Y Viceversa
Y VICEVERSA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel MCU
Pareja: Steve Rogers x Pepper Potts
Derechos: a soñar despierta.
Advertencias: Omegaverse con licencias y cosas no aptas para leer en el transporte público o en la oficina a pantalla completa. Una pareja inusual, no imposible como todas las parejas que cualquiera pueda imaginar. Historia por encargo.
Gracias por leerme.
*****
"A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear."
Marcel Proust.
Otro día terminaba para los Vengadores, celebrando porque la Manada había conseguido otra misión exitosa. Esos pegajosos y gordos invasores de otra dimensión tan solo eran ya una baba escurriendo por los edificios de Nueva York. SHIELD se encargaría de limpiar el desastre siendo que el equipo era el que había hecho todo el trabajo. Clint y Natasha chocaron sus palmas celebrando el triunfo aunque pareciera que los había arrollado un camión de carga varias veces. Hulk también hizo lo mismo con Thor, quien se carcajeó por el súbito abrazo que a otro ser menos divino le hubiera roto los huesos. El Capitán América sonrió, apenas negando al volverse hacia Ironman.
—Supongo que nosotros debemos celebrar entre nosotros.
—Cap, espero no tengas problemas.
Steve chocó su palma con el guantelete de Tony, luego abrazándolo de buena gana. Quizá los dos eran Alfas, pero habían aprendido a llevarse bien para liderar el equipo. Una vez que todos estuvieron reunidos en el Quinjet rumbo a la torre, decidieron tomarse un descanso para luego tener una cena de Manada entre pizzas y hamburguesas que por supuesto, Stark invitó agregando las papas de Nat como los burritos de Clint junto con los cajones de cerveza de Thor.
—¿Alguien más? El pedido se cierra.
—Pide unas galletas para mí —el capitán alzó su mano, descansando en un sofá.
—Oigan, ¿supieron lo de McGiver? —el arquero estiró sus brazos con un bostezo, terminando de secarse sus cabellos— Encontró a su pareja.
—Qué suerte tienen algunos —Bruce se acomodó sus lentes, revisando la tableta en su regazo— Entre tantas marcas con tanta gente es un milagro poder dar con tu otra mitad.
—Vamos chicos no suenen desanimados —Tony se acercó con manos en las caderas— Capipaleta acá presente es la prueba viviente de que incluso el tiempo no es obstáculo para ser feliz. ¿Cierto, Stevie?
Este asintió con una media sonrisa, a Tony le encantaba presumir su relación con nada menos que Pepper Potts porque era la CEO de Industrias Stark, mejor amiga del millonario además de que un tiempo fueron pareja. El castaño siempre decía que de no haberse descongelado ellos habrían terminado casados cuando en realidad antes de que Steve formara parte de los Vengadores, Tony y Pepper ya no eran pareja, contra todo pronóstico pues lucían perfectos si bien sus marcas no se habían formado del todo como dictaba la tradición. Cuando alguien encontraba a su pareja destinada, la marca en su hombro izquierdo difusa como indeterminada cobraba color y forma final, siendo exactamente la misma en la otra parte.
Tanto Pepper como él tenían una suerte de escudo con una flor en el centro, había sucedido en una noche de gala cuando Tony los presentó formalmente. De ahí siguieron una serie de encuentros por demás incómodos, algunos vergonzosos para el capitán mientras conocía a la muy hermosa Omega que mandaba un imperio multimillonario con puño de hierro, incluyendo a su dueño inventor que se le escapaba de las juntas y deberes. Estuvo a punto de dimitir y aceptar que pese a que se habían encontrado, no eran una pareja funcional de no ser por las locuras del genio Stark con los Vengadores como sus cómplices para reunirlos en insólitas situaciones que desembocaron en su matrimonio.
—Algún día también encontrarás a tu pareja, Tony, y dejarás de contar mi historia.
—Pero la tuya es más interesante.
—Y la cambias cada que la narras a alguien más, la próxima vez dirás que llegué en una nave extraterrestre donde quedé congelado.
—¿Por qué no? Así no tendré que explicar tu súper fuerza de súper Alfa.
Rogers suspiró. —¿No quedamos en ver una película?
—¡Quiero ver Bridget Jones! —atajó Barton.
Mientras peleaban por el título a ver, Steve fue a preparar algo de café, té y bebidas para todos. Tony lo alcanzó, era ese hermano receloso que cuidaba de Pepper todo el tiempo.
—¿Y cómo están?
—Estamos bien, ella está en Hon Kong para una reunión que tenía entendido tú deberías atender también.
—No recibí el correo.
—Tony —el rubio rio, negando— Quieres hacer una pregunta, hazla ya.
—Bueno... ¿ya han pensado en... tú sabes? —Stark hizo un ademán sobre su vientre.
—No, todavía es muy pronto.
—Oh.
