Capítulo 15: Delicado descubrimiento
—¿Así que ella te ha dado buena bienvenida?
—Sí. Fue un gesto inesperado pero darte cuenta: si no fuera por ella no tendría ya techo. —Algo cansado, se deja ir de rabo sobre una silla de madera que, ha colocado en el piso.
Sally prefiere mantenerse de pie a un lado de la gran ventana que no tiene cortina. Shadow observa la panorámica de ese espacio basto para él.
Anteriormente ese espacio por mitad era su casa, ahora lo duplicó y hasta en precio pero, puede mantenerlo, si que puede en realidad.
Tanto trabajo múltiple desarrollado en el mismo campo le está dejando un beneficio bueno.
—Lamento no responderte...estaba ocupada...y...
—No quiero oír con quien te has metido a la cama —Pone su palma en el rostro. La ardilla le golpea el brazo—. Supongo que fue mal momento. Ahora ya conoces mi nueva dirección.
—Y...¿Cómo va todo con Amy? ya sabes... —Mirándole desde arriba, Shadow no parece recibir la pregunta con mala cara. Se mantiene inerte en su silla, observando sus cosas y unas cajas con artículos decorativos.
—Se ve bien con estos cambios en su vida. El trabajo, la panorámica de amistades...la distracción en un quiebre de la rutina...sin duda su hostilidad disminuyó —Suspira poniéndose de pie para desplegar más sus artículos—, pero su carácter suele ser muy drástico.
—Jajaja sí, es lo que mejor me agrada de ella —Poniendo manos a la obra otra vez, le dedica una sonrisa y le echa la mano para desempacar y acomodar lo poco que tiene en el momento—. ¿Su problema está disminuyendo, entonces?
—Es complicado una rehabilitación de este porte, pero al ritmo que lleva podrá hacerlo. Solo hay que desentrañar el suceso y hacerle frente para superar.
—Lo dices como si fuera taaaan fácil... —Burlista, poco más. Ella conoce más detalles de él que Rose no.
—Me consta que no es así, Sall, pero la clave está en un paso a la vez, sin perder paciencia... —Algo le llega a su cabeza y rápidamente pregunta—, por cierto, ¿Crees que algún otro de sus amigos pueda brindar información útil?
—Creo que el único que te puede ayudar es Sonic. Él la conoce más o menos al tiempo que yo. Desde media superior —Coloca varios cubiertos en el cajón del área que será la cocina y Shadow no despabila. Quieto, sigue mirando a la nada—. ¿Quieres hablar con él hoy, sábado?
—No, sólo consigueme su numero y comentarle que necesito hablar con él nada más. Lo veré hasta la siguiente semana si tengo día libre y él tambien está disponible. —Su amiga asiente convencida.
El veteado puede seguir con la ayuda y su labor; además de que sí, estando en el mismo edificio las cosas se le pueden facilitar mucho.
A ambos, ¿por qué no?
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—¡Ahora empiezo a odiar los domingos! —grita Amy al barman que es ya su fiel acompañante siendo la mesera de bebidas.
Por más extraño que le parezca, un día de cierre de semana que, en teoría, dicta paso a semana laboral es de los más acarreados en el lugar. Todo el mundo le grita y pide que vaya a servir, y la joda llega cuando algunos clientes lisonjeros le invitan a que se quede por un momento pues no se puede dar el lujo de parar.
La gente es abundante y abrumadora, y tiene que mantener el ritmo hasta que la cosa se apague y cierre sus puertas al fin.
Va ya por su segunda semana y nota como un par se chicas bailarinas y de otro tipo le empiezan a echar ojo y no del amigable. Ganar tanta fama demerita a otras, y a pesar de que la rosada no ofrece servicio privado o de espectáculo, a los clientes les gusta verle moverse con la charola y las bebidas encima.
Para la 1:30, baja la cantidad de jóvenes y malas copas en el sitio. Se puede contar y observar quién hace qué con cuál empleado, y bueno...quizá la vista es agradable para algunos.
Desde la barra al pendiente de las pequeñas mesas y esquineros del sitio, nadie le solita y eso le produce un respiro. Incluso la música ya no es tan alta por lo mismo.
—¡Oye! ¿Eres d-de aquí? —No cree esas palabras sean para ella, pero al ver a una eriza índigo mirarle muy detenidamente responde por cortesía.
