Capítulo 6: Recuerdame.

Mandy.

La vida es como un laberinto, aveces tienes caminos derechos, simples, que son fáciles de atravesar y cuando menos lo piensas, llega una pared que detiene tus pasos, que te avisa que no todo es tan fácil y que no vayas a creer que va a ser siempre un camino largo y sin emociones.

Porque así es la vida, un camino. Un camino en donde aveces es largo pero cuando piensas que todo va bien, te llega la sorpresa de encontrarte con una pared y tienes que pensar dos veces cual destino elegir; el de la derecha o la izquierda. Y ahí es donde te das cuenta que son tus decisiones las que te van a llevar por el buen o mal camino. Justo en ese momento, donde estas por tomar la decisión, te pones de pie y dices "¿Cual camino quiero elegir?"  Y esa realidad que venías viendo en el camino largo y aburrido, era mentira. Era una farsa de la vida donde te dice que no todo es como creemos.

Pasa lo mismo con los sentimientos. 

A veces creemos que todo va a estar bien. Que la persona que nos gusta o la persona que amamos siempre va a estar con nosotros y cuando abres los ojos observando a tu alrededor, no es lo que creías, no es la realidad quecreías. 

Y ahí viene la desilusión. Ahí es donde tienes que decidir si seguir cayendo, si seguir queriendo atravesar esa pared que no podemos o tomar la decisión de elegir el camino que nos está ofreciendo ese laberinto que atravesamos durante nuestra vida.

 Mi vida ha sido un cambio gigante, de estar en un auto de camino a mi departamento por motivos que aún no recuerdo a estar en una camilla de un hospital por varios meses sin saber que me encontraba en coma. Es irónico, porque lo único que recuerdo son unos ojos que me miraban con un cariño que no puedo describir. Con un cariño que es imposible no olvidarlo.

Esos ojos son mi única respuesta. 

Sorbí por mi nariz observando el estacionamiento a través de la ventana de la habitación del hospital. Me encantaba mirar por la ventana, ya sea un auto, el autobús o, desde que me desperté, la ventana de este lugar.

El chico que vino recién apareció en mi campo de visión. Tenía sus manos en los bolsillos de sus pantalones y caminaba a paso lento. Solté un suspiro cuando levantó su cabeza al cielo y entendí que estaba mirando la ventana en donde yo estaba mirando. Negó con su cabeza volviendo a caminar hasta que llegó a su auto, antes de entrar golpeó la rueda de este con su pie y entró al vehículo cerrando la puerta con fuerza y se marchó.

Seguí observando por la ventana cuando un ruido en la puerta me sacó de mis pensamientos. Un chico castaño entró con dos vasos humeantes y una bolsa que colgaba de su brazo derecho. 

Sonreí tímida. Era bueno ver a alguien que realmente le importabas o eso me hacía creer él.

-Hermanita.-dijo él dejando los vasos en una mesa que se encontraba al lado de la puerta. Caminó hasta donde me encontraba y besó mi frente dejando la bolsa sobre mis piernas. Lo miré extrañada.-Sé que extrañas que te traiga siempre lo mismo. Así que para no perder la costumbre, pasé por tu tienda favorita y los compré.-se encogió de hombros sonriendo tímidamente.

Sonreí mirando sus ojos. Eran como una mezcla de verde y amarillo haciendo que me enamore de ellos apenas los vi.

-Gracias.-murmuré hablando por primera vez en el día. Abrí la bolsa y sentí como mis ojos se iluminaban como estrellas en plena madrugada. Eran tres pastelillos de chocolates. Remojé mis labios sintiendo su sabor en mi paladar, tomé uno sacándolo de su envoltorio y lo llevé a mi boca saboreandolo. Cerré mis ojos gimiendo de placer sintiendo algo extraño. 

Su sabor se me hizo familiar pero ignoré ese sentimiento y observé a mi hermano.

