Capítulo 21: "benevolente labor"

Sus días en su nueva vida eran a pedir de boca, una carrera en ascenso, una amiga y "madrina" en el trabajo que lo había sacado de miserable y ahora un amigo a quien recurrir y platicar como cualquier otro ser en el mundo, era feliz con eso y amaba ser escuchado, aquel zorro nunca lo interrumpia, lo dejaba hablar y hablar sin parar y no es que no le prestara atención, a lo contrario, retroalimentaba la conversación como si de un resumen de los hechos más sus comentarios fueran parte de su personalidad tan seria de repente, pero tan acompañante, o tal vez era porque era su primer amigo macho y podía hablar de cosas que sólo con él podía.

Sentados en la acera de la calle frente al edificio de departamentos dónde vivian solían platicar y en esa tarde el zorro parecía tener más tiempo del habitual.

—Asi que entonces aún vas y dejas comida a aquellos de la calle.

—Claro, aún no puedo hacer más por ellos, me gustaría ayudarles a conseguir trabajos y así puedan vivir dignamente.

—Eso suena muy benevolente de tu parte Silver The Hedgehog, pero recuerda que aunque quieras cambiar al mundo no se puede, no a todos puedes cambiar.

—Seguro que ellos se dejarán cambiar ¡¿Quien no quiere salir de la miseria?!

—Si, me imagino que si... Sólo un consejo, no hagas promesas que obviamente no vas a poder cumplir.

El zorro miró a los ojos al erizo sorprendido, lo miraba seriamente como si esperara que entendiera esas palabras, como si conociera bien el peso de éstas.

—¡¿Cómo que no voy a poder cumplir?!— Se alteró a tal punto de levantarse de su asiento, empuñó los puños y dijo convencido— ¡Sacaré de la pobreza a aquellos que compartieron la mía!

—¿Eran tus amigos?— Tails lo miró incrédulo.

—...no de ese modo, solo repartía lo que tenía a los demás, especialmente a los niños.

—Es bueno saber que no los considerabas tus amigos, solo... Acompañantes de tu mísera situación y que por lastima también ayudabas.

—¡No era lastima!

—Solidaridad entonces, aún así, te admiro hasta el punto que me cuentas, tan buen ser eres que compartías lo que tenías aún cuando lo necesitabas.

Tails sonrió e invitó de nuevo al erizo a sentarse.

—Como sea, verás que si logro cumplir mis promesas— obedeció y volvió a sentarse.

—Ojalá que tú puedas, y no mueras en el intento.

—No lo haré Tails, no lo haré.

A la mañana siguiente Silver tenía el día libre, le iba muy bien, y deseaba que Tails viera y conociera a aquellos que él ayudaba con algo de comida, así que, corriendo feliz descendió hasta el departamento 00 y tocó ansioso la puerta.

—¡Hey Tails! ¡Hey Tails! ¿Tienes tiempo para salir? ¡Me dieron el día libre!

Del otro lado de la puerta había silencio, parecía que no había nadie y eso entristeció al erizo que deseaba su compañía.

—Bueno, supongo que salió.

Al darse la vuelta un temblor se sintió debajo de sus pies, las luces parpadearon nuevamente y un grito ensordecedor se escuchó dentro del departamento de Tails, Silver asustado se volvió hacía la puerta y gritó el nombre de su amigo esperando respuesta pronta; no había respuesta, siguió golpeando la puerta en busca de su amigo pero en lugar de aparecer él, la casera lo hizo en su lugar corriendo a detenerlo.

—¡Por favor no le haga daño al doctor Tails!— La casera tomo del brazo al erizo plateado alejándolo de la puerta, se le veía sumamente preocupada.

—Eh... Eh—Silver se calmó, y nervioso por el.mal entendido tartamudeo al explicarse— No ... No es lo que usted piensa, señora, escuché que Tails gritó y paso algo ahí dentro que yo... Yo sólo quiero saber si él está bien, soy su amigo.

—¿Amigo? ¿Se ha hecho amigo del Doctor Tails?— La señora casera esbozó una amplia sonrisa— ¡Muchas gracias por entender! El doctor Tails es una persona muy preciada para mí, me rompe el corazón que todos quieran hacerle daño por sus investigaciones, el quiere cambiar el mundo pero no es un paso fácil, mucho menos silencioso.