—Sí. Soy mesera.
—¡Uf! Las meseras de hoy e-en día, ¡hip! —pausa bajando a la barra como si fuera a caer dorminada, más no ocurre—, ahora todos qui-quieren que sean más q-que eso...
—Eh, sí, de repente los clientes son pesados... —Más que charlas le tira la razón con desinterés.
Está claro que esa eriza está más que ebria y perdida.
—¡Que si yo s-sé de ello! ¡Hijos de puta! —No le causa suficiente gracia oírla, pero no tiene mejor cosa que hacer—. ¡Hip!,Cuidaros ese culo, n-ni yo deseo que pase eso...
—¡Alice! Deja a esta hermosa eriza en paz con tus "advertencias" —Ese golpe por su espalda resuena por encima de la música. Steel parece conocerla y llevarse con ella como si fuera un "carnal"—. ¿No prefieres mejor otra ronda?
—Dudo que la necesite... —susurra y arrastra toda palabra con cinismo, «está loco» piensa de su compañero blanco la eriza.
—¡Yupi! ¡D-darle cabrón! —termina por aceptar rompiendo el vaso tras esa Injundia que le domina. Los presentes a su alrededor se encogen mirando con desdén a esa eriza añil.
Ahora Amy debe limpiar esa putada.
—¡Gracias imbécil por aumentar mi trabajo! —Le grita y el ríe cual retrasado, pidiéndole al barman servir más a la que le invitó—. ¿Quién coño es que sabes su nombre? ¿Una de tus "clientas"?
—Es una loca solitaria que viene seguido. Nada nuevo~ —Azorada, pasa el trapo con desden mientras oye las carcajadas de ella.
Ni hablar más, está muy fastidiada como para armar un desastre.
2:15am, todo ritmo empieza a disminuir aún más y los ebrios más perdidos están siendo arrastrados a la salida.
Amy ya está lista para ir a cambiarse, y parece que Scourge igual y de verle en los casilleros, prefiere esperar a que termine para seguir después y así ahorrarse palabras y discusiones.
Perezosa, observa los cubículos en los cuales todavía hay algo de ruido, pero en otros, con las cortinas ya alzadas, muy curiosa pasa disimulada a un costado y de largo para ver si nota algo extraño o ve algo de su interés...
Y claro que ve algo que le acelera el corazón. De una forma paralizante.
Una de las otras servidoras, de nombre Stacy, sentada junto a Shadow le aprieta una bolsa de hielo y él sostiene con su mano derecha a la altura de su cuello.
Ve un poco de sangre y es suficiente para que quiera saber qué le ha pasado.
—¿Pero qué mierda? —Nada discreta, se queda al pie del marco de ese cubículo para fijar sus ojos en él.
Reacciona sorprendido por su mirar pero, sus ojos, tiritantes, denotan rabia. Ambos se mantienen así por segundos hasta que la rosada insiste con movimientos en las manos y presionando con su acercamiento hacia el oscuro.
—No es nada grave. —Serio, baja y niega con su cabeza observando frustrado el suelo.
—Un percance con una clienta... —Ni si quiera Stacy ha sonado convencida. Claro que Amy lo nota y no cree lo suficiente—; pero la hinchazón no baja y tampoco la sangre deja de brotar, ¿No quieres llamar a una ambulancia para...?
—Claro que no, no seas ingenua se me tiene que pasar. —espeta sin ánimo y sin moverse. Amy sigue mirándole, porque aquella escena le parece familiar.
Ella transpira por ver la pequeña toalla amarillenta sucia en sangre...ella tiene un ataque de conciencia y lucha por mantenerlo vivo y fresco.
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—¡Agh!, no, no hagas eso... —protesta en la cama de la recamara de la chica, con gran aire de impotencia que hasta la voz se le quiebra. Amy siente la tensión y eso le va a hacer estallar pronto.
Todo el trayecto de regreso, entre preguntas y alarmas de los compañeros del establecimiento hasta sus respuestas del oscuro muy secas y rabiosas le comen el ansia de saber bien qué pasó. Él es reservado en el antro, demasiado como para caer gordo y ser considerado payaso aunque bien sabe Amy que no es así.
Quiere respuestas, y piensa obtenerlas como sea porque así su chismosa interna se lo manda.
