V.
Advertencia: Lime! / Malas palabras.
Drabble.
Siempre hay vicisitudes o circunstancias que nos marcan, esa cicatriz puede extenderse por cualquier parte del cuerpo hasta que en determinado momento de la vida se borra, a pesar de que los recuerdos sean indelebles en las memorias de una persona. Al menos ese era el caso de Natsuo, quien tenía heridas frescas en su alma producto de la relación tóxica con sus padres y no era su culpa, nunca lo fue, pero luego de que dejara de señalar a su progenitor se dio cuenta que el único responsable del dolor que sentía era él mismo, porque era inmaduro, inseguro, egoísta y aún así, se alejaba de la gente que más lo quería. Por lo que, se aferró a su oportunidad de ser amado, bañando su corazón con tibio chocolate blanco, dulce golosina que fascinaba a (Nombre).
Ella era muy distinta a las demás chicas que había encontrado, eso era un hecho y que estuviera ahí, recostado en su cama con el pecho y abdomen cubierto del recién mencionado postre se lo corroboraba. No sabía como es que accedió a tal propuesta, solo se halló así mismo disfrutando de la lengua ajena que exploraba su piel y la fémina se deleitaba como si estuviera probando el cielo. Degustaba su chuchería favorita, lamiendo y mordiendo algunas zonas que le arrebataban gruñidos o jadeos suaves al varón debajo suyo.
De pronto, se le antojó besarle con premura en los labios, reclamándolos de manera dominante y decidida, jalando el inferior con sus dientes cuando acabó el provocativo contacto, consiguiendo que un hilo de saliva los mantuviera unidos. Su compañero no podía creer lo que estaba ocurriendo, sus cuencas yacían abiertas desmesuradamente hasta que las cerraba de golpe por las corrientes de placer que desembocaban en su vientre en fuertes oleadas de calor, las mejillas teñidas de bermellón y un prominente bulto en su pantalón anunciaba la delirante excitación que le hacía permanecer sumiso, embelesado por la seductora actitud de (Nombre), quien sonriéndole de nuevo acarició su estómago y descendía a la parte más sensible de su anatomía.
— ¿Qué estás haaciendo? Ahh...
Un gemido resonó en la habitación del muchacho, seguido de una vergonzosa succión que le coloreó las orejas y tapó sus ojos, a pesar de que a escasos minutos se permitió observar a su pareja que le realizaba la mejor felación de su vida, con la paciencia de una santa, delineando las venas con la lengua y concentrándose en la adorable cabeza rosa que coronaba su buen dotado falo. Le ayudó recogiendo sus cabellos rebeldes en una coleta descuidada, acariciando los pómulos cuando hicieron contacto visual mientras engullía su voluminosa erección con hambre, queriendo que su tierno novio se corriera en un maravilloso orgasmo por su habilidad bucal.
— ¿Mi bebé quiere venirse? —interrogó interesada, masturbando el miembro cuando abandonó su boca y le dio un besito en el glande, utilizando como lubricante su líquido preseminal.
—Quiero chuparte los pezones —contestó el albino, apenado por el lenguaje sucio que estaba empleando ya que conocía el gusto de la femenina por esa práctica.
—Por esta vez dejaré que hagas lo que desees conmigo —ofreció la de centelleantes pupilas, ardiendo en pasión por el repentino cambio de personalidad de Natsuo, que se abalanzó hacia ella para arrancarle el bonito sostén de lencería del color de su helado preferido: pistacho.
El juego comenzaba y nadie irrumpiría porque los Todoroki no se encontraban en casa.
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