Tentación
Ha pasado casi un año desde que me convertí en Yuuki Eijun, mi esposo llega a casa todas las noches para cuidar las apariencias de ser un alfa enamorado, pero sigue sin mirarme mucho tiempo.
Comemos juntos pocas ocasiones, y se le ha pedido al personal de limpieza que mantenga el asunto en total discreción.
En mi corazón, me he dado cuenta que está persona hablaba en serio con lo de no volverse a enamorar, sobre todo cuando me ordenó usar un collar aunque estemos casados.
Pasamos todas las festividades juntas y en un mes más será nuestro aniversario, he comprado un detalle para él, lo obtuve con todo mi amor y pondré esos sentimientos en él aunque para mí amado sólo sirva para mantener las apariencias.
Un mes después...
El día de nuestro tan esperado aniversario, mi jefe concertó una reunión en uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad,
Esperé ilusionado todo el día, incluso me atreví a usar uno de esos trajes que me regaló para las ocasiones selectas y especiales.
Eran las 5:45 de la tarde cuando llegue al lugar, me senté emocionado y mire en mis manos el regalo que tenía, pero dieron las 11 de la noche y el nunca llegó.
Miré mi celular por enésima vez y no había ningún mensaje, el mayordomo de la familia me pidió regresar a la mansión y no me dio ninguna explicación.
Durante un par de días no supe sobre él, y el tercer día el regresó a casa acompañado de Isashiki.
-Te digo que Takako empezó a coquetear con ese hombre.
-No montes un escándalo, te saque de los separos porque todo fue un malentendido tuyo de celos, pero como vuelvas a mostrar signos de violencia con ella, no te ayudaré.
Me quedé conmocionado al escuchar eso, todo este tiempo estuvo resolviendo los problemas maritales de ellos dos, a pesar de que es la mujer que ama, otro en su lugar no lo habría hecho, incluso hasta los habría destrozado más.
Al instante en qué me vio Isashiki bajó la mirada y se acercó a mi...
-¿No dormiste bien? ¿Te preocupamos?
-Yo...
-A Eijun no le importaba esto, así que no te preocupes.
El mayordomo me miró y me hizo señas de que debía retirarme, entonces levanté la mirada y sonreí como siempre.
-Ya que no sé si estarás más tarde, solo... Toma esto, es mi regalo de nuestro aniversario, esperaba dártelo hace cuatro días, pero no sabía nada de ti, lamento la demora.
Las manos de su amigo temblaban y su frente sudaba horrores.
-¿Interrumpí su aniversario? ¡Debiste decirme! ¡No pasaba nada por esperar unas horas más!
-Esta bien, le pagué la cena, debió disfrutarla mucho.
Después de eso, escuché a nuestro Robert decirle que no cene y que casi no he comido en los últimos días buscándolo como un loco.
Pesadamente volví a mis labores ignorando que nunca celebramos nuestro primer año juntos.
Y así... Han pasado tres años desde que nos casamos en su estudio, por supuesto que aún me miran con mucha atención porque sigo usando este collar a pesar de estar casado.
Esa tarde llegué a casa y vi que el señor ya estaba aquí, estaba mirando unos documentos, cuando entré.
-¿Que sucede?
-Te traje esto, es para que lo uses mañana en tu junta de presidentes.
-Sawamura, tengo muchos trajes.
-Es mi regalo atrasado de nuestro aniversario.
-¿De nuestro aniversario?
-Fue la semana pasada, pero no volviste a tiempo de tu viaje de negocios, así que...
Nuestra relación cada vez era más fría, distante... Por dentro me mataba hablarle como si no me importará, seguía ocultando mis sentimientos para que el jamás los descubriera.
Hacer esto, era una tortura, sobre todo porque yo jamás he recibido un regalo de aniversario y siempre se los doy con la excusa de que sería muy sospechoso para su familia si no lo hiciera.
