II: El bucle

Llegamos a mí casa, un apartamento bastante pequeño pero acogedor para uno solo. Claudia estaba detrás mía mientras yo intentaba abrir la puerta, todavía sujetaba mi mano.

Cuando ya logramos entrar se sentó en el sofá y dio un suspiro de desahogo, yo me senté a su lado algo incómodo, sin saber que decir ni hacer.

—Tú casa es muy bonita —me dijo ella observando todo con emoción y naturalidad.

—T-Tú también —me volví a sonrojar mucho y ella me empezó a acariciar la mano.

—Qué mono eres Naim —se acercó mucho a mí, notaba su respiración acelerarse y como se mordía el labio inferior.

Me giré hacia ella mirando esos ojos olor avellana que la hacían única y especial y tiernamente acaricié sus mejillas rosadas acercándola más a mí hasta que el espacio entre nuestros labios era inexistente. Ella me rodeó con una mano el cuello y con la otra me acariciaba el pelo juntando así nuestros labios.

El beso duró solo unos segundos, pero puede que hayan sido los mejores segundos de mi triste vida. Yo pasé mi mano por su cuello mientras la seguía besando.

Noté como se quitaba sus Converse negras y ponía sus rodillas como asiento. Yo le quité la goma de pelo que ponía fin a la larga trenza que peinaba su precioso pelo que olía a vainilla.

Me puse de pie.

—En la cama estaremos más cómodos —dije un poco inseguro. Ella se levantó, me sonrió muy dulcemente y me abrazó poniéndose de puntillas.

—Me parece bien Naim —me gustaba como sonaba mi nombre en su boca o probablemente todo lo que ella dijera me sonaba bonito, porque ella lo hacía bonito.

La cogí en brazos y la llevé a la cama tumbándola y comencé a besarla el cuello tiernamente. Noté como su cuerpo se estremecía y como sus piernas atravesaban las mías.

Me quitó mi camiseta y me quedé bastante despeinado, yo rápidamente pero con suavidad le desabroché aquel vestido lleno de flores. Seguía besándome, lo hacía bastante bien.
Yo le acariciaba sus muslos mientras ella me sonreía y me acariciaba el pelo.

—¿E-Estás segura de esto? —me pareció una buena pregunta en ese mismo momento.

—Hace un rato que lo estoy Naim —me rodeó el cuello con sus manos y me volvió a besar.

Esa noche no dormimos mucho pero tampoco quería, hace mucho tiempo que no me sentía así y Claudia hizo de esa noche mejor de lo que me había imaginado nunca. 

•  •  •  •  •

Era martes por la mañana y sobre las 8 me volví a levantar como siempre hago para salir a correr, vi a Claudia toda despeinada como dormía sobre mis sábanas azules y debajo de mi edredón color blanco y mis mantas beige.

Quise darle un beso pero no quería despertarla.

Sobre las 8:30 fui al bar a por una rosquilla de chocolate para Claudia y un café con leche y nata para mí.

—Todo para llevar, gracias —le dediqué una de mis típicas sonrisas a la camarera de por la mañana.

Cuando llegué a casa Claudia seguía durmiendo. Alguien o algo quería que la viera así y era lo más tierno del mundo.

Yo me tomé mi café con leche y nata y dejé la rosquilla en la cocina para cuando decidiera despertarse.

Sobre las 10 me puse a ordenar y limpiar un poco el salón, el aburrimiento me mataba y no sabía muy bien que hacer, no quería despertarla así que esperé y esperé, leyendo alguno de mis libros de ciencia ficción, haciendo un puzzle de delfines, los delfines molaban. Seguía esperando mientras ella dormía.

Por fin a las 12:30 abrió los ojos muy lentamente y estirándose me saludó con una voz muy ronca.

—Hola Naim —me giré y le sonreí.

Se levantó y se puso mi camiseta del pijama que le quedaba como un vestido y se fue al baño. No sé lo que hizo, tampoco la seguí, no era un acosador, pero creo que pis. Salió con un moño bien alto mal hecho y se sentó en el sofá encendiendo la tele.

Estamos a martes 2 de enero de 2009 y tenemos que decirles que hoy el día será soleado...

Repetía en mi cabeza la voz de la presentadora, ya me sabía ese programa de memoria, lo he visto durante mucho tiempo. Hasta que caí en la fecha que aquella chica con un moño bien hecho dijo, 2009. Rápidamente apagué la televisión.

Miré a Claudia muy extrañado, ella no podía estar aquí no sé como lo había conseguido, vio y escuchó todo lo que dijo aquella chica de la televisión y no se extrañó ni un poco.

—¿Qué eres? —le pregunté muy asombrado y con un poco de miedo diría yo.

Claudia dio un suspiro cargado de tristeza.

—No debería estar aquí, lo siento Naim —yo solo quería una explicación.

—Espera, ¿no me vas a decir como has entrado en el bucle?

—No puedo Naim, no debería estar aquí.

—¿Quién eres? —Claudia se sentó y cruzando sus piernas me miró.

—Soy Claudia Morgana, tengo 26 años y vengo del EPS, pero no debería haber venido, no tengo permiso.

—¿Qué es el EPS?

—El Planeta Salvado, hay 500.000 personas allí, todas saben de tú existencia, en colegios, institutos, universidades, en todos sitios hablan de ti, de como sobreviviste a aquello y como es que sigues vivo todavía... Cuéntame lo del bucle.

—Hace 10 años un matrimonio de un hombre y una mujer, los dos terroristas, pusieron bombas por todo el mundo, aseguraban que tenían a más de 100.000 personas por todo el mundo colocándolas, pero nadie les creía, yo no quería morir, los rumores eran que pusieron mas de 10 bombas nucleares solo en esta ciudad pero nadie les creyó, yo busqué la manera de salvarme y conseguí crear este bucle con esto —me levanté enseguida para coger el reloj que tenía roto en el cajón de los calcetines—. Esta reliquia era capaz de crear bucles hace miles de años en ciudades místicas y templos. Yo tras meses de búsqueda lo conseguí y creé este bucle, pero el reloj explotó no sé como ni porque y me quedé atrapado, el bucle era de una semana, el lunes que viene todo volverá a su orden, robarán a la señora del quinto, se caerá un niño en la calle de enfrente, cosas así... y no sé como salir de aquí, ¿y tú como has llegado aquí? —Claudia me escuchaba con mucha atención.

—Mi padre es un ingeniero mecánico que creó con sus trabajadores un portal para poder llegar hasta aquí, hasta la Tierra.

—Deberían haberlo creado hasta otra parte del mundo, donde el bucle no llegue... —Bajé la mirada arrepentido y entristecido.

—Naim, el bucle está en todo el mundo, tú y yo somos los únicos que podemos romperlo y volver al 2019, sanos y salvos trayendo al resto de la humanidad, claro.
—Deberías volver al EPS.

—No puedo, el portal no está listo para que pueda volver, me he quedado atrapada contigo.

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