—Además Pepper está algo inquieta por ti, me dijo que te escondiste...
—No, no, no, no —el millonario negó con cabeza y manos, ayudándolo a colocar las bebidas en una bandeja— No me escondí, mi reactor tuvo un fallo.
—Es la segunda vez que te pasa... curiosamente cuando nos visitan los Guardianes.
—Veo en tu mirada una insinuación que no vale la pena.
—Es Peter Quill ¿cierto?
—Los niños ya nos esperan, vamos.
No había poder en la Tierra que lo hiciera hablar de aquel asunto y Steve suspiró resignado, enviando un mensaje a su esposa quien le había pedido tratar de dialogar con Tony. Estaba huyendo de Starlord por alguna misteriosa razón, una que apuntaba a que ambos tenían la misma marca, solo que el millonario al ser tan temeroso en esos asuntos no quería aventurarse. Ya lo resolverían, por él había conocido a Virginia Potts y le devolvería el favor guiándolo a su felicidad. Quill ya se había acercado al capitán para confesarle su interés en ese tonto genio, angustiado porque no comprendía sus rechazos o evasiones.
—Un rublo por tus pensamientos.
—Nat.
—¿Todo bien?
—¿Ya se decidieron por la película?
—Tenemos un empate: Bridget Jones versus El Quinto Elemento.
—¡Cap, vota por Jones, eres el voto de desempate!
—Clint, ¿cómo puede ser eso?
—Solo di que Bridget Jones y te buscaré un lindo regalo para tu Omega.
—No lo sé...
El fin de semana lo tuvieron libre, así que Steve fue a casa, una hermosa mansión cerca de la playa en Nueva Jersey donde esperó por Pepper, ocupándose mientras de colocar en la barra de la chimenea un nuevo retrato de ella. Cosa curiosa que en verdad hubieran congeniado, pero eran dos piezas que encajaron a la perfección, donde el capitán adolecía, la ejecutiva daba en el blanco y viceversa. Además tenían una dinámica que dudaba se diera tan regularmente en parejas como ellos. El timbre como el inconfundible aroma de Potts lo hizo sonreír, tomando ese ramo de rosa que preparó para ella, esperando en la sala con una enorme sonrisa.
—Bienvenida a casa.
Pepper sonrió, tomando el ramo que olfateó antes de lanzarse a sus brazos, besando sus labios mirando sus ojos.
—Vale la pena viajar tanto si todo el tiempo seré recibida así. ¿Todo bien con los Vengadores?
—Nada que lamentar hasta ahora.
—¿Tony?
—Misión fallida.
—Hablé con el Profesor Xavier, no pueden seguir así, los lastimará a ambos.
—Es un cabeza dura más dura que su armadura.
—¿Mi Alfa se está rindiendo?
—Nunca.
Pepper era una Omega fuerte, le recordaba mucho a Margaret Carter, otra Omega parecida. Su casta jamás fue obstáculo para conseguir lo que deseaba, a Steve le parecía que su esposa tenía una seguridad más férrea que muchos Alfas que conocía. Sabía lo que quería, cómo lo quería y cuándo lo quería. Tal fortaleza lo hacía a él más fuerte por su Vínculo. El capitán sonrió, admirando esa Marca en el fino cuello de la ejecutiva mientras le contaba lo que había pasado en su viaje, preguntándole a él sobre esa misión con extraterrestres regordetes y babosos.
—Te extrañé mucho, Steve.
—Somos dos.
—Demasiado.
—Creo entender lo que mi Omega demanda.
En su taller de pintura, Steve tuvo una idea para solucionar ese asunto con Tony. No podía dejar a un compañero y líder Alfa así, sus principios no lo permitían ni tampoco esa amistad que tenía con el millonario. Tomó su celular, llamando al resto de los Vengadores para que fuesen a una cafetería en Brooklyn donde planearon un encuentro entre Quill y Stark que no pareciera tan planeado ni tampoco le diera al idiota aquel una salida. Si dos personas destinadas se encontraban, sus marcas se completaban creando un enlace a un nivel que incluso podía superar al creado por una Marca, así que un distanciamiento como el que estaba ocurriendo entre esos dos podría terminar con alguno bien muerto.
—Déjame ver si entendí ¿quieres que hagamos una misión falsa donde los Guardianes aparecerán y casualmente todos desapareceremos para dejarlos solos? —preguntó Clint, algo incrédulo.
—Me gusta el plan —asintió Thor terminándose un tarro de cerveza de golpe.
—Tony lo va a sospechar.
—Lo sé, Bruce, por eso los he llamado, necesito de sus ideas para que esto funcione. Es líder de Manada, nuestro hermano y amigo ¿no desean verlo feliz?
—Si eso hace que deje de hacerme bromas, sí.
—Clint...
—Tengo una idea —Nat levantó su mano.
