Childish (trilogía)
Roger comenzó a abrir los ojos mientras se sentía cegado por la luz del hospital que iluminaba fuertemente la habitación. Estaba solo. No había nadie y estaba confundido.
— ¡Ya despertó!
Miró a su alrededor. Su madre estaba allí con su tía, ingresando al lugar. Nadie más. No recordaba bien qué había sucedido, solo recordaba el sueño placentero que tuvo.
¿De pronto los años se iban? Todo se notaba extraño, pareciese que lo que había sucedido durante aquellos años se hubiese esfumado como una ilusión. Quizás aquello era. Un mal juego de su mente, como todas las veces que veía a Brian yendo a buscarlo para abrazarlo y besarlo como en otros tiempos.
Quizás estaba siendo ridículo, Brian y él habían durado alrededor de siete meses como novios solamente, luego el rizado tuvo que irse a Australia, dando por finalizada su relación.
Lo extrañaba. Quizás con él allí todo el infierno que era su vida sería distinto. Como aquel sueño, donde podía verlo volver a sus brazos, donde era capaz de superar su depresión.
— ¿Mamá...?
— ¡Roger! —lo abrazó fuertemente. Él sintió un dolor propagarse por su cuerpo y cerró los ojos con fuerza intentando evadir aquel pequeño quejido que su organismo quería soltar.
— ¿Qué día es hoy? —preguntó confuso.
— Fines de junio. Tus clases acabaron hace poco menos de un mes. Has estado... inconsciente desde ese entonces.
— ¿Inconsciente? —preguntó confuso—. ¿Inconsciente como Clare o inconsciente como alguien que estuvo a punto de ahogarse y despertó al rato?
— Como... como Clare, hijo —respondió cabizbaja.
— ¿Qué sucedió...?
— Fue... fue tu papá, cariño —siguió Winifred—. Él... se pasó de la raya.
— Yo... creo que recuerdo.
— Tuvieron que ponerte puntos... aún tienes cicatrices, pero van a sanarse. Te recomiendo que no te muevas mucho, tienes cuatro costillas rotas y el brazo izquierdo también. Tuvieron que raparte la cabeza para ponerte los puntos porque te golpeaste muy fuerte arriba de la nuca y sangraba demasiado... pero el cabello ya te creció, mi pequeño.
Se llevó la mano derecha a la cabeza, en efecto, sentía ligeramente más corto el cabello que antes, pero eso daba igual.
— ¿Entonces Brian no volvió? —preguntó con los ojos húmedos.
— No... Roggie... Brian... él sigue en Australia.
Quizás fue un golpe bajo. Demasiado. Pero solamente asintió. No lloró.
— De todas formas si quieres puedes llamarlo... aquí tengo tu celular —se lo entregó. Roger miró el objeto algo inseguro, pero suspiró y marcó.
Un pitido. Un segundo, un tercero, un cuarto y un quinto. No hubo respuesta y fue derivado al buzón de voz.
"Hola, Brian aquí, por favor deja tu mensaje en el buzón y te llamaré cuando pueda."
— Eh... Hola, Bri... soy... soy Roger —dijo con el teléfono en la oreja—. Hace mucho no sé de ti y todo ha sido algo extraño... ¿podrías llamarme por favor? Sería genial escuchar tu voz y que no sea una grabación... eso... yo... te... te quiero, bueno, no te quiero, te amo, pero... ya no estamos juntos así que lo dejaré en un te quiero.
Luego colgó.
— Me derivó a buzón de voz —explicó.
Los días siguientes ocurrieron en el hospital y fueron bastante lentos. Pasaba el día viendo televisión o sus redes sociales, además de leer e intentar no pensar en que hubiese sido mejor haber vivido aquel sueño donde su futuro sí era feliz, y que el haber despertado y haber descubierto que no lo era y que debía seguir en la misma miseria que pensó haber superado.
¿Y si seguía los consejos del sueño? Bueno, tampoco tenía mucho sentido. Nada se solucionaría. Por más positivo que fuera, además lamentablemente no recordaba con exactitud el consejo que usaba. Aquello era lo malo de los sueños, con el tiempo olvidas varios detalles.
¿Podía llegar a hundirse hasta tocar fondo? Pensaba que probablemente aquello ocurría. Que jamás lograría ser feliz.
