto ——N-ne necesito hablar con Yeonjun, ¿puedo verlo, por favor?

Yiren endureció la expresión.

——No.

SinB se sorprendió por la dureza en la voz de la muchachita que siempre le había parecido tan dulce y blanda, como un malvavisco.

——Es urgente... P-por favor, Yiren...

——No sé que mierda le habrás hecho a mi hermano, pero él no quiere verte. Ahora... ——la empujó suavemente en el pecho, haciendo que retrocediera del pórtico ——Vete, y por favor no vuelvas ——le ofreció una sonrisa falsa antes de cerrarle la puerta en la cara.

Volteó fastidiada y se encontró con su madre mirando a los lejos.

——Creo que ya sé que pasó... ——musitó Yiren.

•+×+•

Soobin estaba contando los días, tal como lo hizo esos tres meses.

Día número 16 que no hablaba con él. Tampoco podía verlo a lo lejos pues Yeonjun no salía de su casa, o eso creía él. No es que tampoco pudiera observarlo cada minuto del día.

Él no estaba enfermo.

No estaba obsesionado.

Yeonjun solo era su amigo.

Siempre sería solo su amigo.

Soobin revisaba sus mensajes en instagram tranquilamente hasta que escuchó la puerta principal abrirse de golpe, con demasiada fuerza.

Era su padre, quien escaneó rápidamente la sala hasta que reparó en su hijo. Se veía ansioso.

——¡¿Por qué no le dijiste a tu madre que los Choi se mudan a Incheon? Tú madre está volviéndome loco.

Soobin se quitó los audífonos y se puso de pie.

——¿Qué?

——¿No has salido? ——No, no había dejado su casa desde el viernes. No tenía ganas de ir a ningún lado ——Hay camiones de mudanza por toda la cuadra. Están vaciando la casa.

Soobin dejó de respirar por un momento, se quedó totalmente rígido.

¿Había escuchado mal verdad?
Sí, definitivamente había oído mal.
No había forma. No podía ser.

——Soobin, tu mamá está hablando con Hyesun. Ella está muy molesta, debiste decirle lo de la mudanza ——niega con la cabeza ——. HyeSun está discutiendo con tu madre de porqué no le dijo nada de nuevo y no sé que más... Bueno, mujeres... ——se quitó la corbata y la colgó el perchero, empezó a subir las gradas, Soobin seguía sin inmutarse ——Ah, y Soobin ——se giró para ver el perfil de su hijo ——, deberías ir a despedirte si es que no lo has hecho aún. Ya se van al aeropuerto ——siguió su camino hasta su habitación.

Soobin escuchó lo último dicho por su padre y el mundo pareció detenerse por completo, incluidos los latidos de su corazón.

La impresión le provocó un pequeño ardor en la garganta.

¿A- e- reo- puer- to?
¿In- che -on?
¿Ahora?

Soobin reaccionó y salió de casa a la velocidad de un rayo. Giró a los costados, y efectivamente, habían camiones de mudanza que iban y venían de un lado al otro.

Muebles que sobresalían en ellos, muebles en los que él se hundió tantas veces, que conocía como si fueran de su propia casa; la cama de Yeonjun, sus cosas, hombres saliendo de esa casa con un refrigerador entre manos, ese el cual ellos solían ir a saquear en la madrugada, ese que abrió tantas veces; el espejo de la sala, donde se habían visto tantas veces antes de ir a algún evento o fiesta...

Volvió a girar la cabeza y se encontró a su madre hablar con su tía Hyesun, muy seriamente. Su madre asentía atenta mientras su segunda madre le explicaba algo a ella.

Luego vio un abrazo muy sincero, cariñoso, y creyó ver lágrimas en las mejillas de ambas.

No podía ser una despedida, ¿verdad?
No había forma.

Ellas continuaron hablando después del abrazo, entonces Soobin intuyó que estaba cerca.

Entonces lo vio.

Sentado en la banca del parque, junto a Yiren quien revisaba su celular. Él miraba fijamente al suelo, parecía pensativo, se veía más delgado, su cabello un poco más celeste. ¿Por qué se sentían como años de lejanía?

Soobin dio un paso apresurado hacia él, pero se detuvo a sí mismo por el miedo de ir a enfrentarlo.

Quería ir, pero sus pies no querían cooperar. Su cuerpo era un desastre siempre que se trataba de él. No sabía controlarse. No podía.