—No involucra venenos ni cuchillos ¿verdad?
—¿Quieres o no la idea, Steve?
—Adelante.
La idea falsa terminó convirtiéndose en una misión real, el capitán había querido que aparecieran algunos robots locos que SHIELD podría accidentalmente dejar escapar y que requiriera de la asistencia de los Guardianes de la Galaxia. Así había sido planeado originalmente, sucedió que aparecieron unas cosas verdes llamadas Skrulls que realmente los pusieron en jaque al tener la habilidad de suplantarlos incluso imitando sus esencias. Steve no pudo ser burlado pues sus sentidos estaban maximizados por el suero, así que reconocer amigos entre impostores no le costó mucho, debiendo llamar a Starlord con su gente para que los ayudaran a encarcelarlos y llevarlos a la justicia en Xandar.
Esos Skrulls resultaron más huidizos de lo que hubiera imaginado, lo único positivo en todo ello fue que la estancia de la Milano en la Tierra tuvo que ser de varios días mientras perseguían por prácticamente todo el mundo esos extraterrestres. Sí, debieron planear otros movimientos, lo que implicaba reuniones, lo que implicaba que Peter Quill y Tony Stark iban a verse más seguido de lo que hubieran querido. Desafortunadamente para el capitán, también implicaba alejarse por un tiempo de su hermosa Omega, no que Pepper no tuviera maneras de estar presente en la mente de Steve pese a la lejanía.
—Capitán Rogers, ya todos están en la sala de juntas —le llamó María Hill.
—Gracias, iré enseguida.
Caminando resuelto, entró a la amplia sala llena de aromas tan diferentes igual que sus dueños. Si los Vengadores entre sí se distinguían por tener esencias poco comunes, la de los Guardianes al ser de otros mundos tenían lo suyo. Los ojos de Steve intercambiaron una mirada al ver esos inusuales nervios en un Alfa como Tony al tratar de evadir la mirada de Peter Quill frente a él del otro lado de la amplia mesa donde se proyectaban mapas y otras pantallas.
—Bien, tengo el último informe de SHIELD...
Entre algunas interrupciones acostumbradas de Clint o comentarios fuera de lugar de Thor, se pusieron de acuerdo con los Guardianes para dar con la madriguera de los Skrulls, si la encontraban podrían al fin atraparlos a todos. Steve realmente estaba muy concentrado explicando cada paso del plan que había armado con ideas de Tony cuando de pronto se quedó muy quieto. Nat miró a Rocket a quien dio un coscorrón pensando que el ruido que hacía armando una bomba ahí mismo era lo que había detenido al capitán al sentirse ignorado. El mapache siseó, sobándose su cabeza y mirando a Rogers, quien tosió mirando la pantalla que tenía enfrente queriendo continuar.
—Bueno, decía...
El capitán se irguió, tensándose. Incluso el muy distraído de Tony frunció su ceño al notar que estaba comportándose de manera extraña, olfateándolo en busca de una alerta Alfa.
—¿Todo bien, Capipaleta?
—S-Sí... no es... n-nada...
—Parece que algo te molesta —Quill arqueó una ceja— Si alguno de nosotros...
—¡No! Solo debo... am, disculpen ya vuelvo.
Dejando a todo un variopinto grupo confundido atrás, Steve casi corrió al primer baño que encontró importándole un cuerno si ahí estaba escondido un Skrull o Drácula mismo. Casi resbaló en el piso al alcanzar la orilla de los lavamanos a los que se sujetó como si la vida le fuera en ello, liberando el jadeo que había estado controlando en la sala de juntas, uno que brotó de forma quebrada cuando otra oleada de vibraciones dobló sus piernas obligándolo a caer de rodillas buscando jalar aire para sus pulmones entre gemidos poco decorosos.
Sí, Virginia Potts tenía maneras de hacerse presente.
Todo su cuerpo fue presa de un temblor incontrolable, estremeciéndose de pies a cabeza por aquel vibrador que alcanzó su máxima potencia hasta que de pronto pareció apagarse, dándole unos cuantos segundos de respiro que Steve agradeció, riendo para sí mismo al haber olvidado lo traviesa que podía ser Pepper si se lo proponía. Aquello había sido un claro recordatorio de que no le había escrito ni dejado algún mensaje de voz en varios días, realmente distraído con la misión con los Skrulls e impedir que cierto millonario castaño saliera huyendo so pretexto de ir a una inexistente junta de negocios pues su Omega ya le había dicho que Tony no tenía ningún pendiente con las empresas durante todo ese tiempo.
Semejante favor debía pagarse y ahora el capitán lo estaba recordando, jadeando pesadamente al volverse a poner de pie, lavándose el rostro mientras controlaba su respiración. Levantó su vista al espejo, negando apenas un poco más tranquilo solo para la siguiente oleada que fue demasiado fugaz para su gusto como si solamente fuese una prueba. Entendiendo el mensaje, Steve sacó su celular para llamar a su esposa, respirando hondo buscando no parecer una gelatina parlante.
