Capítulo 11: Negación


El audio se repite una y otra vez, haciendo bucle inducido por ella al volver a dar play por estar completamente azorada y sin palabras ante esa evidencia.

En el primer audio, grabado desde el teléfono de Shadow, simplemente se notan respiraciones profundas de ella junto a su amenaza del veteado.

"—Mas te vale que no digas nada de esto, ¿de acuerdo?...¡¿Oiste!?"

El "por qué" de ella apenas y es audible, pero oírlo le trae un dolor de cabeza, uno que no entiende pero...poco a poco todo le resulta tan familiar.

Y durante el segundo audio, con las cosas mas fluidas, aun más su confusión se marca en el rostro, tapando la eriza su boca con los ojos algo desorbitados a la nada.

"—No creo que haya necesidad de recordarte que no debes de decir nada de esto...¿o si?"

Su voz en dicho audio es mejor, más dinámica y audible.

"—¿Qu-qué hicimos...?

—¡¿No lo recuerdas!? Piensalo, recuerdalo o no te va ir muy bien..."

—¿Por qué no recuerdo esto...? —Era producirle más confusión a su momento que está siendo ya muy duro. Pero Shadow supo que no iba a hablar y comentar sin pruebas.

Él actúa de forma ordenada y preparada. Tiene que dejarle en claro a la eriza su problema, por más difícil que le resulte a ella aceptarlo.

—Tu mecanismo de salvación es el bloqueo de estas circunstancias desagradables, pero para que llegaras a perfeccionar este mecanismo de tu mente tuvo que existir una detonante que es la principal que hay que saber.

—¿Cómo pudiste saber...? Es decir, ¿Supiste que ibas a hacer esto desde el principio?

—Como te dije, he estado aplicando en ti el enfoque psicodinámico‚ quiero decir... Utilicé amenazas para poder interpretar tus reacciones y comprobar sí realmente puedes recordar algo, similar o idéntico de lo ocurrido en tu pasado —Aleja su vista de los apuntes para mirarla—. Y los resultados fueron positivos, aunque lentos.

—No entiendo todavía varias cosas —explica Amy con la voz algo gangosa por el llanto—, si no es real esto de la asexualidad...¿Por qué no me puedo excitar o...tocar?

—Puedes hacerlo.

—¡Lo intenté una vez y...! —Toma un respiro evitando irritarse—...salió mal, muy mal.

—Las cuestiones fisiológicas y de tu organismo no son culpables. ¿Has oído hablar del embarazo utópico? ¿Mujeres que se convencen de estar embarazadas y realmente no es así? Uno llega a ver y experimentar todos los síntomas, incluso un poco de crecimiento, pero no es real. La psique es muy poderosa, Amy, y has logrado que la tuya convenciera a tu cuerpo de que no puedes experimentar placer.

Nunca pensó que existieran todas esas consecuencias. En ningún momento pasó por su cabeza que lo que realmente tiene es un trauma, uno que le bloqueó su pasado.

Uno que le ha ido arruinando día con día.

Mientras Shadow hojea más sus anotaciones, Amy observa esos tics que tiene en sus manos al temblar, no sabe si es la ansiedad o algún otro tipo de ataque. Pero no busca preocuparse más. Con todo lo que ya sabe, con esas revelaciones y circunstancias que conoce a pesar de no recordar puede dar por hecho que el erizo oscuro, conocido de Sally, una de sus mejores amigas, realmente le ha mostrado algo coherente. Le parece una lastima que no completara sus estudios satisfactoriamente, en orden.

—¿Crees necesitar una de tus pastillas? Llevas intranquila ya más de una hora. —Simplemente niega, sin mirarle los ojos. Contempla perdida las patas de su mesa queriendo normalizar su respiración—. Bien, conozco a alguien que puede ayudarte usando algo de psicoanálisis, es un compañero de estudio. Me pondré en contacto con él para que puedas tener una mejor recuperación...es de fiar y tiene un espacio apto para ello.

—¿Qué...? ¿Entonces tú ya no...no me ayudarás? —La irritación todavía predomina en sus faros, pero una voz melancólica agobia sus cuerdas. El azabache siente esa negación al no querer estar en manos de alguien más...otra vez—. Ya no quiero estar con otro extraño...

—No lo tomes como un extraño...Amy, vamos —Recolecta sus apuntes guardando y ordenando todo en su mochila. Se pone en pie para encender lamparas de sitio por la oscuridad que se ve ya fuera—, no soy el mejor ni el más indicado para solucionar por completo tu trauma, además de que mi tiempo es limitado para ello y...no soy un psicólogo. No lo soy. Soy un sexo servidor.

—No me importa lo que seas. No esperé que uno como tú fuera tan empático conmigo —Traga algo de tristeza...muy extraño realmente cuando Amy siempre lo repudió cual plaga—. Así tarde tiempo o vaya lento prefiero estar en tus manos "inexpertas" y con métodos inadecuados pero que ya conozco...por favor —Baja su tono explosivo a uno más rogon—, tenía tiempo que no me ponía así por algo pero...por favor.

—...¿De verdad no te afecta ir lento y de forma ciertamente arcaica?

—Ya he sufrido un año...puedo sufrir un poco más...supongo. —Que tranquilidad marca ahora la chica. Él se muestra nulo en indeciso.

—En ese caso...voy a pensarlo —se dirige a la puerta con la mochila ya en el hombro—. Tengo que hablar y pedir a mi amigo igual un par de favores. Ya sabes, tengo unos dos años sin tocar estos conocimientos que me duelen...