Entonces vio las maletas a sus costados, la maleta morada de Yiren y la maleta verde de Yeonjun, esa que él llevó mil veces a todos los viaje que sus familias hicieron juntas: a Cancún, a Estados Unidos, a China, a Japón, a Busan...

Solo que esta vez ya no sería juntos.

Joder, otra vez quería llorar.

A la imagen que apreciaban sus ojos, se le unió Hyesun, quien pareció decirles algo a sus hijos, estos asintieron y se levantaron del lugar, arrastrando sus maletas. Se estaban dirigiendo a un taxi.

Yeonjun estaba arrastrando esa maldita maleta verde hacia un puto taxi.

No, no, no, no.

No lo voy a permitir.

Yeonjun sintió un tirón en la parte baja de su casaca, giró para encontrarse con la persona que menos quería ver ahora que sabía todos sus vecinos se enteraron de la mudanza.

Yiren y HyeSun lo miraron con sorpresa.

Ellas no tenían idea de que algo había pasado con Soobin, solo intuían que el problema había sido con SinB, pues Yeonjun nunca les contó o explicó nada.

Lo que sí era raro era que Soobin se perdiera tanto tiempo, 16 días era bastante para lo que estaban acostumbrados.

Soobin saludó con una reverencia.

Hyesun le sonrió maternalemente y apretó su mejilla. Yiren también le sonrió con cariño, él le devolvió la sonrisa.

——Yeonjun... ¿Podemos hablar, por favor? ——Soobin se sorprendió de que pudo hallar su voz.

Yeonjun miró tenso al suelo.

No quiero.

——El vuelo saldrá pronto... ——respondió secamente. Necesitaba excusarse de alguna forma.

——P-por favor... ——insistió con la mirada ahora que Yeonjun ya lo estaba viendo.

——Tenemos media hora ——corrigió su madre.

Hysun iba a decir que se quedara con Soobin hasta entonces o iba a decir que los despidiera en el aeropuerto. Pero al ver la expresión tensa de su hijo, prefirió callar y que él decidiera.

Tal vez habían discutido o algo así, porque conociendo a Soobin, él hubiera insistido de todas las formas posibles para que ellos no se fueran.

Yeonjun se sintió presionado al percatarse de la mirada expectante de su madre y hermana.

Soltó un suspiro cerrando los ojos.

——Bien ——dijo por fin ——, pero que sea rápido.

Yiren sonrió ladina y abrazó cariñosamente a Soobin, lo cual él correspondió, a Yeonjun le ardió la garganta. Yiren subió al taxi. Y antes de hacer lo mismo, Hyesun, le dio un beso cariñoso a Soobin en la frente y lo abrazó con fuerza, él ahogó el nudo en su garganta y la abrazó con la misma fuerza.

——Cuidate mucho, mi niño. Te voy a extrañar ——sobó sus cabellos.

Él solo pudo sonreír porque si abría la boca, lloraría. Esto era demasiado repentino para él. No estaba preparado mentalmente para la ausencia de los Choi en su vida.

——Cariño, tienes 20 minutos ——HyeSun se dirigía ahora a su hijo. Antes de meterse en el auto, acarició el brazo desnudo de Soobin con melancolía y le miró con cariño.

——Estaremos en contacto, BinBin ——dicho esto, la mujer subió al taxi y junto con Yiren, sacudieron su mano en forma de despedida con dos grandes sonrisas mientras el auto partía.

El taxi se fue. Y el silencio incómodo junto a la tensión palpable, se hizo paso.

Yeonjun se volteó hacia él, serio.

——Vamos ——dijo antes de empezar a caminar hacia la banca en la que estaba con su hermana.

Soobin se quedó helado un momento, pero luego reaccionó para caminar detrás de él.

Yeonjun se sentó mirando hacia al frente.

——Habla ——su voz fría, provocó un escalofrío a Soobin. Yeonjun metió una de sus manos en el bolsillo de su casaca y sacó de esta un cigarrillo, junto a un encendedor morado.

Ese encendedor era de Soobin, solo que lo había olvidado en su casa alguna vez.

Yeonjun no fumaba.

Soobin se controló a sí mismo de no gastar su tiempo preguntando cosas banales (que en realidad no lo eran) en vez de decirle lo que en verdad quiso hacer hace mucho.

