Capítulo 39: ¡No nos hagas esperar!
—¡Ey, vamos! Dame otro trago~
—Amor, estás muy ebria, ya no vas a cobrar bien si te sigo dando alcohol. —La tigre se ríe y hasta parece llorar por la contestación del greñudo, y pese a oírle de ese modo, ella azota con furia su vaso sobre la barra de acrilico exigente.
—¿Como que no voy a cobrar bien? Seré puta pero soy de las caras, ¡hip!
—Sasha, iré a cambiarme, necesito mi uniforme de mesera porque ya no me siento tan cómoda...—Amy observa por un momento el panorama del club: empieza a estar abarrotado y sin sitio, y sabe, que eso le puede llevar a tener mucha propina llevando y trayendo copas.
Agregado a que ya van mas de 5 tipos que se le acercan e intentan manosear ofreciéndole dinero para irse a los privados.
—¡Aquí te esperamos! No se te ocurra tardar~ —Expresa la tigre con un ronroneo juguetón que acompaña en risas a Beky, son bastante cabronas cuando se divierten.
Recorre el pasillo con pasos lentos, gira en el marco que da a los casilleros y ve a ciertas jóvenes mas riendo y vistiéndose sin ningún tipo de pudor entre ellas. Se abstiene de observar, tampoco es descarada o tan siquiera tiene curiosidad de mirarles, se concentra en lo suyo pero, no es como que se siente cómoda de hacerlo mientras estén aún ese trio. Amy prefiere perder el tiempo sacando cosas del casillero como si las organizara a tener que empezar a quitarse la ropa tan pronto.
—¿Así que eres la nueva puta favorita de este sitio? —Ella no cree que aquella pregunta va dirigida hacia su persona, no hasta que después de ser terminada, una leopardo le toca el hombro y le barre de arriba a abajo con su mirada carmesí tras voltear.
—No sé de qué hablas —responde con el mismo juego de mirada, solo que ella lo ejerce a la inversa, de abajo hacia arriba—. No me molestes.
Una ligera bulla del grupo trasero alimenta el ambiente cálido de los camerinos, al otro lado de las bancas—. Oh vamos, ¿te gusta provocar peleas entre los chicos de aquí? O es acaso que...¿eres de las que se cotiza tanto que prefiere fingir no saber nada?
—Ni siquiera te conozco, tus preguntas sarcásticas no vienen al caso conmigo —Dirigiendo una mirada de soslayo al resto, percibe sus ánimos y sonrisas con ganas de que algo tremendo ocurra en un santiamén, y pese a ello, su voz impostada no duda en ningún segundo de continuar—. Por favor, no provoques problemas donde no los hay.
—Ay niña, tu labia ni al caso, ni que estuvieras tan buena, para ese caso yo...
—¿Me das permiso? —La voz áspera del oscuro mueve a la chica moteada de sitio, pues está ocupando casilleros aledaños los cuales parecen pertenecer al erizo de vetas rojas. En cuanto se aparta con mala gana, el chico agrega—. Gracias, espero que no te cueste tanto a la proxima.
—¿Por qué defiendes a la semi-nueva como si fuera tu favorita del sitio, Shad~? —Ese mismo canturreo asqueroso que le ensucian los oídos al azabache diario lo empieza a intolerar cada vez mas y mas rápido... conforme lo oye mas y mas constantemente—. Ambos sabemos que ya está usada y no tiene el gusto de ser la única.
—No defiendo a nadie, pero parece que tú andas un tanto aburrida y buscas a quien poder joder durante la noche.
—Jajaja ¡Oh ya sé!, déjame adivinar por donde va esto —La felina adelanta a la rosada y pasea su cola por las piernas del erizo, en un actuar clásico de mayoría de trabajadores/as del lugar—. Créeme que podría chupartela mejor de lo que seguro una novicia como ella lo hace, solo deberías darme la oportunidad para tener esos privilegios...
—Callate, ¿quieres? Si ya terminaste de venderte conmigo, puedes largarte, yo no soy uno de tus clientes —Saca una prenda negra del casillero y al sostenerla con una mano, utiliza la otra para cerrar la puertilla de un azote que conmociona, por lo que todas las presentes prefieren mirar hacia otro lado—. Espero que tengas más suerte a la próxima con alguien más, Cecy.
