CAPITULO DOCE

Francis Blood 


No sé exactamente cuánto tiempo estuve llorando, o que hora era, tuve un ataque de ira y mi teléfono pago las consecuencias al ser estampado contra la pared fue en ese momento cuando mis padres notaron que su hija se encontraba en casa, no se tomaron la molestia de subir y darme la noticia. Seguramente lo tomaron como, reportado y ya

Tuve que buscar entre mis cosas para encontrar uno de mis relojes, eran las 8:09. Me mordí el labio y tome un bolso, metí algo de ropa y algunos de mis productos de higiene personal. Baje a la cocina, pude confirmar que era un desastre

Pedazos de cristales en todo el suelo, los gabinetes abiertos, mesa en un completo desorden podría decirse que mi madre quería matar a mi papá. Había cristales hasta en la cascada. Abrí el refrigerador buscando algo que llevarme

-¿En dónde estabas? –Me di la vuelta asustada. Mi madre estaba parada frente a mí. Tenía el rímel corrido su labio temblaba a pesar de tener una expresión seria

-Hola, mamá –La voz me salió temblorosa y chillona –Pues veras... estuve con Santi después de clases...

-¿Con quién más? –Se acerco

Me eche para atrás en la barra, una de mis palmas se clavó con pedazos de cristal retire la mano de inmediato y empecé a quitar los cristales, algunas gotas de sangre se asomaron

-Responde. No tengo toda la noche –Alce la mirada hacia ella con algo de miedo. Trate de evitar el dolor que me estaba causando mi palma – ¿Y bien?

Mi corazón empezó a acelerarse

-C-con las chicas...

-Curioso, Max vino después de clases a decirme que te encontrabas con Santiago y otro chico.

Se estaba acercando cada vez más, tuve que ir alejándome, me daba miedo pensar que fuera capaz de hacerme algo. Ya ni siquiera sabía quién era mi madre, pensé que podíamos llevarnos bien cuando no estaba mi padre, pensé que... que...

-¿Era Francis?

Me congele, mis brazos apoyados esta vez en la mesa empezaron a temblar, carajo ¿Ahora qué? Se me hizo un nudo en la garganta, solo tenía que negarlo, ¿Por qué no lo estaba haciendo? Solo tenía que decir que no.

-Para nada –Dije en un tono más calmado –Por favor mamá, existen millones de chicos castaños en este planeta. –Me di la vuelta para salir de la cocina

-Nunca dije que fuera castaño -Me detuve en seco –Y no negaste el hecho de conocerlo

No se puede ser tan estúpido en esta vida

Dios esto no puede ser. Enserio estaba pasando dios, me gire para darle la cara

Una cachetada. Eso, una cachetada y un raspón cerca del ojo izquierdo, debido a sus uñas tan largas fue lo que recibí

La comezón y el ardor no tardaron en invadir mi mejilla, alce mi mano para tocarme la zona afectada tomo mi muñeca con fuerza y la estampo contra la cerámica de la cascada haciéndome soltar un quejido

-Mamá que te pas... -Tomo mi pelo con fuerza y empezó a jalar de él, hasta hacerme estampar con uno de los gabinetes

El impacto fue muy fuerte. Mis oídos empezaron emitieron zumbidos muy dolorosos y cerré los ojos y me lleve una mano a la cabeza. No me dio tiempo de abrir los ojos, me había tomado de los hombros y me había empujado de nuevo hasta los gabinetes, esta vez, siendo más fuerte el impacto

Mi cadera tuvo más contacto con la cerámica lo cual me afecto mucho

-Mamá... -Abrí los ojos, todo estaba borroso el corazón me estaba latiendo a mucha velocidad. Las piernas y brazos me temblaban, lo oídos estaban llenos de zumbidos estresantes que me volverían loca. El sudor empezó a aparecer y mi pelo se pegaba a mi cuello y cara

