8. ¿Cuál es tú puto problema?
A veces, cuando no quiero pensar, pero no hay más entretenimiento suelo escuchar música, mis gustos musicales son tan variados e irregulares como mí menstruación.
La música era una salida fácil para mi.
Me encanta Mitsiki, en especial su canción "Washing machine heart", no sé porque me imagino a mí misma en el vídeo musical, con la ropa de Morticia Adams, cortando rosas y luego me convierto en una especie de novia de los 50s, con un velo blanco encendido en llamas, todo mientras soldados con máscaras de gas marchan a mí alrededor.
También me gusta mucho la música de Daft Punk, Pedrina y Molina, ¿Qué? Sí, lo sé, tengo cara de ser una reguetonera, pero vamos, yo no pedí la reputación de zorra que tengo.
Pero sin duda alguna lo que más amo escuchar son soundtracks de películas animadas, mis favoritas son, naturalmente mis favoritos son "¡Volarás, Volarás!" De Peter Pan y "Marinero soy/La carrera" de Alicia En El País De Las Maravillas. Por otra parte no puedo evitar ponerme a bailar con "Se dice de mí". Mis canciones favoritas son: around the world, Doki — todos somos necesarios, Je Volé (Louane), Pato Lucas: El Hechicero, El Osito Gominola pero sobre todo mis canciones favoritas están en el soundtrack de El Príncipe De Egipto.
Sobretodo Libéranos. Simplemente es imposible no erizarse con semejante canción. Mí parte favorita en cuando Jocabed le canta a Moisés, tratando de calmar su llanto.
Solía imaginar que mí madre me cantaba esa canción, me acariciaba la cabeza y me abrazaba, esperando a que me quedará dormida, pero eso nunca pasó, mamá siempre llegaba borracha a casa, con uno o dos hombres distintos. Aprendí a encerrarme en mí habitación por la noche, algunas veces durante días enteros. Pasaba el tiempo mirando por la ventana, acostada en la cama de forma en que mí columna vertebral estuviera doblada provocándome un gran dolor de espalda, a veces dormía debajo de la cama, pensando que... sí mamá o Ellie no me veían en la cama se asustarían e irían en mí búsqueda, pero no lo hicieron, incluso contraje neumonía por el frío suelo, pero a mamá no le importó.
"Calla mi vida, no hay que llorar
Duerme y sueña feliz
Siempre tú debes mi orgullo llevar
Así yo estaré junto a ti
Río, oh, Río, con el se gentil llevas mi felicidad
Si hay donde libre pueda vivir
Río, condúcelo allá"
Me gustaría decir que mamá ha hecho lo que puede por mí, pero ha decir verdad, la única razón por la cual aún conservo la virginidad es porque aún no soy legalmente adulta, la he escuchado, lo dice borracha y sé que... quizás, solo quizás no lo dice enserio, pero en medio de sus borracheras dice que planea venderme, al mejor postor. La virginidad vale treinta millones o eso he leído, ella piensa que duermo, pero en realidad la oigo riéndose, mientras habla por teléfono y bebe una cerveza enlatada.
— Sí, de algo la bastarda ha de servir, ya me arruinó el matrimonio, debe compensarlo.
Sé que ella jamás diría eso estando sobria, jamás. Me gusta pensar que sí papá no estuviera en rehabilitación, si no tuviera prohibido verme por su alcoholismo, vendría por mí todos los miércoles y me daría un helado de chicle, mí favorito, saldríamos a pasear en su motocicleta y nos daríamos las manos mientras caminamos, pensando en lo hermoso que es el momento y lo dulce que es estar al lado de una persona que amas con todas tus fuerzas.
Durante mis escasos años de vida ya he pasado por cosas que nadie querría pasar, lo peor es que sin importar cuántas pruebas presente, cuántos testigos hablaron a mi favor o cuánto grité, nadie me escuchó. Los policías creyeron falsamente la versión de los monstruos que me dañaron, incluso mí propia madre y hermana creyeron lo mismo. Nadie a mí, ni siquiera las personas que me encontraron aquél día. Ni siquiera cuando estuve internada en el hospital por días. Inevitablemente regreso a aquél momento, a ese instante.