—No te muevas tanto, se supone que esto tiene que detener la sangre. —Con agua oxigenada y una gaza, aprieta la herida todavía sangrante y fresca. Esos nervios extraños que tuvo en el cubículo por la sangre desaparecieron estando en el edificio.
Ordenó a Shadow ir a su departamento tras ver que la herida seguía igual y sí, ahora puede verla con más claridad: es una mordida notoria que le arrebató parte de su carne, por debajo de la cara posterior, en ese músculo esternocleido. Le parece una completa locura imaginar por qué se la han hecho.
Y eso es lo que le altera y produce parálisis al recordar su situación.
—Mañana estará mejor, ya dejala así... —arrastra las palabras haciendo gestos de incomodidad. Amy quita el paño y a pesar de que se ve desagradable tiene que decir:
—Deja te la cubro y ya. No vaya a ser que mañana amanezca peor...¿Te duele mucho?
—Me duele más otras cosas... Como el alma. Esto ya no es nada.
—¡uff! Pero qué dramático me saliste, en serio —Y burlándose un poco, realiza la curación con el vendaje único que tiene la caja de primeros auxilios de su baño. Ignorando las protestas del azabache, cuestiona—, ¿No piensas decirme bien qué pasó? Vamos, soy yo...
Ese silencio resulta incomodo y malo para Amy. Shadow no dice nada y sigue cabizbajo sobre el filo de la cama, esperando impaciente a poder largarse a su propio espacio.
—Bien, no me digas nada. —exhala resignada y hasta molesta.
—Creí que era obvio lo que ha pasado. —tipicamente fastidiado, gira un poco su cabeza a la izquierda para intentar ver a Amy pero empieza a dolerle más la zona.
—No soy adivina, ¿eh? Y tampoco...no tengo menor idea de si una cliente te atacó o fue una riña con un borracho.
—¿Te conté que tenemos clientes especiales y preferenciales? —Afirma casta, sí lo recuerda—, estos clientes suelen ser... "Pesados" en varias cuestiones.
—¿Te maltratan si no los complaces bien? —A pesar de su seguridad en la voz es ingenua, mucho. Shadow nota que a ella hay que decirle las cosas sin encubrimientos o filtros porque no conoce nada de ese mundo.
Después de todo no ha tenido contactos de esa índole en mucho tiempo.
—No, Amy, tienen filias complicadas —De primeras le parece surreal, imposible. ¿Un prostíbulo donde cumplen tus filias? ¿Cómo es permitido eso?—. Gustos que al final terminamos cumpliendo.
—¿Qué pendejada es esa? Osea...¿Por qué tú? ¿Cómo puedes dejar que...?
—El puto jefe sabe que no se pueden perder clientes así. Y nosotros, tanto Scourge como yo o Steel somos únicos para ello, los más apropiados. —Su mano se aferra a la colcha, parece que toda esa cuestión le llenan de rabia.
—¿Apropiados? —Denota una confusión y falta de credibilidad en todo lo que oye. Es inaudito a parecer de ella—...esto es una completa jalada.
—Quizá, pero aún así... —Se levanta con sutileza al no sentir más movimientos de las manos de Amy—, ya pasó. Las cosas siguen por su curso que van —expulsa un suspiro estirando sus manos—. Gracias por esto, me falta tener varias cosas en mi departamento pero cuando esté listo... Te recompensaré todos los favores.
—Más te vale —¿Cortesía? No, como va a dar eso. Shadow sonríe por su típico cinismo—...por cierto, verte así, en el cubículo... Me trajo un extraño recuerdo y presentimiento de ya haberlo experimentado.
—¿En serio? —La chica confirma, guardando todo en la cajita y llevándola al baño—, bueno, quizá lograste agredir a tu agresor... Vaya la redundancia.
—No lo sé...no tengo recuerdo más o sensación de ello...
—No importa, anota lo que sentiste y cómo lo sentiste a tu manera. Tampoco es bueno que te esfuerces en ello —Afirmando una vez más, la chica se queda de pie, frente a él—. De acuerdo...una vez más, gracias y es mejor que descansemos por la tarde. Hasta mañana.
Despedida de manos, lo acompaña por detrás a la salida y ve como marcha hacia el ascensor. Es un piso, pero no tiene ánimo de ir por las escaleras.
Rose se queda con un sabor amargo, uno que no ha tenido en tiempo por haberlo probado hace mucho...
Cada loco con su tema.
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