-Hay algo que tengo que decirte Yuuki.
Tome asiento en una de sus sillas, y el se enderezó para mirarme, dejó de ver sus documentos.
-¿De que se trata?
-Me gustaría pedirte que dejes que me quite el collar.
-No.
-Dijiste que no se podía porque tú no piensas marcarme... Pero... Estos últimos meses he pensado en nuestro acuerdo de matrimonio.
-Se directo.
-Quiero que me permitas hacer viajes a una distancia considerable, ya que nunca he... salido con nadie, ha sido cada vez más difícil manejar mis ciclos, por lo que necesito un compañero de rutina, y no... No planeo operarme.
El mayordomo soltó las tazas, y ambos volteamos.
-Lo siento, limpiaré enseguida.
-Deja eso así y cierra la puerta.
El hombre se fue como fantasma que desaparece y después, mi esposo me miró con un poco de molestia.
-Ya te dije que puedo ayudarte.
-Pero me pides una condición que no estoy dispuesto a cumplir.
-De todas formas nunca vamos a divorciamos, así que no es como si fuéramos a tener hijos.
-Yo no lo creo.
-¿De que hablas? ¿Quieres el divorcio?
-No es eso... Es que el tiempo pasa y cada vez te veo más inseguro de lo que estamos haciendo, incluso... Ya casi no vienes a casa, a pesar de que fue un acuerdo, por eso creo que tarde que temprano me pedirás una separación.
-Hare lo posible por venir más seguido.
-No es como si me amarás, así que está bien si no lo haces, solo déjame buscar un compañero de rutina, he abusado un poco de los supresores y para eso, me estorba el collar.
Se quedó callado por unos minutos, fueron tan incómodos que...
-No.
-Por favor, se un poco más comprensivo, es duro para mí.
-Esta bien si usamos protección los dos, ve con el doctor.
-¿Que?
-Sawamura, si mi Omega, a quien se supone que amo de forma indiscutible regresa con el aroma de otro alfa, mis padres lo sabrán de inmediato, así que no...
-Pero eso no es lo que pregunté.
Se dio la vuelta y miró a la ventana, su estudio tenía una que daba al jardín y la noche estaba en su apogeo.
-El doctor también me ha dicho que no puedo seguir usando supresores, así que nos beneficia a ambos, por favor marca en el calendario la fecha de tus rutinas, estaré en ellas y marcaré las mías.
-¿Tienes experiencia?
-Si, la tengo.
-Pues yo no la tengo...
-Esta bien, no tienes que preocuparte.
Después de eso me fui a mi dormitorio y marqué en el calendario las fechas, y vi como el hacía lo mismo.
Después de una semana, visite al doctor y me recomendó más usar unos medicamentos, porque sería la primera vez.
Hablé al respecto con él y parecía tomarlo con calma.
Un mes después... Mi rutina finalmente llegó, y después de unas horas, él estaba de vuelta en casa, a pesar de que se suponía que me iba a durar una semana, el fue claro conmigo al principio diciéndome que solo podría estar durante las noches, porque la empresa ocupaba su presencia y lo acepté.
Quizá si empezamos a pasar tiempo juntos, puede ser que... Algún día nos amemos mutuamente.
Fue doloroso, la primera noche fue tan doloroso que sentía que me iba a partir el alma, se que se esforzó por no lastimarme, pero siguió siendo difícil.
Fueron noches tan frías, cualquiera pensaría que por estar en el ciclo de calor, la temperatura estaría elevada, pero no fue así, sentí frío en cada toque de su piel por la ausencia total de sentimientos.
En mi segunda rutina no me di cuenta del momento en que me retiró la gargantilla, y dejó una marca.
-Es temporal, esto es suficiente.
Empezamos a pasar tiempo juntos en nuestras rutinas, y cada vez me dejaba una marca temporal.