La única verdad que no fue revelada ese día gracias a Beomgyu.

También tenía que disculparse y dar una explicación, aunque no sirviera mucho.

Sería muy difícil.

Soobin se concentró en el cigarrillo en la mano de Yeonjun y como este era llevado lentamente hacia sus labios.

Botó la primera tandada de humo.

Una corriente eléctrica recorrió todo el cuerpo de Soobin. No podía seguir observándolo, tenía que aprovechar el tiempo.

——¿Cuanto tiempo te vas?

——No lo sé.

——¿No lo sabes?

——No, Soobin... ——todavía no lo miraba ——No lo sé... ——dijo con paciencia ——Pueden ser días, meses, años... No lo sé... ——volvió a tomar una calada, completamente imperturbable.

¿Años? No, él no podía irse años.

——¿A- años? No puedes irte tanto tiempo ——dijo sin pensar.

Yeonjun soltó una risa mientras dejaba caer cenizas.

——¿Ahora vas a prohibirme irme?

Soobin calló y bajó la cabeza.

No puedes reclamarle nada. No eres nada. No mereces nada.

——Yeonjun... Yo en verdad lo siento ——se sinceró nervioso, jugando con sus dedos por sobre su regazo.

——Sí, yo también.

——Puedo explicarlo...

Yeonjun soltó una carcajada.

——¿Que me vas a explicar, Soobin? ——se veía burlón ——¿Que le metiste la lengua hasta la garganta a mi hermana cuando era una niña o que te acostaste con mi novia?

——Lo de Yiren fue totalmente inocente ——se explicó sintiéndose humillado y la peor escoria del planeta, pero también ofendido pues jamás sería así de morboso y mucho menos con ella——Lo de SinB ocurrió una semana antes de que tú le pidieras salir.

——Oh, y supongo que eso te excusa por completo, Soobin ——asiente riendo ——. Me olvidé que para ti, todo lo que hagas estará bien ——expulsó el humo. Soobin se quedó mirando en silencio un momento.

——No fumes ——le arrebató el cigarro, lo tiró al suelo y lo pisoteó apagando la llama, solo entonces Yeonjun lo miró.

——En verdad... ¿Quién carajo te piensas que eres? ——espetó entre dientes, por fin demostrando algo más que la indiferencia.

——Tú no fumas, Yeonjun. Nunca lo has hecho.

——¿Te importa que lo haga? Wow, que sorpresa ——dijo con gracia ——. Ahora me gusta.

——Siempre que podías, me decías lo asqueroso que era, lo dañino que era. Cada que yo lo hacía o estábamos cerca de alguien que lo hiciera, esa era siempre tu opinión. Tú lo odias.

Yeonjun sonrió burlón devolviendo su vista hacia al frente.

——Tienes razón Bin, lo odio ——asintió con un puchero ——. Pero es justo por eso que lo hago ——Soobin frunció el ceño no entiendiendo ——Lo hago porque odio la sensación de ahogo, odio el olor, odio todo de esta mierda, lo hago para recordarme a mí mismo que debería odiarte en este momento. Por eso lo hago.

Soobin creyó que la sensación que sintió en el pecho en ese momento, era lo más similar a experimentar un corazón roto.

Por supuesto que te va a odiar, idiota. Ya lo sabías, ¿por qué no duele menos?

Yeonjun volvió a sonreír ladino mientras miraba a un auto rojo pasar.

——¿Sabes? ——dice de pronto, Soobin estaba un poco aliviado que no lo haya vuelto a ver, pues su reacción ante sus palabras era muy patética ——Después de ese día, me puse a pensar en muchas cosas, Bin. Y llegué a una conclusión muy curiosa,  ¿sabes? ——se giró fugazmente hacia él ——Que desearía nunca haberte conocido.

No...

No, por favor, no.

Quiero morir.

Mi amor, no digas eso.

——No, tú no quisiste decir eso ——aseguró con sus ojos llorosos, la voz rota.

——Es cierto. No quise hacerlo ——asintió con una pequeña sonrisita ——. Y ese es el maldito problema, que no importa lo que hagas, no puedo odiarte, Soobin, no puedo enojarme contigo. Yo... simplemente no puedo. Y eso... eso tiene que cambiar.

Y eso me jode mucho, muchísimo. Odio ser tan dependiente de ti.