Sin ningún tipo de disimulo por la corta indignación, la felina se da media vuelta mientras las otras chicas terminan igual de acomodar y recoger sus pertenencias. En cuanto parece que todo se calma, Rose vuelve a guardar artículos en el casillero hasta que encuentra y da con el short de licra y el vestido de vuelo azul que anduvo revolviendo con tiempo de sobra en un acto de verse ocupada.
La tencion se corta en el aire cuando entra con velocidad el pelimarron cuernudo. Ambos erizos que ya se hayan en la habitación miran impactados e incómodos dicha aparición repentina. Detrás de él arriba Steel, quien un tanto más alegre, lanza un comentario totalmente inadecuado para el momento:
—La nueva parejita ya está junta, ¿Tan rápido y se ven tan descarados?
—Eres un hijo de...
—Shadow no, déjalo, déjalo pasar —Su comentario es tan veloz y despreocupado que no hubo contestación intermedia de él para Amy. Ella prosigue dirigiendo su cuerpo al erizo oscuro mientras exhala fuertemente—. Tienes razón, la gente de este lugar es estupida, es inmadura...no les hagamos caso.
—Oye te estoy oyendo, ¿Me dijiste inmaduro y estupido?
—Steel, has otro comentario de esos asi sea de juego sobre nosotros y te voy a reventar las bolas, ¿¡Oiste!? —Con las prendas en la mano, la amenaza de la chica es totalmente desquiciada; los machos recién llegados solo le miran consternados, mientras su señalización va para ambos chicos—. ¡Estoy hasta la chingada de oir sus pendejas burlas!, cualquier imbecil que vuelva a abrir la boca me lo voy a cargar, ¿¡está claro para los dos o no!?
—Pe-pero yo no he dicho nada, que-erida... —La clemencia de Tiverius causa gracia, pues aquel tono para su cuerpo impetuoso es hasta de caricatura.
—Y te felicito por ello, lo llevas bien; sigue así y no te voy a reventar la cara. —También cierra su casillero con la fuerza de la lámina forzando los bordes. Amy marcha ignorando una vez más a todos, saliendo rumbo al baño para cambiarse en sitio más privado y solo.
Definitivamente quiere un respiro para tan elevada situación compleja de sensaciones a tope en tan pocos minutos.
—¿P-pero que chingados? —Su risa nerviosa delata el miedo, pues jamás la ha visto de ese modo, tan iracunda—. ¿Puedes explicarme qué les pasa últimamente? —El peliblanco es uno de los erizos con los que ha sostenido una charla tan amena que se impresiona de haber tomado su comentario tan a mal, así que se entiende su reacción.
—En serio ahórrate querer explicaciones, ya la oíste y apoyo la situación: evitate hablar o decir algo de nosotros mientras escuchemos porque lo vas a lamentar. —Al abrir su mochila, mete la misma prenda negra en ella y cierra dejándola al borde de la banca. El veteado gira hacia la puerta y lo medita unos cuantos segundos...sale con la intención de ver a la chica rosada.
Puede alcanzar a vislumbrar su cola entrar a los sanitarios. Esquivando gente y prestando poca atención a todo el ambiente que transcurre para la casi media noche, abre con alta cautela la puerta de esos baños sin conturbar a la chica. Sabe que sus últimas charlas han sido muy emocionales, inclusive directas aunque no tanto de la forma que quizás desearía...en realidad, sigue confundido, aturdido y dudoso de todo lo que siente y se ha presentado en esas últimas semanas, pero las palabras de su amiga mamífero marrón no han estado tan bien enfocadas en su psique como ahora:
—Tú eres más que un prostituto, y seguramente ella lo ve y por eso quiere estar siempre contigo. Tu mismo me lo has dicho, me has dicho que sientes busca hasta el mínimo pretexto para estar cerca de ti; asi que, quiérete un poquito, Shadow. Vales mucho, más que como bocadillo y ella ya lo sabe, claro que lo sabe...
—¿Amy...? —Al llamarla, su voz se reduce para el final, cortando la interrogante que pudo armar.
