Capítulo 11: Camino hacia a tu corazón.

¿Estaba perdido? Si. Lo admito, estaba más que perdido.

¿Estoy solo en esto? Obviamente, Theo no me iba a ayudar a conquistar a su hermana. Estaba empezando a creer que él quiere separarme de ella, pero no me llegaba a la cabeza semejante cosa, así que lo ignoraba, pero sabía que había una luz parpadeante en mi cabeza que me avisaba sobre esa sospecha. 

Golpeaba la lapicera que tenía en mi mano mientras pensaba que podía hacer para ganarme la confianza de Amanda. 

Joder, solamente me conocía como el amigo de su hermano. 

Los contratos que tenía que firmar para la semana entrante estaban en mi escritorio, ninguno de ellos habían sidos los afortunados de que mis ojos los leyeran. No tenía ganas de leer unos malditos contratos, lo que quería era ver a Mandy y a su hermosa sonrisa mientras despertaba conmigo cada mañana.

Lo que me iba a costar llegar hasta ella de nuevo. 

Pasé mi mano por mi cabello mientras que seguía golpeando la lapicera en búsqueda de alguna idea. Tenía que llegar hasta su corazón y realmente, con todos los nervios que tenía, todas las cosas que a Mandy le gustaban, se me habían ido de la cabeza.

Pero había una, esa idea era la típica cliché, pero en ese lugar le había pedido a ella que fuese mi novia y allí le iba a pedir matrimonio ese mismo día de ese maldito accidente. 

-Necesito una secretaria.-Theo apareció por la puerta con dos cafés en su mano y dos bolsas colgando. Alcé mi ceja en confusión por ese comentario ¿Acaso estaba loco?

-¿Qué?-dije mientras aceptaba el café y trataba de mirar lo que había dentro de las bolsas pero él no me dejó. Se sentó en su sillón de siempre mientras observaba la vista de la gran ventana. 

-Que necesito una secretaria, amigo. Literalmente yo soy la tuya, es decir, todos los días te compro lo que tu quieres comer y el café. Es decir, eso lo hacen las secretarias. -tomó un sorbo de su café y siguió parloteando.- Necesitas contratar una secretaria bien sexy para tu secretario, supongo que ellos también tienen uno.-sonrío inocentemente recostándose en el sillón.

Mordí mi labio para no decir cualquier cosa y solamente lo observé para ver si lo decía enserio. 

-Es enserio lo que te digo.

-Te recuerdo que yo nunca te pido que me compres el café y mucho menos la comida, eso lo hago yo. - coloqué mi mano sobre mi barbilla esperando una respuesta de Theo. 

Él se quedó en silencio procesando lo que acababa de decir. Sus ojos demostraban lo irónico que había sonado lo que había dicho. ¡Pero era verdad! Yo no mentía.

-Eres mi amigo, por supuesto que te voy a comprar un café cuando yo tengo que comprar el mío. No voy a tomar mi café sabroso mientras tú me miras ¡Sería cruel!-solté un suspiro por la exageración que tenía Theo a estas horas de la mañana. 

-No te voy a contratar a una secretaria, Theo. Y mucho menos si es mujer, no saldrías de tu oficina y no me comprarías el café.-sonreí de costado mientras le echaba un vistazo a los contratos que tenía por firmar. 

-A veces no puedo creer como mi hermana te amaba tanto si eres tan malvado.-levanté la mirada sin decir nada. Él se dio cuenta de lo que dijo y se quedó en silencio.-Me tengo que ir, tengo varios contratos que ver y muchas reuniones que organizar para este mes.-se levantó rápidamente y salió por la puerta llevándose consigo su café y las dos bolsas que no me dejó ver. 

Suspiré pasando mis manos por mi cabello mientras miraba los contratos que tenía en mi escritorio. No tenía ganas de ponerme a investigar sobre los casos, así que me levanté de mi silla tomando mi saco y me marché de la oficina. 