Un día en particular, revisando sus redes, como tendía a hacer para no aburrirse, se topó con una foto de Brian en Australia. Visitaba Sydney con su familia y una chica, quizás su amiga. Le dio me gusta a la primera fotografía. Casi por inercia.
Fue pasando las fotos, y la última hizo que su corazón dejara de latir por un instante.
Brian estaba besándose con la otra chica en la foto. Estaban besándose. Estaban felices. Eran novios.
Miró la descripción mientras los ojos se le humedecían y repetía varios "no", comenzando a llorar.
"¡Qué hermoso es Sydney! Aquí con mis geniales padres y mi hermosa novia Chrissie. ¡Te amo más que a nadie, preciosa!
-Bri"
Aquello solo confirmó lo evidente. Solo logró percatarse que había sido uno más entre las ex parejas de Brian y que él estaba mejor con Chrissie. Que él definitivamente no tenía importancia alguna en su vida, y que ni siquiera fue especial.
Oh, pero Brian sí lo fue para Roger.
Comenzó a llorar inevitablemente. Se tapó la boca y luego el rostro mientras este mismo enrojecía por el llanto. El celular poco a poco fue oscureciéndose hasta apagarse su pantalla, y con ello la foto de Brian y su nueva novia desapareció de su vista.
Pero claro, no de sus recuerdos.
Su madre lo encontró así. Llorando hecho un ovillo y sin control. No logró calmarlo. Al menos en ese instante, y aquella vez se dio el lujo de sollozar en voz alta y de gritar cuánto le pasara por la cabeza. De tener una especie de berrinche, cuando en realidad no lo era y simplemente eran sus emociones explotando cual bomba atómica. De sentirse más muerto de lo que ya se sentía y de pedir estar solo para seguir llorando así.
Llamándolo por su nombre. Preguntándose el porqué de sus desgracias y queriendo desaparecer.
No supo hasta qué hora estuvo en aquello, solo logró dormirse, y al despertar con los ojos hinchados, fue recordando todo poco a poco y sintiéndose cada vez peor.
Su masoquismo fue a un nivel mayor y volvió a entrar a la red social para buscar a Brian en ella y ver nuevamente la foto. Quería mirar los comentarios y quizás a la chica.
La mayoría de ellos, provenían de gente que Roger no conocía o que no eran cercanos a él. Claro los "qué bueno que te divertiste" o "qué lindos son" estaban presentes, pero dos comentarios en particular lo hicieron tener su segunda decepción.
"¡Cariño! ¡Están maravillosos juntos! ¡Hacen la pareja ideal! Nunca te había visto tan feliz."
"Te veo muchísimo más feliz que otras veces, cuando estabas aquí, claro, me alegra mucho que Chrissie te ponga así."
El primero de Freddie y el segundo de John.
Quizás era algo ridículo. Quizás estaba siendo demasiado celoso y egoísta al molestarse por aquello, y quizás estaba exagerando.
Pero aquellas palabras lo hicieron sentir mal de todas formas. Brian era más feliz con Chrissie que con él. Brian y Chrissie eran la pareja perfecta. Brian y Chrissie se veían maravillosos juntos.
¿Y Brian y Roger? Bueno, Brian era demasiado para Roger, y Roger solo era un ridículo que ya lo tenía hastiado. Así de simple.
Y claro, habían comentarios que decían algunas de esas cosas. Como los del grupo de Marty diciéndole que estaba mejor con ella y que qué bueno que había dejado a Roger.
Y lo peor fueron las respuestas.
"@mr.mercury_ es cierto, Chrissie es realmente la mejor, me enamoro cada día más de ella."
"@jooohn.deacon1951 ¿verdad? Estoy muy feliz con ella. Quizás no vuelva a Inglaterra."
"@marty_larsxn_. tampoco seas así, es mejor no comparar."
Y claro, todo seguía así. Intentó entrar a mirar el perfil de Chrissie. La cuenta era privada y volvió a mirar el resto de las fotos en el perfil de Brian. Las suyas junto al rizado ya no estaban, y el perfil se encontraba plagado de fotos de sus viajes en Australia y de él y Chrissie. Bueno, tampoco estaban las de sus parejas anteriores a él, pero eso no evitó que se sintiera peor.