La espalda de ella pronto queda expuesta. Baja su blusa sacando primero sus manos y tran dejar que la prenda se resbale por sus caderas, mete el vestida de un movimiento por debajo. La tela corrugado y brillante baja hasta su pecho y, como si sintiese una compañía extraña, gira hacia atrás mirándole con algo de vergüenza por haberse cambiado frente a él.
—¡Per-perdón! No sabía...¿Me hablaste? —Está ida, absorta del entorno y realmente no contempló la posibilidad de que no un empleado o compañero de trabajo, sino que un cliente o mala copa pudo entrar y verla en ese momento.
Shadow sabe que el comportamiento de hace cortos minutos no es cosa que sea borrable, pero sí que le funcionó para sacar un poco todo aquello que podía tener atascado; a ambos, como no.
—Amy, ¿Estás bien? —Suspirando, baja sus ojos para no incomodarle en su acción de desvestirse—. Yo...en serio no tienes que soportar esas burlas por mi culpa —Hace una pausa oyendo respiraciones fuertes y quejas de la pelirosa—, yo debería de...
—Oye no, no —Da una exhalación abrupta, abrochado el cordón de su busto, ajustando aquel vestido —, recuérdalo: ellos no lo saben, nosotros sí —No entiende a la primera a qué se refiere con eso, hasta que sigue prestando atención a lo que habla, mirándole ya al rostro, con una fachada inconsciente en el vetas rojas—. Tal como yo sé que tú no eres una mierda de persona tú sabes que yo no soy una puta, ¿recuerdas? Es lo único que importa, que tú y yo lo sabemos a la perfección.
Siente dicha de oír ello de su semejante. Esa oración le a causado una marea inexplicable de sensaciones, de contradicciones para sí mismo con las cuales suele lidiar en su día a día por estar trabajando en un lugar así. Pero dicha oración tampoco le brinda tanta seguridad en saber que, quizás, a causa de ese pleito de hace días pueda haberle causado rumores innecesarios en su ambiente laboral, tanto como para ahora tener que ella probar cómo se lía con algo tan detestable.
—Pero no estas acostumbrada a que te no te afecte esto, no dudo en que puedas manejarlo pero, Rose...sí me pesa saber que quizá fue mi culpa y debo ofrecerte una disculpa. —Deja de mirar sus carmesí para agacharse y quitarse el short de una sentada, sintiendo la circulación en sus muslos de lo justo que era aquella prenda.
—Lo sé y no lo niego, no lo evado, créeme, Shadow
—Dando un suspiro, pega unas vueltas rápidas sintiéndose lista con su otro uniforme, el erizo no parece tener ganas de hacerle un comentario o tan siquiera hacer una mueca—. Me importa ahora pero...no me va a importar lo que piensen de mí, porque yo sé lo que soy en realidad, y eso si que es lo único que vale, además...—Se acerca con un rostro jubiloso, sintiendo una atmósfera más íntima con él—. Yo sé perfectamente que esto lo haces por mí, por cómo me sienta y no por ti propiamente, porque yo sé que a ti te da igual, me lo dijiste esa noche, así que...ya no lo hagas mas, tampoco el tema lo recuerdes por favor...tal cual me pediste que dejara de preocuparme por ti y por lo que haces y lo estoy intentando, así hazme tu el favor de intentar de no defenderme de esto...
De pronto sabe que todo ha dado un vuelco con aquella petición: por el suelo; como si se hubiese derramado el momento interesante, como si se ha convertido en una mal y decepcionante respuesta para sus oídos cuando se esperaba una nueva etapa con la última charla...
Porque ambos parecen decidir ahora esperar antes de seguir actuando de una manera tan rápido e intensa bajo el control descabellado de sus sentimientos...
—Bien, lo voy a intentar —Sin ánimo de continuar con la charla y acatando la petición de su amiga, el azabache se gira dejando a la eriza en los sanitarios—. Ten una buena noche, espero que te vaya mejor.
Se despide con la mano, pero nota que él no le corresponde. Ahora Rose se siente impresionada e incómoda de que allá ocurrido todo aquello, y que se comportase con una actitud altamente madura y hasta...¿evasiva? No, ella no se siente evasiva, pero si siente que ha estado forzando con calzador algo que de ninguna manera entrará por ahora.
Ni en su vida ni en la de él es bienvenida la actividad romántica.
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