Las noches son mejores cuando tienes que hacer algo, porque estas solo excepto las estrellas que te sonríen de lo alto. 

Coloqué mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón y me dediqué a caminar pensando en lo que podía hacer para recuperar la mente de Mandy, pero mi cerebro estaba colapsado y no tenía nada para ofrecerme. 

Suspiré girando en la esquina deteniéndome en cerca de la cafetería que acostumbraba ir. Todo en pasado. Sonreí de costado recordando la primera vez que vi a Mandy y lo loco que estaba por ella, y aún lo estoy. 

-¡Cuidado!-gritó alguien detrás de mi. Demasiado tarde esa advertencia, cariño. 

Giré rápidamente al escuchar un estruendo y casi muero en el instante. Corrí hacia donde estaba ella y me agaché hasta su altura. 

-Mandy.-dije asustado.- ¿Te encuentras bien?-toqué su brazo para llamar su atención pero su casco tapaba su visión así que se lo quite mientras le sonreía.-

-Estabas en el medio.-sus ojos conectaron con los míos, pero en ellos no veía amor sino amargura.

-¿Disculpa?-murmuré tomando su brazo para ayudarla a levantarse. Agarré su bicicleta y la acomodé en la pared que estaba de testigo de nuestro desastre. 

-Si.-dijo tomando su casco de mis manos, se lo colocó en su cabeza mientras agarraba su bicicleta. Lista para marcharse, como siempre. Otra vez. -Te atravesaste, estabas parado observando algo o alguien, no lo sé. 

-¿Y porqué no venías por la calle?-fruncí mis cejas mientras la veía abrocharse su casco. Mandy se encogió de hombros y me rodeó con su bicicleta. 

-¡Hey! ¿Porqué te vas? Estamos hablando.-No te vayas, por favor. 

-Tengo que irme, mi hermano me llamó para que le llevara unos papeles que se olvidó y estoy perdida y si tardó un segundo más, me dará un sermón toda la semana.-giró sus ojos acomodando su mochila que había ignorado hasta este momento. 

-¿Tú...tú hermano?-ella asintió cansada de que le pregunte tantas cosas. ¿Desde cuando Theo se llevaba el trabajo a su departamento? Aquí hay gato encerrado. 

-¿Me disculpas? Tengo que marcharme.-ella señaló la dirección contraria de la empresa y quise reírme de lo tierna que se veía en estos momentos.

-Vas por la dirección equivocada.-mordí mi labio observando su reacción y señalé con mi dedo la calle de la empresa.-Por allí es. ¿Qué papeles son los que necesita Theo? Es muy raro que él trabaje hasta tarde o en su casa.-Mandy suspiro y rodó sus ojos.

-¿Siempre haces muchas preguntas?-dijo alzando su ceja derecha.

-¿Siempre respondes las preguntas con otras preguntas?-sonreí de costado encogiéndome de hombros. 

-Tengo que irme. Muchas gracias por las indicaciones.-era seguro que ella no me recordaba y me dolía en el alma que eso pasara. Bajé mi mirada mientras soltaba un suspiro. 

Tenía que hacer un intento.

-¿Quieres tomar un café?-conecté mi mirada con la mía, sabiendo que eso la incomodaba y aceptaría sin pensarlo. 

Pero ella lo pensó. 

Joder.

¿Desde cuando Amanda pensaba las cosas que yo proponía?

-Tú hermano no se molestará, lo prometo.-me apresuré en hablar cuando la vi que iba a protestar. Alcé mis manos y le dediqué mi más sincera sonrisa.- Te lo debo, por el accidente de recién.- Mandy sonrío de lado tímidamente y mi sonrisa se agrandó aún más.

¡La tengo!

-Solo si tú invitas.-tiré mi cabeza hacia atrás lanzando una carcajada. 

Ahí estaba mi chica. 

-Sólo si aceptas venir conmigo.-ella sonrío y asintió con su cabeza. Sonreí feliz indicándole con mi cabeza hacia donde íbamos; Donde todo comenzó. 

* * * *

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