Capítulo 11: Apariencia


[Jin]

Últimamente las prácticas con Namjoon eran mucho más intensas. Llevábamos casi un mes entrenando cada tarde en el gimnasio, quedándonos incluso hasta dos horas más que el resto. Creo que tenía que ver con el nuevo encargo que nos habían encomendado. No sabía muchos detalles, pero basándome en el comportamiento del pelirosa, era importante.

- Vamos mejorando, princesa –me felicitó con una ladina sonrisa, intentando recuperar el aliento de la sesión. Yo necesité recostarme en el suelo y descansar varios segundos antes de responder. Estaba agotado.

- Gr-Gracias...

- ¿Cuántas veces me has conseguido dar hoy? ¿Dos? –se recostó en el suelo, a mi lado.

- Tres si contamos cuando se quedó pillado tu pendiente en mi manga –le sonreí victorioso, tumbándome por completo en el suelo. En otra ocasión me habría parecido una asquerosidad, pero el cansancio me cegaba hasta ni siquiera pensar en la higiene. –Siento lo de tu oreja, por cierto.

- No pasa nada – Decía eso pero aún se podían atisbar restos de sangre seca en el lóbulo por habérsela rasgado levemente de un tirón. – Aprenderé a no llevar pendientes para la próxima.

- Te quedan

- ¿Eh?

- Los pendientes –le miré desde abajo, señalándole la oreja. –Te quedan bien.

- Pues no te dediques a arrancármelos, si tanto te gusta cómo me veo.

Reí y golpeé amistosamente con la rodilla, sin levantarme del suelo. Aproveché que se distrajo con el móvil para observarle mejor.

Era atractivo.

En realidad Namjoon era muy atractivo. Y lo sabía, solo que le daba completamente igual. No era como yo, quien cuidaba constantemente su imagen para perfeccionarla, que va. Él se dejaba por completo y aún así se veía bien. Incluso en estos momentos, completamente sudado, con la oreja manchada de sangre y el pelo despeinado, se veía sexy.

- Namjoon

- ¿Sí? –se giró inmediatamente, apartando la vista del móvil.

- ¿Vas a hacer algo ahora?

- Tenía pensado ir al apartamento de Jungkook –se limpió la frente con el cuello de la camiseta – ¿Por qué lo preguntas?

- No, por nada. Solo me apetecía pedir unas pizzas para cenar, pero da igual.

Quizás el tono me salió más decepcionado de lo intencionado, pero es que por algún motivo me molestaba que quedara con Jungkook. Al principio era más rechazo a que el pelinegro fuera un niño, pero con el tiempo creo que la reacción por mi parte era distinta. Quizás era mi parte egoísta, que quería a Namjoon para mí solo, quien sabe.

- ¿Pizzas?

- Ajá –respondí con desánimo.

- ¿Con carne?

- Ajá... –ahora estaba un poco más animado, notando ese sentimiento llamado esperanza apareciendo poco a poco en mi interior.

- ¿Y salsa barbacoa?

- Con todo el picante que quieras.

- Joder, sí que sabes cómo convencerme. –celebré internamente por dentro mi victoria, esbozando una pequeña sonrisa de regocijo. –Avisaré a Jungkook de que no podré ir.

Y eso hizo. Al cabo de una hora y poco más, nos encontrábamos en casa, duchados , recostados en el sofá con tres cajas de pizzas empezadas y un interesante documental de osos en la tele.

Yo estaba envuelto en mi adorable pijama rosa de rayas, pero Namjoon, al igual que siempre, prefería ir en bóxers. Al menos en esta ocasión tuvo la decencia de ponerse unos pantalones de chándal encima.

- Namjoon – Le llamé al tiempo que me inclinaba y agarraba un trozo de pizza de la caja que tenía sobre su regazo. Él hizo un sonido para darme a entender que me estaba haciendo caso, pero no desvió la vista de la televisión. Al contrario que yo, estaba totalmente metido en el documental. – ¿Qué te gusta de Jungkook?

- ¿Jungkookie? – el muy cerdo me respondió con la boca llena, aunque no le reprendí por ello. Lo hacía tantas veces que hasta había llegado a la conclusión de que en él no me resultaba asqueroso. Asentí, recostándome en el sofá, mirando la pantalla pero con mi completa atención en la conversación con Namjoon. – No sé. Es muy adorable.

"A mí también me dice que soy adorable"

" Espera Jin, ¿qué narices haces pensando esas cosas?"

"No importa"

- ¿Nada más?

- También me pone mucho que sea tan sumiso. Siempre me obedece.

- A mí me resultaría aburrido.

- No pensarías lo mismo si supieras las cosas que le ordeno hacer –respondió descaradamente, guiñándome un ojo. Sentí como se calentaban mis mejillas y aparté la vista abruptamente, intentando apartar la multitud de pensamientos obscenos que me acababan de venir a la mente. –De todas formas, ¿a qué venía esa pregunta?

- Por hablar de algo, nada más... – dije con fingida indiferencia.

- Vaya, y yo que pensaba que comenzabas a interesarte en mí –rió, haciendo notable que era una broma.

Siempre eran bromas. Después de aquella noche, la primera en la que me vio llorar, jamás me había vuelto a tocar o intentar algo. Respetaba mi espacio como si fuera tóxico, con total prudencia hasta en sus palabras. Y todo esto, de alguna forma, empezaba a molestarme. Nunca me había importado que no me prestasen atención, de hecho solía ser al contrario, en muchas ocasiones rezaba para que me quitaran la vista de encima, pero con Namjoon era diferente. Quería que me mirara, que se fijara en mí. Irónico, ¿verdad?

