Capítulo 47: "No Soy Él"
—Gracias por aceptar salir conmigo.
—No es una salida, sólo que tengo hambre, y supongo que tenemos que arreglar nuestras diferencias.
— ¿Entonces me podrás perdonar algún día?
—No lo sé, creo debo hacerlo.
—Quiero que seamos amigos.
—Aquí tienen su orden, helado extra grande con chocolate extra amargo, con extra chispas de chocolate blanco.
—Gracias.
—Aquí tiene su helado sabor limón, sencillo.
—Gracias— La mesera se va, y Mephiles se queda mirando tal volcan de helado que está por comer Silver.— Creo es demasiada azucar, chocolate amargo y muchas calorias.
—Debo recuperar mi figura, estoy muy flaco.
Silver echa el primer bocado, sus labios se manchan de helado y aquello le trae recuerdos al erizo de vetas verdes.
—Te extraño sabes...
—¿Y por qué? Si me tuviste 2 años encerrado en tu mansión y allí estuve disponible siempre, pero pues andabas extrañandome en otra cama, con otros labios y otras piernas, ¡ha! ¡Y otro aparato reproductor!.... Y además FEMENINO
Silver volvía a enfurecerse y daba bocados muy toscos, sus púas se erizaban y los demás comensales comenzaron a prestarles atención.
—Lo sé, no es necesario que lo grites... —Mephiles comenzaba a sentirse incómodo, todos murmuraban y le prestaban atención— En verdad quiero empezar de cero contigo y volver a tratarnos.
—¿Y qué nos tratamos si ya nos tratamos en el pasado y sabemos bien de qué pata cogeamos? Yo soy un dependiente de mi pareja, quiero estar siempre a su lado, no lo dejo respirar y termino fastidiandolo, soy demasiado cariñoso y sentimental por no decir dramático y soy muy HO-GA-RE-ÑO, quiero una familia muy tradicional de DOS personas, una mascota, y una casita llena de amor, risas y...
—Ya, ya, ¿cada cosa que te digo le vas a sacar lo negativo?
—Ya me conoces, ese soy yo, no he cambiado, sigo siendo él mismo, no necesitas conocerme más. Y tú, pues me has dicho que si has cambiado, que no querias a alguien que te ahogara y te molestara con sus tonterias 24/7 y querias libertad, nada de compromisos, volabas a caballo blanco el mundo, y no tener cadenas de un matrimonio. Y eso te lo daba tu amantita. Ha y felicidades porque te dejaron, no sabes cuanto lo disfruto.
Silver soltó una sonrisa pícara, triunfante, incluso sus animos estaban cambiando y su brillo de nuevo volvia, pensandolo bien, disfrutaba que su ex volviera como un erizo apaleado por el destino.
—En verdad si has cambiado, nunca me hubieras dicho eso... Nunca disfrutarias verme sufrir.
—Me vale 3 hectareas de Mephiles tu opinión sobre mí.
Silver se llevó el reflactario del helado a la boca, vació todo su contenido tragando toscamente, terminó y quedó todo batido, parecía un niño terminando de comer.
—Hay.. —Soltó un eructo muy sonoro, todos voltearon en silencio— Lo siento... Nah ¡NO LO SIENTO!
Mephiles se quedó atónito, sin palabras.
—Voy al tocador... ¡A MEAR!
La gente siguió con la mirada los pasos del erizo, se tambaleaba triunfante, Mephiles no sabía donde esconder la cara ¿Qué le pasaba a su ex esposo? Se comportaba como un lunático, un niño berrinchudo, era demasiado tomando en cuenta que todos lo miraban ¿Qué no le daba pena?
—¡AHHH!
Gritó en el baño viendose al espejo, sus orejas estaban rojas de la vergüenza, pero no pudo parar, deseaba humillarlo aunque eso significase humillarse a sí mismo, queria alejar a Mephiles de su vida, que le diera asco y pena estar con él, no queria tenerlo cerca, no quería seguir sufriendo y aguantar las ganas de llorar. Pero allí solo, sin que nadie lo viese, se encerró en el baño y decidió llorar, ya era suficiente de soportar, ya era suficiente; se limpiaba su cuerpo con agua mientras gimoteaba con lagrimas en los ojos, rodando una tras otra, se sentía tan ridículo pero, también estaba feliz, sabía que todo eso le había dolido a su ingrato ex marido.