—Hey.
—Alfa, creí que te habías olvidado de mí.
—¿Cómo podría?
—Me agrada saber que has obedecido, me hubiera decepcionado enormemente si no estuvieras listo para mí.
—Yo nunca dejaría insatisfecha a mi Omega.
—Tu falta de mensajes me lo hicieron creer así.
El capitán se encorvó ante una nueva oleada de vibraciones, apenas si controlando sus piernas para que no fallaran de nuevo, jadeando contra el teléfono dejándole saber a Pepper su condición.
—Quiero verte.
Abriendo la pantalla, Steve miró un muy complacido malicioso rostro de su esposa al notar el sonrojo en sus mejillas como un poco de sudor comenzando a perlar su frente entre pequeños temblores.
—¿Satisfecha?
—Todavía no, cariño —la mirada de Pepper se oscureció— Tócate por mí.
Conteniendo un gemido, el capitán le miró largo con el rostro más rojo todavía. Esos juegos le encantaban a su Omega, y no podía negar que para él también eran placenteros. Tragando un poco de saliva, una mano de Rogers fue a los broches de su uniforme para abrirlo por el pecho, dejando al descubierto esos músculos bien marcados que además dejaron escapar un fuerte aroma de Alfa. De suerte había cerrado con seguro la puerta del baño o iba a pasar un momento bochornoso. Las vibraciones bajaron de nivel para permitirle llegar hasta su cinturón que tiró al suelo con un sonido hueco, continuando su labor de mostrarle a Pepper su cuerpo. Ella sonrió con un brillo en los ojos al darse cuenta de que, como solía ordenarle cuando quería que usara un vibrador, no traía ropa interior.
—Qué Alfa más pervertido —susurró ella con una voz menos segura, una de sus manos paseando ya por los botones de su blusa de seda— Sigo esperando.
—Paciencia.
La respuesta no se hizo esperar, Steve casi resbaló de no ser porque tuvo los pies bien plantados en el suelo y sus manos estaban aferrándose a la orilla del lavabo cuando el vibrador fue puesto en el nivel más alto, haciendo que todo él se estremeciera con los ojos entrecerrados de su Omega reclamando esa linda sumisión que sabía darle. Usando sus dientes, el capitán se retiró los guantes, dejando sus manos desnudas para darle el espectáculo que estaba esperando Pepper, no perdiendo detalle de cómo ella abrió sus labios en un jadeo, sus pupilas dilatándose al ir siguiendo el recorrido de sus propios dedos, deteniéndose en uno de sus pezones con los que jugó entre cortos gemidos.
Su esposa soltó el caro bolígrafo que estaba sosteniendo para unirse al juego, abriendo un poco aprisa su blusa abanicándose con sus manos como si eso fuese a apagar el calor provocado por aquella pantalla con su Alfa tocándose como a ella le gustaba hacerlo, jadeando y moviendo inquieta sus piernas al sentir ya una humedad, relamiéndose sus labios cuando la mano de Steve llegó hasta su ya miembro erecto que dejó ver para ella. Volvió a subir el nivel de vibración bajándolo de golpe y luego repitiendo eso, queriendo escuchar esos sonidos que solamente eran para ella, mientras una de sus manos tiró hacia arriba de su falda, colando esa mano dentro del fino encaje de su lencería.
—Steve...
—¿Te gusta?
—No pares... no pares...
El capitán esperó no ser demasiado ruidoso o tendría que dar bochornosas explicaciones a un par de espías entrometidos, sosteniéndose con una mano del lavabo que estaba resistiendo como un auténtico héroe en tanto su otra mano se ocupaba de su erección que respingó por las sensaciones que subían y bajaban de intensidad a causa del vibrador. Gotas de sudor cayeron sobre el liso material, los gruñidos de Steve cada vez más roncos con sus ojos tornándose ligeramente rojos al ver a Pepper arquearse cuando los finos dedos de su Omega entraron entre sus labios rozando su clítoris haciendo que ella gimiera su nombre sin despegar la vista de la pantalla.
—Termina... termina, Steve.
Con un gruñido mucho más sonoro que desplegó dominio y esa fuerza Alfa, Steve aceleró sus movimientos que iban muy a la par de los de sus caderas. Su Omega arañó ese vidrio del escritorio donde estaba más o menos sentada al ver las primeras gotas de semen manchar la pantalla, gimiendo con fuerza el nombre de su esposo al también terminar poco después de él. Los dos se quedaron así, jadeando con sudor en sus rostros descompuestos como sus ropas que iban a necesitar más que pañuelos para volver a estar presentables. Steve jaló aire, frunciendo apenas su ceño.
—Pepper...