——Voy a alejarme el tiempo que sea necesario, hasta curarme... ——asintió flojamente convencido de sus palabras ——Voy a volver cuando sea el momento, Soobin ——se giró hacia él ——Porque te prometí nunca dejarte solo, y pienso cumplirlo, pero debo hacer esto antes.

Soobin, no pudo seguir reteniendo las lágrimas.

Y ahí estaba él de nuevo, llorando como un idiota por un ciego de mierda.

Yeonjun vio la lágrimas de Soobin caer al suelo y soltó una risita incrédula.

——¿Por qué tu estás llorando? Ni siquiera mereces hacerlo.

——No te vayas, por favor... ——entre sollozos estaba prácticamente rogando.

No puedo perderte. ¿Qué nos pasó?

——No puedo hacer esto más... No contigo, Soobin ——lo miró afligido ——Yo... pensé que éramos familia, pensé que me amabas... ——hubo un ligero cambio en la tonalidad, perdió convicción.

Te amo más de lo que me amo a mí mismo.

——Dame una oportunidad ——sollozó, Yeonjun no pudo soportar retener esa mirada rota y la desvió pronto.

——Ya lo hice, Soobin, te di tu oportunidad y tú solo la usaste para apuñalarme por la espalda.

Soobin, calló. Tenía toda la razón.
Sentir el corazón en la garganta, no ayudó para que pudiera decir algo más. No había nada que decir. Él se lo ganó.

——Supongo que esto es todo ——sonrió vacío el peliazul, levantándose ——. Debo irme.

Es tu última oportunidad, Soobin.

Suéltalo.

Déjalo ir.

Olvídalo.

Hoy cerrarás la herida, hoy cambiaras página, hoy... hoy lo dejarás ir.

——¡No! ——exclamó mirando al suelo, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de hacer.

Ya había empezado, no podía echarse para atrás. Nada podía empeorar de todas formas.

Yeonjun giró con seriedad hacia él.

——Soobin, tengo que irme en serio, debo estar allá en menos de 10 minutos.

——Lo sé ——asintió Soobin con la respiración jodida, experimentando una arritmia ——. Seré breve.

¿Cómo comienzo?

Al carajo, que salga lo que tenga que salir.

——Siéntate, por favor ——verlo de pie lo ponía el triple de nervioso.

A regañadientes, Yeonjun hizo caso y se sentó de nuevo junto a él.

——Tienes 5 minutos ——Soobin asintió eufórico.

Aquí va nada...

——¿Recuerdas el día que bebimos mucho y nos besamos? ——Yeonjun asintió con pesadez ——Yo... No estaba del todo borracho cuando lo hice ——miró hacia abajo, con la respiración cada vez más agitada ——. No pienso culpar al alcohol por mis acciones, porque... porque... porque yo siempre quise hacerlo ——cerró los ojos y tomó una bocanada de aire para regular su respiración, se negaba a ver la cara de asco de Yeonjun——. Siempre quise hacerlo pero era demasiado cobarde como para intentarlo. El alcohol me ayudó a perder el miedo y por eso lo hice.

«Cuando te digo que te amo, lo digo de todas las formas humanas posibles, Yeonjun. No de la forma en la que tú lo haces. P-porque, Yeonjun... Estoy enamorado de ti.»

Lo dije, mierda, lo dije.

«Yo... ——se relamió los labios pues sentía toda la boca seca ——Yo intenté superarlo Yeonjun, de verdad intenté convencerme de que era una estupidez y que era todo una confusión mía, pero... ——por fin se digno a mirar a esos ojos oscuros que se veían tan perdidos como un naufragio ——Pero no pude, ¿sabes? No importó con cuantos chicos me liara o con cuantas chicas me acostara, no importó todo el alcohol que tomé o la cantidad de fiestas a las que fui para olvidarte... Yo traté de superarlo, pero nadie es tú... »

Soobin sintió una pesada carga dejar sus hombros. Fuera cual fuera la reacción de su amigo, él ya se sentía mucho mejor después de acallarlo durante tantos años.

El castaño sonrió entre lágrimas.

Decirlo se sentía tan bien...

«Habían veces que sentía algo más... Ya sabes, que tendría oportunidad y tal vez tú no eras del todo hetero y bueno... ——río ante su propia estupidez ——Me ilusionaba ¿sabes? me preguntaba: ¿Que es esto entre nosotros? ¿En serio somos solo amigos? Nuestra amistad nunca fue normal...»

