Capítulo 10

En cuanto el señor Rogers nos sirvió los postres, todos quedamos asombrados. Eran natillas con caramelo.

"Es mi postre favorito"

-Tiene una pinta estupenda- alabó la señora Brent.

-La señora Rogers tiene un don- confirmó el juez.

-Puede que parezca la momia de Tutankamón, pero no cabe duda de que sabe cocinar- comentó el señor Marston con cierta burla, la cual consiguió escuchar el señor Rogers.

"Este chico no sabe comportarse"

-¡Ah, Rogers!- llamó el señor Marston como si fuera su criado particular-. Dele al señor Narracot un par de chelines y dígale que vigile mi coche está aparcado en el puerto. Es el Jensen.

-Se lo haré saber, señor. Y también le transmitiré a la señora Rogers sus cumplidos- dijo antes de marcharse del comedor.

Antes de comenzar a comer el postre pude percatarme de que el doctor observaba muy molesto al señor Marston en cuanto este dijo el modelo de coche que tenía.

"¿Qué habrá pasado entre estos dos?"

-Dígame, señor Davies- pidió el señor Marston para cambiar de conversación-. ¿Usted cree que los señores Owen son amigos de la diversión?

-¿De la diversión?- cuestionó extrañado.

-Si, porque aquí hay algo que me resulta raro.

"Por lo menos no soy la única"

-Recibí una carta invitándome a una fiesta- contestó y al ver que todos le mirábamos con rareza, rápidamente se dispuso a explicarse-. Cosas de jóvenes: champán, música. Y  aparte del señor Lombard, quien parece ser el único con un ápice de alegría, no creo que el resto de ustedes sean capaces de apreciar la diversión.

"Y yo que pensaba que Philip era el más cretino..."

-Sin ofender a ninguno de los presentes- puntualizó el joven.

No pasaron ni dos segundos cuando escuché la voz del doctor a mi lado.

-Nos cruzamos en la carretera esta mañana- le dijo al señor Marston.

-¿Qué?- preguntó el chico sin comprender.

-Usted me sacó de la carretera con su Jensen cuando iba de camino al muelle- contestó muy tranquilo.

-¿Cuándo hice eso?- volvió a preguntar.

-Iba conduciendo tranquilamente pensando en mis cosas cuando usted con su coche me adelanto tan rápido que tuve que echarme a un lado de la carretera- el doctor estaba comenzando a enfadarse enserio.

-Alguien conducía a una velocidad ridícula- intentó excusarse sin éxito.

-Señor Marston- llamó el general como si le hablara a un niño pequeño-. Creo que lo más apropiado sería una disculpa y un apretón entre caballeros.

-Pero no le eché de la carretera intencionadamente- se quejó.

-¡Es usted un mentiroso!- gritó asustándome.

-Mire, anciano- se burló el señor Marston-. Si no sabe controlar su coche será mejor que no conduzca.

-Caballeros- llamó el juez con calma-. Hay damas presentes.

Entonces, Marston y el doctor se percataron de que no eran los únicos presentes de la habitación, decidieron terminar la discusión.

-Lo siento- se disculpó el doctor muy avergonzado-. Les pido mil perdones.

-Tiene razón, general. Vamos Armstrong- dijo el señor Marston a la vez que le ofrecía la mano-. Un apretón entre caballeros.

Tras estrechársela sin mucho ánimo, el doctor aún seguía mirando con rencor al señor Marston mientras este devoraba el postre.

"No creo que vayan a convertirse en los mejores amigos"



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top