Volvió a tomarme del cuello y me llevo al suelo, cuando intente levantarme me lleve una patada al estómago. Me quito mucho aire, empecé a toser. Otra patada, me estaba quitando el aliento

No podía hablar empecé a desesperarme, no me hacía caso, ya no podía llamarla la siguiente patada fue en el área de los pulmones y fue muchísimo más fuerte. Grite del dolor, las lágrimas no me permitían ver con claridad y esta vez, me costaba respirar, mi cuerpo se estaba debilitando

-Todo es tu culpa –Escupió con amargura. Otra patada, otro grito –Por tu culpa tu padre me está dejando, siempre supe que no tenía que darle la... Se agacho y me tomo de los brazos empezó a rajarlos y rasguñarlos –¡¡Nunca tuve que entregarme a tu padre!! –Grito –Ahora tú quieres irte con un estúpido chico...

-AYUDA –Grite por fin, me estaba haciendo daño me estaba dejando marcada, rasguñada, lastimada y pateada

Mi padre no tardo en bajar y llegar a las escaleras

-¡¡HELLEN QUE TE SUCEDE!! –Pude sentir como me la apartaba de encima, ella gritaba que quería matarme, que era mi culpa

Intente tomar las fuerzas para levantarme pero me caía

-SUELTAME, SUELTAME MALDITO ANIMAL –Exclamo

-¿Qué le hacías a nuestra hija? –Pregunto a regaña dientes – ¿Tuviste el descaro de tocarla? DIME QUE ES LO QUE TE PASA

Me di cuenta que había estado escupiendo sangre... ¡Sangre! Estaba derramado por toda mi ropa y en el suelo, mi padre no tardo en, llevarse a mi madre cuando volvió por mí me ayudo a levantarme. No miento, me asuste de solo pensar que podría hacerme daño

Me aleje como si me fuera a quemar. Frunció el ceño e hizo una mueca, esta vez me tomo con más delicadeza y pronto entube entre sus brazos, me llevo hasta mi cuarto pero hice que me bajara en la entrada, no quiera que viera el bolso con ropa

-Gracias...-Ninguno de los dos pronuncio otra palabra

-Isabela –Me llamo

-Isla –Le calare sin verlo –Si me quieres contar sobre el matrimonio ya lo sé, y estas escogiendo un mal momento para decirlo.

Volvió a guardar silencio

-Te llevare a conocerla

-No quiero conocerla. –Respondí cortante

-La vas a conocer, punto final

Antes de poder reclamarle se fue de mi punto de vista. Entre con cuidado de no caerme

Debemos irnos

¿Qué crees que voy a hacer? Solo tengo que darme una ducha y esperar a que se duerman. Retire la toalla y observe mi reflejo en el espejo; Mis brazos estaban llenos de rasguños, mi mejilla seguía levemente marcada y el raspón cerca de mi ojo empezaba a palpitar de ardor, mi cuerpo estaba lleno de golpes muy notorios y marcados

No había notados que tenía sangre seca por mi nariz, estaba destrozada tenía ganas de llorar

Me apresure en meterme a la ducha, el agua estaba fría, así me gustaba recorrí varias zonas de mi cuerpo con la esponja incluyendo las zonas afectadas, esas me dolían muchísimo tendría que encargarme de ellas antes de irme

Lave mi rostro con algo de frustración, mi cabello lo trate con más delicadeza y mis brazos los frote con mucha fuerza, pensé que así me limpiaría de todo lo que había pasado abajo como si así de simple pudiera, deshacer todo. Deje salir unas cantas lagrimas mientras me quitaba el jabón y el Shampoo

No lo evite, en cuanto salí me encargue de vomitar, soltar todo lo que tenía adentro hasta sentirme liviana pero ni eso me hizo sentir bien. Solo me hizo sentirme peor a volver a cuestionar mi cuerpo

Volví a mirarme al espejo antes de envolverme con la toalla, que mierda, que puta mierda

Dejo de comer por semanas, llego al punto de casi ir al médico debido a tantos mareos. Me da mucho asco comer, casi no puedo dormir y siempre que, me veo en el espejo me da asco como me veo ¿Dónde quedo esa niña que no le daba importancia a su cuerpo?