Escuchó entonces que tocaban la puerta, alguien queria entrar, rápido se secó las lágrimas y su cuerpo, abrió el baño y era otro comensal que le urgía llegar al trono. Silver salió de nuevo a enfrentarse a Mephiles, pero lo interceptó una rondalla de leones que cantaban una canción romántica, hablaban sobre perdón, amor, reconciliación, palabras que lo ponían muy furioso, vio como se acercó a él su ex marido, se incó ante él y con un ramo de rosas blancas ofreció nuevamente su amistad.
—Sé como eres y así te quiero Silver, por favor, acepta ser mi amigo nuevamente, sólo eso, quiero que conozcas de nuevo mis sentimientos por ti.
Silver miró las rosas blancas, recordó de inmediato su maceta.
—¡Oh no! ¡No he regado mi maceta!
Silver saltó sobre Mephiles y la rondalla, salió corriendo y marcaba a un taxi.
—¡Silver! ¡Detente por favor! ¡Yo te llevo!
—Está bien, vamonos entonces.
—Eh solo dejame pagar la cuenta. Ten.
Silver recibió las rosas, se quedó mirando como su ex esposo iba avergonzado a pagar, lo miró bien y su corazón latía más fuerte, pero también dolía, lo queria aún, pero lo odiaba aún más, no podía perdonarle, y además... Shadow, siempre estaba en su mente, pero recordarlo era tan doloroso, que oprimía esos recuerdos tratando de sólo pensar en odiar a Mephiles.
—Bien, vamonos. Ya llamé al vallet, ahí viene el auto.
—Gracias— El estómago de Silver gruñó de hambre.
—Oh, aún tienes hambre, ¿No quieres comer algo antes de llegar a tu casa?
—Yo no tengo casa...
Silver soltó cabizbajo, era la verdad, no tenia un lugar al cual decirle suyo.
—Vivo en una casa prestada...
—Lo sé, ¿Quieres ir a comer?
—Si... Quiero una hamburguesa.
—¡Perfecto! Abrieron no hace mucho un restaurante de comida rápida muy bueno.
—Será el que dijo Sally antes de que parecieras.
—Oh yo creo.
Ambos subieron al auto, Silver se obligó a olvidar a Shadow, se obligó a aceptar que tal vez no estaba tan mal huir de esa casa por un largo rato.
En la mansión abandonada de Tails, la meceta era regada por Shadow, éste igual había adquirido la maña de platicar con ella, también se sentía solo, pero ese sentimiento no lo conocía, solo sabia que era interminable la espera de cada día, le aliviaba ver a su amo pero también le incomodaba, era una sensación repelente, no se sentía parte del entorno, sentía que suplantaba a alguien que no es.
—El amo nunca olvida regarte, es extraño que aún no venga, podría saber dónde está si activo el gps pero... No quiero hacerlo, no quiero hacerlo, no quiero hacerlo.... Me estoy bugeando. Debo descansar un poco.
Shadow se enderezó y buscó un lugar en el jardín donde descansar, y al poco rato Sombra se acercó para dar un anuncio.
—El amo Silver ha llegado, en un auto no identificado.
Shadow se paró de sopetón, se deslizó hasta la entrada de la mansión y vio a Silver bajar de un auto que él si identificaba perfectamente, así como al dueño de éste.
—Ese es... el señor Mephiles The Dark... ¿Qué hace con él? — Shadow recordó el momenro exacto en que Silver le gritaba furioso que ellos ya estaban divorciados y no tenian nada que ver, mentira, era una mentira, ahí estaban juntos y Silver tenia el corazón acelerado, lo estudió con sus ojos, vio como este tenia los ánimos más saludables que de costumbre.
—Peligro, la puerta se ha desoldado.
Shadow se dio cuenta que habia roto la entrada.
—¡Callate aquí no pasó nada!
Shadow de inmediato la soldó con un láser que salió de sus ojos, se plantó frente a la entrada esperando a ese par de mentirosos, Mephiles era una fiesta de emociones, lo podía ver al estudiarlo, estaba feliz, sus latidos y su cuerpo caliente le hacían recordar algo que pasó para él no hace mucho, lo recordaba perfectamente.