—Lo siento —rio ella, apagando el vibrador, soltándose su cabello— Aunque debería dejarlo por olvidadizo.
—No pasará de nuevo.
—Yo me aseguraré de ello. ¿Vendrás ya pronto? Te extraño demasiado.
—Creo que... sí.
—Espero tu reporte, capitán.
El asunto de aquellos dos idiotas tendría que esperar porque Steve estaba más que seguro de que si no estaba en casa pronto tendría una escena más que bochornosa en las instalaciones de SHIELD misma escena que más tarde pagaría con creces por permitirla. Un nivel de dificultad no deseable en esos precisos instantes. Tan solo encargó a Natasha los pasos siguientes del plan sabiendo que en manos de la rusa todo iría encaminándose, tosiendo un poco al despedirse por las miradas que recibió pues claramente apestaba a un Alfa que recién se había complacido.
Casi contó las horas para llegar a la mansión, quitarse el uniforme y esperar por Pepper una vez enviado el mensaje de su arribo a casa. El capitán se prepararía como era necesario para esas ocasiones, lo cual incluía darse un buen baño que eliminara cualquier otro aroma que por accidente se le hubiera quedado impregnado en el cuerpo, esperando así desnudo por su demandante Omega. Pepper llegó puntual tal como respondió su mensaje, comenzando a quitarse sus caras zapatillas seguido del traje hecho a medida para estar en las mismas condiciones que su Alfa, sonriendo al verlo tumbado en la cama mostrando una virilidad que deseaba atención.
—Bienvenida.
—Siempre es bueno llegar a un Nido donde hay un guapo súper soldado esperando.
Con una risita, Pepper se desvió hacia el clóset para sacar el último detalle que iba a necesitar bajo la mirada tranquila más deseosa del capitán. El sonido de las correas solamente hizo que este jadeara, a punto de llevar una mano a su entrepierna cuando un gruñido de la Omega lo detuvo.
—Ni se te ocurra.
—Como desees.
—Quiero esa posición que tanto nos gusta.
Steve no se hizo del rogar, conteniendo un jadeo ronco al girarse para quedar en cuatro, apenas conteniendo una respiración agitada por la emoción mientras su esposa se trepaba en la cama sonriendo complacida a la obediencia de su Alfa. Pocas parejas tenían el gusto de presumir semejante dinámica en sus vidas, ella era una de las afortunadas. Sus manos acariciaron esa espalda firme, que se tensó a su toque suave que recorrió hasta su trasero que nalgueó juguetona.
—¿Puedes olfatearme, Steve?
—Lo hago...
—¿Te gusta lo que percibes?
—Mucho.
—Todavía puede ser mejor si eres un buen niño.
El capitán rió antes de jalar aire a una nalgada más fuerte como preludio al juego de Pepper con sus manos recorriendo su entrepierna, apretando su erección lo suficiente para dejarla pulsando y goteando abandonándola luego, pasando sus dedos perfilando la forma de su escroto, picando en su perineo hasta llegar a esa rosada entrada que besó sin más, sintiendo como ella misma estaba húmeda en buena parte por esas correas alrededor de sus caderas sujetando uno de esos juguetes Stark tan solicitados en el mercado que talló entre las nalgas de Steve. La Omega se inclinó para besar la espalda de su Alfa, destapando el lubricante que derramó en sus dedos.
—Ahora relájate, querido.
No hizo falta que se lo dijera, ella misma estaba ya algo mareada por las feromonas que Steve estaba liberando de solo la expectación. Sonriendo con un ronroneo discreto, Pepper llevó sus dedos a ese delicado punto, primero delineándolo antes de introducir solo un dedo, buscando el rostro de su esposo por alguna señal de inconformidad mientras extraía primero aquel vibrador porque solamente ella era quien podía hacerlo. Dejando escapar un sonido de complacencia por haber mantenido hasta ese momento el juguete, Pepper lo empujó traviesa contra cierto punto antes de sacarlo por completo. Volvió a inspeccionar el rostro de su Alfa por si acaso tenía dolor luego de tanto tiempo con el juguete. Bien podían tener esos juegos de dominio, pero el placer mutuo siempre era algo que estaba como prioridad antes que las propias fantasías.
—¿Todo bien?
—... sigue...
Serpenteando una mano a la erección de su Alfa, Pepper introdujo un segundo dedo, moviendo lentamente en ese estrecho interior hasta conseguir relajarlo, momento en el que buscó aquel pequeñito bulto que hizo respingar al capitán con un gemido más largo donde iba su nombre en el medio. Ella misma jadeó, más que excitada por la sumisión de su pareja, estimulándolo de nuevo hasta que la frente de Steve estuvo perlada de sudor, aferrándose a las sábanas murmurando algo parecido a una súplica para que ya hiciera lo que tanto estaba esperando. La Omega tampoco quiso esperar ya, golpeando solamente un par de veces más antes de sacar sus dedos y esparcir el lubricante en ese dildo sujeto a sus correas que tenía una extensión para ella.