Que dios me perdone ante tal atrevimiento de palabras pero; Odio lo que veo en el espejo me da mucho asco verme con un poco de panza. Muchos dicen que me veo bien pero ¿Por qué no puedo ser como mis amigas?

O mejor dicho ¿Por qué no paran de compararme con ellas?

Yo solo quiero sanar, dejar de sentir esta repugnancia odio criticar el cuerpo de los demás no debería de hacerse. Pero yo odio el mío, lo detesto

Me lave la boca y salí del baño

Me puse una camisa ancha, un jean con algunos rapones anchos también y un suéter blanco. Ate mi pelo en una coleta normal y saque algunos mechones de pelo. Esta vez, cuando baje a la cocina eran las 11:57. Mis padres estaban dormidos, tome unas sodas y unas botellas de agua.

Subí y guarde todo en la misma mochila, tenía tres embaces diferentes en donde llevaba ahorrando el suficiente dinero necesario. Abrí uno de esos y por lo menos tenía 375$, tampoco podía esperar mucho lo empecé hace una semana

Lo acomode todo y suspire, tome mi teléfono roto que... si, estaba roto y ya no encendía, pero igual tenía que llevármelo

Baje hasta llegar a la entrada, el temor de que mis padres bajaran y me descubrieran me inundo, pero cerré los ojos y tome valor. Abrí la puerta y salí con cuidado

Cuando cerré la puerta detrás de mí, note una de las cosas más hermosas de este planeta; La noche, estaba más hermosa que nunca, las nubes cubrían a la luna pero aun así notabas su resplandor. Los autos y las calles estaban alumbrados por los posters naranjas. La mayoría de las casas estaban apagadas algunas. Tenían las luces encendidas pero todo se mantuvo en silencio

Tome el impulso de caminar y no detenérteme, si lo preguntan. Si, sabía a donde me dirigía

Y no me arrepentía, era la única persona que entendería todo lo que pasaba, después de todo somos primas y es la única persona lejana, con la que me llevaba bien y manteníamos una conexión muy cercana

Llegue a la parada de autobús aun sin arrepentirme, espere por lo mínimo dos horas hasta que por fin llego mi parada, había comprado un pasaje mientras esperaba, lo entregue y me senté al fondo del autobús, abrí la ventana a mi lado y me centre en cómo iba saliendo de la ciudad

No habían muchas personas en el autobús, la mayoría eran adolescentes que seguramente se acercaban a mi edad y algunos señores mayores, el viento chocaba contra mi cara era muy relajan, no sentí ningún tipo de presión o miedo, sentí que era uno de los primeros pasos a sentirme libre y bien, conmigo misma.

La lluvia no tardó en aparecer, eso me gusto. Sonreí levemente y me recosté del asiento.

-Disculpe –Me aferre al tubo que estaba detrás del asiento del conductor – ¿Podría decirme que hora es? –Asintió y miro su muñeca derecha

-Son las 3:07

-Gracias –Sonreí antes de marcharme de devolverme a mi asiento, saque una de las sodas y la abrí

Bebí de a sorbos su contenido y volví a mirar a la ventana. Ya casi, solo una hora más y llegaría

Me entretuve pensando en cómo sería mi vida cuando me mudara a Londres, ya estaba confirmado, tendría que irme a Londres era eso o ir a un jurado por los golpes de mi madre. La emoción se desvaneció al recordarla. Relamí mis labios y ladee la cabeza

¿Cómo se lo tomaría Francis? Acabábamos de volver y no quería que todo se acabara. Tal vez si no, nos lo proponíamos tendríamos una relación a distancia... dicen que si las personas se comprometen a una relación seria, si funcionaban.