-Hace mucho que no veía ese brillo en tus ojos.-agaché mi cabeza removiendo mis dedo, incómoda por la situación no abrí mi boca.-El doctor me dijo que si todo sale bien, en dos semanas o tal vez menos, salgas de aquí.

Esta vez, si sonreí. Alargué mis brazos indicándole que necesitaba un abrazo. Teo me sonrío y me rodeo con su cuerpo. A pesar, de que no recordaba lo que éramos antes del accidente, estaba dispuesta a crear nuevos recuerdos y mi hermano se merecía uno.

Necesitaba salir de aquí y empezar de nuevo. 

Abrí mi boca para preguntarle a donde me iba a quedar después de que saliera del hospital, se separó de mi y sonrío con sonrisa de galán conquista mujeres.

-No te preocupes, vas a vivir conmigo. Como siempre, volvamos a los viejos tiempos en donde éramos nosotros contra el mundo. Y sé que es una frase de amor pero creo que el amor de hermanos es más fuerte que otro sentimiento, y nosotros, antes del accidente, éramos más que hermanos, nos contábamos todo. Y te lo digo para que sepas que no estas sola, Mandy. No estas sola. 

Cerré mis ojos analizando sus palabras sintiendo sus manos apretando las mías.

Había extrañado la sensación de estar en la tierra y no volando como hace meses atrás. 

-Gracias.-le dije. El asintió con su cabeza como modo de respuesta. -¿Te...-vacilé antes de completar la oración, pero me animé a preguntar lo que me había rondado en la cabeza toda la mañana.-¿Te puedo preguntar algo?-remojé mis labios esperando su respuesta.

Teo alzó su vista dejando de lado su teléfono. Había vuelto a la silla de acompañantes que estaba al lado de la cama, colocó sus pies arriba de esta y me miró fijamente dudando de mi pregunta y de la siguiente que estaba por hacer, pero asintió con su cabeza lentamente. 

-Hoy vino un chico.-analicé su rostro pero no hubo ninguna expresión, pero creí haber visto un amago de una sonrisa, descarté esa idea de inmediato. ¿Porque Tom iba a sonreír sabiendo que alguien desconocido vino a visitarme? A menos que él sepa quien es ese chico tan misterioso.

-¿Cómo era?-preguntó cruzando sus brazos por encima de su pecho. Fruncí mis cejas intentando recordar como era el aspecto de ese chico, pero no lo vi bien. No le había puesto tanta atención como para saber de que color tenía su remera, solamente lo observé desde la ventana, pero él ya tenía una campera puesta y estaba lejos como para saber de que color eran sus ojos. 

Me encogí de hombros desilusionada por no brindarle una respuesta positiva, pero mi memoria no era mi mejor amiga en estos momentos.

-¿Te dijo algo? ¿Hizo algo? - se acercó lentamente levantando sus cejas con cada pregunta que hacía. Reí por su actitud y recordé las palabras que Nicolas había murmurado antes de irse.

-No.-murmuré.

-¿Acaso lloró? ¿Gritó? ¿Bebió? 

-No.

-¿Dijo nombres? ¿Recuerdos? ¿Fechas? ¿Números?

-No.

-¿Volvió a llorar? ¿Se despidió? ¿Alzó sus manos al aire y dijo que no aguanta más?

-No.

-Entonces no se quien es.-dejó caer sus hombros recostándose en la silla.

-Pero me dijo su nombre.- sus ojos se iluminaron y me indicó con un movimiento de su cabeza que siguiera hablando.-Se llama Nicolas.

-¡Si!-se levantó de un salto de la silla estirando sus brazos al aire con una gran sonrisa en su cara.-¡Ese perro lo hizo, al fin!

Lo observé confundida desde la cama pero no emití ningún comentario, quería observar su alegría y sacar provecho.

-Le dije que lo hiciera, pero no quería. Pero vino, aquí, y te dijo su nombre - reí al ver que estaba hablando solo moviendo sus manos como si le estuviera explicando a alguien lo que pasó, pero nunca me había sentido tan confundida como en este momento.-¿Y después que hizo?- fijó su vista en mi y me sentí vulnerable al sentir que esperaba una respuesta por mi parte. Mi lado bondadoso me dijo que no le contara lo que había echo, que le arruinaría la felicidad pero mi lado malvado saltó a la defensa y me incitó a que le dijera todo.