—¡oh! ¡Ho-!
—¡Él le quiere sobar la rodilla!
Lo señaló acusatoriamente, Silver se sonrojó, entendió de inmediato a qué se refería, y miró furioso a Mephiles que rechino los dientes.
—Había olvidado que eras algo... comprometido con los cuidados de tu amo.
—Señor The Dark, gracias por traer a salvo a mi amo.
—Ahora Mephiles, dile que tú y yo no somos nada ahora, que solo somos ex maridos.
—Bueno, el afirma que nos queremos sobar la rodilla eso debe ser algo más que ex esposos.
Silver golpeó de una patada la rodilla de Mephiles.
—Te la quieres sobar tú, yo no. ¡Adios!
Silver entró a la casa molesto, Shadow estaba por cerrar la puerta pero Mephiles le puso el pie.
—Oye, recuerdo que eras más educado con tu jefe.
—Mi amo es Silver, y usted ya no es su esposo, no encuentro motivos para rendirle respeto.
—ahh, así que según tú yo no soy nadie, tú tampoco, no eres él, el Shadow del que empezaba a enamorarse mi ex marido, ese está muerto, lo sé porque me lo dijo mi mejor amigo, el mismo Silver considera que tú y él son dos robots diferentes.
Shadow comenzó a sentir fallos en su sistema, trataba de arreglarlos mientras miraba a otra parte.
—Te molesta ¿verdad? No eres él, ni lo serás, prueba, es que ese Shadow tenía una vida con Silver la cual eres incapaz de recordar, me caes mejor tú, el otro era un idiota enamorado, o así estaba configurado, porqué no son ustedes más que robots, mirate, puedes hoy estar bien pero mañana podrias sufrir una terrible falla, o ser desmantelado o morir quemado como tu antiguo yo. Asi es, Silver no podría nunca ser feliz con un celular con patas que su ciclo de vida termina pronto, además de que él amaba al otro y no a ti.
El androide empujó a Mephiles y cerró la puerta de golpe, su vista fallaba y todas esas palabras que ese erizo le habia dicho resonaban en su mente y en su vista, recordaba al Silver que vivía en la mansión The Dark, sus ojos, sus miradas perdidas, sus lágrimas, nada de eso es para él, porque tenía razón Mephiles, él no era él.
Se dirigió con dificultad a la casa, atravesando el pasillo chocando con todo, su mente estaba turbia, su sistema fallaba y sus pies y brazos hacian caso omiso de sus órdenes, cayó al suelo, y Sombra miró a traves de la ventana soltando una alarma chirriante, Silver salió corriendo, se estaba bañando y traia la toalla envuelta, mojado y con jabón aun, fue hasta su auxilio.
—¡Shadow! ¿Qué pasó? ¡Por favor responde!
—N-no s-s-soy él.
—¿De que hablas?
—No soy él, no eres él, no soy él, no eres él, no soy él, no eres él... [...]
—¡Hay Chaos! ¡¿Qué hago?! ¿Le doy un golpe para que se componga o qué?
Silver buscó su celular, pero no podía traerlo, lo dejó en su habitación, fue corriendo hasta allí para tratar de llamar al reclusorio y pedir un consejo a Tails, sus manos temblaban y estaba muy asustado, no quería volver a perderlo.
—¿Qué? Sé que es muy noche pero esque es una emergencia, por favor, no, no, por favor, le digo que es de vi-...— le colgaron, era muy noche para recibir llamadas, quiso volver a intentarlo pero esta vez, Shadow le quitó el celular.
—Ya estoy estable. Corregí las anomalías presentadas en mi sistema.
Silver le miró respirando agitado, la toalla cayó al suelo y con pena Silver se abrazó del androide cubriendo sus lágrimas, Shadow no hizo nada , no le abrazó, no podía, porque todo eso le habia hecho comprender que él le lloraba a alguien más, a quién sus restos estaban en una maceta.
—Amo, debo anunciarle algo importante.
—¿Eh?
Lo tomó de los hombros y le miró a los ojos.
—Renuncio, no quiero seguir sirviéndole.
Silver abrió sus ojos impactado, no podía ser verdad lo que decía.
Continuará....
Bueno, pues Mephiles consiguió lo que quería, gracias por leer y comentar. Jujuju
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