Fue después de un año más que todo se complicó, su familia estaba molesta porque nunca habían visto que me quitará la gargantilla y como tampoco me había embarazado, tuvieron sospechas.
-¡He dicho que le retires eso ya Tetsuya!
-Y he contestado que no lo haré madre.
-¿Qué demonios ocultas tanto?
-No tengo por qué exhibir mi marca a la sociedad.
-Escucha esto Tetsuya, hay muchas personas que empiezan a dudar de la estabilidad de tu matrimonio, así que has algo, o me das un nieto o aclaras esto antes de que perdamos inversores.
La señora Yoko fue realmente insistente con el tema, pero jamás vi que diera su brazo a torcer.
Un mes después, fue la fiesta navideña de la empresa, en ella había muchos invitados, y me dedique a ayudar con las relaciones lo mejor que pude, hasta que en el fondo vi un joven rubio con ojos verdes, parecía de mi edad, se mantenía en silencio.
-Buenas noches, soy Eijun, esposo de Tetsuya.
-Es un placer conocerlo, Okumura Koushuu.
El alfa olía como el verano, pero su mirada era triste y apagada, así que trate de conversar un poco con él, me contó sobre su empresa de seguridad, fue impresionante.
Estábamos cómodamente hablando y no me di cuenta cuando en algún momento algunos de los invitados nos miraban con insistencia.
Mi esposo me miró con seriedad y yo... Baje la cabeza, estaba nervioso.
-Tome mi tarjeta, siempre puede contar comigo si se le ofrece algo.
El me dijo con su voz muy templada y manteniendo la cordura de la situación.
Vi un ligero brillo de molestia en los ojos de mi esposo, eso quería decir que quizá para él, estaba sobrepasando los límites.
Pero la conversación fue interrumpida abruptamente cuando Tetsuya hizo un anuncio y empezó su discurso.
Note que el mayordomo llegaba sudando y se recuperaba. Pensé que era un discurso más, cuando Yuuki me llamo al escenario donde estaba él,
Fui hasta el disculpándome con Okumura y me pare a su lado, no podía entender sus palabras.
-Por eso, abro está era navideña, con un maravilloso presente para la persona que siempre me acompaña en cada proceso de crecimiento de esta empresa.
Robert se acercó con una caja aterciopelada negra en las manos y Yuuki levantó sus manos para retirar mi gargantilla del cuello, lo miré atónito, en cambio me pudo una medalla con un dije de diseño único.
Pero el murmullo me regreso a la tierra cuando me di cuenta que no tenía más de una semana que había concluido nuestra rutina, entonces la marca estaba furiosamente roja.
Algunas horas después llegamos a casa y trate de quitarme el collar, me iba a poner la gargantilla, pero Yuuki puso su mano en mi muñeca en cuanto entró a mi habitación.
-¡¿En qué estabas pensando?!
-Espera... Sueltame, me estás lastimando.
-Sawamura, he sido paciente hoy contigo, casi arruinas nuestra impecable imagen matrimonial.
-No hice nada de lo que deba avergonzarme, solo conversábamos.
-¡No tienes ni idea!
-Ya te dije que no hacíamos nada.
-¡El tipo ese estaba liberando feromonas, las tienes impregnadas en la ropa!
Le devolví la mirada con tristeza y el me soltó.
-No es como si algún alfa alguna vez me hubiera dejado su aroma, se que te reprimes, así que... No es que supiera lo que él estaba haciendo.
Cerró los labios con fuerza y después azotó la puerta, no nos hablamos por muchos días, incluso... semanas.
Desde ese día no se me permitió volver a usar una gargantilla, para cubrir el fallo de esa noche.
Un día fui a la empresa y Okumura estaba afuera esperando a hablar con Yuuki.
Lo salude y el fue muy amable conmigo, sin embargo, apenas estábamos empezando nuestra conversación cuando su nuevo asistente nos dijo a los dos que pasáramos.