Y por primera vez, seguí mi instinto malvado.

Si, chicos. Hay días en que puedo ser mala. Tan mala como una abeja.

-Solo me dijo que se llamaba Nicolas y luego de eso me saludó con su mano y se marchó.-su cara fue un poema, pensé en reírme de su cara y en su cara, pero había sido demasiado con lo que le había dicho cortando toda su felicidad.

-¿Que...que hizo que?-mordí mi labio para no reírme y repetí mis antiguas palabras.-Esto es imposible. Él no puede darse por vencido, no ahora. No en este momento ¿Verdad?

Asentí sin saber de lo que estaba hablando, pero supuse que Teo conocía a este chico.

-¿Sabes quien es?-el detuvo su charla consigo mismo tragando saliva lentamente. 

-Yo...Él, tú...-se levantó de la silla agarrando su chaqueta del respaldar de esta, besó mi frente y caminó hasta la puerta, pero antes de irse se dio media vuelta dedicándome una sonrisa.-Solo... no te des por vencida tú también. Todavía no es el momento, pero sé que algún día llegará lo que todos estamos esperando y ese día será especial. Solo tienes que sentarte y esperar que el tren pase por ti, no apures el tiempo porque lo único que conseguirás es que tu vida pase por delante tuyo y no te vas a dar cuenta que pasó cuando ya sea demasiado tarde. No te des por vencida, no ahora.

Dejándome con millones de preguntas por hacer, salió despavorido por la puerta del hospital. 

Era un echo, comprender la mente de los hombres, más siendo Teo, es revolver la mente al vicio. Son un mapa sin coordenadas.

Teo me debía más que una explicación y estaba esperando el momento adecuado para hacerle otra pregunta que lo pusiera en ese estado para confirmar lo que tenía en mente. Pero lo haría cuando fuese necesario, cuando fuese el momento.

(***)

Nick

*********

Gente hermosa! Sé que hace mucho que no actualizo y lo lamento demasiado, pero la escuela me tiene saturada y mis ganas de escribir no han aparecido, escribir lleva su tiempo y ordenar las ideas el doble. Espero que les haya gustado el capítulo.

Escribir es algo que amo y que le da sentido a mi vida, porque si no escribiera no se que fuese de mi, y así lo digo, aunque parezca más cliché de lo normal pero es así. Escribir le da sentido a mi vida y en algún momento, sea tarde, mañana o noche voy a actualizar, sea ahora o en dos años, pero algo que tengo es que nunca voy a dejar mis historias a medio hacer aunque me cueste y me tarde un milenio, recuerden eso.

Lamento no actualizar y lo haré en mis otras historias cuando pueda y tenga mi tiempo. Porque algo que no me gusta hacer, es hacer cosas por obligación porque lo termino haciendo mal y no cree a mis personajes para no hacerlos perfectos. 

Agradecería demasiado que se tomen su tiempo en tocar la estrellita cuando terminen de leer y si quiere, dejar un comentario, porque a pesar de que escribo para desahogarme y lo hago más como un hobbie que otra cosa, lo subo para que ustedes lean mis obras y una estrellita no cuesta nada.

Amo cuando lo hacen, amo cuando comentan cosas, sean consejos, felicitaciones o quejas de porque un libro terminó así, pero siempre les respondo. Y amo cuando lo hacen y no saben lo feliz que me hacen, esos votos y comentarios me sacan una sonrisa que nadie puede entender el motivo, pero es así. No soy la mejor escritora ni tampoco pretendo serlo, pero escribir es algo que hago con pasión y mucho amor.

Le dan sentido a mi vida y a mis personajes.

Millones de gracias a todos, nos leemos en el siguiente capitulo y en las otras historias.

Sin nada más que decir. Me despido.

D♥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top