Capítulo 31: Silencio nocturno
-Flashback-
—¿Cómo te sientes ahora?
—Me sigo sintiendo...extraño, pero haber salido con Amy y haber sostenido esa charla tan abierta me brindó mayor claridad en mis ideas. —expresa con una voz impostada, sin ningún tipo de duda más la de seguir viendo a la rosada, cuando en otro momento se sintió seguro de que su vida volvería a la de antes.
Sin contemplar la existencia de Amy Rose
—Amigo, me gustaría que cambiases el "chip" de tu hermano, sabes a lo que me refiero y no pretendo ayudarte o exigirte que lo hagas porque no estoy apto para hacerlo actualmente —Hace una pausa rayando algunos datos en su libreta para después mirarle directamente—. eso y porque la última vez aceptaste tu error al continuar en el martirio y bueno...creo que ya estas muy mayor para que te lo pida como si fueras mi hijo.
Ambos se ríen como si fuesen chicos de bachillerato, reprendiéndose en actos desagradables en ese tono socarrón. Ellos ya no son unos jóvenes cualquiera.
—Gracias por esto, amigo, creo que sí lo necesitaba.
—Me debes algo, esto no se te irá de a gratis —Juega aun el halcón, siguiéndole por detrás, en su camino hacia la puerta de lo que funge como la salida para la tarde de ese día—. ¡Ya sé!, sólo respóndeme esta pregunta de forma sincera.
—A ver...te escucho... —No está del todo tranquilo, porque conoce al pajarraco lo suficiente para comportarse así con él.
—¿Lo piensas intentar? No necesito darte su nombre. —Parece que lo había entendido, con una incomodidad obvia lo ha entendido y le cuesta responder con total abertura.
—eh...¿Si? veremos, y eso es sincero para mi.
-Fin del Flashback-
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Estaba por llegar a su casa. Ese día había sido terrible, todo había salido mal, tanto sus proyectos fueron denegados como sus citas en los trabajos de medio tiempo que había pedido, habían ocurrido percances que le quitaron el mínimo asertivo de quedar ahí. Total, que entrando a su hogar, tenía un sin fin de llamadas y mensajes de su pareja.
Lo había estado evadiendo todo el día, sabia que verse con él era o tener que dejar de lado esas circunstancias importantes para ella o aguantar sus enojos y celos por reprocharle que no le quería o lo estaba engañando.
Era siempre lo mismo, lo mismo...y ese día tan mierda no quiso hacerlo peor a causa de él, así que mejor ignoró todo lo que tuviera que ver con él.
Al cabo de otros 15 minutos, mientras se preparó algo de comida pre cocida, más mensajes de él llegaron a su teléfono. Esta vez, el texto era de preocupación, de disculpa y de necesidad de saber si estaba bien.
Amy se compadeció, una vez más.
Ella le contestó diciendo que su día había sido agotador y que prefiere estar el resto del día en casa, pero su mensaje de respuesta de él decía que fuera a la facultad, que le tenía planes interesantes para que se desestresara y, con muchos mensajes más de insistencia, ella aceptó hacerlo.
Acordaron verse en un salón, ya iban a ser casi las 8:00pm pero, no había problema, el turno vespertino en la facultad culminaba a las 10:00pm. Ella llegó y no lo vio, tampoco a nadie conocido, solo sobre una butaca, antes de que se sentara y decidiera esperarlo, encontró un sobre pequeño de color azul claro, uno que tenía una especie de carta/discurso muy extraño...que oraba algo así:
«No puedo detener ya mis impulsos, y no si tú eres la que se pone más fría que de costumbre. Si tú no hubieras salido con la tontería de ir con "amigos" podría creer en ti una vez más, pero ya no es posible.
Y si la salida a esto es cortar con lo nuestro no lo veas como la única opción, porque no has inventado nada, y tus ganas sobre las mías eran de las últimas excusas que reprochaste...»
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Se remueve entre las sabanas con espanto. Parpadea y respira como si se hubiera estado ahogando. Era otro mal sueño disfrazado de recuerdo, pero uno que recuerda con bastante penumbra porque, la tuvo y la siente con familiaridad desde que quedó inconsciente por tragar tanta pastilla...