Sé que debo sonar como la típica adolescente hormonal, pero hay algo en mí que es distinto, algo que me hicieron...algo que me rompió por completo. He experimentado el abandono extremo desde una edad temprana, ver a mí madre bailar en un tubo no fue de mucha ayuda y el hecho de que Ellie ni siquiera me reconoce como si hermana no mejora la situación.
— ¡RAQUEL! — grita Ellie arrebatandome los audífonos.
Hablando del rey de Roma y el burro que se asoma.
— ¿Qué? — respondo en el mismo tono seco que ella.
Mírala, Ellie es tan bonita, rubia y con los mismos ojos de color mierda que yo, pero los suyos son más claros y bonitos, sus labios son finos y rosados, su piel es pálida y ella es alta. ¡Oh, Ellie! Sé que me envidias por las dos montañas que cuelgan de mí pecho, pero porfavor, deja de mirarme así, como si fuera una mierdecilla con patas, no sabes cuántos problemas me han traído este par de montañas y no hablar del tumor que sobresale de debajo de mí cintura, ese que llaman trasero y han tocado tantas veces sin mí permiso que ya ni lo siento. También sé que piensas que mamá me adora, pero déjame decirte que no es así, volvió a beber a penas te fuiste a la universidad, ¿Recuerdas que cuando tú vivías en casa no tomaba más allá de los fines de semana? Bien, acabo de dejarla sumergida en un charco se su propio vómito en la sala de la casa, junto a más de una docena de botellas de cerveza, ¡Oh, Ellie! Si tan solo supieras, si tan solo supieras que el dinero de los tres meses de renta que mamá pagó fueron sacados de los ahorros para mí universidad, si supieras que no hay nada que comer en la heladera. Si tan sólo supieras el monstruo alcohólico que es mamá cuando tú no estás.
Ella no me golpea y es cierto que puedo ser realmente pesada en algunas ocasiones, pero sus palabras duelen más que mil apuñaladas, tanto que...a veces lloró hasta no poder respirar, ¿Eso es normal? Querer dejar de respirar y descansar, sé que es mi madre y me ama, pero ella, a ti, realmente te adora, finge que no tiene favoritos, como todos los padres, pero en el fondo me hubiera abortado si yo no fuera la única razón por la cual papá mintió salvandola de la cárcel por follarse a un menor de edad.
No me odies por existir, por favor, Ellie, por favor.
— ¿Cuánto más te vas a quedar? Raquel, no puedes pasar tanto tiempo aquí.
Me mordí el labio conteniendo las ganas de gritarle que fuera a mirar nuestra casa, sé que si viera a mamá tan borracha ella duraría meses sin tocar una copa, todo porque su adorada hija la vio en semejante estado.
— ¿Por qué no?
— Porque es MÍ departamento, el punto de estar aquí es ser independiente, ajena de mamá y el resto de la familia, eso te incluye.
Ellie se cruzó de brazos enojada.
— ¿Por qué siempre eres tan mala conmigo? — le reclamé — ¿Por qué me odias, Ellie?
Ellie rodó los ojos.
— Yo no te odió — sus palabras me sorprendieron, sentí la incontrolable necesidad de abrazarla —. Sólo no te soportó.
Toda la simpatía y cariño que sentí por ella se perdieron en segundos.
— Eres una pelotuda.
— ¡No me hables así! — me grita Ellie enojada.
— ¡Yo te hablo como se me de la gana!
— ¡Soy tú hermana mayor y me debes el respeto!
— ¿Ahora sí soy tú hermana? ¡Siempre te la pasas molestándote en hacerme la vida un infierno! ¡Siempre me has hecho sentir como el mayor error del mundo desde que Italia y Japón apoyaron a Hitler!
— ¡Noticia de última hora, querida! ¡Eso eres! ¡Sólo eres una maldita noche de pasión que se salió de control por un puto condón roto!
Empecé a lloriquear, sabiendo que inevitablemente diríamos cosas que no queríamos decir, pero como buena argentina que soy, pelearé hasta el final y luego me haré la víctima.
— ¿Cómo puedes decir eso? ¡Soy tú hermana!
— ¿Piensas que la vida ha sido difícil para ti? ¡Al menos tú padre no te abandonó cuando tú madre le fue infiel!
Me puse de pie enojada.
— ¡Mí padre es un alcohólico que esta internado y no lo veo hace más de tres años!