—Vamos, levanta ese trasero, Alfa.
Obedeciendo, Steve dejó caer por completo la parte superior de su cuerpo sobre las sábanas, mirando por encima de su hombro el rostro rojizo ya de su Omega concentrada en acomodar la punta de ese falso miembro contra su entrada, empujando lentamente con ella arqueándose pues eso también hizo que la otra parte del dildo se deslizara por entre sus labios en un mismo movimiento. Los dos se estremecieron casi al mismo tiempo, las finas uñas de Pepper dejando esas marcas que pronto se borrarían en la piel de su esposo, pero que de momento se sumó a las sensaciones de su cuerpo al sentir esa invasión que fue reclamando territorio hasta que finalmente Pepper cayó sobre su espalda, gimiendo entre temblores.
—Alfa, Alfa...
Con unos momentos para recobrarse, el capitán se apoyó sobre sus codos, esperando a que su excitada Omega tomara el control por completo, irguiéndose con un gemido y tirando de sus caderas para embestirle, una corta penetración seguida de una más profunda con mayor fuerza. No había problema, su rango de tolerancia era mucho mayor, considerando que era de las cosas que a Steve más le gustaba al estar con su Omega. Una que lo nalgueó de nuevo, gruñendo.
—No vuelvas a olvidar enviarme un mensaje, estaba preocupada.
—... ah... l-lo siento...
—Creí que esos Skrulls te habían capturado —gruñó ella de nuevo, golpeando su trasero al pegarse por completo a él, enterrándose contra su próstata— No te permito abandonarme.
—Jamás... Pepper... mi Omega...
—Ya voy, Alfa.
Las embestidas primero fueron lentas, a propósito para que el capitán luego estuviera rogándole a Potts que se moviera más rápido, empujando sus caderas contra ella en busca de tener más de esa fricción, con ello haciendo que el juguete también la estimulara a ella. La Omega entrecerró sus ojos, conteniendo un jadeo ahogado antes de buscar cerca de la base de aquel dildo un botón que activar, no le había dicho a su muy excitado esposo que estaba usando una nueva versión, una vez más gracias a la inagotable imaginación de Stark.
—¡VIRGINIA!
—Ahora estamos entrando al juego real —ronroneó ella al verlo respingar.
Esas vibraciones fueron para ambos, con Pepper ahora enterrándose con fuerza con movimientos más rápidos en su Alfa, los dos mareados y extasiados por sus aromas inundando por completo la recámara. Una imagen sin duda que era demasiado inusual que nadie hubiera creído de semejante pareja, era de las cosas que solamente entre ellos se entendían. Steve gimió, arqueándose y tirando de las sábanas completamente empapado de sudor disfrutando de ser dominado de esa manera, algo que pensó nadie iba a concedérselo hasta que conoció a Virginia Potts.
—¿Te... gusta, Alfa?
—¡Más fuerte!
Las uñas de la Omega recorrieron la tensa espalda de Rogers, arañándolo cuando su propio orgasmo estaba aproximándose. Pepper bajó una de sus manos, buscando esa erección desatendida que goteaba sobre las sábanas, apretándola lo suficiente para ver retorcer a su esposo a quien se abrazó con su brazo libre, susurrando contra sus cabellos.
—V-Vamos... córrete por mí.
Esa orden fue puntualmente obedecida, Steve gritó el nombre de su pareja al tensarse, atrapando en su interior ese dildo vibrando en su máximo nivel. Sus piernas temblaron, como sus brazos que relajó contra la cama igual que su rostro que ladeó al caer entre espasmos, esperando por su Omega quien también terminó, acariciándose mientras martilleaba cada vez más lento hasta que ese orgasmo la golpeó tan fuerte que cayó en peso muerto sobre la espalda de su Alfa. El capitán suspiró, recostándose por completo de modo que Pepper pudiera descansar aun con ese juguete bien enterrado en él, ella colando una mano para apagar las vibraciones y permanecer así jadeando pesadamente, ambos con una sonrisa de satisfacción.
—De verdad me preocupé —confesó ella con un murmullo y un beso a su espalda.
—Lo siento, perdí noción del tiempo.
—Al menos... ¿se terminará pronto?
—No lo sé —Steve suspiró, girando su rostro para verla por encima de su hombro— Ahora que lo pienso no tenemos una buena dinámica en parte porque esos dos están muy desconectados.
—Hm, tengo un par de ideas para ayudarte. Son una Manada, cualquier desequilibrio los hará presas fáciles y si algo no les voy a perdonar es que tú termines herido, o peor aún, muerto.