Suspiró frustrado y no supo en qué momento había publicado un comentario. Se arrepintió al instante, pero por alguna razón no podía borrarlo.
"Me alegra mucho que estés feliz, Bri. Me encanta verte sonreír y espero que ella lo haga más de lo que lo hice yo."
— Oficialmente Roger Taylor es un estúpido —se dijo a sí mismo tras un rato.
Los días fueron pasando. Al menos algo mejoró, podía vivir con su madre, y después del juicio, probablemente su padre iría a prisión. Eso era bueno, o eso quería pensar.
En septiembre las clases volvieron a comenzar. Empezaba a preguntarse por qué Freddie y John no fueron a verlo durante el tiempo que estuvo en el hospital. Pensándolo mejor, sus únicas vistas fueron su madre, su abuela y su tía. Realmente a nadie le había importado lo que le sucedía.
Todo el verano estuvo solo y encerrado en su habitación, y supuso que eso mismo haría en el periodo escolar. Seguir en la misma situación de siempre. Sin escapatoria alguna.
— ¡Cielo! —exclamó Freddie corriendo a verlo—. ¿Cómo estás? Había oído que despertaste...
— Sí, desperté —respondió. John iba llegando tras él—. ¿Cómo han estado?
— De maravilla. Johnny y yo salimos de viaje. Visitamos toda Europa... ¿sabías lo hermoso y romántico que es Italia? ¡La comida es fantástica! Y además tienen tanta cultura, fue un verdadero sueño.
— ¿Y qué día se fueron?
— Bueno, a inicios del verano. Unos días después de tu accidente —respondió John—. Ya teníamos los pasajes comprados... lo siento.
— Oh, no tienes que disculparte —dijo Roger y luego hizo una sonrisa falsa.
— ¿Ves, cielo? Te dije que Roggie entendería —dijo Freddie—. Bueno, ¿y qué hiciste en las vacaciones?
— Bueno, considerando que estuve casi un mes en coma, no tanto, solo salí unos días a la playa con mi mamá y...
— ¡Oh, las playas en Italia y en Grecia eran fenomenales! —lo interrumpió Freddie sin percatarse exactamente—. En Italia la gente te dice pan con aceitunas y aceite de oliva, ¡y todo es tan romántico!
— Qué lindo... —dijo Roger algo cabizbajo mirando al suelo.
— También visitamos a Brian en Australia —contó John.
— Oh, ¿y cómo está? —preguntó Roger mirándolos.
— Genial, está guapísimo y bronceado, y muy feliz —respondió Freddie sin percatarse del efecto de sus palabras—. Está saliendo con una hermosa chica que se llama Chrissie, ¡son tan bonitos juntos!
— Sí, los vi en Instagram —dijo Roger en voz baja.
— Oh, vi tu comentario —siguió Freddie. Roger quería que la tierra lo tragara—. Tan bueno y tierno que eres. Roggie, estás bien con que ellos sean novios, ¿verdad?
— Claro que lo estoy, terminamos hace más de un año. Sería estúpido seguir pensando que él y yo volveríamos —mintió.
— Qué maduro —sonrió Freddie—. Y bueno, ella es muy amable y amorosa. Brian salió ganando, tuvo buen partido. Es tan tierno con ella, cuando se lo comenté dijo que nunca era tierno y que solo con Chrissie sí.
— Aw... qué tierno eres.
— Normalmente no lo soy. Solo contigo.
— ¿De verdad?
— Solo contigo, Roggie.
— Eso es muy lindo —comentó mientras intentaba que los ojos dejaran de humedecérsele.
— Sí, lo es. Bueno, iré a dejar mis cosas con Johnny, ¡nos vemos!
Ambos se fueron. Dejándolo solo.
Y así iban pasando los días. El problema que era su padre había desaparecido, pero seguía presente el bullying, la soledad, y había aumentado el hecho de que Brian lo había olvidado y era feliz con otra.
Un lluvioso día de noviembre, mientras recibía sus constantes burlas provenientes de Marty, sucedió algo inesperado.
— ¡Señor Larsen!
Ambos, agresor y víctima, voltearon, logrando ver al maestro que estaba de pie mirando la escena. Claro, Roger estaba al borde de caer de una escalera, y Marty le sostenía la camiseta mientras lo zamarreaba.