Busca su bolso, por un momento se siente familiarizada con el sitio hasta que capta en la oscuridad que no, que está en la alcoba del azabache. Gira sobre las sabanas para levantarse en el otro extremo del colchón, acostumbrando sus ojos a la ausencia de iluminación y, llegando a su bolsa, abre el pequeño sitio del comportamiento y saca la libreta junto con la pluma. Antes las pesadillas le traían terror, esta también, por supuesto, pero sabe que es de vital importancia ponerlo todo, absolutamente todo por mas escalofríos que le recorren la columna con revivir esas imágenes en su psique.
"Esas tres frases se están descomprimiendo. Sí, es familiar, me es familiar haber leído eso en algún sitio, y no estoy segura de que eso sea del todo cierto, ¿En la universidad? ¿Realmente ahí sucedió todo?
Aunque me esmere en seguir adelante no puedo evitar desear conocer tu cara con el fin de vengarme, sino de lograr sentir realmente que paso página"
—¿Amy? —Oye al azabache fuera. Se mueve hacia la puerta y lo encuentra en el pasillo, en prendas menores.
No le ve el problema de verse en ropa interior para dormir, después de todo ella lo ha visto en otras circunstancias más vergonzosas, si es que pueden considerarse así, ¿Qué mas da ver sus cuerpos desnudos a estas alturas?
—¿Grité mucho para despertarte? —Lanza la incógnita mirándole su rostro, ambos se sienten somnolientos pero a la vez, hay una frescura extraña en sus ojos—. Discúlpame, sigo siendo una mala visita.
—¿Qué? no, claro que no...Me preocupó más que nada oirte, ¿Tuviste una pesadilla? —Asiente ella con el rostro inocente, como si le naciera sentirse una cría—. Y...¿la anotaste? O tan siquiera recordaste un poco...
—Sí, de hecho eso hice...es extraño, Shadow, creo que mi agresor me dio una carta donde vienen esas frases que te dije que recordaba mucho.
—¿Frases? Mmm logro recordarlo, las pusiste en tu diario y yo las usé un par de veces...—Ella vuelve a asentir con el rostro sereno, Shadow prosigue—. ¿No te sientes nerviosa ahora que recuerdas todo eso con mayor claridad? —Amy niega con su cabeza, caminando hacia el baño, se lava las manos y toma un poco de agua en su palma, mojandose un poco el cabello.
Quizás no debería de seguir insistiendo con tantas preguntas, porque en el fondo él ya no debería de incumbirle desde ese tono detectivesco y analizador, pero le está costando alejarse de esas mañas, porque el interés personal que ahora posee le está jugando por otro sitio.
—¿Qué hora es? —pregunta la pelirosa extrañada, aún en el cuarto de baño. Se toma un momento viéndose al espejo pues parece que se está preparando para empezar un nuevo día.
—Son las 3:40am, deberías intentar dormir un poco más.
—Oye, tú también, ¿por qué pareces tan fresco? —Su pequeña melena rosada se asoma por el filo del cancel de aluminio, el vetas rojas se gira dejándose ver en el pasillo, mirándose con molestia por sus mutuos reclamos—, no te ves con...buena cara.
—No he podido dormir bien en est-
—Sí, sí, me lo dijiste, por eso te lo estoy reprochando, debes arreglar tu ciclo de sueño.
—¿Ahora tú eres la doctora? ¡bah!—Agita su mano restando importancia, Rose sale y cerca de él observa de forma inquisitiva, como si le delatara de algo—. Vamos, deja de intimidarme, ya acuestate.
—Si no intentas dormir tú yo no lo haré. —Tipicamente berrinchuda, cruza sus brazos y le reta con sus jades.
Shadow parece no tomarla para nada en serio.
—Es madrugada, no te comportes así ahora....
—Ya sé, los dos quedémonos aquí, en la recamara. Necesitamos descansar los dos, ¿no crees? No priorizemos a solo uno, veamos por los dos. —Fue una alucinante respuesta. Una certera e increíble respuesta.