Steve arqueó una ceja, luego tomando aire cuando su Omega se irguió para sacar el juguete y quitarse las correas, descansando ahora a su lado con un bello aroma de satisfacción que hizo abrazarla para estamparle un beso largo.
—Te amo.
—Y yo. Pero sí necesitas arreglar eso.
—Mmm, luego, quiero descansar un poco antes de que sigamos, tengo que recompensar a mi Omega.
Pepper sonrió, sus ojos luego mostrando malicia. —Aprovecharé para estrenar los otros juguetes.
Una vez Clint había apostado todas sus flechas a que el Capitán América era tradicional en la cama, Steve no quiso contradecirlo porque la apuesta era contra Tony y le fue divertido contrariar a su amigo quien tenía ciertas sospechas de su actividad marital porque obviamente esos dichosos juguetes tenían sugerencias en su proceso de creación provenientes de la CEO de Industrias Stark y el millonario era más que inteligente para unir cabos.
¿Qué podía decir? Le encantaba estar a merced de su Omega, sentir esas manos poseer su cuerpo de maneras que no llegó a imaginar, el ardor de esa boca mordiéndolo, queriendo hacer marcas permanentes que desafortunadamente se borraban por acción del suero o retorcerse de placer mientras estaba sujeto de muñecas y tobillos a la cama con un nuevo dildo enganchado a su miembro por un anillo llevándolo hasta sus límites mientras Pepper estaba sentada sobre su rostro. O bien haciendo un espectáculo privado para ella, masturbándose y usando otro juguete con sus piernas abiertas para que su esposa no perdiera detalle de lo que hacía.
Limpiar todo cuando terminaron fue tarea del capitán, recordando con un suspiro al olfatear las sábanas o bien quitar una que otra mancha de la cara alfombra. Tuvo que agradecer ese maratón porque su mente estuvo más clara y con ello también mejores ideas vinieron a su mente, además de escuchar las propuestas que Pepper le ofreció en el desayuno, los dos listos para sus respectivos trabajos. Si alguien conocía bien las mañas y fantasmas de Tony Stark era su Omega, así que entre los dos crearon una nueva alternativa a su plan para reunir a aquellos dos de una vez por todas o esos Skrulls continuarían haciendo de las suyas al no tener al equipo completamente unido.
—Verás que todo saldrá bien —prometió Pepper.
—¿Tendré una recompensa si hago lo que me dices?
—La recompensa debería ser mía.
—Sabes que mi placer es todo tuyo.
Potts rio, negando antes de robarle un beso. —Ten mucho cuidado, ese trasero es mío.
—Sí, Madame.
El meollo del asunto con Tony era que no se sentía con la confianza de un Alfa para cortejar a un Omega como Peter Quill, y es que el guardián no era un ser humano normal. Tenía sangre Celestial, lo que implicaba que su naturaleza tendría sobradas diferencias con los Omegas normales de la Tierra. Si a eso se sumaban todas las malas experiencias previas de Stark, el resultado era un millonario excéntrico haciéndose el loco sino que huía a la primera señal de interés por parte de Starlord. Ya Pepper con todo y su agenda apretada se había dado cuenta de que Quill tenía los ojos puestos en su jefe y amigo, pero igual sufría de ciertos traumas.
Así que ocasionar de manera muy disimulada -y otras no tanto- que Tony pareciera el centro de atención por algún logro que lo mostrara como un buen Alfa fue la misión de Steve. Rescatar "accidentalmente" a Peter estuvo a cargo de Natasha, que el guardián de pronto apareciera buscando su ropa porque alguien la había hurtado de las instalaciones se agradeció a Gamora. El trabajo en equipo resultó en un mejor equipo días después cuando Quill apareció de nuevo en la sala de juntas apestando a cierto genio. Las sonrisas disimuladas y los gestos de triunfo a espaldas de la nueva pareja trajeron mejor armonía para todos. Steve palmeó la espalda de Tony como gesto de admiración antes de tomar la palabra.
—Bien, tenemos una ubicación que no hemos revisado.
—Ah, Cap, no quiero ser impertinente, pero... ¿si podrás terminar la junta esta vez? —Rocket alzó su mano, rascándose un poco.
Todos se carcajearon, el capitán sintiendo como sus mejillas ardieron cual carbón en fuego, tosiendo porque justo en esos momentos sí llevaba dentro un nuevo vibrador. No que Pepper fuese a castigarlo, es que les había encantado eso de la videollamada en el baño y deseaban repetirlo, más eso sería cuando terminara la junta, esta vez su Omega esperaría.
—Terminaré la junta.
—Ah, qué aburrido —bromeó Clint mirando a Nat— Te gané.
—Claro que no —la rusa entrecerró los ojos— Steve hará cosas indecentes ¿o me equivoco?
—¡Steve! —Tony se hizo el alarmado, haciendo reír de nuevo a los demás.
—Estamos en una reunión...