—Oye pero...¿Qué haré por lo mientras? —Marca el paso hasta él, queriendo oír algo convincente.

—Sigue tus anotaciones, es importante que cualquier recuerdo o suceso que sueñes o sientas haber vivido lo relates cual bitácora. No omitas nada por absurdo que te sea —Abre la puerta parando en el pasillo, la rosada se sostiene del marco—. Espera mi llamada. Nos vemos.

—Estoy agradecida contigo...por mucho tiempo...—murmulla con cierta vergüenza atorada en sus labios, pero una curva sincera y honesta le brindan placer al oscuro.

Y tras la despedida de manos, simplemente regresa dentro de su departamento.



Mira, Shadow The Hedgehog, no voy a dejar que te comportes como un...

—¡Ey, Sally, para ya! Estás quitándome el tiempo, debería estar en la pista, ¿por qué me llamas para esto?

¡Tiene más de 10 días que mi amiga estuvo más ansiosa de lo normal! Se siente incómoda contigo, ¿Te parece poco mi llamada?

—Vives en otro tiempo, eso ya fue resuelto hace 10 días como dices, más bien 8, pero...

¡Eso también lo sé! Y no importa cuánto tiempo pase, estarte enterado que estoy a la expectativa con los dos así me ahogue en trabajo.

—¡De acuerdo! Señora madre y guardaespaldas de Amelia —gruñe con exhalaciones profundas rascando su cabeza—. ¿Me dejarás trabajar ya?

El tono se extiende y da por hecho que ha colgado. Guarda su teléfono en aquél anaquel donde están todas sus cosas y atraviesa la cortina para salir al campo ambientado con pocas personas, por el momento.

Los miércoles y en general de lunes a jueves, son días tranquilos, sin carga pesada de clientes o de espectáculos.

Acomodando su vestimenta y tratando de lucir lo más llamativo que se le pide, acude con su compañero conocido pelo verde para terminar de arreglarse.

Y en la entrada conocida y deslumbrante, una señora ya mayor pega una cartulina fosforescente; se ve aquél letrero algo provocador pero ciertamente indeseable...¿Quien habría de prestarle interés o como mínimo atención?



—¿Sabes bailar o tienes algún talento?

—No precisamente...

—¿Consideras tener la capacidad de aguante para poder estar con unos ocho clientes por noche...?

—Disculpe...ahí dice mesera, no prostituta. —tajante y algo indignada escupe riendo con cinismo.

—Chica, en este sitio, el más importante de la colonia por si no lo sabías, hay clientes que les gusta ser atendidos por meseras especiales. —Finaliza con ego, reacomodándose en su silla.

—No quiero ser una mesera especial. Quiero servir bebidas o botanas, es todo —Sentencia muy autoritaria, sin dejarse llevar por el que podría ser su jefe—. ¿Tocarme y ser coqueta, sentándome en sus piernas? Bien, lo hago sin problema, pero de ahí, no más. —Suena convencida y a él le agrada.

—De acuerdo. Empiezas hoy mismo con el sueldo mínimo. Sí esta noche me agrada tu estilo, éstas contratada y tú sueldo puede subir. —Ella asiente desplegando una sonrisa victoriosa.

—Gracias. —Se levanta mientras el coyote mayor no se mueve de su lugar.

—Pedirle a alguna otro u otra que te lleve a tu espacio. Y te explique cómo funciona. —Sale de ese cuarto y baja escaleras de metal, llegando a la parte trasera por donde está una puerta de servicio.

Se da cuenta que son más hombres que mujeres en el sitio y ello no le incomoda, pero, ¿A alguien sí?

—Ey, cuanto tiempo sin verte por aquí.... —Es saludada por un costado, un erizo azabache con delineado más anaranjado camina a su lado—, ¿Acaso solisitaste el empleo de mesera?

—Sí...¿Te conozco? —Tuerce la boca; ¿Por qué todos le tratan como si la conocieran de años? Y ella tan desconfiada.

—Sanctum, compañera. Aunque hace un mes que tuvimos un rato de diversión en uno de esos cubículos luego de que Steel dispusiera de ti primero —Le brinda la mano y se dan un apretón cortés habiendo de por medio una experiencia de esa índole... Su cabeza se revuelca al recordar la cifra que perdió esa vez por pendejadas—. Entiendo si el alcohol de esa vez obstruye tus recuerdos ahora.

—Si supieras los episodios de pérdida de memoria que he tenido... —Refunfuña algo cansada por lamentarse de esa vez.

—Si necesitas orientación cuenta conmigo o con alguno de los demás chicos, somos muy amigables aquí.

—No me cabe duda... —Al llegar a la sala principal, nota como empiezan a reorganizar las mesas, sillones e incluso taburetes de baile.

Las cortinas de cuartos privados son cambiadas por unas verdes fosforescentes y ahí es donde ve a su otro conocido azabache charlando con Scourge mientras este termina de abrocharse un cinturón en la cadera con algunas argollas y cadenas colgadas...algo absurdo y vistoso siendo que no tiene pantalón.

—Pero si es la rosada de nuevo, ¿vienes a terminar lo pendiente conmigo?

—No, imbécil, ahora soy tu compañera de trabajo. —escupe burlándose del peliverde.

—¿¡Qué dices!? —Shadow no se guarda la cara de impresión. Amy se nota neutral sin importar lo que implica ahora su nuevo trabajo—. ¿Cómo que...? ¿Hablas en serio?

—Si, soy la nueva mesera de este club/prostíbulo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top