A simple vista el vetas rojas parece sentirse incómodo, porque la idea de compartir cama con ella puede ser turbia, pero no tendría que ser otro asunto, solo eso, compartir cama.
—n-no creo que sea buena idea...—titubea, siendo interrumpido por el agarre eufórico de Amy.
—Sí, si lo es, ven —Jala su mano hasta llegar a los pies de la base, el erizo sigue balbuceando una serie de reproches poco hirientes—, duermes en el izquierdo y yo en el derecho, o alreves como quieras. Así reposas y no te quedas en el sillón incómodo...—Espera en compañía del silencio nocturno de la habitación, viendo como el chico oscuro todavía desea oponerse—, solo será por hoy...después de todo yo te he venido a invadir así que...alrato, domingo, tengo que hacer el intento otra vez de regresar a mi habitaciones y así ahorrarte todo esto, ya teníamos un trato.
A pesar de la poca luz y del tic tac de las manecillas de aquel reloj de cabecera, el tiempo no subyuga a ninguno con las esperas que se tienen en sus dialogos.
—ahhh...Amy...—Suspira nostálgico, con una ligera sensación de picor en su garganta—, bien, lo haré, solo espero que no seas alguien que se encime en los demás mientras duerme.
—No cuchareo seguido, relajate~ —Chasquea su lengua con placidez. Suelta y vuelve a su sitio acomodando sus apuntes en su bolsa y depositandola en la cabecera.
No le sigue los movimientos al azabache, cuando se da cuenta él ya está metido entre las cobijas, dándole la espalda con esa posición semi fetal que le brinda una comodidad particular.
Rose hace lo mismo más lento, sin medir algún otro comentario. El ritmo está detenido, aunque la melodía de esas manecillas sigue su curso como único canto en la habitación. Rose le dedica un tiempo a atisbar su espalda y sus puas de esta que sobresalen un poco de las sabanas. Empieza a revolcarse lentamente, con miedo de incomodar al dueño. ¿Incomodar? ¿Por qué lo debe seguir creyendo? Sabe que Shadow fue el que le invitó a dormir en su departamento, y aunque sienta en ese momento que pudo ser por lastima no es bueno empezar a buscarse sola en su cabeza respuestas negativas para sí misma, es mejor enfocarse en otra cosa.
Es mejor enfocarse en las puas tan largas que tiene, en su nuca, en su brillo que poco se percibe por la luz lunar de la ventana que atraviesa las cortinas color marfil de la recámara.
No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero le es imposible dormir con él alado, solo le observa con una sensación extraña en su pecho, rememorando sucesos agradables con él, en los que siguió y continuó charlas profundas y de meditación juntos...hasta pensar en que se convirtió en el mal héroe que le salvó la vida, no lo entendía.
No entendía cómo clasificar ese sentimiento que le nace cuando está junto a él, tan cerca.
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—¿Pero que haces? Jaja para, ya...
—¿Por qué debería parar si noto que te gusta? —Sus manos no dejaban de frotar en su abdomen. La televisión prendida, ella acostada en su pecho, ambos entrecruzando sus piernas...
—Me gustas mucho...mucho...
—Tu también me gustas mucho, ¿pero sabes qué es lo que más me gusta de ti? —extiende el halago con respuesta mutua de un beso clásico, lento.
—¿qué te gusta de mi aparte de mis besos?
—Esa preciosa sonrisa que compartes conmigo cada día.
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Su cuerpo necesitó de bastante descanso, demasiado. Puede arrepentirse de haberse dormido en la cama, después de todo la frescura de las telas y la comidad de relleno de la almohada son hipnotisantes; el tiempo igualmente ya siguió su paso y se llevó con él toda su mañana y deberes pendientes.
—Mierda...—Es lo que murmura para sí mismo con total descaro, reprochandose de no haber logrado levantarse más temprano.
¿Igual que esperaba si se recostó a las 4:00am? ¿Poder levantarse a las 6:00am sin problema?
—¡Buenos días! —Oirle en ese tono le revive el ánimo. No sabe cómo es que la chica rosada se ha comportado gentil y con un ánimo espléndido en el último par de días—. No sé qué actividades tengas pero te hice el desayuno...