— ¿¡Qué demonios hace!? ¡A la oficina del director ahora! Roger, ve a la enfermería, te veo algo golpeado.
El rubio asintió y corrió rápidamente al lugar indicado. Marty lo miró con odio y fue a la oficina del director en silencio.
Una vez allí, la enfermera comenzó a examinarlo y a desinfectarle algunas heridas. El momento de tensión ocurrió cuando ella pronunció ciertas palabras.
— Quítate la sudadera, por favor.
Roger comenzó a pensar rápidamente alguna excusa o algo rápido para decir y justificar las marcas en sus brazos. Se bajó por completo el cierre —puesto que estaba abierto desde la altura del pecho—, y se sacó la prenda a modo de chaqueta. Notó la mirada preocupada de la enfermera que rápidamente comenzó a examinarle el brazo.
— ¿Qué te pasó?
— Fue mi perro —mintió.
— Pero son demasiado profundos y están infectados.
— Es que no le he cortado las uñas y las tiene afiladas.
Ella lo miró con desconfianza.
— ¿Has estado cortándote?
No sabía qué responder. Sabía que la verdad era esa y podría traerle problemas. Quizás demasiados.
— No tienes que tener miedo.
— Solo fue mi perro —murmuró. La enfermera suspiró y asintió.
— De todas formas voy a sanártelas, ¿sí?
Tras terminar de ser atendido, salió de la enfermería. Quizás Marty lo dejaría en paz ahora que lo habían castigado. Al menos eso esperaba.
Pero se equivocó.
Mientras caminaba a su casillero, sintió que lo jalaban del cabello fuertemente y lo pateaban en sus partes bajas para luego llevarlo aún jalándolo hacia los baños. Comenzó a gritar que lo soltaran, que lo dejaran en paz, que no había hecho nada malo, pero solo logró que le pusieran un trapo sucio en la boca y se lo amarraban en la nuca.
Cerraron la puerta con llave y lo tiraron al suelo. No estaba seguro quiénes eran, pero supuso que eran los amigos de Marty y este mismo. Aún con el trapo amordazándolo, seguía chillando e intentando soltarse, pero solo logró que comenzaran a patearlo en todo el cuerpo mientras le gritaban insultos.
Solo pudo ver a sus agresores cuando Marty se puso encima suyo para golpearle el rostro. No sabía cómo reaccionar, y cuando intentó tomarlo de las muñecas para que se detuviera, lo único que logró fue que lo tomaran de ambas manos y se las amarraran con cinta adhesiva.
Los golpes siguieron. Comenzaba a atontarse, y lo peor fue cuando un escobillón fue roto y lo tiraron contra la taza del inodoro en cuatro patas.
Luego Marty se desabrochó el cinturón.
(...)
Cuando la pesadilla acabó, lo dejaron ahí mismo. En el baño, sin dejar de llorar, golpeado y adolorido. No podía levantarse, ni caminar. El escobillón roto estaba a un lado con cierta sangre en él, al igual que la que emanaba de su propio cuerpo que se repartía por el piso del cubículo.
Tras un rato logró levantarse. Se limpió el rostro y se apoyó de las paredes para intentar caminar. Solo lograba cojear y seguir llorando. Recordaba que le sacaron fotos. Buscó su ropa y cuando la encontró se la puso de forma dificultosa. Le dolía todo.
Salió del baño en el mismo paso. Al hacerlo, varios comenzaron a mofarse de él. Constantemente. Nuevamente comenzaban a sacarle y sacarle fotografías. Lo veían como una broma y no como la atrocidad que fue.
— ¿Te gustó, Roger? —preguntó uno de su clase.
— Parece que te cogieron duro, Taylor —comenzó a reír otro.
— El maricón anda con sonrisa de oreja a oreja.
— Como el chiste del palo.
— Debe estar encantado.
Y entre todos esos comentarios, solo pudo intentar escapar y salir rápidamente. Se abría paso entre las personas mientras su pulso aumentaba sin control al igual que sus nervios. Sus pulmones fueron apretándose y sentía como si no le llegaba el aire. Todos lo miraban con desaprobación y risa. Y siguió encogiéndose, llorando, y logrando que su crisis de pánico aumentara hasta que salió del recinto estudiantil.