Saludos y demás, cuando de pronto vi que el joven rubio bajaba la cabeza y se disculpaba.
-Por favor perdone lo que sucedió en la ceremonia navideña y no detenga nuestros negocios con su empresa.
Yuuki puso su mano en el escritorio y le respondió con una mirada fría.
-No se a lo que se refiere.
-Debo haber ofendido de algún modo a su esposo, pero no fue intencional.
Yuuki estuvo curioso y le preguntó al respecto.
-Sucede que ese día me tendieron una trampa, esperaban que ofendiera a cualquier Omega para desprestigiarme, hay algunos conflictos internos de los que me avergüenza hablar, por favor pido su perdón y el de su esposo.
-Estabas muy elocuente, diría yo.
-No es así, sacó un par de fotos y una prueba.
Al parecer le habían suministrado una fuerte dosis de aceleradores para la rutina, el se mantuvo cuerdo ese día, me habló y me trató con gentileza y educación, debió ser difícil pero se contuvo.
-No estoy ofendido, me pareció sumamente extraño lo que sucedió debido a que siempre fue un caballero.
-Supongo que debí retirarme del evento en cuanto lo noté.
Yuuki relajo su semblante y se calmó, después hablaron de negocios y finalmente hicieron un convenio.
En la noche me encerré en mi habitación y al día siguiente era mi rutina... Pero Yuuki nunca llegó, tuve que usar supresores de emergencia.
Fue realmente molesto esta vez, después de una semana el apareció y el mayordomo lo recibió, él traía una maleta, estuvo de viaje de negocios.
Me regresé a mi cuarto y me senté en el piso frente a mi cama, porque después de unas horas, nunca entró a verme.
-Olvidé que todo esto es sólo una mentira.
Un mes más tarde, su rutina había llegado, pero no me presenté en ella, no me buscó ni un poco.
La marca empezaba a desaparecer, así que en línea compré una gargantilla y luego me la puse.
Ese día hice una maleta y baje al primer piso, llevaba tres ciclos en esta difícil situación, no podía soportarlo más, tendría que buscar un compañero de rutina.
-Sawamura-sama por favor, no se vaya, su ciclo está próximo, el señor se molestará mucho si sabe que se fue.
-Ambos sabemos que no le importa, así que déjame salir.
Al final salí de la casa y me subí a un transporte público, me daba igual en ese momento.
En la noche mi teléfono sonó más de 50 veces, hasta que lo apagué.
Llegué a una casa de un lugar lejano en Okinawa, me escondí en un pequeño pueblo y finalmente pase mi ciclo solo, al menos por esta vez, porque después de pasar mi ciclo, buscaré a un compañero para esto.
En la calle hacia frío, y esperaba el transporte con un suéter ligero, mientras degustaba una comida en la calle, después de todo yo... Nací en una familia no prestigiosa, así que esto era más normal para mí.
Un joven se sentó frente a mi, su cabellera era oscura y el era algo, con una sonrisa se puso a comer.
-Hay más asientos libres.
-Si, pero desde aquí puedo ver el mar.
Me hizo compañía, yo seguía temblando de frío y me miró con curiosidad, luego me dio su chamarra.
-¿Por qué? No es necesario.
-Sera que desde que te vi no puedo dejar de hacerlo, tu eres de una familia rica y estás aquí comiendo solo.
-Yo no...
-Tú ropa te delata.
-Ah... Ya veo.
Me empezó a preguntar y le respondí con tranquilidad, hasta que le platique de mi matrimonio.
Intercambiamos números y dije que volvería en mi siguiente rutina, quise devolver su ropa, pero me respondió.
-Con ese marido que tienes, no creo que alguien te vaya a dar un servicio, pero yo no te pediría nada a cambio, cuando vuelvas, escríbeme y yo seré tu compañero.
Regresé a casa aferrándome a la sudadera, era un aroma reconfortante, la escondí en casa lo mejor que pude.
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