El vetas rojas agita su cabeza, es surrealista, se siente todavía en el sueño que ha tenido pero con un toque de realidad que le...¿gusta?
No se percata que la chica ya a entrado con un plato pequeño, en este está depositado una mezcla de lo que podria ser huevo y algún embutido. Con su otra mano pasa la taza de café hacia el mueble delante de la cama y mira al erizo todavía recostado.
—¿Por qué tanta amabilidad? Te vez muy...
—¿Feliz? Sí...me hacía falta aunque no sé si describir esto como felicidad...—su mirar es tiritante, pero su voz cantarina no es "normal", no todavía en el recuerdo de una chica mucho más severa—. ¿Te sientes bien? Tu rostro está...extraño.
—Me siento extraño, tuve un sueño que no había tenido en estos tiempos...—Desplaza su cuerpo fuera de la cama, deteniendo su anécdota porque tampoco es algo que deseé comentar con tanta libertad—. Hasta podría decir que fue inesperado. —Se marca una sonrisa burlona en las facciones de su rostro ahora descansado y estirándose con somnolencia, se levanta del colchón.
—¿Un mal sueño? Vaya...así que ambos tuvimos pesadillas.
—No, lo mío no fue realmente una pesadilla, fue algo bastante agradable aunque... —Menea su cabeza, espantando las fantasías que ve poco probables—. Olvidalo, no tiene importancia, ¿Puedo...? —Moviendo sus dedos, da la significación de querer pellizcar su platillo, y una vez que Amy asiente, toma con sus dedos un trozo de alimento y se lo lleva a la boca velozmente para evitar que se caiga al suelo—. ¿A qué hora te levantaste para hacer esto? —Termina de tragar y sin importar los modales, lame ambos dedos con los que sujetó el alimento. Posteriormente toma el plato con lentitud de las manos de la chica.
—No sé, empezaba a amanecer cuando lo hice, quizá eran las...¿8:00am? —Shadow busca frenético su teléfono para confirmar la hora, son más de las 10:00am, así que replica:
—¿Qué hiciste todo este tiempo aparte de preparar el desayuno?
—Llamé al herrero, ya puso el vidrio en la puerta y apretó la manija del cancel en mi departamento —Se lleva las manos a la cintura muy orgullosa, mientras continúa relatando—, y también vino un plomero porque tenía unas goteritas el lavabo y pues...eso.
—¡Te dije que lo haría yo! —Se aparta de él tras su reclamo, muy extrañada de este—, teníamos un trato, me lo dijiste por la madrugada y en ese estaba yo encargarme de eso.
—Estabas dormido, y muy bien dormido, no quise despertarte para algo que podía hacer yo. Bueno, relativamente yo, solo le hablé a los especialistas para que lo hicieran pero ya quedó, tranquilo. —Mueve sus manos para relajarle, a él no le queda de otra que suspirar con un reproche atorado por haber faltado a ello.
Estira su mano para tomar la taza de café, el oscuro la bebe como si fuera agua y se la acaba en un dos por tres dejando a la eriza sorprendida por no detenerse aunque estuviera caliente.
—Ok, entonces nada más me dices cuánto fue y te lo pagaré, y no acepto un no que salga ahora de tu boca —Girando sus ojos, parece que Amy ha aceptado lo que viene de su similar —. Ahora, como esto rápido y me voy a duchar, tengo que salir pero seguramente nos veremos alrato en el trabajo.
—Me...me comentaste que te cambiaron de área, ¿Puedo saber de qué se trata? —Cambia su postura a una más avergonzada. Rose se concentra en ver cómo el vetas rojas come de pie su revuelto de ingredientes frito a una velocidad rapida con tal de no verse más entrometida como lo fue su pregunta—. Aunque sé que dirás que no me incumbe.
—Aja...podria decírtelo, pero en verdad sí te incumbe un poco y te diré por qué —Deglute con una expresión casi de ahogo y tras recuperarse, prosigue—. El jefe quiere que de servicios privados los dias miércoles y viernes, y eso significa que no estaré en el antro, por lo que tendrás más clientes que entretener ahora que eres bailarina.
