2. TU Y YO... EN ITALIA:
-¡Aún no me lo creo! Fíjate, ¡estamos sobrevolando Roma! ¿No te parece increíble?
-Si.. Súper increíble..
-Nessa… ¿qué te ocurre?
-Aún estoy pensando en lo que me dijiste ayer Sofía, lo de Gonçal..
-Ya le conoces Nessa, es un chulo y a la vez un cobarde.
-No sé por qué, pero esta vez no lo tengo tan claro.
-Disfruta de las vistas, solo las vas a ver una vez.
-¡Tienes razón!
Desde que Nessa y Gonçal se conocieron siempre tuvieron un tonteo entre ellos, que empezó en una confianza que se iba haciendo cada vez más fuerte. A Nessa en cierto modo Gonçal le atraía, era guapete, muy simpático.. Y Gonçal más de una vez, cuando le ponían en un aprieto, había dicho que Nessa era la más guapa del grupo de amigos, lo que provocaba incertidumbre en Nessa.
-¡Toc, toc!
- Gonçal... ¿qué ocurre?
-Sorpresa Nessa, me ha tocado en la habitación de al lado.
-¡JAJAJAJA! ¡No puede ser...! ¿Por qué la vida es tan cruel?
-¡Anda mujer! Así estas más cerca si quieres hablar de algo.
-Alguna noche tocaré el cristal de tu balcón para que salgas.
-Me parece bien, hasta luego estúpida.
-Luego te veo capullo.
Y horas más tarde, allí estaba Nessa, en lo alto del Coliseo, observando a sus amigos hacer el ganso como era habitual. De hacer decenas de fotos en el Coliseo se dirigieron al autobús donde irían a ver más sitios y hacer más decenas de fotos, y así, por Verona y Florencia.
Hasta llegar a Venezia, como era habitual se levantaban pronto, la primera mañana en Venezia Nessa se maquilló un poco con rímel y un color rojo claro en los labios, se cepilló el pelo, se cogió una coleta y de ésta una trenza, se puso unos pantalones cortos negros y una camiseta de estampado floral rosa claro con 'LOVE YOURSELF' en blanco y sus zapatillas negras y salió de la habitación. Bajó a desayunar su zumo de naranja y su tostada de aceite y sal, fue a la habitación, se lavó los dientes, cogió su bolso y salieron todos del hotel.
-¡Hey chavales, hoy toca…. VENEZIA!
-Óscar, hoy toca no perderse. Por cierto Nessa, ¿hablaste con Gonçal?
-Que va Sofía.. Aún no me ha dicho nada.
-¿Ves? Es un cobarde.
Como cada día, todos comían una buena pizza italiana, pero ese día en Venezia antes de comer, efectivamente, Gonçal fue a hablar con Nessa.
-¡Hey Nessa! ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Emm.. Claro.
-Vamos a dar una vuelta.
-Mientras no nos perdamos..
-¡Jajaja! Tranquila, estarás conmigo.
-No se si tomarme eso como bueno o malo..
Gonçal y Nessa empezaron a andar hasta llegar a los puentes, y a Gonçal se le ocurrió que montaran en una góndola.
-Gonçal, ¿qué es lo que quieres hablar conmigo?
-Siempre tan intrigante... No creo que deba decírtelo.
-¿Y entonces para qué estamos aquí?
-Para hacerte rabiar.
-Gonçal…
-Me cuesta decirlo, Nessa. Veras… yo siempre te he visto como una amiga, sabes que todos los problemas que tengo siempre eres tú la que primero los sabe y la que sabe más cosas que el resto.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Que creo que ya sabes por lo que estoy hablando contigo..
-No.
-Creo que desde estos últimos días vivo enamorado de ti..
-Yo…
-No te pido que me contestes, solo que lo sepas.
-Vale.
Nessa y Gonçal estuvieron sin hablarse quince minutos, solo observaban el paisaje por el que les llevaba la góndola y de vez en cuando se miraban entre ellos pero ninguno dijo nada hasta que Nessa habló.
-Seguro que el paisaje no es tan bonito como para que Gonçal se quede sin hablar 15 minutos, es imposible.
-¡Jajaja! Eres idiota.
-¡Eh! Siempre estás insultándome…
Nessa decía esta última frase a la vez que daba un pequeño empujón a Gonçal, él se tambaleó y por hacer el tonto la góndola tumbó. Ambos se fueron al agua.
-¡Gonçal! ¿Eres estúpido? Dios… el agua está helada…
-¿Lo ves? Tú siempre me insultas.
-… no hace gracia
Mientras, Gonçal, subía a la góndola de nuevo.
-Anda ven, deja que te ayude que ya estás tiritando friolera…
-Te odio, en serio. Con todas mis fuerzas.
-¡Jajaja! ¿Ves? Por esto me encantas.
-Estoy helada…
-Abrázate a mi y vamos al hotel.
De camino al hotel, y cómo era de esperar, Nessa fue refunfuñando del frío que tenía y, en cambio, Gonçal iba riéndose. Llegaron al hotel, Nessa se metió en su cuarto de baño para cambiarse de ropa y secarse el pelo, se puso una camiseta roja corta de tirantes que quedaba por encima del ombligo, una sudadera blanca y unas mallas grises de deporte con las deportivas, se volvió a coger la coleta y de ésta la trenza, mientras Gonçal, fuera del baño, se secaba el pelo con una toalla.
-¿No vas a cambiarte?
-No tranquila, estoy bien.
-Como quieras.
Gonçal estaba sentado en el borde de la cama y Nessa se sentó a su lado, le miró y añadió:
-Te odio.
-¡Jajaja! Nessa si conmigo siempre te lo pasas bien, incluido hoy.
Nessa le miró, hizo una pausa, y habló.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro.
-¿Por qué yo?
-Porque eres diferente, me conoces y aún sabiendo que es difícil hacerme cambiar de opinión eres la única que lo consigue aunque tu opinión sea peor aún que la mía.
-Eso no hace que estés enamorado de mí.
-Eres guapa, simpática, borde, cariñosa, una bruta, una amiga, una enemiga, siempre estás cuando te necesito, y no quiero privarme de decírtelo.
-Mira Gonçal, me atraes, es cierto, pero si no funcionara esto, ¿qué le pasa a nuestra amistad?
-Hagamos que no se acabe nunca.
-¿Y si te cansas de luchar? Sabes que el resto de chicos se han cansado de luchar por mi.
-Te prometo que yo no lo haré.
-No prometas Gonçal, sabes lo que opino de las promesas…
Gonçal se puso de pie, enfrente de Nessa, y se arrodilló para mirarla desde abajo.
-Te lo prometo Nessa. Y pienso cumplirlo.
Nessa lo abrazó, lo abrazó con todas sus fuerzas. Gonçal bajó las manos de su cintura y las colocó detrás de las rodillas de Nessa, la cogió en brazos y se levantó. Nessa se abrazó a su cuello y le miró. Puso su frente pegada a la de Gonçal y cerró los ojos. En ese momento se dio cuenta de que Gonçal la había prometido algo, y estaba condenada a que si no lo cumplía, iba a ser el cuarto chico que la hiciera daño.
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