Maratón 4/4

20

Quién atendió la puerta fue su madre. Era tan hermosa, llevaba una camisa roja de seda, pantalones de vestir blancos, y unos zapatos a juego, sin olvidar su hermoso collar de rubíes resplandecientes. Se veía, fina como la porcelana.

-Ehh...-de repente Fatima se arrepentía de haber ido a buscarlo- se encuentra Odiseo?

-De parte de...

-Fatima-trago saliva, su garganta estaba seca-Fatima señora.

-No me digas señora, me haces sentir vieja- cuando dijo eso, la transportó a su madre que decía lo mismo que la mamá de Odiseo, tal vez eran personas normales y ordinarias como ella- decime Carolina.

-Esta bien, Carolina

-Odiseo!-grito su madre- te buscan!

-Quién?! -gritaba de atrás una voz que era muy similar a la de Odiseo, salvo que esta se notaba mas cansada e irritada, como un típico adolescente rebelde

-Una chica muy linda-Carolina le guiñó el ojo a Fatima, y esta sintió que sus cachetes ardían al igual que sus manos y pies-Fatima

-Ya bajo mamá.

Al minuto se encontraba allí un sonriente Odiseo, que la observaba atentamente, miraba cada rincón de su cuerpo.

La madre saludo a Fatima y se marchó dejando sola a Odiseo y a Fatima. Fatima estaba tan loca por él. Era tan atractivo.

Odiseo cerró la puerta tras de él, y cuando estaba completamente cerrara Fatima lo abofeteó dejando su mejilla roja. Odiseo abrió los ojos de par en par, y esta sonrió complacida, puesto que ya había saciado sus ganas de romper algo.

-Pero que...-empezó Odiseo sorprendido tocándose su cachete ardido

-Me dejaste plantada!-chilló Fatima.

-No quiero hacer eso...Fati... Perdóname

-Perdón las pelotas! Nadie me deja plantada! Okay?!

- Esta bien. Lo siento. Si?

- Mejor. Ahora andá y termina la estúpida apuesta. Si es que realmente querés decirme hermosa y besarme.

-Te quiero besar- Fatima sintió que desvanecería. Su respiración fue corta y apresurada, pero intentó controlarlo. Odiseo no debía enterarse de como él podía cambiar todo su sistema.

-Muy bien, que empiece la apuesta