—Le creo señora... Pero, ¿Está segura que Tails está bien ahí dentro? Lo escuché gritar, tal vez deberíamos verificar o llamar a la ambulancia.

—Él estará bien, me prometió que cualquier cosa grave que pase tiene un sistema de seguridad que llama a la ambulancia si es necesario.

—¿En serio?— Silver seguía aún sin estar muy convencido, todo esto era muy extraño.

—El doctor sabe lo que hace y confío ciegamente en él.

—¿Por qué? Digo, él ya me explicó lo de su hija y... Es una pena, lo siento mucho... Pero, ¿No cree que lo que sea que investiga ahí dentro, es peligroso?

La señora por unos segundos miró con disgusto al erizo, cambio su actitud un poco hacía con él, pero trato de ser paciente, suspiró un poco y extendiendo su mano derecha hacia el pasillo, lo invitó a caminar con ella hacia esa dirección.

—Vamos a mi departamento, ahí podré mostrarte algo.

Silver la siguió hasta el departamento número 11, la señora dejó pasar primero a Silver para observar su reacción al ver un hogar lleno de cuadros y fotos de una guapa heriza de color rosa y ojos verdes.
Silver miró lentamente el entorno mientras entraba con algo de cautela, frente la sala estaba un retrato grande de aquella chica que sonreía coqueta.

—Era mi hija, se llamaba Amy Rose, guapa ¿Cierto?

—Eh...si, si, muy hermosa...

—Ella es la hija que el doctor Tails no pudo salvar.

A Silver, se le hizo un nudo en la garganta.

—Amy también se dedicaba a algo parecido a lo tuyo, eres modelo y ella era actriz, estaba participando en una novela muy popular dónde presumía de esos vestidos largos y ampones que ves en los retratos— La señora sonrió con nostalgia — cada vestido era diseñado para ella, exclusivamente para ella, esa novela tenía todo su presupuesto en la belleza de mi hija y vaya que... Vaya que ganaba muy bien. Pero, pareciera que la vida está celosa de los que les va muy bien y los hacen sufrir.

—Lo...lo siento mucho señora.

—Cuando empezó a sentirse mal— le sirve un vaso de agua a Silver, el cual toma todo de un trago— Los productores de la novela echaron el grito en el cielo, mandaron a Amy con los mejores doctores para que la atendieran y nada solucionaba el problema, Amy estaba muriendo lentamente, su cuerpo se estaba pudriendo de dentro y su piel estaba oscureciendose en manchas putrefactas, algunos doctores que no sabían qué enfermedad era ni como llamarle no se rompieron la cabeza y al final sólo le pusieron "La enfermedad del Zombie" jajajaja doctores estúpidos y con mucho sentido del humor.

—Nunca había oído hablar de tal enfermedad.

—Mi hija fue desahuciada por cada doctor que vió, perdió su trabajo ya que el maquillaje no ocultaba lo que le estaba pasando y su cuerpo ya no le respondía como debía ser. Al final, intentó varias veces suicidarse pero su espíritu de vivir, la hacía retroceder al justo momento, yo ... Yo ya no sabía si aquello era mejor o peor, ¿Que chiste tiene vivir la vida si ya no la disfrutas? En fin...— La señora tomo asiento junto con silver— Amy escuchó hablar de un doctor que era muy bueno, pero que nunca se quedaba en el mismo lugar, ese era el doctor Tails Miles Prower, el cual pudo ver gracias a unos contactos con otros doctores y pudieron verse en una consulta especial, el doctor... El doctor hizo de todo una vez que la vio para salvarle la vida... Lo hizo tal vez más por amor que como médico.

—¿Amor?— Silver se sorprendió al escuchar esa palabra.

—Sí, Tails desde ese momento se enamoró de mi hija e hizo hasta lo imposible por salvar su vida, fracasando estrepitosamente en el intento.

—Así que Tails, amó a su hija.

—Más de lo que se atreve a mencionar, ya que no era sólo benevolente labor.



Continuará.

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