— ¡Pero al menos se acuerda de ti! ¡Te llama en tú cumpleaños y días festivos! Yo tuve que ver como mí padre me dejaba, me llamaba bastarda y sin importar la prueba de paternidad prefirió ignorarme...¡E irse con otra mujer y tener otra hija! ¡Una a la cual si quiere! — Ellie se abrazó a si misma, empezando a llorar mientras miraba el suelo —. Lo he visto, Raquel, lo he visto, le compra cosas: vestidos, tacones, la lleva a comer e incluso al salón de belleza, no dejaba de decir lo mucho que la ama y como es la hija más perfecta del mundo — Ellie frunció el ceño y se llevó las manos a la cabeza como si le doliera — ¡Es que no entiendo cuál es tú puto problema! ¡Te han dado tantas oportunidades de ser feliz y sigues clavada en el pasado!
— Ellie, basta — empecé a suplicar, no quería que siguiera hablando.
— ¡No, nada de basta!
— Porfavor.
— ¡Haces cosas que no deberías hacer! ¡Pretenden que no te traten como una cualquiera cuando tomas como camionero y te vistes como prostituta del centro! Actúa como alguien decente por una vez en tú vida, ¡Por algo te paso lo que te paso!
Ellie calló al suelo, empezando a llorar, yo sólo miré al frente, preparándome para irme.
En este momento es cuando entró en control automático, dejó de funcionar, sólo puedo llorar y pensar en aquél oscuro lugar, lleno de arañas y traumas. Empiezo a caminar, por el pasillo que, de repente, es muy largo, agradezco que las demás no estén aquí, no querría verme más humillada que ahora, llegó a la puerta y la abro, pensando en todo y a la vez en nada.
— Raquel...— me giró para ver a Ellie poniéndose de pie en el suelo, ella me da la espalda, no me observa pero sé que está mirando a la ventana, esa que da al patio de Gerald — lo siento.
Abro la boca asombrada.
¿Acaba de disculparse?
Mí alma sale de mí cuerpo y flota hasta llegar a un plano astral, en el cual entra y está en paz, siendo rodeada por toda la energía positiva de la humanidad. Quiero abrazarla y llorar, pero tengo dignidad, una que mantener. Me doy la vuelta y abro por completo la puerta.
Maldición, amo tanto a Ellie, tanto que mis deseos de morir aumentan con cada una de sus palabras.
Pero sé que no es su culpa.
Tampoco mía.
Es de mí madre.
Sólo de ella, porque fue ella quién decidió serle infiel a su esposo millonario que le daba todo cuanto quería, incluso con una hija en común, fue ella quién prácticamente abuso de uno de sus estudiantes, amenazándolo con sus calificaciones, fue ella la que perdió el privilegio de ejercer como maestra solo por no controlar su calentura.
Fue ella.
Ni yo o Ellie somos culpables.
Y ella me ama, yo sé que Ellie me ama. Tanto que... daría su vida por mí.
Observó mí reflejo en el elevador. Sí, es cierto, uso mucho shorts y camisetas largas, pero es porque el clima aquí es tan caliente como el mismo infierno, además, no importa si estoy por completo cubierta, soy una chica curvilínea, igualmente me van morbosear.
Eso es lo único que tengo bonito, el cuerpo, porque de resto soy tan pequeña que puedo hacerme pasar por un enano de Blancanieves y mis ojos y cabello son del mismo tono color mierda.
Salí a la calle, era de noche, observé los techos de las casas, preguntándome que se sentirá saltar de uno de ellos, ¿Será como volar? ¿Seré como Peter Pan? ¿Iré a Nunca Jamás? ¿O me quedaré atrapada como un fantasma en este lugar? Miré las sandalias en mis pies, pensando en lo mucho que quiero saltar de un techo.
A veces me miró a mí misma y pienso: cállate, boluda, hay mucha gente que está pasando por cosas peores que vos, vos sólo sos una pelotuda hormonal que ha sido ignorada por su entorno familiar y que le hicieron esa barbaridad, pero si existen tantas personas que pasaron por lo mismo que tú o peor y están vivas, superaron sus traumas, ¿Por qué tú no? Porque no soy fuerte, no lo soy.
Y ese es mí puto problema.
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