XI.

Historia conectada con "Mírame" de Enji x Lectora

⛈️⛈️

Natsuo respiró hondo, pasándose las manos por el cabello y se sentó en el escalón que daba acceso a su patio. No era tan tarde cuando dejó el teléfono a un lado y se desconectó de la realidad, porque su creciente malhumor comenzaba a condensar el ambiente y estaba cansado de los problemas que conllevaba ser hijo de Endeavor.

No es que se quejara —en realidad sí, pero lo negaba—, pero estar constantemente expuesto al ojo de la crítica y que su vida estuviera en boca de la prensa era agotador. Más aún cuando inventaron algo sobre una supuesta infidelidad de su parte e hizo que él y (Nombre) discutieran como nunca antes.

Secó sus lágrimas con las mangas del suéter púrpura que vestía, escuchando la suave voz de Aurora que sonaba a través del radio y lo acompañaba en la oscuridad de la noche. No quería hablar con nadie, así que se había apartado del resto de su familia y apreció la soledad que lo abrazaba, porque al final, se acostumbró tanto a ella que difícilmente la abandonaría. Aunque hacía un esfuerzo titanio para no ser tan... introvertido.

—Oye Natsuo, ¿estás bien? —preguntó su aspirante a "madrastra" como solía llamarla en forma sarcástica.

—Sí, solo quiero estar solo un rato. Papá puede ser bastante escandaloso a veces —contestó, percibiendo las exclamaciones del susodicho desde la sala de estar.

Ella rió suavemente, ocupando un lugar cerca del joven—. Sé que no somos muy cercanos, y que no te agrado del todo, pero he pasado por muchas cosas en mis escasos años de edad, así que puedo notar cuando estás preocupado o triste.

El de cabello blanco la miró de reojo, vislumbrando su semblante sereno y comprensivo, pese a que fuese escalofriante, desprendía una aura materna.

—A algún bastardo sin oficio se le ocurrió la maravillosa idea de crear el rumor de que estoy siendo infiel y (Nombre) me lanzó la revista en la cara —comentó, su voz sonaba queda y amarga ante el recuerdo de hacía tres días.

—La prensa sensacionalista le encanta inventar esos chismes, supongo que les da algo de que hablar, ¿no? Aunque en realidad es una basura —respondió, suspirando, Shio sabía muy bien lo que se sentía aquello—. Sé que no buscas comparaciones pero eso lo vivo a diario con tu padre, y es horrible.

—Ni que lo digas. Soy un aburrido estudiante de medicina y aún así por ser hijo del "gran héroe número uno" se las ingenian para joder —se quejó, haciendo comillas con los dedos y volteando los ojos.

—Bueno, son gajes de la familia y también del oficio, creo que todos pagamos un precio, sin importar si lo queremos o no —afirmó la fémina, activando sus poderes para que unas limonadas levitaran hacia donde estaban—. Si ella de verdad te ama, lo entenderá y confiará en ti, lo cual podría apostar es así.

— ¿Tú dices? —cuestionó el universitario, mirándola atentamente por primera vez.

—Sí, (Nombre) es una buena chica, me recuerda un poco a mi hermana y sé que sus sentimientos por ti son genuinos. De hecho, hasta Enji puede notarlo y por eso no le dio un infarto cuando vio sus perforaciones y tatuajes —confesó, soltando una risa. Sus orbes brillantes también lo observaron—. Él dice que los hombres Todoroki tienen gustos extraños y yo lo certifico.

—Eso sí que es nuevo —admitió el chico, dándose cuenta que su padre estaba más pendiente de él de lo que se imaginaba—. Debería ir a casa de (Nombre) y aclarar las cosas, ¿no?

La heroína profesional asintió, torciendo la boca en un gesto gracioso—. Quizás sí. A lo mejor solo es víctima de sus propias inseguridades y por eso no te ha buscado.

—Tienes razón, iré.

Antes de que el varón cruzara la puerta del jardín, se dirigió hacia la azabache que admiraba el cielo mientras tarareaba otra canción que sonaba por la radio. Sonrió, porque no era tan mala como parecía y ciertamente resultaba ser más dulce de la apariencia ruda que tenía en su trabajo.

—Gracias, de verdad. Sé que nosotros podemos ser un poco torpes, hablo por mí, Shoto y papá, así que este tipo de comunicación y consejos son nuevos —aclaró, saliendo del patio finalmente para correr hacia su auto.

Shio carcajeó, enfocando su vista a la lujosa joya de su dedo anular que el mayor había colocado en promesa de su compromiso y se sonrojó. Por fin tenía una familia que la quería y la aceptaba.

⛈️⛈️

L

uego de que Hitoshi le dijera a Natsuo que su hermana no estaba ahí, él tuvo que conducir hacia el bar del malhumorado enano y bajarse del vehículo con una bolsa de golosinas que pesaba más que su alma. La parada en el Walmart de la esquina le había quitado unos quince minutos mientras pensaba que dulce llevar para "calmar a la bestia".

Su madre le había pedido que tuviera algo de paciencia con (Nombre), porque su temperamento podía ser bastante volátil en determinadas ocasiones —como esas, y tomando en cuenta que se acercaba la estresante jornada de parciales—. Así que cuando entró al local, encontrando a la muchacha preparando los instrumentos para la banda que se presentaría, Levi le lanzó una mirada de advertencia desde la barra.

— ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que tenías una cena familiar —interrogó la recién mencionada, viendo como el de ojos grises se subía al escenario y atraía atención de los curiosos.

—Sí, pero tenemos tres días sin hablar por lo que sucedió, y aunque si me dejaste explicarte, sé que estás molesta por eso —replicó el muchacho, sujetando sus manos y acercándola a sí—. Entiendo que salir conmigo pueda ser un poco dramático y complicado, y me aterra pensar que me dejarás de querer.

Ella suspiró, sus manos agarrando las mejillas del varón cuando sintió una presión en el pecho, justo en el corazón—. Jamás he creído que es difícil amarte, bebé. Ni porque tu papá esté medio loco, tu hermano sea un traumado, tu hermana una loca del tejido... todos tenemos nuestros "detalles" ¿y eso qué? Yo tampoco soy perfecta. Solo estaba frustrada y no supe como manejarlo.

—Entonces, ¿sigues siendo mi novia? —titubeó, mordiéndose el labio y sonrojándose.

—Claro que sí, tonto —resopló (Nombre), acariciando el flequillo albino que le cubría la frente—. No saldré corriendo por algo como eso, no cuando te confesaste delante de media facultad e hiciste que pusieran una canción de Elvis en los altavoces.

— ¿Soy un galán, no? —bromeó el chico, abrazándola y rozando el cabello de la fémina cuando enterró el rostro en su cuello, inhalando su aroma a menta, frío y pino.

—Cállate y bésame.

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