Quería que lo nuestro fuera algo serio, algo que en verdad funcionara

¿No crees que debes sanar primero? Si se lo proponen pueden durar, hasta pueden llegar a casarse... pero

Debo sanar primero, lo sé. No negare que tengo que sanar, pero eso será algo que decidiré por mi cuenta.

Eran las cuatro de la mañana cuando llegue a Wistherney. Baje rápido del autobús y sonreí

Llegue, llegue, llegue

Aquí las estrellas y la luna eran más notorias, las pocas nubes que habían eran muy oscuras la era una mini ciudad, era entre moderna y sencilla, las personas de aquí no parecían estar de ánimos

Recordé aquel día en donde mi prima me dijo que la gente de la ciudad era muy amargada, ahora si podía creerle, saque la carta de hace un par de años, rezaba porque no haya cambiado la dirección

Me topé con personas un tanto extrañas y algunas muy agradables y si, gruñonas era sorprendente la cantidad de tiendas y personas que rondaban despiertas a mitad de la madrugada

No tarde en llegar, era un edificio muy grande, cuando entre había una chica en la recepción hablando por teléfono

Tenía una camisa blanca de botones algo abierta, un saco rojo con detalles dorados y con los pechos a la vista, me acerque tratando de no interrumpirla en su llamada

-Mmh, disculpe...

-¿A enserio? –Jugueteo con un mechón de pelo, a la vez que soltaba una risita coqueta -¿Quieres verme?

Carraspee y aun así no me prestó atención, mi mirada se centró en, una pequeña campanita que adornaba el lugar. La soné con algo de fuerza y giro su silla hasta mirarme

-Lo siento –Colgó y se acomodó el uniforme -¿En qué puedo ayudarte?

-¿Aquí habita Esthela Bock? -Intente con su primer nombre, no sabía con esa actitud si mantenía su primer nombre o el segundo, pero no perdía nada intentado

A quien buscas engañar.

A ti, ahora cállate

-Oh, ¿Te refieres a la chica de pelo corto y puntas blancas? -No me permitió hablar –Si, sí. Sé a qué te refieres, le preguntare si puedes subir –Empezó a marcar los números de apartamento – ¿Tu nombre linda? –Me sonrió

-Isabela

No tardo en contestar, puso el teléfono en alta voz

-Brittney, no estoy para que me sigas molestando así que tienes cinco segundos para explicarme que pasa...

-Ash, pero que pesada. Hay una chica aquí que pregunta por ti.

Guardo silencio por un largo momento el cual pensamos que había colgado enserio

-¿¡Enserio me haz colgado, guarra!? –Silencio

-¿¡Te quieres calmar!?Estaba tomando agua ¡joder!

Me causo un poco de gracia, pero aguante la risa. Se estaba volviendo entretenido el ambiente

-¿Cómo dijiste que se llamaba?

-No te lo dije –Respondió con obviedad

Escuche algunos murmuras como si quisiera aventarle un puñetazo

-Lo que no tienes de cerebro lo tienes de tetas

-¿Qué quieres decir con eso? –Al otro lado de la línea se escuchó un grito.

-Dime como se llama –Pareció calmarse

-Isabela –Me guiño un ojo y reí un poco. Se volvió a quedar en silencio, tenía sueño y ella se estaba tardando

-Mmh no. No conozco a ninguna Isabela, pídele que se vaya –Antes de que Brittney abriera la boca tome el teléfono y lo acerque a mi

-¡Joder que soy Isla! –Reí

-MIERDA. Brittney déjala pasar –Me dijo el número de apartamento y el piso. Preferí usar el ascensor, así me ahorraba el caminar más pisos. Cuando el ascensor se abrió empecé a correr

Busque el número de departamento con la mirada hasta que lo encontré, me dirigí a mayor velocidad hasta la puerta y toque. Abrió la puerta casi al instante, me abalance sobre ella para abrazarla con fuerza

-Hola.

-Hola –Acaricio mi pelo 

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