—¿Servicios privados? Pero si eso ya los das.
—Creo que me equivoqué de palabra, Rose: servicios particulares a domicilio. —Ella ahora parece que se atraganta pero con su saliva, no reconoce el motivo del por qué debería de ser Shadow el indicado para eso.
Pero sí sabe que con un servicio familiar lo conoció hace ya más de 70 días.
-Flashback-
Se puede confundir ese tocar con la lluvia, pero el sonido hueco repetirse por unos segundo hace oír que se trata de visita. Amy deja el teléfono en la mesa de centro y sorprendida por la velocidad de Sally abre sin problemas.
Pero su cuerpo se paraliza al notar que, definitivamente esa persona fuera de su puerta no es Sally.
—¿Y tú eres...? —habla desconfiada pero directa, sin quitarle la vista de encima.
—Sally me mandó contigo; digamos que me contrató para...
Refunfuña con descaro, interrumpiendo —Maldita Sally hija de puta...
—De acuerdo, sería bueno que eso lo arreglaras con ella —Una sonrisa descarada se marca en su rostro algo empapado por la lluvia—. Por mi parte, debo cumplir con mi trabajo.
—Maldita sea... —Vuelve a musitar barriendo con los ojos al erizo—. Pasa y yo...yo me quitaré la ropa.
—Ey, espera —Dicho invitado llama y cruza la puerta cerrándola tras de si con un fuerte empuje—. Creo que yo soy quien debe de empezar a prepararse.
—Parece que mi amiga no te ha hablado de mi problema, ¿cierto?
—Para mi eso no es un problema.
Está perpleja, azorada por notar la confianza del desconocido y sus "agallas" para empezar a darle unas aparentes palabras de aliento.
Muy extrañas y en el momento menos inesperado.
—Yo a ti te no conozco bien —Drasticamente, Amy cambia de tema, quedándose quieta frente al erizo en medio del pasillo—. ¿Shadow, verdad? Eres ese prostituto que se ha revolcado con todas mis amigas en las fiestas del antro al que suelen ir.
—Pero que despectivo ha sonado eso —Se queja pero muestra gracia, parece que se divierte con las circunstancias—. Sí, Soy Shadow, y no es como que tu amiga Sally esté pagando unos centavos por mí.
—¿Te interesa hacer bien tu trabajo? ¡Pues mira! —Corre a su bolsa y saca la cantidad que tiene entre su cartera sin siquiera revisarla—. ¿Cuanto te ha dado ella? yo te doy el doble para que te largues de mi departamento sin cogerme.
-Fin del Flashback-
—Pero...yo pensé que eso no lo hacías o no estaba bien.
—No sé ya si está bien o no, pero...ahora está implementando en el antro y me tocó ser el conejillo de indias, para variar —Pega otro gran bocado, se toma su tiempo en masticar mientras sus exhalaciones son de molestia por haber dicho aquello y la idea que todo lo rodea. En cuanto termina, prosigue entregando el plato vacío a Amy—. Si no lo hago lo pierdo todo, así que solo espero que los supuestos "metodos" y "cuidados" del jefe sean lo más controlados posibles.
Siente su resignación y molestia, una que le duelen de manera natural por el cariño que le tiene al erizo; pero si bien todo podría salir mal, la idea le retuerce la tranquilidad, es como si supiera que efectivamente eso no está para nada bien...y quisiera resolverlo de una u otra manera.
Pero Amy no tiene la capacidad de resolver los problemas, no puede.
Si alguien lee esto lastimosamente va a tener que reeler esta historia almenos por la mitad (?) Estoy tan conciente de ello y me pesa de una forma tan terrible, no tengo ni palabras para seguir con unas disculpas características :c
No digo más, me perdí en el revoltijo de mis tramas gays y en el desarrollo de mi trabajo fuera de aquí, pero ahora le enfocaré mayor tiempo a esta historia, almenos lo pienso intentar porque no prometeré algo que, muy probablemente, no cumpliré por mis ocupaciones actuales. Gracias por leer y nos leemos pronto~
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