«Y Obviamente no eran más que mis tontas ideas ——sonrió para sí mismo ——. Quiero decir, tú eras tan perfecto, tan responsable, tan atractivo, tan amable, tan divertido... ¿Cómo no podría enamorarme de ti? ——soltó una risita, echando su cabeza hacia atrás ——Era imposible no hacerlo ——su sonrisa fue desapareciendo gradualmente hasta adaptar de nuevo esa expresión seria»

«Quiero enderezar mi vida, Yeonjun... Pero ya no sé como ——rió con dolor ——. Ha sido tanto tiempo que creo que puedo reducirme a esto.»

Después de decir eso, su mirada evocó en ver a Yeonjun detenidamente.

No le sorprendía su expresión estupefacta. Él había sabido disimular su amor no correspondido muy bien; comentándole de las chicas y chicos con los que ligaba, escuchándolo a él atentamente cuando hacía lo mismo.

Nunca sospechó.

Soobin sería un sinvergüenza por hacer lo que estaba a punto de hacer, pero tenía que hacerlo. Le urgía hacerlo.

Aun así recibiera un golpe por la parte contraria, tenía que aferrarse a algo antes de dejarlo ir todo.

En un movimiento torpe y rápido, tomó la nuca de Yeonjun y lo apegó hacia él, encontrando sus labios a la par que cerraba los ojos con miedo y fuerza.

El beso no fue correspondido, pero a Soobin le importó poco eso; había esperado demasiado tiempo para obtener un contacto así, real, sin alcohol de por medio.

Una primera y última vez...

Después de unos segundos, Soobin se alejó tortuosamente lento de esos labios, como si fuese un imán.

Jamás sería suficiente, pero por lo menos se sentía mejor.

Soobin aún no sacaba la mano de la nuca del mayor, Yeonjun no se movía en lo absoluto, Soobin se negaba a abrir los ojos para verse aún más infausto por la expresión de posible odio o desagrado hacia él.

El que lo supiera no quitaba el hecho de que doliera el triple cuando lo viera.

Al no sentir resistencia contraria, Soobin pegó ambas frentes juntas, sin imaginar que Yeonjun estaba totalmente congelado en su sitio, sin poder siquiera cerrar los ojos, pues estos solo se abrieron más cuando Soobin empujó sus labios contra los propios.

Estaba tan sorprendido que parecía que sus neuronas dejaron de hacer sinapsis por un segundo. Dejó de pensar, de sentir. Solo estaba ese sentimiento de vacío infernal.

——Ya no es lo mismo, y dudo mucho que vuelva a hacerlo ——habló Soobin aún cerrando los ojos, su mano se deslizó lentamente desde su nuca hasta su mejilla para dejar pequeñas caricias, su pulgar descansado muy cerca de esos labios que acababa de besar . Abrió los ojos con miedo para encontrarse con los ojos dilatados, bien abiertos y perdidos de Yeonjun; parecía no respirar, su pecho estático ——. Lo siento mucho por esto ——se refería al beso, su vista cayó a su pulgar acariciando esos labios que nunca habían sido más que un simple sueño hasta ese momento ——. Pero tenía que hacerlo ——sonrió ladino ——. Por lo menos una vez...

Terminando de decir aquello, se separó lentamente de él. Yeonjun seguía inmóvil.

Soobin se levantó como si nada hubiese pasado y empezó a alejarse con pasos lentos, estancados.

No puedes voltear, Soobin

No lo hagas.

Si se giraba a verlo una vez más, se tiraría encima de él a desechar su dignidad una vez más para rogarle que por favor no se fuera.

——No te esperaré ——espetó antes de retirarse, le seguía dando la espalda ——. Me olvidaré de ti y no te extrañaré... ——sonrió ladino convencido ——. Cuidate Jun, hasta entonces...

Pasos decididos y a su vez endebles.

El chico castaño nunca volteó a verlo.

Voy a vivir la vida que debí vivir, sin forzarme a ser algo que no soy con tal de tenerte fuera de mi cabeza.

El corazón de Yeonjun se estrujó.

Porque vivimos en una eterna disonancia de la cual me rehúso a escapar.

Vivimos una entelequia en mi imaginación.

En ella eres mío.




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