- Ah, por cierto, tenías razón.

- ¿Eh? –pregunté desconcertado. No tenía ni idea de que hablaba.

- Suga y Hope lo dejaron.

- Era cuestión de tiempo, sobre todo ahora que Suga no se separa de Jimin ni para mear. Pobre.

- ¿Pobre? ¿Quién de los dos?

- Ambos. De hecho, todos. Tú eres el único del grupo junto a Tae que no tenéis complicaciones en esos temas.

- ¿Esos temas?

- Temas amorosos, ya sabes –puso una mueca de desagrado y sonreí. Sabía cuánto le molestaba hablar de ello. Namjoon era muy poco reacio a hablar de sentimientos, en verdad. A pesar de que compartía piso con él, era a quien menos conocía.

- Es tan innecesario, en serio. Nunca entenderé los que van en busca de su media naranja y sueñan con vivir felices con ella. Simplemente asqueroso.

- Lo que ocurre es que tú eres un amargado.

- Lo que ocurre es que yo prefiero no complicarme la vida.

- Lo dices como si fuera tu decisión –solté una irónica carcajada y le miré. El documental había quedado en un octavo plano para ambos, centrándonos más en el debate que planteábamos. – Como si pudieras elegir cuando y de quien enamorarte.

- Puedo elegir no hacerlo, y eso es exactamente lo que hago.

- Que ingenuo.

- Jin, no me he enamorado ni una sola vez en mi vida.

- ¿Y? ¿Te crees diferente al resto? Tarde o temprano te sucederá.

Esta vez fue él quien soltó una carcajada. Parecía divertirle mi punto de vista.

- ¿Crees que yo puedo acabar enganchado al alguien? ¿Qué podría enamorarme de Jungkook o incluso de ti?

- ¡Oye, que yo no tengo nada de malo!

- Era un ejemplo, princesa –sonrió y dio un mordisco a su trozo de pizza con desinterés. – De todas formas tú eres la única persona de la que no me pillaría ni en sueños.

- ¿Y eso por qué? –pregunté ofendido. Vale, sí, me había dolido. No entendía que podía tener yo que me hiciera indeseable.

- Eres intocable, princesa. Tu tío me partiría todos y cada uno de los huesos.

- ¿Mi tío?

- Ajá –asintió y volvió darle otro mordisco a la pizza, mirando la pantalla. Había vuelto a perder el interés en la conversación, justamente en el momento que yo más lo había puesto.

- ¿Por qué piensas eso?

- Porque me ha dejado claro que no te toque. Y lo entiendo. Eres su sobrino mimado, no querrá que nadie te pervierta y deshaga de esa inocencia que te rodea.

- ...

- ¿Qué ocurre?

- Nada.

- Oye, que yo por mí te follaría encantado si es lo que te preocupa. Sigues siendo la persona más atractiva que he visto en mi vida. –me sonrió y dio un ligero empujón con el hombro, supongo que intentando animarme. Siempre que hablábamos de mi tío solía bajarme inmediatamente el ánimo y tensarme por completo, era la única reacción que casi no podía ocultar, aunque gracias a Dios Namjoon no lo había notado en todo este tiempo. – Eh, Jin.

- ¿Sí? –pregunté prestándole atención de nuevo. Ahora me miraba fijamente, observándome con perspicacia. Finalmente mostró una sonrisa de medio lado y asintió.

- También tienes los mejores labios que he visto en mi vida –suspiró y se dejó caer hacia atrás, recostándose en el respaldo del sofá con las manos sobre él. –No imagino lo jodidamente bien que debes chup-

- ¡Namjoon!

- chupar los chupachups, Jin, los chupachups. –sonrió divertido, disfrutando de mi acalorada reacción. Siempre conseguía sacarme los colores. –Hay que ver lo malpensado que puedes ser...

- Cállate, idiota –le di un suave golpe en el hombro, incapaz de esconder unas risas divertidas. Me recosté sobre él, igual que terminábamos haciendo siempre, y me rodeó con un brazo para acomodarse. En este tiempo nos habíamos vuelto bastante cercanos, sin incomodidades de por medio. –Namjoon

- ¿Estás incómodo? –preguntó reincorporándose, con la intención de apartar el brazo. Negué y volví a colocarlo en su sitio.

- No deberías hacer caso a todo lo que te dice mi tío.

- Suelo estar de acuerdo con todo lo que me pide, así que no hay problema. –Se encogió de hombros y volvió a dar otro mordisco a la pizza. – Además, le debo una muy grande. Sin él yo ahora no estaría aquí. Ya sea en este piso contigo o directamente en la vida.

- ¿Tanto le aprecias?

- Supongo que es como un padre para mí, o algo así.

- ...

- ¿Te molesta?

Tragué saliva, incapaz de mirarle. Incapaz de seguir mintiendo a alguien en su cara, de seguir defendiendo una imagen completamente falsa. Si Namjoon conociera de verdad a mi tío, jamás le consideraría un padre.

- No.

- ¿Entonces a qué viene esa cara?

- A que me sorprende que mi tío pueda decidir sobre tu vida sexual –respondí como excusa, intentando quitar seriedad al ambiente. Sonreí y le miré con diversión. –Pensé que nadie podía mandarte en eso.

- Nadie me manda, pero supongo que tú eres la excepción. Sería un gran insulto a Hwa si te follara aquí mismo.

- Una pena que mi tío te importe tanto.

- Una verdadera pena, sí.

Rió y yo le imité, tomándonos las últimas frases a broma, o al menos por su parte, porque al menos en mi caso, esas palabras salieron con total sinceridad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top