Fue a su casa. No esperó el fin de la jornada y se quedó levantado escribiendo una nota. La dejó sobre su cama y sacó la navaja de su mesita de noche. No lograba calmarse. No podía respirar. Fue al baño mientras se afirmaba de las paredes para caminar y sacó la navaja de su bolsillo. Llenó la tina y se metió dentro con ropa.
Miró a ambos lados y pronunció un leve "perdón, mami" para luego subirse las mangas y realizar los cortes acostumbrados.
Pero aquella vez se pasó de la línea de forma adrede.
(...)
Winifred Taylor entró a su hogar acompañada de su hermana. Llamó a su hijo por su nombre, pero no respondió nadie.
Subió las escaleras hasta la habitación del rubio. Solo había una nota y eso hizo que comenzara a asustarse.
"No abras la puerta estando sola, mami."
Se llevó una mano al rostro desesperada y corrió al baño. Abrió la puerta y la imagen que vio solo la hizo pegar un grito. Su hijo. Tenía tan solo dieciocho años y allí estaba. En una tina ensangrentada y con las muñecas cortadas. Muerto.
Solo ahí pudo abrir la nota. Pero tuvo que llamar a su hermana aún llorando y buscar consuelo en ella. Alguien debía sacar a Roger de allí y simplemente ella no se sentía capaz de hacerlo.
"Lamento la imagen que le di a quién me encontró. Vivo no era ninguna belleza tampoco, pero supongo que era menos macabro. Lo siento.
Si hiciera lo de Hannah Baker, probablemente tendría más de trece razones. Está Marty Larsen y todos sus amigos, Freddie, John, mi papá, mi escuela y Brian. Aunque ahora que lo pienso, él no, todos me olvidan fácilmente y él ahora es más feliz.
Todo lo que es posible que te pase me ha pasado y ya no puedo seguir aguantando. Llevo aguantando a mi papá golpeándome desde los doce años, y solo porque casi me mató hicieron algo.
Bri... mi Bri... te extraño mucho. Me hubiese gustado haber podido besarte por última vez, pero respeto que seas feliz y te deseo la felicidad que yo nunca tuve y que solo tú fuiste capaz de entregarme.
Bueno, bueno, bueno, estoy alargándome y yo solo quiero pedirle perdón a mi mamá por haber hecho esto. Sé que fui egoísta, pero ya no aguanto. Lo que me hicieron hoy sobrepasó todo.
Porque Marty me violó.
Así que eso. Lo lamento. Solo quiero pedir que en mi funeral pongan alguna canción de Pink Floyd o de Nirvana. Mi mamá sabe cuáles me gustan.
Nuevamente lo siento mucho. Mamá, te amo. Brian, a ti también.
Roger Taylor, 9 de noviembre de 2021."
(...)
La música de fondo sonó mientras los asistentes ingresaban al cementerio. Algunos tíos y amigos —que fueron Freddie, John y Jeremy—, llevaron el ataúd. La pareja que había sido amiga del rubio durante años no evitaba llorar y sentirse culpable. Nunca se dieron cuenta. Nunca supieron lo que le pasaba a Roger y nunca hicieron el intento de ayudarle. Triste, pero cierto.
— Por supuesto, ahora todos eran sus amigos. Ahora todos lo querían. Y mientras estuvo vivo nadie hizo el intento de ayudarlo —dijo Winifred mirando a su alrededor.
Y cuando el ataúd ya estaba enterrado y todos salían del cementerio, el celular de Roger vibró debido a unos mensajes.
"Brian:
Hey, Rog, ¿cómo has estado? Espero que bien.
Bueno, quise hablarte porque sé que sabes que estoy con Chrissie, pero... no dejo de pensar en ti y de sentir que te estoy traicionando. Por eso quiero contarte que terminé con ella por lo mismo y volví a Inglaterra, porque sigo amándote.
Así que ¿te gustaría ir a tomarte un café conmigo? Sería genial que pudiéramos vernos."
FIN
~•~•~•~•~•~•~
Este era el final original de la historia y la trilogía y bueno, lo cambié porque era demasiado triste y depresivo alv.
Y cómo pueden notar, aquí todo lo ocurrido desde que Brian regresa de Australia hasta el final de todo es un sueño de Roger. Al final hice algo parecido en toxic xd
Así que eso. FELIZ DÍA DEL AMOR :D
- Em
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