—Oh, Cap, ¿de qué nos hemos estado perdiendo? —Quill se unió, mirándolo de arriba abajo— Siento que hay algo que escondes.
—Chicos...
—Nuestros líderes están demostrando una vida sexual sana para el resto de su Manada.
—¡Thor! ¡Tú no!
—Capitán, no tiene nada de malo cuando es un Alfa sano unido en matrimonio con su pareja destinada. Lo normal es que haya...
—Hasta ahí —Steve pensó en una manera de desviar la atención sobre su persona, volviéndose a Starlord— ¿Esa es una Marca?
Peter sonrió de oreja a oreja, tirando de su chaqueta y camisa para mostrar su cuello, una hermosa Marca en forma de reactor con una flama en el centro.
—Estoy fuera del mercado.
—Pero ¿es que estuviste dentro alguna vez?
—Hey, hey...
Sus cálculos no fallaron, los guardianes hicieron bromas sobre su líder ahora emparejado con Tony, cuya sonrisa fue un alivio para el capitán. Podía sentirlo, eran más fuertes. Mirando su reloj, esperó a que toda la algarabía disminuyera lo suficiente para retomar la palabra, mostrando una pantalla.
—Vamos a tener una ayuda extra, Wakanda también busca a los Skrulls.
La sensación que tuvo con todos ahora en mejor sintonía fue similar a la que tuviera cuando los Comandos Aulladores, trabajando al lado de Peggy Carter, solo que había una diferencia debido a que ahora él estaba con su Omega como lo estaba Tony, los dos Alfas líderes con parejas que los fortalecían se traducía en un trabajo de equipo más preciso, mejor sincronizado que dejaba atrás las rencillas o discusiones ocasionadas por malinterpretaciones.
Terminada la junta, luego de felicitar a la pareja, Steve se retiró a su dormitorio para no tener interrupciones, mirando la hora porque era momento de que Pepper le llamara, quitándose su uniforme y quedando completamente desnudo con su teléfono listo para mostrarle a su Omega lo bien que estaba portando el juguete. La llamada sonó puntual, con su esposa ofreciendo también una deslumbrante vista de su cuerpo que ya estaba acariciando cuando se enlazó la videollamada.
—Alfa.
—Mi Omega, ¿te gusta lo que ves?
—Estoy complacida.
Los Skrulls fueron encontrados con la ayuda de Pantera Negra, una vez que dieron con la madriguera y su reina, pudieron sentirse libres del peligro. Fue el momento de llevar a los sobrevivientes ante la justicia de Xandar, así que los Guardianes de la Galaxia se despidieron momentáneamente de los Vengadores, prometiendo volver en cuanto entregaran a sus presos.
—De todos modos puedes recibir sus mensajes —consoló Steve a Tony cuando la Milano desapareció.
—Claro, no es como que estemos en la Edad Media. Hay tecnología y de sobra.
—Me alegra verte tan feliz.
—Todo por su insistencia.
—Fuiste tú quien me presentó a Pepper.
—Soy la mejor Celestina.
—El mejor amigo.
—Ya que somos tan buenos amigos, deberías enseñarme ese truco que haces con Peps cuando te encierras en el baño.
—¿Qué? —Steve tosió.
—Primero creí que los juguetes eran para ti, es decir, sí que lo son más no en la manera en que lo imaginé al inicio. Fue cuando ella me dijo que las correas eran muy gruesas es que tuve la pista final.
—Tony...
—Abriremos una nueva rama en Industrias Stark gracias a ustedes dos.
—Tony, quieres...
—Será todo un éxito, yo sé que deben existir más Omegas que adoren someter a sus Alfas en la cama.
—¡Anthony!
Este soltó una carcajada. —No me equivoqué.
—Dudo muchísimo que Peter sea la clase de Omega sumiso —contraatacó el capitán, no queriendo perder esa batalla.
—Bueno, si quieres saberlo, no, no lo es —Stark sonrió cual pervertido que era— Aunque digamos que no tiene que prescindir de juguetes para ello. Sus padres lo hicieron con mucho amor.
—Demasiada información.
—Lo dice quien deja los pasillos de SHIELD apestando a "me metí algo en el trasero para complacer a mi esposa".
—¡ANTHONY EDWARD STARK!
—Puf, ya suenas como ella.
—En verdad que no tienes remedio.
—¿Sí me dirás que haces? Igual te copio la tarea.
—¡No! Y esta conversación se acabó.
—¿Le puedo preguntar a Peps?
—¡Que no!
Steve nunca supo si su Omega fue tan compartida con Tony o no, lo sospechó con el primer mensaje que llegó de la Milano días después porque el castaño salió de su taller con un aroma que hizo a todos huir para no enterarse de las cosas que había hecho. Lejos de enfadarse, le provocó diversión con algo de orgullo mezclado. Al menos estaban sirviendo de inspiración.
FIN
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